Hay que vivir sin imposturas.
Vivir de modo que con el tiempo,
Nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.
Hay que dejar blancos,
En el destino y no en el papel.
Y en los márgenes anotar,
Pasajes y capítulos de la vida entera.
Debemos sumirnos en el anónimo,
Y ocultar en él nuestros pasos.
Tal como se oculta el paisaje,
Tras una niebla espesa.
Otros siguiendo tus huellas, frescas.
Recorrerán tu camino palmo a palmo,
Pero tú mismo no debes distinguir
La derrota de la victoria.
No debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.
Tú debes estar vivo.
Solamente vivir, de eso se trata...
Hasta el final.
Yo soy mía,
y de muchos:
amiga, hermana, compañera, familia, novia, vecina, alumna, clienta, desconocida…
Pero yo soy mía y de nadie más.
Mi alma es mía y de nadie más, tiene esa dualidad de
alma libre y alma jaula,
que te quiero en libertad
y encerrado en mí,
que me quiero en libertad
y a la vez, presa de ti.
Mi alma es mía.
Mi cuerpo es mío.
Te puedo ceder una teta.
Te puedo decir que mi culo es para ti.
Puedes jugar con mi cuerpo.
Incluso introducirte en mí. Porque mi cuerpo es mío y de nadie más.
Víspera de Todos los Santos
persiguiendo al Hombre de Rojo.
Galernas de hielo masacran,
acuchillan sin piedad mi carne podrida,
sangrienta, purulenta,
abierta en cráteres a la cruel escarcha.
No dejo de rascarme los pedazos
de sangre seca,
que escuecen como una ilusión rota,
y de dejar caer los párpados
por el propio peso de la fiebre que desafía
a las alegres luces de la Alameda.
Tambaleante y salido de una angustiosa tumba
descomponiéndose mi pelo y mi carne
bañado en sudor frío y amargo
deambulo por las calles con el corazón en pena
en busca de lo único que brilla en mi noche.
Casi perdido.
Casi ausente.
Casi indiferente.
Susurrándome su paradero con una cara
y huyendo, dándome la espalda con la otra
(claro, es que es Géminis).
Es Víspera de Todos los Santos
y yo
persigo al Hombre de Rojo.
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
No quiero que me quieras por ser bueno
no lo soy
(nadie miente mejor que el que aprendió el oficio
engañándose a si mismo).
No quiero que me quieras porque estoy
pues tengo la costumbre de marcharme
casi sin remordimientos
cuando alguien ignora mis indicios.
No quiero que me quieras solo por lo que escribo
(mis palabras son románticas rameras
que dicen la verdad
pero siempre me han consentido).
No quiero que me quieras por estar disponible
(no hay mayor egoísmo que darse sin medidas
y sentirse necesario
para quien te resulta imprescindible).
No quiero que me quieras porque intuyes que te espero.
Aunque me muestre inofensivo para no espantarte
nunca podré asumir un destino de perchero.
No quiero que me quieras porque sabes que te quiero.
El mercado de mi vida no funciona con trueques
y el amor debe ser más que un canje de prisioneros.
Ya lo dijo Sabina -mejor- en la canción que conocemos,
pero lo digo yo, que no aprendí a callarme a tiempo:
Yo quiero que me quieras como quieras
como inventes y sepas
como menos te duela
y te mate por dentro
como mejor te salga
como el peor secreto
como no puedas querer de nuevo.
Yo quiero que me quieras a tu manera
aunque lo digas poco y lo sientas todo el tiempo
aunque nunca me escribas un poema.
No quiero que me quieras
porque estoy enfermo
sino
porque no tienes más remedio.
Y si no puedes quererme así
de un modo imperfecto
pero inédito
entonces
entonces no me quieras.
Te veía
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como sólo tú miras
a los ojos: rompiendo
el calendario.
Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;
Gracias Negu, es tan relajante como caminar por la playa descalzo con una cerveza helada. Gracias.
PREGUNTAS Y PENUMBRAS
¿Y si de pronto huyeran
el valor y el destino
-como alas- de este pájaro
que me lleva a los vientos
o a la muerte?
Tal vez mañana mismo.
Si de pronto volara
de mi pecho
el corazón, cayera
como llave en un pozo:
¿Tú abrirías la puerta, cruzarías
al umbral a mi paso señalado?
Buscando entre los muertos
Es a ti a quien hablo,
a ti que creces
como una larga herida
en mi memoria, a ti que ignoras
como yo
los tatuajes de mi brazo. Es
a ti a quien hablo.
El cuerpo del hermano.
Bajo mi cuerpo
tiéndete, acerca tus oídos
a la tierra: ¿Oyes cómo mis manos
te acarician, como el mar suena
todavía
desde tu corazón?
Nuestro cuerpo encontremos.
Tras la puerta, otro fuego
devora las montañas,
los sueños
y los hombres. No digas
nunca: "hay tiempo,
hay tiempo". Tal vez
mañana mismo,
buscando entre los muertos
el cuerpo del hermano,
nuestro cuerpo encontremos
Ámame en mi locura.
Nuestro camino es el mismo, igual que nuestra vida.
Mi locura está poblada de maná paradisíaco.
Ámame así en mi ardor.
Sólo sé siempre sencilla
Como las palabras de mis versos.
Quiero ver al amanecer
Tu cuerpo salpicado por gotas de rocío.
Ámame en mi voluptuosidad:
En mi flaqueza, e incluso en la demencia,
El amor siempre nos mostrará el camino cierto
Llenando nuestro paraíso de un calor sin límite.
Ámame a pesar de los rechazos.
Nuestro camino es el mismo, al igual que nuestra vida.
Yo abriré todos los palacios,
Y a tus pies arrojaré
Todos los cetros y coronas
La carga agotadora
Todo lo que los creadores pueden dar.
Fue cuando la flor del vino se moría en penumbra
y dijeron que el mar la salvaría del sueño.
Aquel día bajé a tientas a tu alma encalada y húmeda,
y comprobé que un alma oculta frío y escaleras
y que más de una ventana puede abrir con su eco otra voz, si es buena.
Te vi flotar a ti, flor de agonía, flotar sobre tu mismo espíritu.
(Alguien había jurado que el mar te salvaría del sueño.)
Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros
y que hay puertas al mar que se abren con palabras.
Supongo que sabe que su sonrisa,
consigue hacerme claudicar,
que puedo dejar de mirarle las tetas a la camarera
y a la amiga de esa amiga que nunca tuve.
Que consigue que haga el idiota sin ruborizarme,
contarle aquella vez que me cai en un charco,
algo sobre la eyaculación precoz con cierta rubia teñida,
algún vicio inconfesable,
o hablarle del beso que le di al aire
pensando que el amor de mi infancia
jamás se apartaría.
Supongo que sabe que su sonrisa,
hace girar las agujas del reloj
a una velocidad distinta
a la que acepta la cordura.
Que hace un minuto era de día
y ahora tiene una estrella entre los labios
que jamás sera fugaz.
Que ignoro por completo,
si ha preferido zapatos planos
para no despertar al hombre equivocado.
Si lleva el pelo suelto o una trenza,
si es un vestido nuevo,
o el mismo que he pensado
desabrocharle mil veces.
Supongo que sabe que cuando sonríe,
me duele tanto parpadear
como una guerra en Palestina.
Que el olvido es el primer atajo
que atraviesa por sus pómulos.
Que su garganta un eclipse,
que sus dientes un verano,
que su lengua mar de fondo.
Más allá de su rostro la vida,
es una película de Tarantino,
el futuro la promesa de un político,
el amor hipotecas para siempre.
Supongo que lo sabe, que es consciente,
que tiene esa certeza incuestionable,
de hacer feliz al resto si se ríe,
cosquillas en el alma, cicatrices,
de heridas que juraron ser eternas,
paisajes devorados por su nombre,
la magia concentrada en una mueca,
la oscuridad humillada por su brillo.
Supongo que lo sabe, aunque no importa,
si ignora la verdad de su sonrisa,
si algún espejo dijo lo contrario,
si algún complejo le mintió al respecto,
si algún recuerdo le confunde el ánimo.
Yo se que su sonrisa es mi sonrisa
y espero que ningún hijo de puta
me la haga nunca llorar.
Soledad,
aquí están mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,
propongo que tu y yo nos vayamos conociendo.
Aquí estoy,
te traigo mis cicatrices,
palabras sobre papel pentagramado,
no te fijes mucho en lo que dicen,
me encontrarás
en cada cosa que he callado.
Ya pasó
ya he dejado que se empañe
la ilusión de que vivir es indoloro.
Que raro que seas tú
quien me acompañe, soledad,
a mi, que nunca supe bien
cómo estar solo.
Tengo que acercarme más veces por aquí, para coincidir más contigo.
Gracias, amiga poeta...
No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
No capturar ninguna presa
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extensión de la nada
Fue miserable, hablé con miseria, y que sería de mi
si mí no eterna cara, no aborreciera el reflejo de las cuchillas,
ya que deben ser reflejadas desde cerca,
en aquel instante, en aquella cerca,
aquella ensangrentada cuchilla,
sufrió la visión en su acerado fin cortante,
encerrada en la jaula: de piel y nudillos y tendones,
incluso uñas, desgastadas todas ellas, por la intensa mirada de su amo,
al elegir mi máscara de cara,
como superficie objetiva a alcanzar,
todo aquello esquivé, sin cerrar apenas los ojos,
por mero afán de aborrecer reflejos.
Fue miserable, hablé con miseria, y que sería de mi
si mí no eterna cara, no aborreciera el reflejo de las cuchillas,
ya que deben ser reflejadas desde cerca,
en aquel instante, en aquella cerca,
aquella ensangrentada cuchilla,
sufrió la visión en su acerado fin cortante,
encerrada en la jaula: de piel y nudillos y tendones,
incluso uñas, desgastadas todas ellas, por la intensa mirada de su amo,
al elegir mi máscara de cara,
como superficie objetiva a alcanzar,
todo aquello esquivé, sin cerrar apenas los ojos,
por mero afán de aborrecer reflejos.
Hola Txetxu. Perdona el atrevimiento... igual yo lo he entendido mal
No sería mejor decirlo así?
Fui miserable, hablé con miseria, y que sería de mí
si mi no eterna cara, no aborreciera el reflejo de las cuchillas,
Quisiera ser de nuevo soldado en Bilecá
y esperarte en la estación,
beber contigo un café en la pastelería "da Bela",
cogerte de la mano junto a la fuente de la Trebisnjica
y recibir tus cartas.
Para que este poema fuera feliz
bastaría sólo con poder mirarte
bajo el cuadro de nuestra Popovaca
mientras que la enfermera del puesto de socorro
te toma la tensión y te clava una aguja.
Pero quizás,
quizás te has muerto
para evitarle la vejez a los poemas
dedicados a ti.
Como si yo o mis poemas
hubiéramos podido amarte menos dentro de diez años.
Pues lo que importa no es la luz que encendemos día a día,
sino la que alguna vez apagamos
para guardar la memoria secreta de la luz.
Lo que importa no es la casa de todos los días
sino aquella oculta en un recodo de los sueños.
Lo que importa no es el carruaje
sino sus huellas descubiertas por azar en el barro.
Lo que importa no es la lluvia
sino sus recuerdos tras los ventanales del pleno verano.
Corteza de árbol el vestido de novia,
fantasma blanco de resina.
Los días nacen de las noches,
no entre pliegues de luz,
una colina es sólo fango endurecido,
el nacimiento una lejana estrella,
y el poema únicamente voz.
Caza nocturna de sueños,
fisura en la mirada ajena.
Corteza de árbol el vestido de novia,
fantasma blanco de resina.
Los días nacen de las noches,
no entre pliegues de luz,
una colina es sólo fango endurecido,
el nacimiento una lejana estrella,
y el poema únicamente voz.
Caza nocturna de sueños,
fisura en la mirada ajena.
Rosa Lentini
Maravilloso. Gracias.
Se me ha parado el aliento ...:-O
Para hablar del dolor,
tengo que remontarme a tu nombre,
ni cicatrices antiguas, ni contusiones recientes.
Tu nombre, frustante,
como una nana para un niño sin sueño.
Para hablar de tu nombre,
tengo que descoserme la boca,
desprenderme del ego,
desnudar el fracaso.
Tengo que llamarte en otro rostro
y que tu recuerdo,
se convierta en incognita indescifrable
de una ecuación de mi cerebro.
Tu nombre, resbaladizo,
como un tobogán tras la lluvia.
Ayer lo escuché desde otra boca,
suave, como si no significara nada,
como si en sus sílabas no cupiera,
toda la vida de un hombre.
Claro que ella no eras tú
y se giró levemente sin notar cuánto peso
soportaba mi pecho en una sola palabra.
Pensé en ti, en tu vida de casada,
en tus manos indecisas calentando biberones,
en tus tacones atrincherados
en el armario de la decencia,
en las abejas marchitas,
del enjambre de tu escote.
Pensé en ti,
tendiendo tu desnudo con pinzas de la ropa,
hablando del clima con tu vecina del segundo,
llorando otra vez después de ver Pretty woman.
Recordé como te mordías el labio
cuando no estabas de acuerdo,
esa manía infernal de dejar las llaves
en cualquier sitio menos en tu bolso,
el olor a mujer de otro que desprendías
cuando te quedabas fija mirando al horizonte,
el perfume a playa de tus muslos
cuando ponías el grito en el cielo
y el cielo en mi boca.
Recordé que besabas al cerrar los ojos,
que solo soñabas si los tenías abiertos,
que cuando mentías se te arrugaba la frente,
que bailabas por el pasillo para no tropezar con mi vida,
que mi vida siempre esperaba que cerraras los ojos
y que tu frente estuviera lisa
después de un te amo.
Y te maldije,
maldije tu cintura de sirena a la deriva,
tu lengua de serpiente,
tu culo brasileño,
maldije tu vientre y su lluvia de lunares,
la pecas de tus pómulos,
las líneas de tus manos.
Tu nombre, grosero,
como una sonrisa en un velatorio.
Y te pensé,
te recordé
y te maldije.
Pero no pude nombrarte,
ni tú hubieras venido.
Primero te retraes,
te agostas,
pierdes alma en lo seco,
en lo que no comprendes,
intentas llegar al agua de la vida,
alumbrar una membrana mínima.
No soñar flores.
El aire te sofoca.
Sientes la arena
reinar en la mañana,
morir lo verde,
subir árido oro.
Pero, aún sin ella saberlo,
desde algún borde
una voz compadece, te moja
breve, dichosamente,
como cuando rozas
una rama de pino baja
ya concluida la lluvia.
Tu buzón está lleno y no admite más mensajes -(
Parábola
Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras:
"¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta.
Estoy en la orilla y espero ayuda. ¡Dense prisa. Estoy aquí!"
-No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde.
La botella pudo haber flotado mucho tiempo, dijo el pescador primero.
-Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano,
dijo el pescador segundo.
-Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. La isla "Aquí" está en todos lados,
dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio.
Las verdades generales tienen ese problema.
esa mujer que ahora mismito se parece a santa teresa
en el revés de un éxtasis
hace dos o tres besos fue
mar absorto en el colibrí que vuela por su ojo izquierdo
cuando le dan de amar
y un beso antes todavía
pisaba el mundo corrigiendo la noche
con un pretexto cualquiera
en realidad es una nube
a caballo de una mujer
un corazón
que avanza en elefante cuando tocan
el himno nacional y ella
rezonga como un bandoneón mojado hasta los huesos
por la llovizna nacional
esa mujer pide limosna en un crepúsculo de ollas
que lava con furor
con sangre
con olvido
encenderla es como poner en la vitrola un disco de Gardel
caen calles de fuego de su barrio irrompible
y una mujer y un hombre que caminan atados
al delantal de penas con que se pone a lavar
igual que mi madre lavando pisos cada día
para que el día tenga una perla en los pies
es una perla de rocío
mamá se levantaba con los ojos llenos de rocío
le crecían cerezas en los ojos y cada noche los besaba el rocío
en la mitad de la noche me despertaba el ruido de sus cerezas
creciendo
el olor de sus ojos me abrigaba en la pieza
siempre le vi ramitas verdes en las manos con que fregaba el día
limpiaba suciedades del mundo
lavaba el piso del sur
volviendo a esa mujer
en sus hojas más altas se posan
los horizontes que miré mañana
los pajaritos que volarán ayer
yo mismo con su nombre en mis labios.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir,
yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Comentarios
Vivir de modo que con el tiempo,
Nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.
Hay que dejar blancos,
En el destino y no en el papel.
Y en los márgenes anotar,
Pasajes y capítulos de la vida entera.
Debemos sumirnos en el anónimo,
Y ocultar en él nuestros pasos.
Tal como se oculta el paisaje,
Tras una niebla espesa.
Otros siguiendo tus huellas, frescas.
Recorrerán tu camino palmo a palmo,
Pero tú mismo no debes distinguir
La derrota de la victoria.
No debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.
Tú debes estar vivo.
Solamente vivir, de eso se trata...
Hasta el final.
Boris Pasternak
Las flores crecen como dones y después
se dilatan
una vigilancia aguda las silencia
no cansarse jamás de los dones
El mundo es un diente arrancado
no me pregunten por qué
hoy tengo tantos años
la lluvia es estéril.
Buscando las semillas destruidas
eras la unión marchita que buscaba
robar el corazón de otro para después
usarlo.
La esperanza es un daño quizá definitivo
las monedas resuenan crudas en el
mármol
de la mano.
Convencía al monstruo de que se
escondiera
en los cuartos limpios de un albergue
imaginario
había en el bosque pequeñas víboras
embalsamadas.
Me disfracé de cura de la poesía
pero para la vida estaba muerta
las vísceras que se pierden
en el barullo
mueres barrido por la ciencia
El mundo es sutil y plano:
Deambulan allí pocos elefantes, obtusos.
Amelia Rosselli
y de muchos:
amiga, hermana, compañera, familia, novia, vecina, alumna, clienta, desconocida…
Pero yo soy mía y de nadie más.
Mi alma es mía y de nadie más, tiene esa dualidad de
alma libre y alma jaula,
que te quiero en libertad
y encerrado en mí,
que me quiero en libertad
y a la vez, presa de ti.
Mi alma es mía.
Mi cuerpo es mío.
Te puedo ceder una teta.
Te puedo decir que mi culo es para ti.
Puedes jugar con mi cuerpo.
Incluso introducirte en mí.
Porque mi cuerpo es mío y de nadie más.
Silvestre es escritora, y amiga mía.
.
.
.
Víspera de Todos los Santos
persiguiendo al Hombre de Rojo.
Galernas de hielo masacran,
acuchillan sin piedad mi carne podrida,
sangrienta, purulenta,
abierta en cráteres a la cruel escarcha.
No dejo de rascarme los pedazos
de sangre seca,
que escuecen como una ilusión rota,
y de dejar caer los párpados
por el propio peso de la fiebre que desafía
a las alegres luces de la Alameda.
Tambaleante y salido de una angustiosa tumba
descomponiéndose mi pelo y mi carne
bañado en sudor frío y amargo
deambulo por las calles con el corazón en pena
en busca de lo único que brilla en mi noche.
Casi perdido.
Casi ausente.
Casi indiferente.
Susurrándome su paradero con una cara
y huyendo, dándome la espalda con la otra
(claro, es que es Géminis).
Es Víspera de Todos los Santos
y yo
persigo al Hombre de Rojo.
Javier Gato
.
.
.
Hija del viento
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
Pizarnik
Desnudo soñado una noche solar.
He yacido días animales.
El viento y la lluvia me borraron
como a un fuego, como a un poema
escrito en un muro.
Pizarnik
ya nada quedaba por hacer en el mundo...
-Concha Urquiza- (El reintegro)
no lo soy
(nadie miente mejor que el que aprendió el oficio
engañándose a si mismo).
No quiero que me quieras porque estoy
pues tengo la costumbre de marcharme
casi sin remordimientos
cuando alguien ignora mis indicios.
No quiero que me quieras solo por lo que escribo
(mis palabras son románticas rameras
que dicen la verdad
pero siempre me han consentido).
No quiero que me quieras por estar disponible
(no hay mayor egoísmo que darse sin medidas
y sentirse necesario
para quien te resulta imprescindible).
No quiero que me quieras porque intuyes que te espero.
Aunque me muestre inofensivo para no espantarte
nunca podré asumir un destino de perchero.
No quiero que me quieras porque sabes que te quiero.
El mercado de mi vida no funciona con trueques
y el amor debe ser más que un canje de prisioneros.
Ya lo dijo Sabina -mejor- en la canción que conocemos,
pero lo digo yo, que no aprendí a callarme a tiempo:
Yo quiero que me quieras como quieras
como inventes y sepas
como menos te duela
y te mate por dentro
como mejor te salga
como el peor secreto
como no puedas querer de nuevo.
Yo quiero que me quieras a tu manera
aunque lo digas poco y lo sientas todo el tiempo
aunque nunca me escribas un poema.
No quiero que me quieras
porque estoy enfermo
sino
porque no tienes más remedio.
Y si no puedes quererme así
de un modo imperfecto
pero inédito
entonces
entonces no me quieras.
Carlos Salem
llegar,
cruzar la puerta,
darme un besazo en el morro,
mirarme a los ojos
de esa manera única,
como sólo tú miras
a los ojos: rompiendo
el calendario.
Te veía
hacer esas cosas sencillas
que tú haces
para que el mundo
entre en razón;
y no sabía
a quién
darle las gracias.
Karmelo C. Iribarren
PREGUNTAS Y PENUMBRAS
¿Y si de pronto huyeran
el valor y el destino
-como alas- de este pájaro
que me lleva a los vientos
o a la muerte?
Tal vez mañana mismo.
Si de pronto volara
de mi pecho
el corazón, cayera
como llave en un pozo:
¿Tú abrirías la puerta, cruzarías
al umbral a mi paso señalado?
Buscando entre los muertos
Es a ti a quien hablo,
a ti que creces
como una larga herida
en mi memoria, a ti que ignoras
como yo
los tatuajes de mi brazo. Es
a ti a quien hablo.
El cuerpo del hermano.
Bajo mi cuerpo
tiéndete, acerca tus oídos
a la tierra: ¿Oyes cómo mis manos
te acarician, como el mar suena
todavía
desde tu corazón?
Nuestro cuerpo encontremos.
Tras la puerta, otro fuego
devora las montañas,
los sueños
y los hombres. No digas
nunca: "hay tiempo,
hay tiempo". Tal vez
mañana mismo,
buscando entre los muertos
el cuerpo del hermano,
nuestro cuerpo encontremos
Cesar Calvo
Nuestro camino es el mismo, igual que nuestra vida.
Mi locura está poblada de maná paradisíaco.
Ámame así en mi ardor.
Sólo sé siempre sencilla
Como las palabras de mis versos.
Quiero ver al amanecer
Tu cuerpo salpicado por gotas de rocío.
Ámame en mi voluptuosidad:
En mi flaqueza, e incluso en la demencia,
El amor siempre nos mostrará el camino cierto
Llenando nuestro paraíso de un calor sin límite.
Ámame a pesar de los rechazos.
Nuestro camino es el mismo, al igual que nuestra vida.
Yo abriré todos los palacios,
Y a tus pies arrojaré
Todos los cetros y coronas
La carga agotadora
Todo lo que los creadores pueden dar.
Fedor Sologub
(4 de mayo de 1921)
Avisos clasificados
Se necesitan médicos y enfermeras.
Así anuncian los periódicos
Se necesitan sastres y modistas
¿Quién necesita poetas?
Dónde encontrar un aviso que diga:
"Invitamos poeta a domicilio
Porque se hizo intolerable
Explicarse en el lenguaje común.
Necesitamos palabras hermosas
Estamos dispuestos a entregar nuestras almas".
Deseo comprar finca.
Se necesitan vacas lecheras.
23 de febrero de 1916
y dijeron que el mar la salvaría del sueño.
Aquel día bajé a tientas a tu alma encalada y húmeda,
y comprobé que un alma oculta frío y escaleras
y que más de una ventana puede abrir con su eco otra voz, si es buena.
Te vi flotar a ti, flor de agonía, flotar sobre tu mismo espíritu.
(Alguien había jurado que el mar te salvaría del sueño.)
Fue cuando comprobé que murallas se quiebran con suspiros
y que hay puertas al mar que se abren con palabras.
Rafael Alberti
Supongo que sabe que su sonrisa,
consigue hacerme claudicar,
que puedo dejar de mirarle las tetas a la camarera
y a la amiga de esa amiga que nunca tuve.
Que consigue que haga el idiota sin ruborizarme,
contarle aquella vez que me cai en un charco,
algo sobre la eyaculación precoz con cierta rubia teñida,
algún vicio inconfesable,
o hablarle del beso que le di al aire
pensando que el amor de mi infancia
jamás se apartaría.
Supongo que sabe que su sonrisa,
hace girar las agujas del reloj
a una velocidad distinta
a la que acepta la cordura.
Que hace un minuto era de día
y ahora tiene una estrella entre los labios
que jamás sera fugaz.
Que ignoro por completo,
si ha preferido zapatos planos
para no despertar al hombre equivocado.
Si lleva el pelo suelto o una trenza,
si es un vestido nuevo,
o el mismo que he pensado
desabrocharle mil veces.
Supongo que sabe que cuando sonríe,
me duele tanto parpadear
como una guerra en Palestina.
Que el olvido es el primer atajo
que atraviesa por sus pómulos.
Que su garganta un eclipse,
que sus dientes un verano,
que su lengua mar de fondo.
Más allá de su rostro la vida,
es una película de Tarantino,
el futuro la promesa de un político,
el amor hipotecas para siempre.
Supongo que lo sabe, que es consciente,
que tiene esa certeza incuestionable,
de hacer feliz al resto si se ríe,
cosquillas en el alma, cicatrices,
de heridas que juraron ser eternas,
paisajes devorados por su nombre,
la magia concentrada en una mueca,
la oscuridad humillada por su brillo.
Supongo que lo sabe, aunque no importa,
si ignora la verdad de su sonrisa,
si algún espejo dijo lo contrario,
si algún complejo le mintió al respecto,
si algún recuerdo le confunde el ánimo.
Yo se que su sonrisa es mi sonrisa
y espero que ningún hijo de puta
me la haga nunca llorar.
Ernesto Pérez Gallego
Soledad,
aquí están mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo que pasaremos juntos temporales,
propongo que tu y yo nos vayamos conociendo.
Aquí estoy,
te traigo mis cicatrices,
palabras sobre papel pentagramado,
no te fijes mucho en lo que dicen,
me encontrarás
en cada cosa que he callado.
Ya pasó
ya he dejado que se empañe
la ilusión de que vivir es indoloro.
Que raro que seas tú
quien me acompañe, soledad,
a mi, que nunca supe bien
cómo estar solo.
Jorge Drexley
qué otra cosa decir
nada más
que estoy triste.
Estoy triste.
Eso es todo.
Ni con delicadeza
ni con cuidado
Acaso
tiene delicadeza
vivir
romperse el alma
Idea Vilariño
Una granada lanzada desde el río Mrovići
Desde hace treinta horas
las granadas
llueven sobre nosotros desde todas partes.
Una de ellas
ha sobrevolado ahora
este poema.
Ha sido lanzada desde el Mrkovići
donde antes de la guerra cogía margaritas
con la mujer que amo.
Izet Sarajlić
Gracias, amiga poeta...
No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
No capturar ninguna presa
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extensión de la nada
José Emilio Pacheco
si mí no eterna cara, no aborreciera el reflejo de las cuchillas,
ya que deben ser reflejadas desde cerca,
en aquel instante, en aquella cerca,
aquella ensangrentada cuchilla,
sufrió la visión en su acerado fin cortante,
encerrada en la jaula: de piel y nudillos y tendones,
incluso uñas, desgastadas todas ellas, por la intensa mirada de su amo,
al elegir mi máscara de cara,
como superficie objetiva a alcanzar,
todo aquello esquivé, sin cerrar apenas los ojos,
por mero afán de aborrecer reflejos.
Hola Txetxu. Perdona el atrevimiento... igual yo lo he entendido mal
No sería mejor decirlo así?
Fui miserable, hablé con miseria, y que sería de mí
si mi no eterna cara, no aborreciera el reflejo de las cuchillas,
Saludos!
Quisiera ser de nuevo soldado en Bilecá
y esperarte en la estación,
beber contigo un café en la pastelería "da Bela",
cogerte de la mano junto a la fuente de la Trebisnjica
y recibir tus cartas.
Para que este poema fuera feliz
bastaría sólo con poder mirarte
bajo el cuadro de nuestra Popovaca
mientras que la enfermera del puesto de socorro
te toma la tensión y te clava una aguja.
Pero quizás,
quizás te has muerto
para evitarle la vejez a los poemas
dedicados a ti.
Como si yo o mis poemas
hubiéramos podido amarte menos dentro de diez años.
Izet Sarajlić
un sueño,
y el le regalo una realidad.
A partir de ese dia
lo perdio para siempre
Maran Al-Masri
sino la que alguna vez apagamos
para guardar la memoria secreta de la luz.
Lo que importa no es la casa de todos los días
sino aquella oculta en un recodo de los sueños.
Lo que importa no es el carruaje
sino sus huellas descubiertas por azar en el barro.
Lo que importa no es la lluvia
sino sus recuerdos tras los ventanales del pleno verano.
Jorge Teillier, Los domingos perdidos
Corteza de árbol el vestido de novia,
fantasma blanco de resina.
Los días nacen de las noches,
no entre pliegues de luz,
una colina es sólo fango endurecido,
el nacimiento una lejana estrella,
y el poema únicamente voz.
Caza nocturna de sueños,
fisura en la mirada ajena.
Rosa Lentini
Maravilloso. Gracias.
Se me ha parado el aliento ...:-O
Para hablar del dolor,
tengo que remontarme a tu nombre,
ni cicatrices antiguas, ni contusiones recientes.
Tu nombre, frustante,
como una nana para un niño sin sueño.
Para hablar de tu nombre,
tengo que descoserme la boca,
desprenderme del ego,
desnudar el fracaso.
Tengo que llamarte en otro rostro
y que tu recuerdo,
se convierta en incognita indescifrable
de una ecuación de mi cerebro.
Tu nombre, resbaladizo,
como un tobogán tras la lluvia.
Ayer lo escuché desde otra boca,
suave, como si no significara nada,
como si en sus sílabas no cupiera,
toda la vida de un hombre.
Claro que ella no eras tú
y se giró levemente sin notar cuánto peso
soportaba mi pecho en una sola palabra.
Pensé en ti, en tu vida de casada,
en tus manos indecisas calentando biberones,
en tus tacones atrincherados
en el armario de la decencia,
en las abejas marchitas,
del enjambre de tu escote.
Pensé en ti,
tendiendo tu desnudo con pinzas de la ropa,
hablando del clima con tu vecina del segundo,
llorando otra vez después de ver Pretty woman.
Recordé como te mordías el labio
cuando no estabas de acuerdo,
esa manía infernal de dejar las llaves
en cualquier sitio menos en tu bolso,
el olor a mujer de otro que desprendías
cuando te quedabas fija mirando al horizonte,
el perfume a playa de tus muslos
cuando ponías el grito en el cielo
y el cielo en mi boca.
Recordé que besabas al cerrar los ojos,
que solo soñabas si los tenías abiertos,
que cuando mentías se te arrugaba la frente,
que bailabas por el pasillo para no tropezar con mi vida,
que mi vida siempre esperaba que cerraras los ojos
y que tu frente estuviera lisa
después de un te amo.
Y te maldije,
maldije tu cintura de sirena a la deriva,
tu lengua de serpiente,
tu culo brasileño,
maldije tu vientre y su lluvia de lunares,
la pecas de tus pómulos,
las líneas de tus manos.
Tu nombre, grosero,
como una sonrisa en un velatorio.
Y te pensé,
te recordé
y te maldije.
Pero no pude nombrarte,
ni tú hubieras venido.
Ernesto Pérez Vallejo
Sarasvati: tienes un MP
Aclimatación
Primero te retraes,
te agostas,
pierdes alma en lo seco,
en lo que no comprendes,
intentas llegar al agua de la vida,
alumbrar una membrana mínima.
No soñar flores.
El aire te sofoca.
Sientes la arena
reinar en la mañana,
morir lo verde,
subir árido oro.
Pero, aún sin ella saberlo,
desde algún borde
una voz compadece, te moja
breve, dichosamente,
como cuando rozas
una rama de pino baja
ya concluida la lluvia.
Ida Vitale
Parábola
Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras:
"¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta.
Estoy en la orilla y espero ayuda. ¡Dense prisa. Estoy aquí!"
-No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde.
La botella pudo haber flotado mucho tiempo, dijo el pescador primero.
-Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano,
dijo el pescador segundo.
-Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. La isla "Aquí" está en todos lados,
dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio.
Las verdades generales tienen ese problema.
Wislawa Szymborska
Cerezas
esa mujer que ahora mismito se parece a santa teresa
en el revés de un éxtasis
hace dos o tres besos fue
mar absorto en el colibrí que vuela por su ojo izquierdo
cuando le dan de amar
y un beso antes todavía
pisaba el mundo corrigiendo la noche
con un pretexto cualquiera
en realidad es una nube
a caballo de una mujer
un corazón
que avanza en elefante cuando tocan
el himno nacional y ella
rezonga como un bandoneón mojado hasta los huesos
por la llovizna nacional
esa mujer pide limosna en un crepúsculo de ollas
que lava con furor
con sangre
con olvido
encenderla es como poner en la vitrola un disco de Gardel
caen calles de fuego de su barrio irrompible
y una mujer y un hombre que caminan atados
al delantal de penas con que se pone a lavar
igual que mi madre lavando pisos cada día
para que el día tenga una perla en los pies
es una perla de rocío
mamá se levantaba con los ojos llenos de rocío
le crecían cerezas en los ojos y cada noche los besaba el rocío
en la mitad de la noche me despertaba el ruido de sus cerezas
creciendo
el olor de sus ojos me abrigaba en la pieza
siempre le vi ramitas verdes en las manos con que fregaba el día
limpiaba suciedades del mundo
lavaba el piso del sur
volviendo a esa mujer
en sus hojas más altas se posan
los horizontes que miré mañana
los pajaritos que volarán ayer
yo mismo con su nombre en mis labios.
Juan Gelman
El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir,
yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Juan Gelman