Me quedo esperando una vez más, cada vez con menos rabia y con aprendida sonrisa de niña buena que conseguirá ser tonta el día que apague la luz sin pensar.
Me encuentro girando en torno a un mismo sueño de imágenes ancladas en un tiempo perdido, el mismo sueño desde hace años, golpes en la puerta y pasos en la escalera. Habitantes olvidados en el cementerio de una memoria que se empeña en despertarme y me arrastra a una tierra húmeda y viva. Araño los restos mezclados con pólvora y estallan los ruidos sordos de quienes agacharon la cabeza antes de amontonar en una cuneta las vidas robadas de quienes quisieron entender todo y nunca entendieron nada. Aparecen entre la tierra, convertidas en rosas y acunando el miedo eterno de todos los desaparecidos en una historia subterránea.
A ellos el llanto de un bebé les golpeará hasta el final, se apretarán los oídos hasta deformar sus cabezas vacías y morirán como todos, pero nunca podrán dormir, porque solo duermen quienes son capaces de soñar con el sufrimiento.
Arranco las espinas una a una, así podrán abrazarse de camino a casa. Todo seguirá igual, las alacenas medio vacías, las historias de la cupletista del pueblo, las fanegas pendientes de sembrar y la esperanza de las alegrías futuras.
Amontono las espinas en la almohada, durante unos días permanecerán verdes, pero después dejarán de hacer daño y se mezclarán con los recuerdos y con la sangre transparente todavía pendiente de limpiar.
Ahora ya no lloro cuando sueño con mis abuelos, ahora soy capaz de recordar sus rostros y recupero las fotos que me dejaron. Revivo la felicidad de la pobreza en las palabras de mi padre y Gregoria me regala la emoción de su amor eterno.
En cuanto consiga ayuda iré a destruir los cementerios y dejaremos que la hierba crezca entre la pólvora.
Prende la luz, no me dan miedo las reuniones de coyotes...
Comentarios
Una vez soñé que dios era una cebolla, fue un magnífico sueño.
Lo de la reunión de coyotes es muy visual, parece que los estoy viendo.
Me gusta tu forma de narrar, POLIXENA; manejas muy bien la fuerza del enunciado breve, llevando al lector a deambular por un contexto donde la luz y la atmósfera pueden variar intensidad y presión en cada línea.
Hasta pronto.
Un abrazo
Yo sigo leyendo todo lo tuyo Polixena y me sugiere tantas cosas que me limito a mandarte animo y besitos, compañera!!
Sé que lo entiendes amiga... sigue escribiendo!!
Dorchy
Saludos,
Shai
Me gusto muchisímo
Hasta el próximo
No sé desde donde habrás disparado este proyectil, pero me ha impactado en lo más hondo, Polixena.
Un abrazo,
Max
Xao.
Barton