La ama sumisa

Suara Baal

El viento enreda en mi falda oscura, recortada como el escote que luzco con orgullo, los labios de negro, como el contorno de mis ojos, mi cara perfectamente maquillada, de tacto de porcelana, mi melena negra pelirrojo ondea salvaje al aire nocturno.
Está vez, seré yo quien te busque mi dulce psicópata. Mi nombre es Alison Queen, y tal como mi apellido indica, yo soy su reina. Por tanto, debe obedecerme, este donde este, debes vigilarme, debes acudir si eres llamado. Eres mi esclavo, mi amante, mi amigo, mi asesino. Enredo por las calle, atestadas de adolescentes, de gente joven que malgasta sus energías en busca de placer. Los pub, los bares, los locales están llenos. El volumen muy por encima de lo establecido. En general escasez de ropa. Los cristales de las botellas rotas crujen bajo mis altas botas de tacón en punta. Para mí, la gente de mí alrededor no es más, que la mierda que ensucia el suelo que piso. Lo único que anhelo es culminar nuestra aventura, nuestro secreto juego. A quien le importa como acabe. Toda historia tiene su final. A esta ahí que ponerle fin. Lo supe cuando me besaste nuestra primera noche. Lo supe cuando sustituimos la cama por un vulgar baño para hacer el amor. Tú quieres mucho más de lo que tu dueña está dispuesta a darte. Tendré por tanto que amaestrarte o quitarte de en medio. Mis amigas ya están a salvo en casa. Me despedí de ellas en el metro, ahora vuelta a lo que realmente importa. La caza ha comenzado, y con ello el sabroso sabor del castigo debidamente infringido. Utilizó mis armas de mujer fatal con cuatro o seis imbéciles, para hacerle salir, los celos siempre son su debilidad, lo hago con gusto. Pero esta será la última noche que asesine a alguien por sentir celos. Por mucho que sea por mí, hay límites que no se deben transgredir.
Ahí está, su presencia me abruma por un instante. Percibo su rabia como una tormenta que se avecina sin remedio. Como es noche de disfraces, no me sorprende ver que se ha vestido de negro, como un caballero veneciano, con una gran capa con la cual me envuelve, apartándome discretamente del bullicio de la fiesta. Al quedarnos solos en un callejón, gentilmente me pide un beso. No se lo concedo. No se lo merece. En respuesta, me dice que ya no puede soportar ser esclavo de un ama que tiene más vasallos. Le repito que esa no es decisión suya. Que deje de matarlos. Que iré a la policía. Es entonces cuando siento que algo me golpea entre las costillas, cuando bajo la mirada asombrada, veo una pequeña daga saliendo de mi estómago.
Es entonces cuando desobedece mis órdenes y me da un beso de buenas noches. Mientras me desvanezco en los brazos de la muerte, pienso; hay que ver qué difícil es encontrar esclavos obedientes.

amparo bonilla

Si, además que son de un egoísta, todo lo quieren para ellos solos;):):p

Suara Baal

Pido disculpas si alguien se ofende por este relato.

A Amparo!
gracias, tu siempre animandome con tus comentarios!!!si no fuera por ti y los pocos que respondeis a mis mensajes hace tiempo lo habría dejado abatida.;)

Shaianti

No recuerdo haber comentado escritos tuyos hasta ahora, pero te sugiero que mejores en general la ortografía, aunque creo que la mayor parte de las faltas son por distracción y poca revisión.
En este relato y tras una rápida lectura ya me chirría el título (debe se El ama sumisa) y esta frase: "A esta ahí que ponerle fin", debe ser: a ésta hay que ponerle fin.
Fantasía no te falta, pero es importante cuidar la forma. :)

Suara Baal

Eres muy amable!Procuro tener cuidado!y seguire teniendolo más en el futuro. Editado queda en el doc de word! Gracias:D

Emmy Iero Autumn

Es que desde luego que protestones están ahora los esclavos e.e

Muy buen relato(:

Suara Baal

GRACIAS!!! De eso trata, de que gusten, de que disfruten!