En el rincón aquel, donde dormimos juntos
tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fue sacada, o talvez que habrá pasado.
Has venido temprano a otros asuntos
y ya no estás. Es el rincón
donde a tu lado, leí una noche,
entre tus tiernos puntos
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.
Me he puesto a recordar los días
de verano idos, tu entrar y salir,
poca y harta y pálida por los cuartos.
En esta noche pluviosa,
ya lejos de ambos dos, salto de pronto...
Son dos puertas abriéndose cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.
Completamente solo entre papeles
Repletos de palabras
Entre alimentos que se vuelven sueños
Uñas excrementos
Y alimentos que se vuelven llanto
Huesos pensamiento
Entre cortinas que se abren
Como amaneceres y cortinas que se cierran
Como cicatrices. Solo entre sombras
Semejantes a otras sombras
Sombras de objetos que no son objetos
Sino torbellinos
De materias que sollozan y que tosen
Y que nunca fallecen
Siempre entre sombras entre sombras solamente
Acariciando una pared cualquiera
Un puñado de tierra en el bolsillo
Células muertas que antes fueran padres y madres
Tíos hermanos amigos
Ahora convertidos en palabras
Completamente solo entre fragmentos
De personas que no son personas
Sino racimos de botones e intestinos
Persiguiendo el mundo entero
En el fondo de un tintero
Hasta llegar al fin de la escritura
En donde muere la palabra
Y se levanta soberana la sonrisa
De la nada la misteriosa pelota de papel
Que ahora aprieto nuevamente
En una mano
Así como Góngora no se quería bien con Quevedo estos días estuve leyendo y revisando en internet acerca de un lio gordo que no se sabe bien porque fue, entre Neruda (mi favorito) y dos grandes (pero que no son mis favoritos) Huidobro y de Rokha. Lio feo, en algunos artículos que leí, decían: “lio entre chilenos”. Puede ser, pero creo que siempre es bueno leer y aprender de buenos poetas, porque los poetas hasta para insultar lo hacen con poesía y sobre todo con estilo.
En internet hay abundante documentación acerca de este lio contemporáneo, lo dejo de tarea a los interesados.
Los poemas que he pegado fueron escritos en épocas diferentes, este lio fue de toda la vida entre Neruda, Huidobro y de Rokha
Saludos
ADIÓS A MUERTE
ADIÓS A VIDA
FRACASADOS.
AQUÍ ESTOY CON HARINAS Y SIMIENTES
AQUÍ ESTOY HACIENDO PÁJAROS
VENID A MI HORRIBLES SERES MUERTOS
A CLAVAR CADÁVERES EN MI ALMA
PARA QUE EN VUESTRA MUERTE, EN EL
HORRIBLE OLOR DE MUERTE DE VUESTRAS MUERTES
OS AYUDE A SALIR DE LAS TUMBAS AMARGAS
EN QUE ESTARÉIS LLENOS DE BABA PÚTRIDA
CON EL OLVIDO A CUATRO LABIOS
Así como Góngora no se quería bien con Quevedo estos días estuve leyendo y revisando en internet acerca de un lio gordo que no se sabe bien porque fue, entre Neruda (mi favorito) y dos grandes (pero que no son mis favoritos) Huidobro y de Rokha. Lio feo, en algunos artículos que leí, decían: “lio entre chilenos”. Puede ser, pero creo que siempre es bueno leer y aprender de buenos poetas, porque los poetas hasta para insultar lo hacen con poesia y sobre todo con estilo.
En internet hay abundante documentación acerca de este lio contemporáneo, lo dejo de tarea a los interesados.
Los poemas que he pegado fueron escritos en épocas diferentes, este lio fue de toda la vida entre Neruda, Huidobro y de Rokha
Saludos
Os meo
Envidiosos, ladrones
HIJOS DEL HIJO DE LA SUEGRA DE LA PUTA
Os meo eternamente en vuestros hígados y en vuestros hijos,
Os meo en la fuente del corazón, que habéis cubierto de estiércol
Perdona, pero aqui no veo poesia ni estilo. Solo groseria y ordiniares. Saludos.
¿Qué pasa si alguien te fastidia, te molesta, digámoslo en castellano puro del Perú: TE JODE?
Te jode, tanto que te tiene: “hasta la coronilla”.
Puedes aguantar un día o dos o quizás tres. Pero meses y años de joder.
¿Lo aguantarías?
Pablo Neruda escribió ese poema en 1938, no lo escribió para publicarlo, eso dicen sus allegados. Por lo que he leído se difundió “clandestinamente” y luego se hizo conocido.
El poema ese es una especie de maldición. Huidobro fue comunista al igual que De Rokha. Ambos criticaron y atacaron a Neruda de distintas maneras. En las antologías de poesía de las escuelas, omitir el "Poema XX" es un sacrilegio, pero si alguien omite a De Rokha muy pocos se enojaran. Lo mismo pasa con Huidobro. Aunque en mi país omitir “Los Heraldos Negros” también sería un sacrilegio.
Huidobro calificó la poesía de Neruda como simple y sensiblera. De Rokha lo acusó de plagiario, de burgués y de traidor de la doctrina comunista.
Pese a ello la poesía de Neruda sobrevivió y sobrevivirá, es cuestión de gustos sobre todo eso.
Yo vine
del Sur, de la Frontera.
La vida era lluviosa.
Cuando llegué a Santiago
me costó mucho cambiar de traje.
Yo venía vestido
de riguroso invierno.
Flores de la intemperie
me cubrían.
Me desangré mudándome
de casa.
Todo estaba repleto,
hasta el aire tenía
olor a gente triste.
En las pensiones
se caía el papel
de las paredes.
Escribí, escribí sólo
para no morirme.
Y entonces
apenas
mis versos de muchacho
desterrado
ardieron
en la calle
me ladró Teodorico
y me mordió Ruibarbo.
Yo me hundí
en el abismo
de las casas más pobres,
debajo de la cama,
en la cocina,
adentro del armario,
donde nadie pudiera examinarme,
escribí, escribí sólo
para no morirme.
Todo fue igual. Se irguieron
amenazantes
contra mi poesía,
con ganchos, con cuchillos,
con alicates negros.
Crucé entonces
los mares
en el horror del clima
que susurraba fiebre con los ríos,
rodeado de violentos
azafranes y dioses,
me perdí en el tumulto
de los tambores negros,
en las emanaciones
del crepúsculo,
me sepulté y entonces
escribí, escribí sólo
para no morirme.
Yo vivía tan lejos, era grave
mi total abandono,
pero aquí los caimanes
afilaban
sus dentelladas verdes.
Regresé de mis viajes.
Besé a todos,
las mujeres, los hombres
y los niños.
Tuve partido, patria.
Tuve estrella.
Se colgó de mi brazo
la alegría.
Entonces en la noche,
en el invierno,
en los trenes, en medio
del combate,
junto al mar o las minas,
en el desierto o junto
a la que amaba
o acosado, buscándome
la policía,
hice sencillos versos
para todos los hombres
y para no morirme.
Y ahora,
otra vez ahí están.
Son insistentes
como los gusanos,
son invisibles
como los ratones
de un navío
van navegando
donde yo navego,
me descuido y me muerden
los zapatos,
existen porque existo.
Qué puedo hacer?
Yo creo
que seguiré cantando
hasta morirme.
No puedo en este punto
hacerles concesiones.
Puedo, si lo desean,
regalarles
una paquetería,
comprarles un paraguas
para que se protejan
de la lluvia inclemente
que conmigo llegó de la Frontera,
puedo enseñarles a andar a caballo,
o darles por lo menos
la cola de mi perro,
pero quiero que entiendan
que no puedo
amarrarme la boca
para que ellos
sustituyan mi canto.
No es posible.
No puedo.
Con amor o tristeza,
de madrugada fría,
a las tres de la tarde,
o en la noche,
a toda hora,
furioso, enamorado,
en tren, en primavera,
a oscuras saliendo
de una boda,
atravesando el bosque
o en la oficina,
a las tres de la tarde
o en la noche,
a toda hora,
escribiré no sólo
para no morirme,
sino para ayudar
a que otros vivan,
porque parece que alguien
necesita mi canto.
Seré,
seré implacable.
Yo les pido que sostengan
sin tregua el estandarte
de la envidia.
Me acostumbré a sus dientes.
Me hacen falta.
Pero quiero decirles
que es verdad:
me moriré algún día
(no dejaré de darles
esa satisfacción postrera),
no hay duda,
pero moriré cantando.
Y estoy casi seguro,
aunque no les agrade esta noticia,
que seguirá
mi canto
más acá de la muerte,
en medio
de mi patria,
será mi voz, la voz
del fuego o de la lluvia
o la voz de otros hombres,
porque con lluvia o fuego quedó escrito
que la simple
poesía
vive
a pesar de todo,
tiene una eternidad que no se asusta
tiene tanta salud
como una ordeñadora
y en su sonrisa tanta dentadura
como para arruinar las esperanzas
de todos los reunidos
roedores.
De acuerdo, pero como te darás cuenta yo me referia a la forma y no al fondo. Es sorprendente, y eso demuestra mi ignorancia, leer poemas de Neruda en este estilo. Es difícil pensar que esa persona es la misma que escribió cosas tan notables. Saludos.
Cada tarde te pierdo, como se pierde el tiempo o la esperanza. Cada tarde, definitivamente, te pierdo como se pierde la paciencia. Cada tarde dices no. Mueves la cabeza y dices no. Mueves la tierra y dices no. No mueves los labios y tu silencio dice no. Infatigablemente, cada tarde, mi café solitario obscurece el planeta.
Este hombre nació de un garabato, de su tinta subversiva escrita en las paredes. Tiene algo de árbol por su aliento verde, no indolente. Ha cogido del parque una paloma y guarda en su pañuelo nombres imborrables. Ha comido en el comedor popular No. 4 y ha escrito en un papelito: este hombre nació de un garabato. Ha caminado por las calles de ruidos industriales recordando que Lima le cayó como una ola violenta a los ojos. Conoce La Parada, polleras y sexos ambulantes; aromas de miserias y comidas provincianas. Ha dejado impresa una sonrisa en el rostro de una muchacha a quien rasgó su piel de infancia. Se ha sentado en un parque, cabizbajo, inútil sin perdón. Ha dicho buenos días tragando mucha saliva. En el cine ha visto desnuda a Laura Antonelli y la ha deseado. Ha fumado un cigarrillo tomándose un café. Ha tenido piedad de mentarle la madre al presidente. Ha amado sus libros y su paloma del parque y en la límpida mañana de su frente caía desplumada el águila americana; pero se ha cogido del tiempo para llegar a su cuarto oscuro y apenas ha escrito en un papelito toda su historia: este hombre nació de un garabato.
con sus lentas llamas, y ve, imperturbable,
cómo los días cambiantes incendian el cielo
que se refleja en sus ojos tranquilos,
mientras, a su alrededor, cuando se arrodilla,
se amontonan los campos preñados de frutos,
en cuyas lindes se suceden los álamos,
bruñidos por el sol menguante.
Las viñas trepan por la colina
hacia el cielo, cubiertas de polvo y de silencio;
estallan de racimos púrpuras
y de frutos dorados, de formas
plenas, calientes por el sol. Aquí
los robles y las hayas, explosiones coaguladas,
llamean alrededor de sus soñolientas rodillas
y parpadean ante sus ropajes;
cada matorral -una llamarada de luz
en la blancura azulada del horizonte-
es una antorcha; y los pinos son bronce:
extienden, rígidos, sus frondas esculpidas
por un barranco sin fondo y sin ruido
en el que sus sombras se tornan verdes
-y luego violetas, en las profundidades
en las que duerme el invierno venidero.
Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir/arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese El Camino de Santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.
Yo recuerdo que tú eras
como la primavera trizada de las rosas,
o como las palabras que los niños musitan
...sonriendo en sus sueños.
Yo recuerdo que tú eras
como el agua que beben silenciosos los ciegos,
o como la saliva de las aves
cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.
En la última arena de la tarde tendías
agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
y la noche arribaba a tu pecho desnudo
como aborda la luna los navíos de vela.
Y ahora, Marisel, la vida pasa
sin que ningún instante nos traiga la alegría...
Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
o has debido quererme como yo te quería.
Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir/arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese El Camino de Santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién,
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...
Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán,
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se están yendo siempre, pero que no se van...
O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...
Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...
Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín,
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.
Vamos, cantos míos, expresemos nuestras más bajas pasiones,
expresemos nuestras envidia por los hombres con empleo
permanente y ninguna preocupación por el futuro.
Sois muy ociosos, cantos míos,
temo que vais a acabar mal.
Os plantáis por las calles.
Haraganeáis en las esquinas y en las paradas de los autobuses,
no hacéis nada del todo.
Ni siquiera expresáis nuestras nobles cualidades internas;
acabaréis muy mal.
¿Y yo? Me he vuelto medio loco.
Tanto os he hablado que casi ya os veo alrededor mío,
¡insolentes bestezuelas! ¡Sinvergüenzas! ¡Faltas de atavío!
Pero tú, canto, el más nuevo de todos,
aún no tienes edad para haber hecho mucho daño.
Te conseguiré una casaca verde en China
con dragones bordados en ella.
Te conseguiré los calzones de seda escarlata
de la estatua del Niño Jesús en Santa María Novella;
no vaya a se que digan que no tengo gusto
o que no hay sangre azul en la familia.
Yo recuerdo que tú eras
como la primavera trizada de las rosas,
o como las palabras que los niños musitan
...sonriendo en sus sueños.
Yo recuerdo que tú eras
como el agua que beben silenciosos los ciegos,
o como la saliva de las aves
cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.
En la última arena de la tarde tendías
agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
y la noche arribaba a tu pecho desnudo
como aborda la luna los navíos de vela.
Y ahora, Marisel, la vida pasa
sin que ningún instante nos traiga la alegría...
Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
o has debido quererme como yo te quería.
Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al norte,
orillas de los ríos,
bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
temperaturas y los vientos húmedos
lo dificultan todo.
Las ordenanzas, además, proscriben
la caricia ( con exenciones
para determinadas zonas epidérmicas
-sin interés alguno-
en niños, perros y otros animales)
y el «no tocar, peligro de ignominia»
puede leerse en miles de miradas.
¿Adónde huir, entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
córneas torturadas,
implacables pupilas,
retinas reticentes,
vigilan, desconfían, amenazan.
Queda quizá el recurso de andar solo,
de vaciar el alma de ternura
y llenarla de hastío e indiferencia,
en este tiempo hostil, propicio al odio.
Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.
ODA V - DE LA AVARICIA
En vano el mar fatiga
la vela portuguesa; que ni el seno
de Persia ni la amiga
Maluca da árbol bueno,
que pueda hacer un ánimo sereno.
No da reposo al pecho,
Felipe, ni la India, ni la rara
esmeralda provecho;
que más tuerce la cara
cuanto posee más el alma avara.
Al capitán romano
la vida, y no la sed, quitó el bebido
tesoro persiano;
y Tántalo, metido
en medio de las aguas, afligido
de sed está; y más dura
la suerte es del mezquino, que sin tasa
se cansa ansí, y endura
el oro, y la mar pasa
osado, y no osa abrir la mano escasa.
¿Qué vale el no tocado
tesoro, si corrompe el dulce sueño,
si estrecha el ñudo dado,
si más enturbia el ceño,
y deja en la riqueza pobre al dueño?
Comentarios
tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fue sacada, o talvez que habrá pasado.
Has venido temprano a otros asuntos
y ya no estás. Es el rincón
donde a tu lado, leí una noche,
entre tus tiernos puntos
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.
Me he puesto a recordar los días
de verano idos, tu entrar y salir,
poca y harta y pálida por los cuartos.
En esta noche pluviosa,
ya lejos de ambos dos, salto de pronto...
Son dos puertas abriéndose cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.
Cesar Vallejo
Esperando la muerte
Como un gato
Que va a saltar sobre
La cama
Me da tanta pena
Mi mujer
Ella verá este
Cuerpo
Blanco
Rígido
Lo zarandeará una vez y luego
Quizás
Otra:
<<!Hank!>>
Hank no
Responderá.
No es mi muerte lo que
Me preocupa, es mi mujer
Que se quedará con este
Montón de
Nada.
Quiero que
Sepa
Sin embargo
Que todas las noches
Que he dormido a su lado
Incluso las discusiones
Más inútiles
Siempre fueron
Algo espléndido
Y esas difíciles
Palabras
Que siempre temí
Decir
Pueden decirse
Ahora:
Te amo.
Charles Bukowski
Completamente solo entre papeles
Repletos de palabras
Entre alimentos que se vuelven sueños
Uñas excrementos
Y alimentos que se vuelven llanto
Huesos pensamiento
Entre cortinas que se abren
Como amaneceres y cortinas que se cierran
Como cicatrices. Solo entre sombras
Semejantes a otras sombras
Sombras de objetos que no son objetos
Sino torbellinos
De materias que sollozan y que tosen
Y que nunca fallecen
Siempre entre sombras entre sombras solamente
Acariciando una pared cualquiera
Un puñado de tierra en el bolsillo
Células muertas que antes fueran padres y madres
Tíos hermanos amigos
Ahora convertidos en palabras
Completamente solo entre fragmentos
De personas que no son personas
Sino racimos de botones e intestinos
Persiguiendo el mundo entero
En el fondo de un tintero
Hasta llegar al fin de la escritura
En donde muere la palabra
Y se levanta soberana la sonrisa
De la nada la misteriosa pelota de papel
Que ahora aprieto nuevamente
En una mano
Jorge Eduardo Eielson
Ya te conocemos sin preguntarte nada, estimado e infatigable Juancho.
Aqui todos nos conocemos estimado Torrejuelas.
Un abrazo
o no la puede condensar mi vida?
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
la cochinada gris de los suburbios,
el jefe de ojos turbios.
sangre sobre las calles y las plazas,
podre de hastíos y de lágrimas.
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
de verse las estrellas.
detrás de las ventanas luminosas,
lleva un poco de barro a cada rosa.
-humos espesos, tajamares rotos-,
los bueyes y los hombres sudorosos.
mordiendo solo todas las tristezas,
En internet hay abundante documentación acerca de este lio contemporáneo, lo dejo de tarea a los interesados.
Los poemas que he pegado fueron escritos en épocas diferentes, este lio fue de toda la vida entre Neruda, Huidobro y de Rokha
Saludos
de vanidad añeja de ramera,
«gozas» de «fama», pero estás vencido.
de la chacota en la literatura
tu camarilla le dio pedorrera.
de atorrante político, «escruchante»
poético, es un tarro de basura.
de prostíbulo que hay en tus muletas,
en las ideas es un comerciante.
pacotilleros y filibusteros,
te corretean entre cuchufletas.
de material confuso estás sentado,
como en grandes divanes de braseros.
y oscilas de entre alones y loyolas,
manoseando para lado y lado.
de las antologías criminales,
te balanceas en las carambolas.
monta la máquina cosmopolita
de tus negocios internacionales.
llorando se arremanga las polleras
en honor de tu gran guata «bendita».
de la bohemia tu meada de piojo
funeral, corroído de goteras.
son los sucios eunucos amarillos
de tu harem: Cardenal y Matapiojo.
la bazofia, con lengua de lacayos:
pían sin pico, aunque son pajarillos.
enmascarados en su podredumbre,
sirvientes del verdugo y papagayos.
te abandonaron por ingrato e inmundo
como a un cuchillo mordido de herrumbe.
chillas y gritas, espantosamente,
lo mismo que un zapato moribundo.
contrabandeando éxito por mérito,
te escupe un gran gargajo frente a frente.
de tus engaños al proletariado,
da vuelta la chaqueta al benemérito.
te burlaste de los trabajadores
yendo de negociado en negociado.
intelectuales, «regolucionario»
a lo Mansilla, «Rey» de embaucadores.
te llamó Juan de Luigi, al cual echabas
en cara la ceguera... ¡oh!, mal corsario.
lo que negaste, como equilibrista,
y al Premio Nobel lo llenas de babas.
tu gonorrea literaria has ido
vendiendo como egregio pendolista.
con el imperialismo, es lo más lógico:
se van de corrompido a corrompido.
estás sobre las clases defecando
y a tu estiércol lo estimas antológico.
en tus quejidos de gran roña ahita
y, al vomitar, te vas desintegrando...
«Macchu-Picchu» es Ramponi, el argentino,
a quien plagiaste su «Piedra Infinita».
y mito), te encubren, y te aterra
haber transado tu alma de cochino.
entre biblias y whiskyes y serpientes
engendró «Residencia en la Tierra».
mientes cantando y llorando y, mintiendo,
mientes a delincuentes y a inocentes.
tú frenas la potencia de las masas
con tu veneno «poético» horrendo.
cuando el botín repleta tus tres casas.
«tu Farewell» ¡de Blomberg!, le produjo
alteraciones en su calendario.
sangriento, y «El Hondero Entusiasta»,
es la baraja y el moco del brujo.
y a mí me has estafado desde el nombre
a esta línea de fuego, que te aplasta.
condecorado como a un espía
del anticomunismo, cobre a cobre.
capitalista, porque no batallas,
en la agonía de la burguesía.
tanta asquerosa maldad engañosa,
y «Chapitas» fue ejemplo de canallas.
pantalla, adulas a cualquier Gobierno
y le cambias por plata, verso o prosa.
te llamó Juan Ramón en «Españoles
de Tres Mundos», Caín de mas de un cuerno.
o mascarones en que te defines!...
«Radio La Habana» baleó tus controles...
te «canonizarán» de comunista
con la trompeta de los malandrines.
y asesinador de guerrilleros
coronó tu cinismo de pancista.
te lastiman el lomo y las berijas,
(dos instrumentos de los marulleros).
de la retórica y de la poética,
ya sólo en los sobacos las prohijas.
y el robot parroquial de un clan idiota,
hasta tus cómplices piden genética.
del trotzquismo te cuelga del hocico,
enmascarándote. Y Lenin te azota.
ofendes a la inmensa clase obrera,
y a costillas del pueblo eres tan rico.
en dólares sonantes y contantes,
su amor a la canalla aventurera.
éxitos al carajo «bien portado»
y condecoraciones y diamantes.
y queso y pan y vino, todo de oro,
y los difraces del enmascarado.
de cartón rojo, el Caballo de Troya,
la gran máquina-jaula para el loro.
es tu aflicción de «Toribio Gallina,
el Náufrago», colgando de una bo... ya.
en el tronco esencial de la macana,
porque muestra su lengua femenina.
la escribo yo, rugiendo pueblo adentro,
con mi pluma-fusil, (gran hacha humana).
de mistificadores, y bolina
de maricas, con punto y como al centro.
al «Mascarón», que oculta tus «apremios»
de bailarín de la Tía Carlina.
te ofrezco el premio a la sirvengüenzura
colosal y feroz de los bohemios,
no importas tú, ¡importa tu impostura!...
Este poema fue escrito a mediados de los sesenta por Pablo de Rokha.
ADIÓS A VIDA
FRACASADOS.
AQUÍ ESTOY CON HARINAS Y SIMIENTES
AQUÍ ESTOY HACIENDO PÁJAROS
VENID A MI HORRIBLES SERES MUERTOS
A CLAVAR CADÁVERES EN MI ALMA
PARA QUE EN VUESTRA MUERTE, EN EL
HORRIBLE OLOR DE MUERTE DE VUESTRAS MUERTES
OS AYUDE A SALIR DE LAS TUMBAS AMARGAS
EN QUE ESTARÉIS LLENOS DE BABA PÚTRIDA
CON EL OLVIDO A CUATRO LABIOS
Y UNA VÍBORA NEGRA EN LA GARGANTA.
Perdona, pero aqui no veo poesia ni estilo. Solo groseria y ordiniares. Saludos.
¿Qué pasa si alguien te fastidia, te molesta, digámoslo en castellano puro del Perú: TE JODE?
Te jode, tanto que te tiene: “hasta la coronilla”.
Puedes aguantar un día o dos o quizás tres. Pero meses y años de joder.
¿Lo aguantarías?
Pablo Neruda escribió ese poema en 1938, no lo escribió para publicarlo, eso dicen sus allegados. Por lo que he leído se difundió “clandestinamente” y luego se hizo conocido.
El poema ese es una especie de maldición. Huidobro fue comunista al igual que De Rokha. Ambos criticaron y atacaron a Neruda de distintas maneras. En las antologías de poesía de las escuelas, omitir el "Poema XX" es un sacrilegio, pero si alguien omite a De Rokha muy pocos se enojaran. Lo mismo pasa con Huidobro. Aunque en mi país omitir “Los Heraldos Negros” también sería un sacrilegio.
Huidobro calificó la poesía de Neruda como simple y sensiblera. De Rokha lo acusó de plagiario, de burgués y de traidor de la doctrina comunista.
Pese a ello la poesía de Neruda sobrevivió y sobrevivirá, es cuestión de gustos sobre todo eso.
Saludos
del Sur, de la Frontera.
La vida era lluviosa.
Cuando llegué a Santiago
me costó mucho cambiar de traje.
Yo venía vestido
de riguroso invierno.
Flores de la intemperie
me cubrían.
Me desangré mudándome
de casa.
Todo estaba repleto,
hasta el aire tenía
olor a gente triste.
En las pensiones
se caía el papel
de las paredes.
Escribí, escribí sólo
para no morirme.
Y entonces
apenas
mis versos de muchacho
desterrado
ardieron
en la calle
me ladró Teodorico
y me mordió Ruibarbo.
Yo me hundí
en el abismo
de las casas más pobres,
debajo de la cama,
en la cocina,
adentro del armario,
donde nadie pudiera examinarme,
escribí, escribí sólo
para no morirme.
amenazantes
contra mi poesía,
con ganchos, con cuchillos,
con alicates negros.
los mares
en el horror del clima
que susurraba fiebre con los ríos,
rodeado de violentos
azafranes y dioses,
me perdí en el tumulto
de los tambores negros,
en las emanaciones
del crepúsculo,
me sepulté y entonces
escribí, escribí sólo
para no morirme.
mi total abandono,
pero aquí los caimanes
afilaban
sus dentelladas verdes.
Besé a todos,
las mujeres, los hombres
y los niños.
Tuve partido, patria.
Tuve estrella.
la alegría.
Entonces en la noche,
en el invierno,
en los trenes, en medio
del combate,
junto al mar o las minas,
en el desierto o junto
a la que amaba
o acosado, buscándome
la policía,
hice sencillos versos
para todos los hombres
y para no morirme.
otra vez ahí están.
Son insistentes
como los gusanos,
son invisibles
como los ratones
de un navío
van navegando
donde yo navego,
me descuido y me muerden
los zapatos,
existen porque existo.
Qué puedo hacer?
Yo creo
que seguiré cantando
hasta morirme.
No puedo en este punto
hacerles concesiones.
Puedo, si lo desean,
regalarles
una paquetería,
comprarles un paraguas
para que se protejan
de la lluvia inclemente
que conmigo llegó de la Frontera,
puedo enseñarles a andar a caballo,
o darles por lo menos
la cola de mi perro,
pero quiero que entiendan
que no puedo
amarrarme la boca
para que ellos
sustituyan mi canto.
No es posible.
No puedo.
Con amor o tristeza,
de madrugada fría,
a las tres de la tarde,
o en la noche,
a toda hora,
furioso, enamorado,
en tren, en primavera,
a oscuras saliendo
de una boda,
atravesando el bosque
o en la oficina,
a las tres de la tarde
o en la noche,
a toda hora,
escribiré no sólo
para no morirme,
sino para ayudar
a que otros vivan,
porque parece que alguien
necesita mi canto.
Seré,
seré implacable.
Yo les pido que sostengan
sin tregua el estandarte
de la envidia.
Me acostumbré a sus dientes.
Me hacen falta.
Pero quiero decirles
que es verdad:
me moriré algún día
(no dejaré de darles
esa satisfacción postrera),
no hay duda,
pero moriré cantando.
Y estoy casi seguro,
aunque no les agrade esta noticia,
que seguirá
mi canto
más acá de la muerte,
en medio
de mi patria,
será mi voz, la voz
del fuego o de la lluvia
o la voz de otros hombres,
porque con lluvia o fuego quedó escrito
que la simple
poesía
vive
a pesar de todo,
tiene una eternidad que no se asusta
tiene tanta salud
como una ordeñadora
y en su sonrisa tanta dentadura
como para arruinar las esperanzas
de todos los reunidos
roedores.
Cada tarde te pierdo,
como se pierde el tiempo
o la esperanza.
Cada tarde,
definitivamente,
te pierdo
como se pierde la paciencia.
Cada tarde
dices no.
Mueves la cabeza y dices no.
Mueves la tierra y dices no.
No mueves los labios y tu silencio dice no.
Infatigablemente,
cada tarde,
mi café solitario obscurece el planeta.
Juan Gonzalo Rose
Este hombre nació de un garabato,
de su tinta subversiva
escrita en las paredes.
Tiene algo de árbol
por su aliento verde, no indolente.
Ha cogido del parque una paloma
y guarda en su pañuelo nombres imborrables.
Ha comido en el comedor popular No. 4
y ha escrito en un papelito:
este hombre nació de un garabato.
Ha caminado por las calles de ruidos industriales
recordando que Lima le cayó
como una ola violenta a los ojos.
Conoce La Parada, polleras y sexos ambulantes;
aromas de miserias y comidas provincianas.
Ha dejado impresa una sonrisa en el rostro
de una muchacha a quien rasgó su piel de infancia.
Se ha sentado en un parque, cabizbajo,
inútil sin perdón.
Ha dicho buenos días
tragando mucha saliva.
En el cine ha visto desnuda a Laura Antonelli y la ha deseado.
Ha fumado un cigarrillo tomándose un café.
Ha tenido piedad de mentarle la madre al presidente.
Ha amado sus libros y su paloma del parque
y en la límpida mañana de su frente
caía desplumada el águila americana;
pero se ha cogido del tiempo para llegar
a su cuarto oscuro
y apenas ha escrito en un papelito
toda su historia:
este hombre nació de un garabato.
Pedro Escribano
con sus lentas llamas, y ve, imperturbable,
cómo los días cambiantes incendian el cielo
que se refleja en sus ojos tranquilos,
mientras, a su alrededor, cuando se arrodilla,
se amontonan los campos preñados de frutos,
en cuyas lindes se suceden los álamos,
bruñidos por el sol menguante.
Las viñas trepan por la colina
hacia el cielo, cubiertas de polvo y de silencio;
estallan de racimos púrpuras
y de frutos dorados, de formas
plenas, calientes por el sol. Aquí
los robles y las hayas, explosiones coaguladas,
llamean alrededor de sus soñolientas rodillas
y parpadean ante sus ropajes;
cada matorral -una llamarada de luz
en la blancura azulada del horizonte-
es una antorcha; y los pinos son bronce:
extienden, rígidos, sus frondas esculpidas
por un barranco sin fondo y sin ruido
en el que sus sombras se tornan verdes
-y luego violetas, en las profundidades
en las que duerme el invierno venidero.
William Faulkner
Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros
en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir/arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro
el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese El Camino de Santiago
el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.
Mario Benedetti
...Carlos Oquendo, un lindo, lindo poema, estimado; qué bien se lee; saludos; Orión
Un abrazo
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MARISEL
Yo recuerdo que tú eras
como la primavera trizada de las rosas,
o como las palabras que los niños musitan
...sonriendo en sus sueños.
Yo recuerdo que tú eras
como el agua que beben silenciosos los ciegos,
o como la saliva de las aves
cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.
En la última arena de la tarde tendías
agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
y la noche arribaba a tu pecho desnudo
como aborda la luna los navíos de vela.
Y ahora, Marisel, la vida pasa
sin que ningún instante nos traiga la alegría...
Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
o has debido quererme como yo te quería.
Juan Gonzalo Rose
Fabrizzio
No lo conocía
Gracias
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién,
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...
Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán,
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se están yendo siempre, pero que no se van...
O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...
Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...
Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín,
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.
José Ángel Buesa
expresemos nuestras envidia por los hombres con empleo
permanente y ninguna preocupación por el futuro.
temo que vais a acabar mal.
Haraganeáis en las esquinas y en las paradas de los autobuses,
no hacéis nada del todo.
Ni siquiera expresáis nuestras nobles cualidades internas;
acabaréis muy mal.
Tanto os he hablado que casi ya os veo alrededor mío,
¡insolentes bestezuelas! ¡Sinvergüenzas! ¡Faltas de atavío!
aún no tienes edad para haber hecho mucho daño.
Te conseguiré una casaca verde en China
con dragones bordados en ella.
Te conseguiré los calzones de seda escarlata
de la estatua del Niño Jesús en Santa María Novella;
no vaya a se que digan que no tengo gusto
o que no hay sangre azul en la familia.
u_u
Son pocos.
La primavera está muy prestigiada, pero
es mejor el verano.
Y también esas grietas que el otoño
forma al interceder con los domingos
en algunas ciudades
ya de por sí amarillas como plátanos.
El invierno elimina muchos sitios:
quicios de puertas orientadas al norte,
orillas de los ríos,
bancos públicos.
Los contrafuertes exteriores
de las viejas iglesias
dejan a veces huecos
utilizables aunque caiga nieve.
Pero desengañémonos: las bajas
temperaturas y los vientos húmedos
lo dificultan todo.
Las ordenanzas, además, proscriben
la caricia ( con exenciones
para determinadas zonas epidérmicas
-sin interés alguno-
en niños, perros y otros animales)
y el «no tocar, peligro de ignominia»
puede leerse en miles de miradas.
¿Adónde huir, entonces?
Por todas partes ojos bizcos,
córneas torturadas,
implacables pupilas,
retinas reticentes,
vigilan, desconfían, amenazan.
Queda quizá el recurso de andar solo,
de vaciar el alma de ternura
y llenarla de hastío e indiferencia,
en este tiempo hostil, propicio al odio.
Ángel González
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.
Mario Benedetti- Enamorarse y no
ODA V - DE LA AVARICIA
En vano el mar fatiga
la vela portuguesa; que ni el seno
de Persia ni la amiga
Maluca da árbol bueno,
que pueda hacer un ánimo sereno.
No da reposo al pecho,
Felipe, ni la India, ni la rara
esmeralda provecho;
que más tuerce la cara
cuanto posee más el alma avara.
Al capitán romano
la vida, y no la sed, quitó el bebido
tesoro persiano;
y Tántalo, metido
en medio de las aguas, afligido
de sed está; y más dura
la suerte es del mezquino, que sin tasa
se cansa ansí, y endura
el oro, y la mar pasa
osado, y no osa abrir la mano escasa.
¿Qué vale el no tocado
tesoro, si corrompe el dulce sueño,
si estrecha el ñudo dado,
si más enturbia el ceño,
y deja en la riqueza pobre al dueño?
Fray Luis de León