Lo que usted ordene jefe Un buen día o un mal día (según lo vea, o lo quieran
que ver, si es que quieren verlo), el Cerebro llamó con urgencia a todos los órganos
del cuerpo para que se reunieran con él en su oficina mollera; y ya en ella,
enérgicamente, les dijo: ¡Subalternos, por ser yo, y solamente yo
quien da las órdenes y controla todos los sistemas orgánicos del cuerpo, exijo
tajantemente que, a partir desde este momento, cuando os dirijáis a mí,
todos ustedes me llaméis jefe!
Los
pies, sorprendidos, protestaron:
- Diferimos. Somos nosotros, mi colega el izquierdo y yo el derecho, los únicos
que soportamos el peso de todo el cuerpo, y además lo trasladamos a todas
partes; por lo tanto, la jefatura nos corresponde legalmente.
De
igual manera, los diferentes órganos reivindicaron su vital importancia dentro del
sistema: el corazón, los pulmones, el aparato digestivo, los brazos, los codos, las rodillas, las manos, los dedos, el pelo... y hasta el mismísimo trasero reclamó su derecho a ser el jefe.
Absolutamente
todos, sin excepción alguna, al conocer las ilusas y a la vez deslavazadas
pretensiones del culo, se echaron a reír, pero con tanta desfachatez que sonaba a una animadversión de las más agudas.
¿Cómo
osaba a pedir la jefatura de tan importante monopolio un órgano (si a ese trozo de carne con algunas redondeces se le puede llamar órgano) que está tan
desprestigiado y es tan insignificante?
A
raíz de esas risas y burlas y herido en sus más íntimos sentimientos, el culo,
como un buen pompis que es, se acomodó y decidió bloquear la salida de
excrementos, pronunciando con rematado énfasis seis palabras, y cuatro de ellas
en andaluz (que para eso el autor de esta ley orgánica es mi menda lerenda
sevillana):
- ¡PO YA NO CAGO MÁ, EA!
Al
instante, y como consecuencia de semejante terrorífica actitud, el Cerebro
comenzó a tener severos trastornos. Enviaba atropelladamente órdenes de
fiebre a todo el cuerpo, pésimas digestiones, flojedad en los músculos,
huesos empezando a descalcificarse, las hormonas se iban de discotecas, las
venas se ponían tan rígidas que parecían acero, alopecia prematura, ojos
hinchados, y los pies inflamados y con tanto, tantísimo dolor que ya no podían
soportar el peso del cuerpo.
El corazón
y los pulmones batallaban con desespero mañana/tarde/noche/madrugada por sobrevivir. Tenían
que remar a toda vela para barrer el mar de toxinas que los invadían. Todo era un auténtico desastre, todo era un auténtico caos, hasta
que todos los órganos, salvo el Cerebro, naturalmente, se citaron a través del
WhatSapp,
y ya reunidos suplicaron al Cerebro que el culo fuera el jefe, a lo que éste,
finalmente, cabreado pero reflexivo, accedió.
Enterado
de lo ya decidido por sus colegas, el culo o pompis o trasero o retaguardia o
fachada de atrás o… (uf, vete a saber, podría citar por los menos una docena de
apodos más), empezó a funcionar a marchas forzadas, largando mierda a diestra y
siniestra, imponiendo, orgulloso, su cargo de jefe universal por excelencia.
Una
vez normalizado todo el organismo, y el culo cumpliendo a rajatablas su misión
principal (cagar), éste, y ya como jefe, envió un mail al Cerebro:
Señor Cerebro. Para llegar a ser jefe no es necesario
ser cerebro, ni ser más o menos inteligente, ni ser más o menos listo, ni ser
imprescindible, sólo hay que ser un buen culo, como lo soy yo, y aprovechar el
momento más oportuno para cagar a los demás. Suyo afectísimo: el Culo.Con tamaño maremágnum de contrariedades, al Cerebro se
le olvidó comprar un cartucho de tinta (el día anterior se había agotado) para
su vieja impresora, con lo cual no podía enviar al Jefe Culo una fotocopia de
un pacto sine quam de explícitas normas para el perfecto rendimiento de todo el organismo,
y además no le funcionaba el escáner, con lo que tampoco podía escanear veinte
imprescindibles reglas; así que, resignado pero contrariado, seguía
sistemáticamente impartiendo órdenes, pero sin dejar de echar de vez en
cuando una miradita a la pestosa carga de inmundicias que arrastraba el pasillo
alargado del aparato digestivo; sí, ese pasillo que se extiende desde el estómago hasta el
ano.
Antonio ChávezSevilla oct 2023