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Currito
Mi padre (siempre pendiente de todo), días antes de llegar el verano decidía bajar del altillo de nuestra casa un mogollón de cajas de cartón, las cuales contenían ropas y enseres de uso durante los meses estivales. Un buen rato estaba el hombre extrayendo de ellas camisetas, polos, gorros, pantalones cortos, bañadores, bikinis, sandalias, toallas de colorines, crema solar…, y, aferrado con sus dos regordetas manitas a su cubito y a su palita, también sacaba a mi hermanito, el traviesillo Currito, que se nos había olvidado del verano anterior. Pero, finalmente, todo para nada, porque ese asquerosito verano no hacía poco calor y llovía un día sí el otro no.
Comentarios
Shalom amigazo
Decía un eminente pediatra español del siglo XIX (no recuerdo ahora su nombre) que cuando se es excesivamente travieso de niño, de adulto se es excesivamente formal, como si el saco de la travesura, que todos cargamos en nuestra niñez, se vaciara en nuestra adultez, al menos eso es lo que pienso yo. Pero aquel médico pediatra matizaba eso de "excesivamente"; es decir, no un poco travieso.
Y, sinceramente, yo no comulgo con esa extraña teoría, por muy relevante y por muchos conocimientos que tuviese aquel señor de la ciencia de la Pediatría
Un saludo afectuoso