Nota previa: este es un relato resumido de la vida y milagros de un amigo que usó algo mi pene y muy poco mi cabeza y que lo cuenta en primera persona porque no le gusta ser segundo en nada.
Nací y no me acuerdo cuándo pero debió de ser un día del mes de mayo de 2007.
Era el mes de las flores. Y, claro, yo era un capullo.
Como era un bebé muy rico (de aspecto) me pusieron de nombre Enrique.
Algunos de mi familia me quisieron llamar ¡Alá! Pero fracasaron en el intento. Y digo bien, ¡Alá!, sinónimo de ¡hala! y no de Alá el profeta. O sea que querían llamarme ¡Alá! como queriendo decir… ¡qué barbaridad!
De pequeño fui muy gracioso y divertido. La gente se lo pasaba muy bien conmigo, pero yo no les cobraba. No tenía instinto comercial.
En esa época me gustaba “ir de chicas”.
Estuve “yendo de chicas” un par de meses. Ahí es cuando usé el pene, pero sin pasarme.
Como también me gustaba la música, compuse una canción (seguramente la conocéis, porque se hizo relativamente famosa)… decía así:
“¡Ay pene, penito, pene, pene,
pene de mi corazón,
que se corre con las nenas, pene,
con la fuerza de un ciclón!”
Luego encontré a una chica un tanto especial y ya solo “me fui de chica”. Perdí la “s”.
La chica se llamaba Laura.
Yo vivía en Argamasilla de Cuernavaca (Ohio) y ella en Chiclana de los Turrones (Arkansas) y, claro, lo teníamos crudo para vernos. Y no había AVE, ya lo sé. Pero nos escribíamos y nos hablábamos por teléfono.
Yo en teléfono me he gastado un Potosí en hablar con Laura. Bueno yo y mi empresa. No os digo más que un día me vino a ver uno de Telefónica (me parece que se apellidaba Vilallonga o algo así) para darme una medalla de la Virgen de la Escucha y el “movistar de oro” que no creáis que se lo dan a cualquiera.
Bueno, pues con esta chica me lo pasé requetebién cuando estaba con ella y requetemal cuando no.
Cuando iba a Chiclana de los Turrones a verla o cuando ella venía a Argamasilla de Cuernavaca a verme, desayunábamos juntos, comíamos juntos y lo hacíamos todo juntos (hasta ir de compras o perder unas gafas…). No dormíamos juntos casi nunca y no he llegado a saber si es porque yo estaba casado (y no con ella) o porque no teníamos sueño ninguno de los dos.
A Laurita yo la he querido, la quiero y la querré siempre. Pero lo nuestro no ha podido ser. Es como si se hubiera derrumbado nuestro amor desde las cumbres más altas de Gredos.
Ahora estoy con Pungido. No, con Conde Pumpido no, con Pungido, que es un perro caniche que me han comprado para que no me sienta solo.
Y este es mi cuscús rilum vitae hasta el momento. Lo podía haber ampliado más pero como, total, estamos en crisis y no me vais a dar trabajo…
Comentarios
Me has hecho reir con leerlo, pero imagino que verte en directo contar estas cosas debe ser divertidísimo.
Genial, sigue, por favor.
Chaito
Barton.
Pues ¡la Tierra a la deriva! o ¡vamos dados!, porque Zapatero tiene catarro y yo me he hecho un hematoma y tiene mala pinta...
Es una broma...
Saludos.
Creo que no me cansaría nunca.
Un buen relato es aquel que, por más veces que leas, siempre te fascina.
Y a mí, ¡El tuyo me encanta!
PD: La verdad es que cambio mucho de firma, pero a veces llego a poner cosas inteligentes y todo :cool: Xao.
Barton
¿Que me encanta que te encante?
O que sin ser tu marido,
ni tu novio ni tu amante,
yo sea quien más te ha leido
con eso... con eso tengo bastante.
Pdta: Hoy estoy espeso.