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El Examen Medico

salajosalajo Pedro Abad s.XII
editado noviembre 2009 en Narrativa
Le podéis dar este fondo musical: http://www.goear.com/listen/bbc0cbb/Boadicea-enya

El despertador suena y con desgano me levanto, son las siete y treinta de la mañana y debo alistarme para llegar a mi consulta médica de las nueve, en el Hospital Central. En esta cita el médico me va a dar los resultados del examen médico que me han realizado previamente. No estoy muy preocupado, tal vez algo nervioso. Me baño, me cambio y luego preparo y tomo mi desayuno. Estoy listo, recojo mi maletín de trabajo y salgo en dirección al hospital que se encuentra a unas cinco manzanas de mi casa. Las calles lucen tristes y esto no me da un buen augurio, trato de despejar mi mente y tener ideas positivas, pero me es difícil. Por fin llego al hospital dirigiéndome al consultorio asignado, donde el Dr. Pardo me va atender a la hora prevista.

Faltan diez minutos para las nueve, toco la puerta del consultorio y una enfermera me recibe, le doy mi nombre y me indica que espere en los asientos exteriores, que ella me va a llamar. Pasaron quince minutos y la enfermera sale llamándome. Por fin sabría los resultados de los exámenes. Seguramente sería una cosa sin importancia. No hay de qué preocuparse.
Ingreso al consultorio y el Dr. Pardo está revisando los resultados del examen médico. Su mirada es seria y eso me preocupa, por lo que lo interrumpo bruscamente:
— Hola doctor, cómo está, ya revisó los resultados, seguramente es algo ligero….
— Señor Rangel, como está, sí estoy revisando su examen y lo que veo no me agrada nada.
— Por favor doctor, dígame que es lo que tengo, esto ya me preocupó……
— Señor Rangel, voy a serle sincero, lo que indican el examen es que está muy mal, tiene una enfermedad incurable, en un estado muy avanzado. Para ser realmente sincero con usted, no le quedan más que un par de semanas de vida.
— No puede ser doctor, pero si no me siento tan mal…..
— Las pruebas no engañan e indican claramente lo que le he informado. Sólo me resta aconsejarle que lo tome con serenidad y trate de estar en paz los días que le restan de vida.

Me encuentro caminando por las calles que ahora sí lucen realmente lúgubres, recuerdo haber salido del consultorio como un autómata y ponerme a caminar sin más. Me comienzo a alejar del centro para dirigirme a los suburbios y diviso un circo. Un pequeño circo, como los que acostumbraba a ir de pequeño con mi padre, ¡qué tiempos aquellos!… Me acerco a la boletería y encuentro al encargado gritando y animando a ingresar para ver el espectáculo. Sólo nos encontramos un hombre con un pequeño niño y yo. El hombre se acerca donde el anunciador y le dice:
— Disculpe señor, como quedé con usted, estuve haciendo propaganda durante la mañana a cambio de que mi hijo y yo pudieramos ver el espectáculo. ¿Podemos ingresar?
— ¡Tú estás loco! ¡Retírate de acá! ¡No quiero verte ni a ti, ni a tu hijo! … !habrase visto, obligarme a regalar las entradas!
— Pero señor, no me las está regalando, he trabajado por ellas.
— ¡He dicho que te retires, tú y tu mugriento hijo! ¡Si no, voy a llamar a la policía!
Veo como al hombre se le llenan de lágrimas los ojos, era indignante como lo habían tratado delante de su hijo, el cual empieza también a llorar en silencio. Toda la impotencia del mundo se le vino encima y no le queda otra cosa que coger la mano del niño y retirarse del lugar.
No sé qué hacer en este momento, lo que había hecho ese hombre era algo realmente atroz…..en eso pienso: “Este hombre es realmente malo…. no merece vivir…… y yo no tengo nada que perder”. Entonces le digo:
— Disculpe señor.-
— Si dígame, ¿quiere comprar una entrada para ver el espectáculo?.- me responde
— No. Sólo quería decirle que lo que acaba de hacer no tiene nombre. Haber humillado de esa forma a un padre y a su hijo…
— ¡Si no va a comprar la entrada, mejor se retira, si no me va obligar a llamar a la policía!
— Usted es un hombre muy malo…. no merece vivir y yo no tengo nada que perder…
En ese momento saco de mi maletín la pistola que por motivos de trabajo llevo conmigo siempre, y le apunto.
— ¡Oiga, que le pasa! ¡por qué me apunta con esa arma! – Me dice en forma casi suplicante.
— Usted es un hombre muy malo…. no merece vivir…… y yo no tengo nada que perder… – vuelvo a repetir.
Sin pensar en nada disparo mi arma, suena el balazo y el hombre cae muerto. Para mi sorpresa nadie se percata de lo sucedido y me alejo caminando tranquilamente.

Continúo avanzando por las calles y llego a una humilde casa en donde varios hombres sacan los muebles y enseres de la misma, me doy cuenta que hay una pobre anciana que habla con un tipo vestido elegantemente:
— Por favor señor, no tengo a donde ir, le suplico que no me desaloje de mi casa – le dice la anciana en forma desesperada.
— ¡Si no tiene cómo pagar, a la calle! ¡No soy la beneficencia!
— Pero señor, no tengo a dónde ir, le suplico que me dé una semana de plazo, pues mi hijo llega en ese tiempo del extranjero.
— ¡Le vuelvo a repetir que si no tiene cómo pagar, a la calle!
La señora se pone a llorar desconsoladamente y el hombre se dirige hacia el otro lado de la calle. Me acerco donde él y le digo:
— Usted es un hombre muy malo…. no merece vivir y yo no tengo nada que perder…
— ¿Qué quiere decirme con eso? – me responde
Saco nuevamente mi arma y le apunto.
— ¿Oiga qué quiere? Si este es un asalto tome todo mi dinero y váyase.
— Usted es un hombre muy malo…. no merece vivir…. y yo no tengo nada que perder……. –repito nuevamente.
Disparo y el hombre cae al suelo, hace una pequeña mueca y se queda inmóvil.
Por segunda vez, nadie se percató de lo ocurrido y me alejo del lugar caminando sin apuro.

En el transcurso del día, encuentro a tres personas más que son muy malas, que no merecen vivir y a las que mato sin mayores remordimientos, pues no tengo nada que perder.

Finalmente llego a mi casa, cansado y con hambre y en el momento de abrir la puerta me percato que han dejado un sobre por debajo de ella, lo levanto y abro. Es una nota del Dr. Pardo que dice: “Sr. Rangel, hubo un gran error, los exámenes que vimos el día de hoy no son suyos, usted va a vivir muchos años………”

En ese momento suena el despertador, hago un gran esfuerzo y me percato: ¡Todo ha sido una pesadilla!
Son las siete y treinta de la mañana y debo alistarme para llegar a mi consulta médica de las nueve, en el Hospital Central.
:confused::confused:

Comentarios

  • salajosalajo Pedro Abad s.XII
    editado noviembre 2009
    Amigos, espero comentarios de este pequeño relato......gracias
  • ShaiantiShaianti Fray Luis de León XVI
    editado noviembre 2009
    Hola Salajo,
    ante todo bienvenido.
    Pides comentarios y para eso estamos.
    Empezaré diciendo que tu relato es de gran calidad y está muy bien escrito. Denota dedicación y trabajo.
    Muy bien logrado el ritmo in crescendo que das a la narración con el uso del diálogo y del tiempo presente. La acción se desarrolla en espiral, sin principio ni fin, como en una pesadilla.
    ¡Enhorabuena!
    Shaianti
  • angel sin almaangel sin alma Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado noviembre 2009
    Bienvenido, me gustó la historia y como está narrada, la parte del final del sobre me la esperaba pero no el final, me sorprendió
    felicidades
  • salajosalajo Pedro Abad s.XII
    editado noviembre 2009
    Gracias Shaianti y Ángel si Alma por vuestros comentarios. Me anima a presentar otros relatos que estoy desarrollando recientemente, pero que no son tan extremos como el presente.
    Saludos:)
  • bartonbarton Juan Boscán s.XVI
    editado noviembre 2009
    Me ha gustado mucho, y la verdad es que incluso si no hubiese sido un sueño, está genial :) Me gusta mucho, aunque yo creía que la enfermedad era que estaba loco jajaja :p Gracias por el relato. Xao.

    Barton
  • salajosalajo Pedro Abad s.XII
    editado noviembre 2009
    Gracias Barton, de eso se trata, de una ironía que sorprenda y agrade.
    Saludos
  • roberto carlosroberto carlos Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado noviembre 2009
    hola , recuerdo haber leido en una antologia de cuentos , que en estos momentos se encuentra fuera de mi alcance (pero que en cuanto pueda revisare ), una historia muy semejante a la suya . la circunstancia que mueve al protagonista a convertirse en asesino ,ocurre en un centro recreacional donde el , es testigo de la insolente e insultante prepotencia con que el responsable de cierta area recreativa trata a un señor que iba acompañado de su pequeña hija .hecho que lo impulsa a hacer justicia por sus propias manos ,matando a tiros al tipo matonesco .luego hace lo mismo con un chofer que habia tratado groseramente a una anciana en el autobus que manejaba .este vengador anonimo el dia de su inesperado estreno como criminal , si no recuerdo mal , llevaba un arma, no porq hubiera decidido convertirse de la noche a la mañana en un asesino ,sino porq en realidad tenia intenciones de matarse (ahora ,no se si porq estaba desahuciado o porq estaba aburrido de la vida .cuando vuelva a leer el cuento como ya le dije ,podre advertir hasta que punto son semejantes ambas historias )

    no crea que mi intencion es denunciar un plagio .simplemente trato de resaltar como algunas veces podemos coincidir en ideas, y en el desarrollo de esas ideas, con personas a las que nunca hemos tratado o leido .

    o tal vez lo que ha ocurrido es eso que algunos llaman criptomnesia, o sea, la transcripcion de un pensamiento que en un primer momento suponemos( con toda la buena fe del mundo) original ,propio , autentico ;que sin embargo, no es otra cosa que una replica fiel de algo que alguna vez leimos pero que por motivos x no recordamos .
  • salajosalajo Pedro Abad s.XII
    editado noviembre 2009
    Ok Roberto Carlos
    Es posible que de diversas lecturas resulte una que tenga matices de otras. Veremos cuánta semejanza hay.
    Gracias
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