Casi no puedo llegar aquí. Hay obstáculos que me bloquean. Solo quiero decir una cosa
"Amor devora este angustioso silencio y destruye mi soledad con tu presencia ven a mi cúbreme de besos entrégate al ritual y contagia con tu luz mi noche
Hola Negu. Es la segunda vez que leo este pequeño poema hoy. No recuerdo dónde lo leí antes, en otro foro creo. Muy muy bello. Creo que tengo que buscar a este autor. Gracias.
En este instante, breve y duro instante, ¡cuántas bocas de amor están unidas, cuántas vidas se cuelgan de otras vida exhaustas en su entrega palpitante!
Fugaz como el destello de un diamante, ¡qué de manos absurdamente asidas quieren cerrar las más leves salidas a su huida perpetua e incesante!
Lentos, aquí y allá, y adormecidos, ¡tantos labios elevan espirales de besos!... Sí, en este instante, ahora
que ya pasó, que ya lo hube perdido, del cual conservo sólo los cristales rotos, primera ruina de la aurora. (En este instante, breve, y duro instante...)
Me persiguen los teléfonos rotos de Granada, cuando voy a buscarte y las calles enteras están comunicando.
Sumergido en tu voz de caracola me gustaría el mar desde una boca prendida con la mía, saber que está tranquilo de distancia, mientras pasan, respiran, se repliegan a su instinto de ausencia los jardines.
En ellos nada existe desde que te secuestran los veranos. Sólo yo los habito por descubrir el rostro de los enamorados que se besan,
con mis ojos en paro, mi corazón sin tráfico, el insomnio que guardan las ciudades de agosto, y ambulancias secretas como pájaros.
Algunas veces llego presuroso, rodeo tus rodillas, toco tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera decirte tantas cosas! Te compraré un pañuelo, seré buen chico, haremos un viaje....No sé, no sé lo que me pasa. Quiero morir así, así en tus brazos.
.. Entre las piedras y el fuego, frente a la tempestad o en medio de la sequía, por sobre las banderas del odio necesario y el hermosísimo empuje de la cólera, la flor de mi poesía busca siempre el aire, el humus, la savia, el sol, de la ternura.
Intuición del frío No es el de la niñez, aquellas mañanas de diciembre, a lo largo del río, hacia el colegio. Ni se trata tampoco de aquel otro que te sorprendería años después más de una madrugada dando tumbos. No, este es distinto, este da miedo: Viene del futuro.
Tú apareces, tú te desnudas, tú entras en la luz, tú despiertas los colores, tú coronas las aguas, tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor, tú rematas la más cegadora de las orillas, tú predices si el mundo seguirá o va a caer, tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava, tú reinas en el centro de esta conflagración y del primero al séptimo día tu cuerpo es un arrogante palacio donde vive el temblor.
«Apenas he rozado esta vida. Pasé por ella como un extraño. A veces, una puerta se me resistía. Separándome de mí mismo. Insistí sin impaciencia. La escritura es esta mano impresa en el cristal.»
basta por esta noche cierro la puerta me pongo el saco guardo los papelitos donde no hago sino hablar de ti mentir sobre tu paradero cuerpo que me has de temblar.
"No me acuerdo de las calles, de los primeros fuegos. Tú me esperabas silencioso y azul como una ofrenda. Tu mano me retenía tardes enteras, con la claridad de los pájaros, recorrías la monotonía de tejados y alamedas. He reconocido con sorpresa y piedad el frío sonámbulo de una tregua. Reconstruyo con extrañeza tu delgadez de pequeño elfo. Tengo tierra y sangre hasta mi tranquilidad más recóndita. Hace tiempo que he renunciado a vaciar mi buzón, a recorrer los jardines invisibles de tu sexo, y me cubro de escalofríos desde el principio de los tiempos".
"Donde habite el olvido, En los vastos jardines sin aurora; Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible, No esconda como acero En mi pecho su ala, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño.
Cuando nos besamos trituramos un ángel. Su última voluntad será nuestro deseo. Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores, su sombrero de plumas, barajas manoseadas por tahúres y ahora
hay que hacerlo entrar, ofrecerle licor (que él viene de morirse), acercarle una silla (que lee en la oscuridad).
Dirá sus baratijas, su forma de guiarnos al secreto de la vieja estación. Dirá que el vino está hecho de hojas secas, que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío. (Ni un centavo de luz a su trabajo).
Cuando nos besamos desollamos un ángel, un condenado a muerte que va a resucitar en otras bocas. No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el diente y triturar al ángel. Abrir tus piernas blancas y darle sepultura.
Latigazos de sombra desordenan tu cuerpo, en la fotografía donde te estoy pensando, y soy el extranjero que descubrió tu rostro y se animó a escribirlo, que era como besarlo.
Comentarios
Solo quiero decir una cosa
"Amor
devora este angustioso silencio
y destruye mi soledad
con tu presencia
ven a mi
cúbreme de besos
entrégate al ritual
y contagia con tu luz
mi noche
..."
Carlos Enrique Ungo
pepeto....
Todo amor es efímero
Ninguna era tan bella como tú
durante aquel fugaz momento en que te amaba:
mi vida entera.
Ángel González
pepeto......
El último de tus besos
siempre fue el más dulce,
la última sonrisa,
la más brillante,
el último gesto,
el más grácil.
John Keats
¿pepeto?
Podría decir que te había soñado antes de verte pero lo cierto es que solo verte ha sido un sueño.
«¿Qué borrar primero:
la sombra o el cuerpo,
la palabra escrita ayer
o la palabra escrita hoy,
el día oscuro
o el día claro?
Hay que encontrar un orden.
El aprendizaje de borrar el mundo
nos ayudará luego a borrarnos.»
Roberto Juarroz
«Por un largo ahora.
Te tomo de la mano,
asusta lo incompleto que somos.»
Antonio Orihuela
Desnudo soñado una noche solar.
He yacido días animales.
El viento y la lluvia me borraron
como a un fuego, como a un poema
escrito en un muro.
A.P.
En este instante, breve y duro instante...
En este instante, breve y duro instante,
¡cuántas bocas de amor están unidas,
cuántas vidas se cuelgan de otras vida
exhaustas en su entrega palpitante!
Fugaz como el destello de un diamante,
¡qué de manos absurdamente asidas
quieren cerrar las más leves salidas
a su huida perpetua e incesante!
Lentos, aquí y allá, y adormecidos,
¡tantos labios elevan espirales
de besos!... Sí, en este instante, ahora
que ya pasó, que ya lo hube perdido,
del cual conservo sólo los cristales
rotos, primera ruina de la aurora.
(En este instante, breve, y duro instante...)
Angel Gonzalez.
Me persiguen...
Me persiguen
los teléfonos rotos de Granada,
cuando voy a buscarte
y las calles enteras están comunicando.
Sumergido en tu voz de caracola
me gustaría el mar desde una boca
prendida con la mía,
saber que está tranquilo de distancia,
mientras pasan, respiran,
se repliegan
a su instinto de ausencia
los jardines.
En ellos nada existe
desde que te secuestran los veranos.
Sólo yo los habito
por descubrir el rostro
de los enamorados que se besan,
con mis ojos en paro,
mi corazón sin tráfico,
el insomnio que guardan las ciudades de agosto,
y ambulancias secretas como pájaros.
Luis García Montero
¿Empeñé tu memoria? ¡Cuántas veces!
¿Empeñé tu memoria? ¡Cuántas veces!
La vida baja como un ancho río,
y cuando lleva al mar alto navío
va con cieno verdoso y turbias heces.
Y más si hubo tormenta en sus orillas,
y él arrastra el botín de la tormenta,
si en su cielo la nube cenicienta
se incendió de centellas amarillas.
Pero aunque fluya hacia la mar ignota,
es la vida también agua de fuente
que de claro venero, gota a gota,
o ruidoso penacho de torrente,
bajo el azul, sobre la piedra brota.
y allí suena tu nombre ¡eternamente!
A. Machado
-Kirmen Uribe-
Hola pepeto, amigo mio
presuroso, rodeo
tus rodillas, toco
tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera
decirte tantas cosas!
Te compraré un pañuelo,
seré buen chico, haremos
un viaje....No sé,
no sé lo que me pasa.
Quiero morir así,
así en tus brazos.
Jose Agustín Goytisolo
Entre las piedras y el fuego,
frente a la tempestad
o en medio de la sequía,
por sobre las banderas
del odio necesario
y el hermosísimo empuje
de la cólera,
la flor de mi poesía busca siempre
el aire,
el humus,
la savia,
el sol,
de la ternura.
Roque Dalton
No es el de la niñez,
aquellas mañanas de diciembre,
a lo largo del río,
hacia el colegio.
Ni se trata tampoco de aquel otro
que te sorprendería
años después
más de una madrugada
dando tumbos.
No, este es distinto, este
da miedo:
Viene del futuro.
Karmelo Iribarren
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
palacio
donde vive
el
temblor.
Rafael Cadenas
nos viene a la memoria
algo sin importancia
que dejamos
para el día siguiente
hace ya tiempo,
he recordado,
viejo amor,
cuánto te quise.
Karmelo Iribarren
pepeto!!!!
cuando miremos
al cielo
de noche:
tú allá,
yo aquí.
Mario Benedetti
«Apenas he rozado esta vida. Pasé por ella como un extraño. A veces, una puerta se me resistía. Separándome de mí mismo. Insistí sin impaciencia. La escritura es esta mano impresa en el cristal.»
Christian Bobin
quedarme en el secreto de las cosas.
Me gusta introducirme en las criaturas.
Errar como una idea.
Extraño como el arte.
Anónimo,
incierto
y olvidado.
Naciendo, nuevamente,
en cada día.
Adonis Ali Ahmad Said Esber
basta por esta noche cierro
la puerta me pongo
el saco guardo
los papelitos donde
no hago sino hablar de ti
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar.
Juan Gelman.
Darío Jaramillo.
Tú me esperabas silencioso y azul como una ofrenda.
Tu mano me retenía tardes enteras,
con la claridad de los pájaros,
recorrías la monotonía de tejados y alamedas.
He reconocido con sorpresa y piedad
el frío sonámbulo de una tregua.
Reconstruyo con extrañeza
tu delgadez de pequeño elfo.
Tengo tierra y sangre hasta mi tranquilidad más recóndita.
Hace tiempo que he renunciado a vaciar mi buzón,
a recorrer los jardines invisibles de tu sexo,
y me cubro de escalofríos desde el principio de los tiempos".
Beatriz Hernanz Angulo
"Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido".
Luis Cernuda
Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahúres y ahora
hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él viene de morirse),
acercarle una silla (que lee en la oscuridad).
Dirá sus baratijas,
su forma de guiarnos al secreto de la vieja
estación.
Dirá que el vino está hecho de hojas secas,
que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío.
(Ni un centavo de luz a su trabajo).
Cuando nos besamos desollamos un ángel,
un condenado a muerte que va a resucitar en
otras bocas.
No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el
diente
y triturar al ángel.
Abrir tus piernas blancas y darle sepultura.
Jorge Boccanera
Autoplagio
Latigazos de sombra desordenan tu cuerpo,
en la fotografía donde te estoy pensando,
y soy el extranjero que descubrió tu rostro
y se animó a escribirlo, que era como besarlo.
Jorge Boccanera