Codiciada, prohibida,
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.
poema para destruir de inmediato sobre la poesía la infancia y otras metamorfosis
damas y caballeros
las ventanas abiertas
ya no dan al cielo
como hace tanto tiempo
ni la pálida luna
que todos conocimos
alumbra el corazón
de los pastores
una pared muy alta
de cemento ciertamente
y una columna de humo
ocupan el lugar
que antes ocupaban
la pálida luna
leopardiana
y la retama
los burgueses dicen
es horrible
la municipalidad
no defiende nuestra luna
nuestro cielo
nuestras nubes
pero yo no comprendo
no comprendo francamente
cuántas veces me despierto a medianoche
con los bolsillos llenos
de centellas
y es tan grande mi alegría
que se despiertan los vecinos
con un balde de agua fría
considerando un peligro
el mismo cielo encendido
y mi alegría
pero repito
no comprendo
quién fundó la luna
sobre roma
fabricó también el humo
el cemento y la mierda
perdonen la grosería
en cuanto al cielo
y a la luna
o la retama
¿cómo pueden reclamar
lo que nunca han conocido
sino en los pálidos versos
de un pálido poeta?
pero si las ventanas abiertas
ya no dan al cielo
ni a la pálida luna
estas puertas son en cambio
las misteriosas puertas
que dan a otras puertas
(recuerdo los veranos
de mi infancia en el perú
recuerdo una puerta de madera
un grupo de caballos empapados
y la luz de un lamparín
en el ocaso
recuerdo todavía
un viejo loro adormecido
en una silla
dos o tres caballos más
bajo la lluvia
y un plato de frijoles
en la mesa
pero no recuerdo bien
a qué hora
un torbellino de ceniza
me arrebató todo eso
y cayó la puerta de madera
cayó la luz del lamparín
y otra puerta de cristal
se abrió enseguida
hace millares de años
yo crucé esa puerta
fácilmente
pero en mi corazón
sucedieron varias cosas
que no entiendo
la pelota que yo arrojaba
al cielo gris de lima
la puerta que yo había creído
de madera
y hasta los mismos huesos
de mi madre enferma
se volvieron de turquesa
el mar brotó del caño roto
de la cocina
y desapareció por la ventana
del comedor
la luna ni la vi
y yo
qué tal idiota
me puse a llorar de inmediato
tras de un ramo
de retama
luego llegó una tía
con un rayo en la sortija
y una inmensa mantilla
llegaron luego un ruido
de cascabeles
y un vecino asustado
arrastrando una silla
sólo entonces
como lo hacía cada día
mi madre tomó asiento en ella
y murmuró
«el café con leche se enfría
criatura mía
¿qué estás esperando?»)
damas y caballeros
podéis creerme ahora
amanecer es horrible
en estas condiciones
cada catre de hierro
es mi condena
cada silla de madera
una tortura
cada puerta que se cierra
una hecatombe
pero os repito
damas y caballeros
os repito
cuántas veces
me despierto a medianoche
con los bolsillos llenos
de centellas
y sin que nadie me descubra
como es ya mi costumbre
me pongo a llorar de inmediato
en la retama
estornudo sonrío
y hasta fumo un cigarrillo
entre las flores
y es tan grande mi alegría
que se despiertan los vecinos
con un balde de agua fría
puesto que a nadie se le ocurre
que fumar un cigarrillo
estornudar sonreír
o llorar entre las flores
sea sólo de alegría
Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés. «Arte diabólica es» dijo, torciendo el mostacho, «que para hablar en gabacho, un fidalgo en Portugal llega a viejo, y lo habla mal; y aquí lo parla un muchacho.»
La tentación se llama amor o chocolate. Es mala la adicción. Sin paliativos. Si algún médico, demonio o alquimista supiera de mi mal, cosa sería de andar toda la vida por curarme. Pues tan sólo una droga, con su cárcel, del olvido me salva de la otra. Y así, una vez más, es el conflicto: O me come el amor, o me muero esta noche de bombones.
[SIZE=+1]Al que ingrato me deja, busco amante;[/SIZE]
[SIZE=+1]al que amante me sigue, dejo ingrata;[/SIZE] [SIZE=+1]
constante adoro a quien mi amor maltrata;[/SIZE]
[SIZE=+1]maltrato a quien mi amor busca constante.[/SIZE] [SIZE=+1]
Al que trato de amor, hallo diamante,[/SIZE]
[SIZE=+1]y soy diamante al que de amor me trata;[/SIZE]
[SIZE=+1]triunfante quiero ver al que me mata,[/SIZE]
[SIZE=+1]y mato al que me quiere ver triunfante.[/SIZE]
[SIZE=+1]
Si a éste pago, padece mi deseo;[/SIZE]
[SIZE=+1]si ruego a aquél, mi pundonor enojo:[/SIZE] [SIZE=+1]
de entrambos modos infeliz me veo.[/SIZE]
[SIZE=+1]
Pero yo, por mejor partido, escojo[/SIZE]
[SIZE=+1]de quien no quiero, ser violento empleo,[/SIZE]
[SIZE=+1] que, de quien no me quiere, vil despojo.[/SIZE]
Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra- el pueblo al aplaudirlo le decía: "Eres el más gracioso de la tierra, y más feliz..." y el cómico reía.
Víctimas del spleen, los altos lores en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores, y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso, llegóse un hombre de mirar sombrío: sufro -le dijo-, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte; en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única pasión la de la muerte.
-Viajad y os distraeréis. -¡Tanto he viajado! -Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído! -Que os ame una mujer. -¡Si soy amado! -Un título adquirid. -¡Noble he nacido!
-¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas. -¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho! -¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas. -¿Vais a los cementerios? -Mucho... mucho.
-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos? -Sí, mas no dejo que me impongan yugos: yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos, mis verdugos.
Me deja -agrega el médico- perplejo vuestro mal, y no debe acobardaros; tomad hoy por receta este consejo "Sólo viendo a Garrik podréis curaros". -¿A Garrik? -Sí, a Garrik... La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquel que lo ve muere de risa; ¡Tiene una gracia artística asombrosa! -¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro; Él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta? -Así -dijo el enfermo-, no me curo: ¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora el alma llora cuando el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa, lanza a la faz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.
[FONT=arial,helvetica]Porque mi patria es hermosa [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]corno una espada en el aire, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]y más grande ahora y aun [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]más hermosa todavía, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]yo hablo y la defiendo [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]con mi vida. [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]No me importa lo que digan [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]los traidores, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]hemos cerrado el pasado [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]con gruesas lágrimas de acero. [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]El cielo es nuestro, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]nuestro el pan de cada día, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]hemos sembrado y cosechado [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]el trigo y la tierra, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]y el trigo y la tierra [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]son nuestros, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]y para siempre nos pertenecen [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]el mar [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]las montañas y los pájaros. [/FONT]
Ayer te besé en los labios. Te besé en los labios. Densos, rojos. Fue un beso tan corto, que duró más que un relámpago, que un milagro, más. El tiempo después de dártelo no lo quise para nada ya, para nada lo había querido antes. Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso; estoy solo con mis labios. Los pongo no en tu boca, no, ya no... -¿Adónde se me ha escapado?-. Los pongo en el beso que te di ayer, en las bocas juntas del beso que se besaron. Y dura este beso más que el silencio, que la luz. Porque ya no es una carne ni una boca lo que beso, que se escapa, que me huye. No. Te estoy besando más lejos.
Ardió el día como una rosa. Y el pájaro de la luna huyó cantando. Nos miramos desnudos. Y el sol levantó su árbol rojo en el valle. Junto al río, dos cuerpos bellos, siempre jóvenes. Nos reconocimos. Habíamos muerto y despertábamos del tiempo. Nos miramos de nuevo, con reparo. Y volvió la noche a cubrir los memoriosos.
No son más silenciosos los espejos Ni más furtiva el alba aventurera; Eres, bajo la luna, esa pantera Que nos es dado divisar de lejos. Por obra indescifrable de un decreto Divino, te buscamos vanamente; Más remoto que el Ganges y el poniente, Tuya es la soledad, tuyo el secreto. Tu lomo condesciende a la morosa Caricia de mi mano. Has admitido, Desde esa eternidad que ya es olvido, El amor de la mano recelosa. En otro tiempo estás. Eres el dueño De un ámbito cerrado como un sueño.
¿Cómo sería la luz de la madrugada en que Abraham, el hombre de la cerrada fe, subió al monte Moriah llevando de la mano a su unigénito Isaac?
Tiene que haber sido una luz hondamente azul como la de este amanecer: en aquel azul Abraham imaginaba la vibrante sangre de su hijo en el cuchillo.
La sangre vibra más en el azul. Lo sé porque mi piel, de tan sola ahora, segrega sangre en la palma de mi mano: el primer milagro de mi día, o castigo, por haber querido subir la cuesta de la montaña con una muchacha (más hija que esposa).
Ella, al primer sol, huyó asustada, me negó su joven cuerpo para el sacrificio y yo no pude demostrarle mi fe neurótica a Dios.
El sustentarse amor sin esperanzas Es fineza tan rara, que quisiera saber si en algun pecho se ha hallado, que las mas veces la desconfianza amortigua la llama que pudiera obligar con amar lo deseado, mas nunca tuve por dichoso estado amar bienes posibles, sino aquellos que son mas imposibles. A estos ha de amar un alma osado. … Y así quiero hacer una reseña De amor dificultoso, Que sin pensar desvela mi reposo, Amando a quien no veo y me lastima… Oí, Belardo tus conceptos bellos, Tu dulzura y estilo milagroso, … Y admirando tu ingenio portentoso, No puedo reportarme De descubrirme a ti, y a mí dañarme… Y tendré gran disculpa, Si el amarte sin verte fuera culpa… Oí tu voz Belardo:mas ¿Qué digo? No Belardo, milagro han de llamarte, Este es tu nombre, el cielo te lo ha dado Y Amor, que nunca tuvo paz conmigo… Allá deseo en santo amor gozarte, Pues acá es imposible poder verte, Y temo tus peligros y mis faltas… Quiero, pues, comenzar a darte cuenta de mis padres y patria y de mi estado porque sepas quien te ama y quien te escribe bien que ya la memoria me atormenta, renovando el dolor, que aunque llorando, está presente y en el alma vive… Bien pudiera, Belardo, si quisiera Engracia de los cielos, Decir hazañas de mis dos abuelos Que aqueste nuevo mundo conquistaron Y esta ciudad también edificaron… De padres nobles dos hermanas fuimos Que nos dejaron en temprana muerte, Aún no desnudas de pueriles paños El cielo y una tía que tuvimos, Suplió la soledad de nuestra suerte… Y estamos juntas, con gran contento que un alma que entrambas rige sin que haya Tuyo y mío, Sino paz amorosa, dulce y tierna . Ha sido mi Belisa celebrada, Que ése es su nombre, y Amarilis mío… Yo he sido a dulces Musas inclinadas, Mi hermana aunque menor, tiene mas brío, Al fin todas han sido merecidas Con alegre himeneo. De un joven venturoso… Yo siguiendo otro trato, Contenta vivo en limpio celibato, Con virginal estado A Dios con grande afecto consagrado… Finalmente Belardo, yo te ofrezco Un alma pura a tu valor rendida: Acepta el don, que puedes estimarlo; Y dándome por lo que merezco, Quedará mi intención favorecida… Versos cansados ¿Qué furos os lleva A ponernos en manos de Belardo? Al fin, aunque amarguéis, por fruta nueva Os vendrá a probar, aunque sin gana, Y verán nuestro gusto bronco y tardo: El Ingenio Gallardo, En cuya mesa habeis de ser honrados, Harán vuestros intentos disculpados : Navegad, buen viaje haced la vela Guiad un alma que sin alas vuela.
We started speaking,
Looked at each other, then turned away.
The tears kept rising to my eyes
But I could not weep.
I wanted to take your hand
But my hand trembled.
You kept counting the days
Before we should meet again.
But both of us felt in our hearts
That we parted for ever and ever.
The ticking of the little clock filled the quiet room.
"Listen," I said. "It is so loud,
Like a horse galloping on a lonely road,
As loud as that--a horse galloping past in the night."
You shut me up in your arms.
But the sound of the clock stifled our hearts' beating.
You said, "I cannot go: all that is living of me
Is here for ever and ever."
Then you went.
The world changed. The sound of the clock grew fainter,
Dwindled away, became a minute thing.
I whispered in the darkness, "If it stops, I shall die."
El encuentro
Empezamos a hablar
Nos miramos; dejamos de mirarnos
Las lágrimas subían a mis ojos
Pero no podía llorar
Deseaba tomar tu mano
Pero mi mano temblaba.
No dejabas de contar los días que faltaban
Para nuestro próximo encuentro
Pero las dos sentíamos en el corazón
Que nos separábamos para siempre.
El tictac del relojito llenaba la habitación en calma
Escucha, dije, es tan fuerte
Como el galope de un caballo en un camino solitario
Así de fuerte - un caballo galopando en la noche.
Me hiciste callar en tus brazos
Pero el sonido del reloj ahogó el latido de nuestros corazones.
Dijiste `No puedo irme: todo lo que vive de mí
Está aquí para siempre'.
Después te fuiste.
El mundo cambió. El ruido del reloj se hizo más débil
Se fue perdiendo –se tornó minúsculo-
Susurré en la oscuridad: “Moriré si se detiene”.
Yo diría de vos tan altamente que el mundo viese en vos lo que yo veo, si tal fuese el decir cual el deseo. Mas si fuera del más hermoso cielo, acá en la mortal gente, entre las bellas y preciadas cosas, no hallo alguna que os semeje un pelo, sin culpa queda aquel que no os atreve. El blanco, el cristal, el oro y rosas, los rubís, y las perlas, y la nieve, delante vuestro gesto comparadas, son ante cosas vivas, las pintadas. Ante vos las estrellas, como delante el sol, son menos bellas. El sol es más lustroso, mas a mi parescer no es tan hermoso. ¡Qué puedo, pues, decir, si cuanto veo, todo ante vos es feo! Mudaos el nombre, pues, señora mía: vos os llamad beldad, beldad María.
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbio, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños.
Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
Francisco salió:
al lobo buscó en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: --¡Paz, hermano
lobo!" El animal contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: --"¡Está bien, hermano Francisco!"
"¡Cómo! --exclamó el santo--. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?"
Y el gran lobo, humilde: --"¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"
Francisco responde: --"En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"
--"Está bien, hermano Francisco de Asís".
--"Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata".
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.
Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: --"He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios". --"¡Así sea!",
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si tuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.
Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos lo buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
--"En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote --dijo--, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho".
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
--"Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad".
El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."
BELLA,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.
Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.
Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.
Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.
Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.
Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor. Adolescente, joven, viejo: siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor. En cuanto sepas que tienes delante de ti un tiempo baldío, ve a buscar al amor. No pienses: "Sufriré". No pienses: "Me engañarán". No pienses: "Dudaré". Ve, simplemente, diáfanamente, regocijadamente, en busca del amor. ¿Qué índole de amor? No importa. Todo amor está lleno de excelencia y de nobleza. Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas... pero ama siempre. No te preocupes de la finalidad de tu amor. Él lleva en sí mismo su finalidad. No te juzgues incompleto porque no responden a tus ternuras: el amor lleva en sí su propia plenitud.
Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.
Ni un beso... ni siquiera una sonrisa
he de pedirte yo.
Con la dicha de un beso de tus labios
no ha soñado jamás mi corazón.
¿Sabes tú lo que quiero, lo que ansío
en mi amoroso afán?
Sólo besar el aire embalsamado
que con tus alas te besó al pasar.
Una vez más, anclado en el presente Y lanzando mis miradas al futuro, Vuelvo, en soledad, a elevar mis manos Hacia Ti, a quien me acojo, A quien solemnemente he dedicado Altares en el corazón, en lo más hondo De él, para que en todo tiempo Tu voz vuelva a llamarme.
Sobre ellos arde, Profundamente inscrita, esta palabra AL DIOS DESCONOCIDO.
Soy tuyo, aunque el mal, hasta este momento Haya venido atenazando mi espíritu; Soy tuyo... y los lazos percibo Que en lucha tiran de mí hacia arriba, Y, aunque quisiera huir, Me fuerzan a servirte.
¡Quiero conocerte, desconocido! Que tocas en lo profundo de mi alma, Que cual tormenta recorres mi vida. Inconcebible, Tu afín a mí; Quiero conocerte y... Siempre servirte.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin Embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas...
No te rindas, aún estás a tiempo De alcanzar y comenzar de nuevo, Aceptar tus sombras, Enterrar tus miedos, Liberar el lastre, Retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, Continuar el viaje, Perseguir tus sueños, Destrabar el tiempo, Correr los escombros, Y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se esconda, Y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma Aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo Porque lo has querido y porque te quiero Porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo. Abrir las puertas, Quitar los cerrojos, Abandonar las murallas que te protegieron, Vivir la vida y aceptar el reto, Recuperar la risa, Ensayar un canto, Bajar la guardia y extender las manos Desplegar las alas E intentar de nuevo, Celebrar la vida y retomar los cielos. No te rindas, por favor no cedas, Aunque el frío queme, Aunque el miedo muerda, Aunque el sol se ponga y se calle el viento, Aún hay fuego en tu alma, Aún hay vida en tus sueños Porque cada día es un comienzo nuevo, Porque esta es la hora y el mejor momento. Porque no estás solo, porque yo te quiero. Mario Benedetti No te rindas
Comentarios
También me encanta :cool::cool:
cercana estás, a un paso, hechicera.
Te ofreces con los ojos al que pasa,
al que te mira, madura, derramante,
al que pide tu cuerpo como una tumba.
Joven maligna, virgen,
encendida, cerrada,
te estoy viendo y amando,
tu sangre alborotada,
tu cabeza girando y ascendiendo,
tu cuerpo horizontal sobre las uvas y el humo.
Eres perfecta, deseada.
Te amo a ti y a tu madre cuando estáis juntas.
Ella es hermosa todavía y tiene
lo que tú no sabes.
No sé a quién prefiero
cuando te arregla el vestido
y te suelta para que busques el amor.
damas y caballeros
las ventanas abiertas
ya no dan al cielo
como hace tanto tiempo
ni la pálida luna
que todos conocimos
alumbra el corazón
de los pastores
una pared muy alta
de cemento ciertamente
y una columna de humo
ocupan el lugar
que antes ocupaban
la pálida luna
leopardiana
y la retama
los burgueses dicen
es horrible
la municipalidad
no defiende nuestra luna
nuestro cielo
nuestras nubes
pero yo no comprendo
no comprendo francamente
cuántas veces me despierto a medianoche
con los bolsillos llenos
de centellas
y es tan grande mi alegría
que se despiertan los vecinos
con un balde de agua fría
considerando un peligro
el mismo cielo encendido
y mi alegría
pero repito
no comprendo
quién fundó la luna
sobre roma
fabricó también el humo
el cemento y la mierda
perdonen la grosería
en cuanto al cielo
y a la luna
o la retama
¿cómo pueden reclamar
lo que nunca han conocido
sino en los pálidos versos
de un pálido poeta?
pero si las ventanas abiertas
ya no dan al cielo
ni a la pálida luna
estas puertas son en cambio
las misteriosas puertas
que dan a otras puertas
(recuerdo los veranos
de mi infancia en el perú
recuerdo una puerta de madera
un grupo de caballos empapados
y la luz de un lamparín
en el ocaso
recuerdo todavía
un viejo loro adormecido
en una silla
dos o tres caballos más
bajo la lluvia
y un plato de frijoles
en la mesa
pero no recuerdo bien
a qué hora
un torbellino de ceniza
me arrebató todo eso
y cayó la puerta de madera
cayó la luz del lamparín
y otra puerta de cristal
se abrió enseguida
hace millares de años
yo crucé esa puerta
fácilmente
pero en mi corazón
sucedieron varias cosas
que no entiendo
la pelota que yo arrojaba
al cielo gris de lima
la puerta que yo había creído
de madera
y hasta los mismos huesos
de mi madre enferma
se volvieron de turquesa
el mar brotó del caño roto
de la cocina
y desapareció por la ventana
del comedor
la luna ni la vi
y yo
qué tal idiota
me puse a llorar de inmediato
tras de un ramo
de retama
luego llegó una tía
con un rayo en la sortija
y una inmensa mantilla
llegaron luego un ruido
de cascabeles
y un vecino asustado
arrastrando una silla
sólo entonces
como lo hacía cada día
mi madre tomó asiento en ella
y murmuró
«el café con leche se enfría
criatura mía
¿qué estás esperando?»)
damas y caballeros
podéis creerme ahora
amanecer es horrible
en estas condiciones
cada catre de hierro
es mi condena
cada silla de madera
una tortura
cada puerta que se cierra
una hecatombe
pero os repito
damas y caballeros
os repito
cuántas veces
me despierto a medianoche
con los bolsillos llenos
de centellas
y sin que nadie me descubra
como es ya mi costumbre
me pongo a llorar de inmediato
en la retama
estornudo sonrío
y hasta fumo un cigarrillo
entre las flores
y es tan grande mi alegría
que se despiertan los vecinos
con un balde de agua fría
puesto que a nadie se le ocurre
que fumar un cigarrillo
estornudar sonreír
o llorar entre las flores
sea sólo de alegría
Jorge Eduardo Eielson
Nicolás Fernández de Moratín
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho,
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho.»
La tentación se llama amor
o chocolate.
Es mala la adicción.
Sin paliativos.
Si algún médico, demonio o alquimista
supiera de mi mal,
cosa sería
de andar toda la vida por curarme.
Pues tan sólo una droga,
con su cárcel,
del olvido me salva de la otra.
Y así, una vez más, es el conflicto:
O me come el amor,
o me muero esta noche de bombones.
Juana Castro
Fray Luis de León
la del que huye el mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
si soy del vano dedo señalado,
si en busca de este viento
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío
a vuestro almo reposo,
huyo de aqueste mar tempestuoso.
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de quien la sangre ensalza o el dinero.
con su cantar sabroso no aprendido,
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.
gozar quiero del bien que debo al cielo
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera,
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperanza el fruto cierto.
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo,
y con diversas flores va esparciendo.
y ofrece mil olores al sentido,
los árboles menea
con un manso rüido
que del oro y del cetro pone olvido.
los que de un falso leño se confían:
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.
mente se están los otros abrasando
con sed insacïable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado
del plectro sabiamente meneado.
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
"Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía"!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
"Mañana le abriremos", respondía,
para lo mismo responder mañana!
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar? (esta es mi estrofa preferida
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Sor Juana Inés de la Cruz
[SIZE=+1]Al que ingrato me deja, busco amante;[/SIZE]
[SIZE=+1]al que amante me sigue, dejo ingrata;[/SIZE] [SIZE=+1]
constante adoro a quien mi amor maltrata;[/SIZE]
[SIZE=+1]maltrato a quien mi amor busca constante.[/SIZE] [SIZE=+1]
Al que trato de amor, hallo diamante,[/SIZE]
[SIZE=+1]y soy diamante al que de amor me trata;[/SIZE]
[SIZE=+1]triunfante quiero ver al que me mata,[/SIZE]
[SIZE=+1]y mato al que me quiere ver triunfante.[/SIZE]
[SIZE=+1]
Si a éste pago, padece mi deseo;[/SIZE]
[SIZE=+1]si ruego a aquél, mi pundonor enojo:[/SIZE] [SIZE=+1]
de entrambos modos infeliz me veo.[/SIZE]
[SIZE=+1]
Pero yo, por mejor partido, escojo[/SIZE]
[SIZE=+1]de quien no quiero, ser violento empleo,[/SIZE]
[SIZE=+1] que, de quien no me quiere, vil despojo.[/SIZE]
Juan de Dios Peza
el pueblo al aplaudirlo le decía:
"Eres el más gracioso de la tierra,
y más feliz..." y el cómico reía.
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
-Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído!
-Que os ame una mujer. -¡Si soy amado!
-Un título adquirid. -¡Noble he nacido!
-¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho!
-¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas.
-¿Vais a los cementerios? -Mucho... mucho.
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
"Sólo viendo a Garrik podréis curaros".
-¿A Garrik? -Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
-¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más... ¿qué os inquieta?
-Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe!
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.
Javier Heraud
(Perú, 1942-1963)
[FONT=arial,helvetica]Porque mi patria es hermosa [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]corno una espada en el aire, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]y más grande ahora y aun [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]más hermosa todavía, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]yo hablo y la defiendo [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]con mi vida. [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]No me importa lo que digan [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]los traidores, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]hemos cerrado el pasado [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]con gruesas lágrimas de acero. [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]El cielo es nuestro, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]nuestro el pan de cada día, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]hemos sembrado y cosechado [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]el trigo y la tierra, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]y el trigo y la tierra [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]son nuestros, [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]y para siempre nos pertenecen [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]el mar [/FONT]
[FONT=arial,helvetica]las montañas y los pájaros. [/FONT]
Pedro Salinas
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto,
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más. El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada ya,
para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no...
-¿Adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil hay cosas que me rodean
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.
tu mirada más fugaz me abrirá facilmente
aunque me haya cerrado como un puño,
pétalo por pétalo me abres como la Primavera abre
(tocando hábil. misteriosamente)
su primera rosa o si deseas cerrarme,
yo y mi vida nos cerraremos muy bella,
súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosa por doquier
nada que hayamos de percibir en este mundo
igualala fuerza de tu intensa fragilidad,
cuya textura me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
(no sé qué es lo que en ti cierra y abre,
sólo algo en mi entiende que la voz de tus ojos
es más profunda que todas las rosas) nadie,
ni siquiera la lluvia,
tiene manos tan pequeñas.
E. E. Cummings
Giuseppe Ungaretti
Los días y las noches
tocan
en mis nervios
de arpa
vivo de mi alegría
enferma de universo
y sufro
por no saberla
encender
en mis
palabras.
Sagrado, 28 de noviembre de 1916
Vida de un hombre, 1977. «Poesías dispersas». Traducción de Giovanni Cantieri.
Jorge Gaitán Durán
Ardió el día como una rosa.
Y el pájaro de la luna huyó
cantando. Nos miramos desnudos.
Y el sol levantó su árbol rojo
en el valle. Junto al río,
dos cuerpos bellos, siempre
jóvenes. Nos reconocimos.
Habíamos muerto y despertábamos
del tiempo. Nos miramos de nuevo,
con reparo. Y volvió la noche
a cubrir los memoriosos.
No son más silenciosos los espejos
Ni más furtiva el alba aventurera;
Eres, bajo la luna, esa pantera
Que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
Divino, te buscamos vanamente;
Más remoto que el Ganges y el poniente,
Tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
Caricia de mi mano. Has admitido,
Desde esa eternidad que ya es olvido,
El amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
De un ámbito cerrado como un sueño.
Jorge Luis Borges
Emily Dickinson
Presentimiento es esa larga sombra
que poco a poco avanza sobre el césped
cuando el sol sus imperios abandona...
Presentimiento es el susurro tenue
que corre entre la hierba temerosa
para decirle que la noche viene.
Versión de Carlos López Narváez
José Watanabe
en que Abraham, el hombre de la cerrada fe,
subió al monte Moriah
llevando de la mano a su unigénito Isaac?
como la de este amanecer: en aquel azul
Abraham imaginaba
la vibrante sangre de su hijo en el cuchillo.
Lo sé porque mi piel, de tan sola ahora,
segrega sangre en la palma de mi mano:
el primer milagro de mi día, o castigo,
por haber querido subir la cuesta de la montaña
con una muchacha (más hija que esposa).
me negó
su joven cuerpo para el sacrificio
y yo no pude demostrarle
mi fe neurótica a Dios.
(fragmento)
Es fineza tan rara, que quisiera
saber si en algun pecho se ha hallado,
que las mas veces la desconfianza
amortigua la llama que pudiera
obligar con amar lo deseado,
mas nunca tuve por dichoso estado
amar bienes posibles,
sino aquellos que son mas imposibles.
A estos ha de amar un alma osado.
…
Y así quiero hacer una reseña
De amor dificultoso,
Que sin pensar desvela mi reposo,
Amando a quien no veo y me lastima…
Oí, Belardo tus conceptos bellos,
Tu dulzura y estilo milagroso, …
Y admirando tu ingenio portentoso,
No puedo reportarme
De descubrirme a ti, y a mí dañarme…
Y tendré gran disculpa,
Si el amarte sin verte fuera culpa…
Oí tu voz Belardo:mas ¿Qué digo?
No Belardo, milagro han de llamarte,
Este es tu nombre, el cielo te lo ha dado
Y Amor, que nunca tuvo paz conmigo…
Allá deseo en santo amor gozarte,
Pues acá es imposible poder verte,
Y temo tus peligros y mis faltas…
Quiero, pues, comenzar a darte cuenta
de mis padres y patria y de mi estado
porque sepas quien te ama y quien te escribe
bien que ya la memoria me atormenta,
renovando el dolor, que aunque llorando,
está presente y en el alma vive…
Bien pudiera, Belardo, si quisiera
Engracia de los cielos,
Decir hazañas de mis dos abuelos
Que aqueste nuevo mundo conquistaron
Y esta ciudad también edificaron…
De padres nobles dos hermanas fuimos
Que nos dejaron en temprana muerte,
Aún no desnudas de pueriles paños
El cielo y una tía que tuvimos,
Suplió la soledad de nuestra suerte…
Y estamos juntas, con gran contento
que un alma que entrambas rige
sin que haya Tuyo y mío,
Sino paz amorosa, dulce y tierna .
Ha sido mi Belisa celebrada,
Que ése es su nombre, y Amarilis mío…
Yo he sido a dulces Musas inclinadas,
Mi hermana aunque menor, tiene mas brío,
Al fin todas han sido merecidas
Con alegre himeneo.
De un joven venturoso…
Yo siguiendo otro trato,
Contenta vivo en limpio celibato,
Con virginal estado
A Dios con grande afecto consagrado…
Finalmente Belardo, yo te ofrezco
Un alma pura a tu valor rendida:
Acepta el don, que puedes estimarlo;
Y dándome por lo que merezco,
Quedará mi intención favorecida…
Versos cansados ¿Qué furos os lleva
A ponernos en manos de Belardo?
Al fin, aunque amarguéis, por fruta nueva
Os vendrá a probar, aunque sin gana,
Y verán nuestro gusto bronco y tardo:
El Ingenio Gallardo,
En cuya mesa habeis de ser honrados,
Harán vuestros intentos disculpados :
Navegad, buen viaje haced la vela
Guiad un alma que sin alas vuela.
Katherine Mansfield
We started speaking,
Looked at each other, then turned away.
The tears kept rising to my eyes
But I could not weep.
I wanted to take your hand
But my hand trembled.
You kept counting the days
Before we should meet again.
But both of us felt in our hearts
That we parted for ever and ever.
The ticking of the little clock filled the quiet room.
"Listen," I said. "It is so loud,
Like a horse galloping on a lonely road,
As loud as that--a horse galloping past in the night."
You shut me up in your arms.
But the sound of the clock stifled our hearts' beating.
You said, "I cannot go: all that is living of me
Is here for ever and ever."
Then you went.
The world changed. The sound of the clock grew fainter,
Dwindled away, became a minute thing.
I whispered in the darkness, "If it stops, I shall die."
El encuentro
Empezamos a hablar
Nos miramos; dejamos de mirarnos
Las lágrimas subían a mis ojos
Pero no podía llorar
Deseaba tomar tu mano
Pero mi mano temblaba.
No dejabas de contar los días que faltaban
Para nuestro próximo encuentro
Pero las dos sentíamos en el corazón
Que nos separábamos para siempre.
El tictac del relojito llenaba la habitación en calma
Escucha, dije, es tan fuerte
Como el galope de un caballo en un camino solitario
Así de fuerte - un caballo galopando en la noche.
Me hiciste callar en tus brazos
Pero el sonido del reloj ahogó el latido de nuestros corazones.
Dijiste `No puedo irme: todo lo que vive de mí
Está aquí para siempre'.
Después te fuiste.
El mundo cambió. El ruido del reloj se hizo más débil
Se fue perdiendo –se tornó minúsculo-
Susurré en la oscuridad: “Moriré si se detiene”.
A doña María de Mendoza
Yo diría de vos tan altamente
que el mundo viese en vos lo que yo veo,
si tal fuese el decir cual el deseo.
Mas si fuera del más hermoso cielo,
acá en la mortal gente,
entre las bellas y preciadas cosas,
no hallo alguna que os semeje un pelo,
sin culpa queda aquel que no os atreve.
El blanco, el cristal, el oro y rosas,
los rubís, y las perlas, y la nieve,
delante vuestro gesto comparadas,
son ante cosas vivas, las pintadas.
Ante vos las estrellas,
como delante el sol, son menos bellas.
El sol es más lustroso,
mas a mi parescer no es tan hermoso.
¡Qué puedo, pues, decir, si cuanto veo,
todo ante vos es feo!
Mudaos el nombre, pues, señora mía:
vos os llamad beldad, beldad María.
Gutierre de Cetina
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbio, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños.
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
al lobo buscó en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: --¡Paz, hermano
lobo!" El animal contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: --"¡Está bien, hermano Francisco!"
"¡Cómo! --exclamó el santo--. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?"
Y el gran lobo, humilde: --"¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!"
Francisco responde: --"En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"
--"Está bien, hermano Francisco de Asís".
--"Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata".
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.
y allí predicó.
Y dijo: --"He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios". --"¡Así sea!",
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si tuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.
todos lo buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
--"En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote --dijo--, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho".
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
--"Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad".
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos..."
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
Siempre que haya un hueco en tu vida,
llénalo de amor.
Adolescente, joven, viejo:
siempre que haya un hueco en tu vida,
llénalo de amor.
En cuanto sepas que tienes delante de ti un tiempo baldío,
ve a buscar al amor.
No pienses: "Sufriré".
No pienses: "Me engañarán".
No pienses: "Dudaré".
Ve, simplemente, diáfanamente, regocijadamente,
en busca del amor.
¿Qué índole de amor?
No importa.
Todo amor está lleno de excelencia y de nobleza.
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas...
pero ama siempre.
No te preocupes de la finalidad de tu amor.
Él lleva en sí mismo su finalidad.
No te juzgues incompleto porque no responden a tus ternuras:
el amor lleva en sí su propia plenitud.
Siempre que haya un hueco en tu vida,
llénalo de amor.
poema de Amado Nervo
Alphonse de Lamartine
I dare not ask a kiss
Ni un beso... ni siquiera una sonrisa
he de pedirte yo.
Con la dicha de un beso de tus labios
no ha soñado jamás mi corazón.
¿Sabes tú lo que quiero, lo que ansío
en mi amoroso afán?
Sólo besar el aire embalsamado
que con tus alas te besó al pasar.
Versión de Ismael Enrique Arciniegas
Dante Alighieri
Amor brilla en los ojos de mi amada,
y se torna gentil cuando ella mira:
donde pasa, todo hombre a verla gira
y a quien ve tiembla el alma enamorada.
Anochece si esconde su mirada,
y por volverla a ver todo suspira:
ante ella la soberbia huye y la ira;
bellas, honrad conmigo a mi adorada.
Feliz mil veces quien la ve y la siente;
al nacerle el alma al punto empieza
todo humilde pensar, toda dulzura,
y no sabe, almirarla sonriente,
si en ella se excedió naturaleza,
o el milagro gentil tanta hermosura.
Versión de: Alejandro Araoz Frazer
Autor: Federico Nietzsche
Una vez más, anclado en el presente
Y lanzando mis miradas al futuro,
Vuelvo, en soledad, a elevar mis manos
Hacia Ti, a quien me acojo,
A quien solemnemente he dedicado
Altares en el corazón, en lo más hondo
De él, para que en todo tiempo
Tu voz vuelva a llamarme.
Sobre ellos arde,
Profundamente inscrita, esta palabra
AL DIOS DESCONOCIDO.
Soy tuyo, aunque el mal, hasta este momento
Haya venido atenazando mi espíritu;
Soy tuyo... y los lazos percibo
Que en lucha tiran de mí hacia arriba,
Y, aunque quisiera huir,
Me fuerzan a servirte.
¡Quiero conocerte, desconocido!
Que tocas en lo profundo de mi alma,
Que cual tormenta recorres mi vida.
Inconcebible, Tu afín a mí;
Quiero conocerte y...
Siempre servirte.
Sucede que me canso de ser hombre.
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas...
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Mario Benedetti
No te rindas