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Comentarios

  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado junio 2012
    En el rincón aquel, donde dormimos juntos
    tantas noches, ahora me he sentado
    a caminar. La cuja de los novios difuntos
    fue sacada, o talvez que habrá pasado.


    Has venido temprano a otros asuntos
    y ya no estás. Es el rincón
    donde a tu lado, leí una noche,
    entre tus tiernos puntos
    un cuento de Daudet. Es el rincón
    amado. No lo equivoques.


    Me he puesto a recordar los días
    de verano idos, tu entrar y salir,
    poca y harta y pálida por los cuartos.


    En esta noche pluviosa,
    ya lejos de ambos dos, salto de pronto...
    Son dos puertas abriéndose cerrándose,
    dos puertas que al viento van y vienen
    sombra a sombra.

    Cesar Vallejo
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado junio 2012
    Confesión

    Esperando la muerte
    Como un gato
    Que va a saltar sobre
    La cama

    Me da tanta pena
    Mi mujer

    Ella verá este
    Cuerpo
    Blanco
    Rígido
    Lo zarandeará una vez y luego
    Quizás
    Otra:

    <<!Hank!>>

    Hank no
    Responderá.

    No es mi muerte lo que
    Me preocupa, es mi mujer
    Que se quedará con este
    Montón de
    Nada.

    Quiero que
    Sepa
    Sin embargo
    Que todas las noches
    Que he dormido a su lado

    Incluso las discusiones
    Más inútiles
    Siempre fueron
    Algo espléndido

    Y esas difíciles
    Palabras
    Que siempre temí
    Decir
    Pueden decirse
    Ahora:

    Te amo.

    Charles Bukowski
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    ceremonia solitaria entre papeles y palabras

    Completamente solo entre papeles
    Repletos de palabras
    Entre alimentos que se vuelven sueños
    Uñas excrementos
    Y alimentos que se vuelven llanto
    Huesos pensamiento
    Entre cortinas que se abren
    Como amaneceres y cortinas que se cierran
    Como cicatrices. Solo entre sombras
    Semejantes a otras sombras
    Sombras de objetos que no son objetos
    Sino torbellinos
    De materias que sollozan y que tosen
    Y que nunca fallecen
    Siempre entre sombras entre sombras solamente
    Acariciando una pared cualquiera
    Un puñado de tierra en el bolsillo
    Células muertas que antes fueran padres y madres
    Tíos hermanos amigos
    Ahora convertidos en palabras
    Completamente solo entre fragmentos
    De personas que no son personas
    Sino racimos de botones e intestinos
    Persiguiendo el mundo entero
    En el fondo de un tintero
    Hasta llegar al fin de la escritura
    En donde muere la palabra
    Y se levanta soberana la sonrisa
    De la nada la misteriosa pelota de papel
    Que ahora aprieto nuevamente
    En una mano

    Jorge Eduardo Eielson
  • torrejuelastorrejuelas Juan Boscán s.XVI
    editado julio 2012
    "Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que hace sino lo que ama" (San Agustín)

    Ya te conocemos sin preguntarte nada, estimado e infatigable Juancho.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    torrejuelas escribió : »
    "Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que hace sino lo que ama" (San Agustín)

    Ya te conocemos sin preguntarte nada, estimado e infatigable Juancho.

    Aqui todos nos conocemos estimado Torrejuelas.

    Un abrazo
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Barrio sin luz





    ¿Se va la poesía de las cosas

    o no la puede condensar mi vida?
    Ayer -mirando el último crepúsculo-
    yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.






    Las ciudades -hollines y venganzas-,

    la cochinada gris de los suburbios,
    la oficina que encorva las espaldas,
    el jefe de ojos turbios.






    Sangre de un arrebol sobre los cerros,

    sangre sobre las calles y las plazas,
    dolor de corazones rotos,
    podre de hastíos y de lágrimas.






    Un río abraza el arrabal

    como una mano helada que tienta en las tinieblas:
    sobre sus aguas se avergüenzan
    de verse las estrellas.






    Y las casas que esconden los deseos

    detrás de las ventanas luminosas,
    mientras afuera el viento
    lleva un poco de barro a cada rosa.






    Lejos... la bruma de las olvidanzas

    -humos espesos, tajamares rotos-,
    y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
    los bueyes y los hombres sudorosos.






    Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,

    mordiendo solo todas las tristezas,
    como si el llanto fuera una semilla

    y yo el único surco de la tierra.



    Pablo Neruda
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Así como Góngora no se quería bien con Quevedo estos días estuve leyendo y revisando en internet acerca de un lio gordo que no se sabe bien porque fue, entre Neruda (mi favorito) y dos grandes (pero que no son mis favoritos) Huidobro y de Rokha. Lio feo, en algunos artículos que leí, decían: “lio entre chilenos”. Puede ser, pero creo que siempre es bueno leer y aprender de buenos poetas, porque los poetas hasta para insultar lo hacen con poesía y sobre todo con estilo.
    En internet hay abundante documentación acerca de este lio contemporáneo, lo dejo de tarea a los interesados.
    Los poemas que he pegado fueron escritos en épocas diferentes, este lio fue de toda la vida entre Neruda, Huidobro y de Rokha
    Saludos
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    TERCETOS DANTESCOS A CASIANO BASUALTO
    dedicado a Pablo Neruda


    Gallipavo senil y cogotero
    de una poesía sucia, de macacos,

    tienes la panza hinchada de dinero.


    Defeca en el portal de los maracos,

    tu egolatría de imbécil famoso

    tal como en el chiquero los verracos.


    Legas a ser hediondo de baboso,

    y los tontos te llaman: ¡«gran podeta»!

    en las alcobas de lo tenebroso.


    Si fueras un andrajo de opereta,

    y únicamente un pajarón flautista,

    ¡sólo un par depatadas en la jeta!...


    Pero tu índole sadomasoquista,

    un tiburón de las cloacas suma

    a la carroña del oportunista.


    Y si eres infantil como la espuma,

    eres absurdo Cacaseno oscuro,

    si el escribir con menstruación te abruma.


    Granburgués, te arrodillas junto al muro

    del panteón de la Academia Sueca,

    a mendigar... ¡dual amoral impuro!


    Y emerge el delincuente hacia la pleca

    de la carátula facinerosa,

    que exhibe al sol la criadilla seca.


    Astuto, ruin, tarado, voz gangosa,

    saqueas a la U.R.S.S, envilecido,

    con la tremenda mano estropajosa.


    Flojo arribista, tonto y bien comido,

    dijiste de este norme pueblo ardiente:

    «Chile, país de cafres», ¡gran bandido!


    Eres la negra cabeza de puente

    de la horrorosa corrupción burguesa

    en el filo-marxismo decadente.


    Avido como pájaro de presa,

    refleja tu persona a un mar de idiotas,

    y es su retrato, en ti, lo que interesa.


    Por eso no caminas, y rebotas

    contra la parte más noble y sufriente

    de tu partido, y te ladran las botas.


    ¡Tú, el discriminador impenitente,

    burócrata y plutócrata racista

    que insulta a herida, a eterna, a heroica gente!...


    Es que tienes costumbres de alquimista

    de fiambrería, y es que estás vendido,

    todo, al gran criminal imperialista.


    Es que tienes costumbres de alquimista

    de fiambrería, y es que estás vendido,

    todo, al gran criminal imperialista.


    La baba oscura del hampón, hundido

    en la maldad oblicua del plagiario,

    te chorrea del corazón podrido.


    Y las pelotas del «estravagario»,

    juegan al campeonato del canalla

    en el gran orinal «crepusculario».


    Eres el «jefe» de una tal morralla,

    tan desleal como todo cobarde,

    y mereces escupos, no metralla.


    Calumniador e infamador, tu alarde

    de apropiarte de un muerto es de demente,

    que se ahoga en los mares de la tarde.


    Abominando del hombre valiente,

    echas en cara la desgracia humana,

    y, al insultar, muestras la bestia ingente.


    ¡Es tan abyecta tu actitud marrana

    y es tan de amoral tu ejecutoria...

    ¡debiste ser hijo de puto y rana!...


    Chillas por eso pidiendo euforia

    necio-anormal de «un puntapié en el culo»,

    y el ser pro-imperialista es tu victoria.


    Tu condición de Judas y de Chulo,

    corrompe con dinero mal habido,

    y a quien explotas, lo declaras nulo.


    Tu verso inmoral se ha «enriquecido»

    de un mil de pederastas de prontuario:

    cantas por paga, en tu rabel transido.


    Estafándola, alzando su calvario,

    a aquella fiel humilde «hormiguita»,

    formas la roña del prostibulario.


    Por tu gran colección hermafrodita

    sin que falte una loca Concha sola,

    la Reacción mundial te felicita.


    la miendo por debajo de la cola

    al ladrón del Viet Nam, al asesino,

    eres el héroe de la coca-cola.


    Gran comensal del Wall Street ladino

    miras a Cuba como los «gusanos»,

    y su martirio te importa un comino.


    Tu comunismo es farsa de Casi Anos

    emputacidos y escandalosos,

    que vende, como reses, sus hermanos.


    Ceñido de mugrientos y roñosos,

    tinterillo de latifundistas,

    yo te comparo a los perros tiñosos.


    Defiendes, pisoteando comunistas,

    a los patrones contra los peones,

    y los dueños de fundo son tus pistas.


    Ladroneando, eres tú flor de bribones,

    y como vives de seres dudosos,

    auspicias guardaespaldas maricones.


    Insultador de héroes grandiosos,

    como Mao Tse-tung y su Partido,

    entregas sangre ajena a los golosos.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Tu «pedosita» es pacotilla, herido
    de vanidad añeja de ramera,
    «gozas» de «fama», pero estás vencido.
    A la siniestra mafia aventurera
    de la chacota en la literatura
    tu camarilla le dio pedorrera.
    ¡Oh! mixtificador, tu sinecura
    de atorrante político, «escruchante»
    poético, es un tarro de basura.
    Engañas a «las musas», y el cantante
    de prostíbulo que hay en tus muletas,
    en las ideas es un comerciante.
    Sodomitas, rufianes, proxenetas,
    pacotilleros y filibusteros,
    te corretean entre cuchufletas.
    Bohemio y metafísico, en usleros
    de material confuso estás sentado,
    como en grandes divanes de braseros.
    De «Derecha» y de «Izquierda» te has timbrado
    y oscilas de entre alones y loyolas,
    manoseando para lado y lado.
    Como te arrastran las sesenta bolas
    de las antologías criminales,
    te balanceas en las carambolas.
    Un rebuzno mundial de homosexuales,
    monta la máquina cosmopolita
    de tus negocios internacionales.
    Y hasta el cura pronazi aranedita
    llorando se arremanga las polleras
    en honor de tu gran guata «bendita».
    Yegua de arreo, riega las praderas
    de la bohemia tu meada de piojo
    funeral, corroído de goteras.
    Los de Hernanes, el negro y el rojo,
    son los sucios eunucos amarillos
    de tu harem: Cardenal y Matapiojo.
    Ellos te chupan de los calzoncillos
    la bazofia, con lengua de lacayos:
    pían sin pico, aunque son pajarillos.
    Tal como dos esclavos, dos cipayos
    enmascarados en su podredumbre,
    sirvientes del verdugo y papagayos.
    Los «capos» de la antigua servidumbre
    te abandonaron por ingrato e inmundo
    como a un cuchillo mordido de herrumbe.
    Hoy por hoy, solo, en el hoyo del mundo
    chillas y gritas, espantosamente,
    lo mismo que un zapato moribundo.
    Y aunque manchas tu patria, impunemente,
    contrabandeando éxito por mérito,
    te escupe un gran gargajo frente a frente.
    Vendido a Norteamérica, el pretérito
    de tus engaños al proletariado,
    da vuelta la chaqueta al benemérito.
    Traidor y desertor calificado,
    te burlaste de los trabajadores
    yendo de negociado en negociado.
    Tu frenesí es corruptor de menores
    intelectuales, «regolucionario»
    a lo Mansilla, «Rey» de embaucadores.
    «La araña negra» y «el patibulario»
    te llamó Juan de Luigi, al cual echabas
    en cara la ceguera... ¡oh!, mal corsario.
    Telarañoso y mercantil, alabas
    lo que negaste, como equilibrista,
    y al Premio Nobel lo llenas de babas.
    De país en país, gran arribista,
    tu gonorrea literaria has ido
    vendiendo como egregio pendolista.
    Tu «reconciliación» de forajido
    con el imperialismo, es lo más lógico:
    se van de corrompido a corrompido.
    Como un bruto o eunuco patológico
    estás sobre las clases defecando
    y a tu estiércol lo estimas antológico.
    Un viejo perro muerto anda aullando
    en tus quejidos de gran roña ahita
    y, al vomitar, te vas desintegrando...
    Toda tu obra mal robada, imita:
    «Macchu-Picchu» es Ramponi, el argentino,
    a quien plagiaste su «Piedra Infinita».
    Tagore, Baudelaire, Vallejo, (vino
    y mito), te encubren, y te aterra
    haber transado tu alma de cochino.
    El fosil colonial de Inglaterra
    entre biblias y whiskyes y serpientes
    engendró «Residencia en la Tierra».
    Si hablando a gentes proletarias, mientes,
    mientes cantando y llorando y, mintiendo,
    mientes a delincuentes y a inocentes.
    Como lo heroico no lo estás viviendo,
    tú frenas la potencia de las masas
    con tu veneno «poético» horrendo.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Por tus siete maletas, sobrepasas
    el equipaje multimillonario,
    cuando el botín repleta tus tres casas.
    A alguna menopáusica de acuario,
    «tu Farewell» ¡de Blomberg!, le produjo
    alteraciones en su calendario.
    Sabat Ercasty te dejó con pujo
    sangriento, y «El Hondero Entusiasta»,
    es la baraja y el moco del brujo.
    Siendo un feto, te das de iconoclasta,
    y a mí me has estafado desde el nombre
    a esta línea de fuego, que te aplasta.
    No eres un hombre pobre un pobre hombre
    condecorado como a un espía
    del anticomunismo, cobre a cobre.
    «Punta de lanza» de la porquería
    capitalista, porque no batallas,
    en la agonía de la burguesía.
    Ni Trujillo agregó a tantas medallas
    tanta asquerosa maldad engañosa,
    y «Chapitas» fue ejemplo de canallas.
    El gran oficialismo es tu ruidosa
    pantalla, adulas a cualquier Gobierno
    y le cambias por plata, verso o prosa.
    «Gran mal poeta», (engendro del infierno),
    te llamó Juan Ramón en «Españoles
    de Tres Mundos», Caín de mas de un cuerno.
    ¡Y tú, coleccionando caracoles
    o mascarones en que te defines!...
    «Radio La Habana» baleó tus controles...
    Entre los más rosados querubines,
    te «canonizarán» de comunista
    con la trompeta de los malandrines.
    Un Belaúnde pronacifascista
    y asesinador de guerrilleros
    coronó tu cinismo de pancista.
    Como a chancha «matada», los culeros
    te lastiman el lomo y las berijas,
    (dos instrumentos de los marulleros).
    Es decir, las ambiguas sabandijas
    de la retórica y de la poética,
    ya sólo en los sobacos las prohijas.
    Porque como eres «loco» de la estética
    y el robot parroquial de un clan idiota,
    hasta tus cómplices piden genética.
    ¿Tú revolucionario? La pelota
    del trotzquismo te cuelga del hocico,
    enmascarándote. Y Lenin te azota.
    Con tu conducta de sapo y de mico
    ofendes a la inmensa clase obrera,
    y a costillas del pueblo eres tan rico.
    Además, el Pentágono reitera
    en dólares sonantes y contantes,
    su amor a la canalla aventurera.
    Y la CIA procura resonantes
    éxitos al carajo «bien portado»
    y condecoraciones y diamantes.
    Y un horrendo esplendor prefabricado
    y queso y pan y vino, todo de oro,
    y los difraces del enmascarado.
    La gritería universal, el toro
    de cartón rojo, el Caballo de Troya,
    la gran máquina-jaula para el loro.
    Turbia gran bruja macabra de Goya
    es tu aflicción de «Toribio Gallina,
    el Náufrago», colgando de una bo... ya.
    A tu «realismo» échale formalina
    en el tronco esencial de la macana,
    porque muestra su lengua femenina.
    La épica social americana
    la escribo yo, rugiendo pueblo adentro,
    con mi pluma-fusil, (gran hacha humana).
    Y tu canción de amor es epicentro
    de mistificadores, y bolina
    de maricas, con punto y como al centro.
    Lo bautizaste como «Guillermina»
    al «Mascarón», que oculta tus «apremios»
    de bailarín de la Tía Carlina.
    Y si aún deseas premios y más premios,
    te ofrezco el premio a la sirvengüenzura
    colosal y feroz de los bohemios,
    que se cavan la propia sepultura:
    no importas tú, ¡importa tu impostura!...

    Este poema fue escrito a mediados de los sesenta por Pablo de Rokha.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    "Aquí estoy"
    (dedicado a Vicente Huidobro y Pablo de Rokha)


    Aquí estoy
    Con mis labios de hierro

    Y un ojo en cada mano

    Y con mi corazón completamente.

    Y viene el alba y viene el alba

    Y viene el alba

    Y aquí estoy

    A pesar de perros, a pesar de lobos

    A pesar de pesadillas,

    a pesar de ladillas,

    a pesar de pesares.


    Estoy lleno de lágrimas y amapolas cortadas

    Y pálidas palomas de energía,

    Y con todos los dientes y los dedos escribo,

    Y con todas las materias de mar,

    Con todas las materias del corazón escribo.


    CABRONES

    Hijos de puta.

    Hoy ni mañana

    Ni jamás acabaréis conmigo.

    Tengo lleno de pétalos los testículos

    tengo lleno de pájaros el pelo,

    Tengo poesía y vapores

    Cementerios y casas

    Gente que se ahoga

    Incendio en mis veinte poemas,

    En mis semanas y en mis caballerías

    Y me cago en la puta que os mal parió

    Derrokas, patíbulos,

    Vidobros,

    Y aunque escribáis en francés con el retrato de Picasso en las verijas

    Y aunque muy a menudo robéis espejos y llevéis a la venta


    El retrato de vuestras hermanas,

    A mí no me alcanzáis ni con anónimos,

    Ni con saliva.

    Existo entre metales y las harinas de las alas

    Entre el mundo y el cielo, con un corazón lleno de sangre y rocío.


    Venid a lastimarme con esputos

    De la mañana a la noche,

    No inauguréis nuevos adulterios con jóvenes vacas amaestradas,

    No os hagáis secuestrar,

    Ni mañana os hagáis comunistas de culo dorado,

    Sino verted vinagre,

    Echad por la boca el semen recogido en las vulvas de las prostitutas

    Y rociad las paredes de los water-closets

    Con toda vuestra mierda que os condeno a tragar otra vez

    Con el solo hecho de que yo de la mañana a la noche escribo

    Cosas llenas de agujas y cenizas,

    Aguas amargas caídas para siempre en vuestra muerte.


    Muerte, muerte, muerte,

    Muerte al ladrón de cuadros

    Muerte a la bacinica de Reverdy

    Muerte a las sucias vacas envidiosas

    Que ladran con los intestinos cocidos en envidia.


    En cal y podredumbre,

    Muerte al bandido que cambia fecha en sus libros y con la otra mano

    Vive de puro perro y puro rico,

    Vive de oscuras administraciones.

    Vive fabricando incestos con hijas de madres ultrajadas;

    Muerte al bandido, al estafador de diez años,

    Cuadros, muebles, tíos, hermanos,

    Provincias saqueadas y después colgar a las babosas barbas del coronel

    Y del útero podrido de la podrida esposa del coronel.

    Huid de mí podridos,

    Haced clases de estética y callampas,

    Haceos raptar por scouts finlandeses,

    Mercachifles hediondos a catres de prostituidas,

    Pero a mi no me vengáis porque soy puro,

    Y con la garganta y el alma os vomito catorce veces,

    Os vomito cuatrocientas veces, a vosotros y a vuestras jeringas,

    Aunque colaboréis en la opinión y en la MATONERÍA

    Aunque cada día cultivéis con mayor atención vuestra bilis y vuestra mierda.


    Permitidme una pálida cosa,

    Con treinta años ardientes,

    Y un alma de hueso y laberinto,

    Permitidme cagarme en vuestras cosas y en vuestras abuelas,

    Y en las revistillas de jóvenes ombligos

    En que derretís las últimas chispas que os salen del culo.

    Mierda, mierda y mierda

    Tierra, tierra y tierra,

    Gusanos,

    Para vosotros

    Falsos caudillos interrumpidos de envidia,

    Poetas tartamudos,

    Polvo, polvo, polvo

    Para vuestras cenizas.

    De nada vale vuestro nombre de pila traducido al francés,

    Como convinche al juda cursi,

    De nada venir de Talca dispuestos a ser genios,

    Os mato

    Os mato con espumas y sacrificios

    Os meo

    Envidiosos, ladrones

    HIJOS DEL HIJO DE LA SUEGRA DE LA PUTA

    Os meo eternamente en vuestros hígados y en vuestros hijos,

    Os meo en la fuente del corazón, que habéis cubierto de estiércol

    Y habéis alimentado de estiércol y habéis asesinado con estiércol.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Mientras el mundo se surte de llantos a cada lado,
    Y los trabajadores y los alcaldes crujen de sangre

    Mientras el mapa se sobrecoge entre las sábanas

    Y las angustias hacen crecer los cabildos,

    Hay literatos de siniestras caras,

    Ladrones verdes,

    Payasos de feria, miserables de Talca,

    Descubriendo odios, fabricando pequeños plagios,

    Enviando anónimos que la peor enferma de histeria rechazaría.

    Disfrazados de comunistas, náufragos y fecales,

    Y mientras a la mamá sacan dinero,

    Al coronel sacan dinero,

    Viva el comunismo dicen las letrinas,

    Mientras el mundo nace y cae

    Sólo el odio y la envidia crecen en las uñas

    Y se preocupan de denunciar, de mancillar

    Los hediondos,

    Mientras Alberti lucha,

    Gonzalez Tuñón lucha,

    Aragón lucha,

    Los hediondos disfrazados

    Corren detrás de la literatura

    Echando sangre de parto maldito,

    Echando abecedarios y pescados vinagres;

    Diciendo: acusemos a aquel

    Y así llegaremos a creer que somos genios,

    Los hediondos,

    Incapaces del bien, incapaces del mal,

    Incapaces del suelo.


    PORQUE morirán muertos entre eructos de doctores borrachos y pedos traducidos,

    Porque el gusano está vivo entre ellos y ordena,

    Porque han nacido entre muelas cariadas y gatos escupidos,

    Porque su sangre de sobacos sucios será fuente de víboras siniestras,



    Porque hasta a ellos mismos llegarán a morderlos,
    Hasta las piedras agonizantes de desprecio,

    Hasta el de Talca convincente espanto

    Llegarán algunos días con cuchillos diciendo:

    Antes de que hables y publiques devuelve cabrón del aire lo que robas

    Las aguas fuertes, los óleos, los pesos, ladrón de camaradas,

    Hipo de cerdo.

    Y entonces en la sombra Apolliniare

    y otros muchos contestan:

    Aquí estuvo el inmundo,

    moviendo las aletas, secuestrándose

    Y dando pequeños gritos

    de niña raptada.

    Albión me teme, seré presidente (y un pedo se le escapa).


    HORROR de sueños, carencia de venas;

    Aquí pasó, su nombre transformó

    Y en talquinas uniones panfletos purulentos repartió

    Y lamiendo escritores y sobornando puertas

    Su destino de loro bisiesto continúa.

    Este momento para ser libertario,

    El siglo se hunde,

    Nos haremos héroes

    Con una pluma entre los pies

    Y odio en los párpados

    Cenizas en los cojones

    Venga Lenin, robando,

    Simulando

    Con palacio en la calle principal

    O coronel vestido de camello.


    No, villanos,

    A mí no me engañáis

    Si el mundo se transforma

    Caed en la ciénaga, al luto y a la lepra,

    Al francés y a la megalomanía

    Vargasvilas con cabezas de zorra,

    Danunzios más baratos que un pollino podrido,

    A mí no me asustáis

    Con pequeños insultos que podéis repetir llenos de gozo a vuestras enfermeras.


    Aquí estoy

    Echando hasta morirme poemas por los dientes,

    Hasta que me matéis

    A veneno y a sombra.

    Pero nunca, prefiero morir matando vuestros cadáveres de 50 años

    Y desde hoy tendréis hundida la espada en vuestros intestinos de envidia y fracaso

    Para que gritéis: “Neruda no existe”

    Y os carguéis de melancolía.

    Muertos; muertos en castellano, francés y pus,

    Muertos en horrorosa cascada de amargura

    Corred al nicho,

    Ahora mismo, corred al nicho enarbolando de nuevo identidad falsificada.


    Pero aún es tiempo del catolicismo,

    Os quedan sotanas y nuevas posturas por ensuciar

    Tristes cobardes

    Os queda aún la teosofía

    Y las espuelas por correspondencia.

    Ya habéis escrito la biografía de papá por su hija caliente;

    Y habéis empeñado las pezuñas del coronel en el Chile agricultor.

    Ahora vended a vuestras madres

    Y dedicaos al ciclismo.
    Yo he conocido rebeldes. Artesanos

    Poetas de frentes limpias y manos limpias,

    Seres humanos

    Pero no peste, pus y callos como vosotros.

    Conocedme.

    Soy el que sabe y el que canta y no podréis matarme

    aunque os partáis las venas
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Y volváis a NACER ENTRE MIERDAS.
    ADIÓS A MUERTE
    ADIÓS A VIDA
    FRACASADOS.
    AQUÍ ESTOY CON HARINAS Y SIMIENTES
    AQUÍ ESTOY HACIENDO PÁJAROS
    VENID A MI HORRIBLES SERES MUERTOS
    A CLAVAR CADÁVERES EN MI ALMA
    PARA QUE EN VUESTRA MUERTE, EN EL
    HORRIBLE OLOR DE MUERTE DE VUESTRAS MUERTES
    OS AYUDE A SALIR DE LAS TUMBAS AMARGAS
    EN QUE ESTARÉIS LLENOS DE BABA PÚTRIDA
    CON EL OLVIDO A CUATRO LABIOS

    Y UNA VÍBORA NEGRA EN LA GARGANTA.
    Pablo Neruda (1938)
  • torrejuelastorrejuelas Juan Boscán s.XVI
    editado julio 2012
    juancho escribió : »
    Así como Góngora no se quería bien con Quevedo estos días estuve leyendo y revisando en internet acerca de un lio gordo que no se sabe bien porque fue, entre Neruda (mi favorito) y dos grandes (pero que no son mis favoritos) Huidobro y de Rokha. Lio feo, en algunos artículos que leí, decían: “lio entre chilenos”. Puede ser, pero creo que siempre es bueno leer y aprender de buenos poetas, porque los poetas hasta para insultar lo hacen con poesia y sobre todo con estilo.
    En internet hay abundante documentación acerca de este lio contemporáneo, lo dejo de tarea a los interesados.
    Los poemas que he pegado fueron escritos en épocas diferentes, este lio fue de toda la vida entre Neruda, Huidobro y de Rokha
    Saludos


    Os meo


    Envidiosos, ladrones


    HIJOS DEL HIJO DE LA SUEGRA DE LA PUTA


    Os meo eternamente en vuestros hígados y en vuestros hijos,


    Os meo en la fuente del corazón, que habéis cubierto de estiércol


    Perdona, pero aqui no veo poesia ni estilo. Solo groseria y ordiniares. Saludos.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Yo te pregunto Torrejuelas:

    ¿Qué pasa si alguien te fastidia, te molesta, digámoslo en castellano puro del Perú: TE JODE?

    Te jode, tanto que te tiene: “hasta la coronilla”.

    Puedes aguantar un día o dos o quizás tres. Pero meses y años de joder.

    ¿Lo aguantarías?

    Pablo Neruda escribió ese poema en 1938, no lo escribió para publicarlo, eso dicen sus allegados. Por lo que he leído se difundió “clandestinamente” y luego se hizo conocido.

    El poema ese es una especie de maldición. Huidobro fue comunista al igual que De Rokha. Ambos criticaron y atacaron a Neruda de distintas maneras. En las antologías de poesía de las escuelas, omitir el "Poema XX" es un sacrilegio, pero si alguien omite a De Rokha muy pocos se enojaran. Lo mismo pasa con Huidobro. Aunque en mi país omitir “Los Heraldos Negros” también sería un sacrilegio.

    Huidobro calificó la poesía de Neruda como simple y sensiblera. De Rokha lo acusó de plagiario, de burgués y de traidor de la doctrina comunista.

    Pese a ello la poesía de Neruda sobrevivió y sobrevivirá, es cuestión de gustos sobre todo eso.

    Saludos
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    Dejo esto, mas civilizado pero igual de duro.

    ODA A LA ENVIDIA
    Yo vine
    del Sur, de la Frontera.
    La vida era lluviosa.
    Cuando llegué a Santiago
    me costó mucho cambiar de traje.
    Yo venía vestido
    de riguroso invierno.
    Flores de la intemperie
    me cubrían.
    Me desangré mudándome
    de casa.
    Todo estaba repleto,
    hasta el aire tenía
    olor a gente triste.
    En las pensiones
    se caía el papel
    de las paredes.
    Escribí, escribí sólo
    para no morirme.
    Y entonces
    apenas
    mis versos de muchacho
    desterrado
    ardieron
    en la calle
    me ladró Teodorico
    y me mordió Ruibarbo.
    Yo me hundí
    en el abismo
    de las casas más pobres,
    debajo de la cama,
    en la cocina,
    adentro del armario,
    donde nadie pudiera examinarme,
    escribí, escribí sólo
    para no morirme.
    Todo fue igual. Se irguieron
    amenazantes
    contra mi poesía,
    con ganchos, con cuchillos,
    con alicates negros.
    Crucé entonces
    los mares
    en el horror del clima
    que susurraba fiebre con los ríos,
    rodeado de violentos
    azafranes y dioses,
    me perdí en el tumulto
    de los tambores negros,
    en las emanaciones
    del crepúsculo,
    me sepulté y entonces
    escribí, escribí sólo
    para no morirme.
    Yo vivía tan lejos, era grave
    mi total abandono,
    pero aquí los caimanes
    afilaban
    sus dentelladas verdes.
    Regresé de mis viajes.
    Besé a todos,
    las mujeres, los hombres
    y los niños.
    Tuve partido, patria.
    Tuve estrella.
    Se colgó de mi brazo
    la alegría.
    Entonces en la noche,
    en el invierno,
    en los trenes, en medio
    del combate,
    junto al mar o las minas,
    en el desierto o junto
    a la que amaba
    o acosado, buscándome
    la policía,
    hice sencillos versos
    para todos los hombres
    y para no morirme.
    Y ahora,
    otra vez ahí están.
    Son insistentes
    como los gusanos,
    son invisibles
    como los ratones
    de un navío
    van navegando
    donde yo navego,
    me descuido y me muerden
    los zapatos,
    existen porque existo.
    Qué puedo hacer?
    Yo creo
    que seguiré cantando
    hasta morirme.
    No puedo en este punto
    hacerles concesiones.
    Puedo, si lo desean,
    regalarles
    una paquetería,
    comprarles un paraguas
    para que se protejan
    de la lluvia inclemente
    que conmigo llegó de la Frontera,
    puedo enseñarles a andar a caballo,
    o darles por lo menos
    la cola de mi perro,
    pero quiero que entiendan
    que no puedo
    amarrarme la boca
    para que ellos
    sustituyan mi canto.
    No es posible.
    No puedo.
    Con amor o tristeza,
    de madrugada fría,
    a las tres de la tarde,
    o en la noche,
    a toda hora,
    furioso, enamorado,
    en tren, en primavera,
    a oscuras saliendo
    de una boda,
    atravesando el bosque
    o en la oficina,
    a las tres de la tarde
    o en la noche,
    a toda hora,
    escribiré no sólo
    para no morirme,
    sino para ayudar
    a que otros vivan,
    porque parece que alguien
    necesita mi canto.
    Seré,
    seré implacable.
    Yo les pido que sostengan
    sin tregua el estandarte
    de la envidia.
    Me acostumbré a sus dientes.
    Me hacen falta.
    Pero quiero decirles
    que es verdad:
    me moriré algún día
    (no dejaré de darles
    esa satisfacción postrera),
    no hay duda,
    pero moriré cantando.
    Y estoy casi seguro,
    aunque no les agrade esta noticia,
    que seguirá
    mi canto
    más acá de la muerte,
    en medio
    de mi patria,
    será mi voz, la voz
    del fuego o de la lluvia
    o la voz de otros hombres,
    porque con lluvia o fuego quedó escrito
    que la simple
    poesía
    vive
    a pesar de todo,
    tiene una eternidad que no se asusta
    tiene tanta salud
    como una ordeñadora
    y en su sonrisa tanta dentadura
    como para arruinar las esperanzas
    de todos los reunidos
    roedores.
    Pablo Neruda
  • torrejuelastorrejuelas Juan Boscán s.XVI
    editado julio 2012
    De acuerdo, pero como te darás cuenta yo me referia a la forma y no al fondo. Es sorprendente, y eso demuestra mi ignorancia, leer poemas de Neruda en este estilo. Es difícil pensar que esa persona es la misma que escribió cosas tan notables. Saludos.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado julio 2012
    LETANÍA DEL SOLITARIO

    Cada tarde te pierdo,
    como se pierde el tiempo
    o la esperanza.
    Cada tarde,
    definitivamente,
    te pierdo
    como se pierde la paciencia.
    Cada tarde
    dices no.
    Mueves la cabeza y dices no.
    Mueves la tierra y dices no.
    No mueves los labios y tu silencio dice no.
    Infatigablemente,
    cada tarde,
    mi café solitario obscurece el planeta.

    Juan Gonzalo Rose
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    Signo

    Este hombre nació de un garabato,
    de su tinta subversiva
    escrita en las paredes.
    Tiene algo de árbol
    por su aliento verde, no indolente.
    Ha cogido del parque una paloma
    y guarda en su pañuelo nombres imborrables.
    Ha comido en el comedor popular No. 4
    y ha escrito en un papelito:
    este hombre nació de un garabato.
    Ha caminado por las calles de ruidos industriales
    recordando que Lima le cayó
    como una ola violenta a los ojos.
    Conoce La Parada, polleras y sexos ambulantes;
    aromas de miserias y comidas provincianas.
    Ha dejado impresa una sonrisa en el rostro
    de una muchacha a quien rasgó su piel de infancia.
    Se ha sentado en un parque, cabizbajo,
    inútil sin perdón.
    Ha dicho buenos días
    tragando mucha saliva.
    En el cine ha visto desnuda a Laura Antonelli y la ha deseado.
    Ha fumado un cigarrillo tomándose un café.
    Ha tenido piedad de mentarle la madre al presidente.
    Ha amado sus libros y su paloma del parque
    y en la límpida mañana de su frente
    caía desplumada el águila americana;
    pero se ha cogido del tiempo para llegar
    a su cuarto oscuro
    y apenas ha escrito en un papelito
    toda su historia:
    este hombre nació de un garabato.


    Pedro Escribano
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    EL OTOñO SILENCIOSO ENCIENDE AHORA LOS áRBOLES

    con sus lentas llamas, y ve, imperturbable,
    cómo los días cambiantes incendian el cielo
    que se refleja en sus ojos tranquilos,
    mientras, a su alrededor, cuando se arrodilla,
    se amontonan los campos preñados de frutos,
    en cuyas lindes se suceden los álamos,
    bruñidos por el sol menguante.
    Las viñas trepan por la colina
    hacia el cielo, cubiertas de polvo y de silencio;
    estallan de racimos púrpuras
    y de frutos dorados, de formas
    plenas, calientes por el sol. Aquí
    los robles y las hayas, explosiones coaguladas,
    llamean alrededor de sus soñolientas rodillas
    y parpadean ante sus ropajes;
    cada matorral -una llamarada de luz
    en la blancura azulada del horizonte-
    es una antorcha; y los pinos son bronce:
    extienden, rígidos, sus frondas esculpidas
    por un barranco sin fondo y sin ruido
    en el que sus sombras se tornan verdes
    -y luego violetas, en las profundidades
    en las que duerme el invierno venidero.

    William Faulkner
  • FabrizzioFabrizzio Juan Boscán s.XVI
    editado agosto 2012
    Ese gran simulacro

    Cada vez que nos dan clases de amnesia
    como si nunca hubieran existido
    los combustibles ojos del alma
    o los labios de la pena huérfana
    cada vez que nos dan clases de amnesia
    y nos conminan a borrar
    la ebriedad del sufrimiento
    me convenzo de que mi región
    no es la farándula de otros

    en mi región hay calvarios de ausencia
    muñones de porvenir/arrabales de duelo
    pero también candores de mosqueta
    pianos que arrancan lágrimas
    cadáveres que miran aún desde sus huertos
    nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
    sentimientos insoportablemente actuales
    que se niegan a morir allá en lo oscuro

    el olvido está tan lleno de memoria
    que a veces no caben las remembranzas
    y hay que tirar rencores por la borda

    en el fondo el olvido es un gran simulacro
    nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
    un gran simulacro repleto de fantasmas
    esos romeros que peregrinaran por el olvido
    como si fuese El Camino de Santiago

    el día o la noche en que el olvido estalle
    salte en pedazos o crepite/
    los recuerdos atroces y los de maravilla
    quebrará los barrotes de fuego
    arrastrarán por fin la verdad por el mundo
    y esa verdad será que no hay olvido.


    Mario Benedetti
  • eledendoeledendo Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2012
    juancho escribió : »
    MADRE

    Tu nombre viene lento como las música humildes
    y de tus manos vuelan palomas blancas
    Mi recuerdo te viste siempre de blanco
    como un recreo de niños que los hombres miran desde
    aquí distante
    Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
    A tu lado el cariño se abre como una flor cuando
    pienso
    Entre tí y el horizonte
    mi palabra está primitiva como la lluvia o como los
    himnos
    Por que ante tí callan las rosas y la canción

    CARLOS OQUENDO DE AMAT



    ...Carlos Oquendo, un lindo, lindo poema, estimado; qué bien se lee; saludos; Orión
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    Así es eledendo,es un poema muy hermoso.

    Un abrazo

    ///

    MARISEL

    Yo recuerdo que tú eras
    como la primavera trizada de las rosas,
    o como las palabras que los niños musitan
    ...sonriendo en sus sueños.

    Yo recuerdo que tú eras
    como el agua que beben silenciosos los ciegos,
    o como la saliva de las aves
    cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.

    En la última arena de la tarde tendías
    agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
    y la noche arribaba a tu pecho desnudo
    como aborda la luna los navíos de vela.

    Y ahora, Marisel, la vida pasa
    sin que ningún instante nos traiga la alegría...
    Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
    o has debido quererme como yo te quería.

    Juan Gonzalo Rose
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    Fabrizzio escribió : »
    Ese gran simulacro


    Cada vez que nos dan clases de amnesia
    como si nunca hubieran existido
    los combustibles ojos del alma
    o los labios de la pena huérfana
    cada vez que nos dan clases de amnesia
    y nos conminan a borrar
    la ebriedad del sufrimiento
    me convenzo de que mi región
    no es la farándula de otros

    en mi región hay calvarios de ausencia
    muñones de porvenir/arrabales de duelo
    pero también candores de mosqueta
    pianos que arrancan lágrimas
    cadáveres que miran aún desde sus huertos
    nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
    sentimientos insoportablemente actuales
    que se niegan a morir allá en lo oscuro

    el olvido está tan lleno de memoria
    que a veces no caben las remembranzas
    y hay que tirar rencores por la borda

    en el fondo el olvido es un gran simulacro
    nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
    un gran simulacro repleto de fantasmas
    esos romeros que peregrinaran por el olvido
    como si fuese El Camino de Santiago

    el día o la noche en que el olvido estalle
    salte en pedazos o crepite/
    los recuerdos atroces y los de maravilla
    quebrará los barrotes de fuego
    arrastrarán por fin la verdad por el mundo
    y esa verdad será que no hay olvido.


    Mario Benedetti

    Fabrizzio

    No lo conocía

    Gracias
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    Poema de las cosas

    Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
    oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién,
    y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
    que existen ciertamente, pero que no se ven...

    Y también es posible que una tarde de hastío
    como florece un surco, te renazca un afán,
    y aprenderás entonces que hay cosas como el río
    que se están yendo siempre, pero que no se van...

    O al cruzar una calle, tu corazón risueño
    recordará una pena que no tuviste ayer
    y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
    cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...

    Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
    sabrás por qué suspiras oyendo una canción
    y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
    cosas que son hermosas, sin saber que lo son...

    Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
    y un soplo de ceniza regará tu jardín,
    y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
    son las únicas cosas que nunca tienen fin.

    José Ángel Buesa
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    ULTERIORES INSTRUCCIONES
    Vamos, cantos míos, expresemos nuestras más bajas pasiones,
    expresemos nuestras envidia por los hombres con empleo
    permanente y ninguna preocupación por el futuro.
    Sois muy ociosos, cantos míos,
    temo que vais a acabar mal.
    Os plantáis por las calles.
    Haraganeáis en las esquinas y en las paradas de los autobuses,
    no hacéis nada del todo.
    Ni siquiera expresáis nuestras nobles cualidades internas;
    acabaréis muy mal.
    ¿Y yo? Me he vuelto medio loco.
    Tanto os he hablado que casi ya os veo alrededor mío,
    ¡insolentes bestezuelas! ¡Sinvergüenzas! ¡Faltas de atavío!
    Pero tú, canto, el más nuevo de todos,
    aún no tienes edad para haber hecho mucho daño.
    Te conseguiré una casaca verde en China
    con dragones bordados en ella.
    Te conseguiré los calzones de seda escarlata
    de la estatua del Niño Jesús en Santa María Novella;
    no vaya a se que digan que no tengo gusto
    o que no hay sangre azul en la familia.
    EZRA POUND
  • MedeaMedea Miguel de Cervantes s.XVII
    editado agosto 2012
    juancho escribió : »
    Así es eledendo,es un poema muy hermoso.

    Un abrazo

    ///

    MARISEL

    Yo recuerdo que tú eras
    como la primavera trizada de las rosas,
    o como las palabras que los niños musitan
    ...sonriendo en sus sueños.

    Yo recuerdo que tú eras
    como el agua que beben silenciosos los ciegos,
    o como la saliva de las aves
    cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.

    En la última arena de la tarde tendías
    agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
    y la noche arribaba a tu pecho desnudo
    como aborda la luna los navíos de vela.

    Y ahora, Marisel, la vida pasa
    sin que ningún instante nos traiga la alegría...
    Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
    o has debido quererme como yo te quería.

    Juan Gonzalo Rose

    u_u
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    Inventario de lugares propicios al amor

    Son pocos.
    La primavera está muy prestigiada, pero
    es mejor el verano.
    Y también esas grietas que el otoño
    forma al interceder con los domingos
    en algunas ciudades
    ya de por sí amarillas como plátanos.
    El invierno elimina muchos sitios:
    quicios de puertas orientadas al norte,
    orillas de los ríos,
    bancos públicos.
    Los contrafuertes exteriores
    de las viejas iglesias
    dejan a veces huecos
    utilizables aunque caiga nieve.
    Pero desengañémonos: las bajas
    temperaturas y los vientos húmedos
    lo dificultan todo.
    Las ordenanzas, además, proscriben
    la caricia ( con exenciones
    para determinadas zonas epidérmicas
    -sin interés alguno-
    en niños, perros y otros animales)
    y el «no tocar, peligro de ignominia»
    puede leerse en miles de miradas.
    ¿Adónde huir, entonces?
    Por todas partes ojos bizcos,
    córneas torturadas,
    implacables pupilas,
    retinas reticentes,
    vigilan, desconfían, amenazan.
    Queda quizá el recurso de andar solo,
    de vaciar el alma de ternura
    y llenarla de hastío e indiferencia,
    en este tiempo hostil, propicio al odio.

    Ángel González
  • MuseMuse Pedro Abad s.XII
    editado agosto 2012
    Cuando uno se enamora las cuadrillas
    del tiempo hacen escala en el olvido
    la desdicha se llena de milagros
    el miedo se convierte en osadía
    y la muerte no sale de su cueva
    enamorarse es un presagio gratis
    una ventana abierta al árbol nuevo
    una proeza de los sentimientos
    una bonanza casi insoportable
    y un ejercicio contra el infortunio
    por el contrario desenamorarse
    es ver el cuerpo como es y no
    como la otra mirada lo inventaba
    es regresar más pobre al viejo enigma
    y dar con la tristeza en el espejo.

    Mario Benedetti- Enamorarse y no
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2012
    Un saludo poético a los banqueros...

    ODA V - DE LA AVARICIA
    En vano el mar fatiga
    la vela portuguesa; que ni el seno
    de Persia ni la amiga
    Maluca da árbol bueno,
    que pueda hacer un ánimo sereno.

    No da reposo al pecho,
    Felipe, ni la India, ni la rara
    esmeralda provecho;
    que más tuerce la cara
    cuanto posee más el alma avara.

    Al capitán romano
    la vida, y no la sed, quitó el bebido
    tesoro persiano;
    y Tántalo, metido
    en medio de las aguas, afligido

    de sed está; y más dura
    la suerte es del mezquino, que sin tasa
    se cansa ansí, y endura
    el oro, y la mar pasa
    osado, y no osa abrir la mano escasa.

    ¿Qué vale el no tocado
    tesoro, si corrompe el dulce sueño,
    si estrecha el ñudo dado,
    si más enturbia el ceño,
    y deja en la riqueza pobre al dueño?

    Fray Luis de León
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