¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

¿Qué lees?

1232426282994

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado noviembre 2010
    Me parece, buena idea, pues al final, viene siendo lo mismo, que lees y que estás leyendo, así habría menos confususión con los dos hilos.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado noviembre 2010
    amparo bonilla escribió : »
    Rayuela, de Córtazar, pero como que no la voy a pasar, si alguien se la ha leido o puede comentar algo de esta obra, me está cayendo como una piedra, maluca.

    Entonces mejor lo descarto, no le encuentro la gracia
  • MinnieMinnie Pedro Abad s.XII
    editado noviembre 2010
    Menzies escribió : »
    Una duda, colegas... Ha llegado un momento en el que no veo la diferencia práctica entre los hilos "¿Qué lees?" y "¿Qué estás leyendo?". ¿Soy el único? ¿Qué tal unir ambos, si es posible, o cerrar uno de ellos para no saturar el Foro? :P


    A eso te hubiese respondido muy bien Camilo José Cela sin duda. Lo digo por aquella anécdota... Se quedó dormido en el Senado y compañero le despertó diciendo:
    -¡Señor Cela, está usted durmiendo!
    -No, estoy dormido –respondió Cela
    -¡Es lo mismo!
    -No, no es lo mismo. No es igual estar dormido que estar durmiendo, al igual que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo! :eek: :D

    (en google escribid: cela dormido durmiendo y os aparecen varias páginas)

    Ya sé que no responde a tu pregunta, pero como estamos en un foro de literatura y me acordé de Cela..... ;)


  • NeguNegu Fray Luis de León XVI
    editado noviembre 2010
    platanocomedordepalomit.gif


    No es una mala idea unirlos.
    Yo voto a favor :)
  • Jack LondonJack London Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2010
    Hoy mismo he empezado a leer "En la vida de Ignacio Morel", de Ramón J. Sender.

    No tengo referencias. ¿Os gustó? :confused:
  • NeguNegu Fray Luis de León XVI
    editado noviembre 2010
    Recuerdo que es un libro que me "obligaron" a leer en el bachillerato.
    No podría entrar ahora en detalles, lo recuerdo muy poco, pero sí me quedó la impresión de ser un libro muy interesante y que leí con gusto. Si no me equivoco, se desarrolla en Francia,...

    Me dejó un buen sabor de boca
    :)
  • unaiunai Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2010
    Malube, es bastante asquerosito. Tiene buen marketing, se encuentra en todas partes y muchos picamos porque la idea parece original. El morbo vende lo suyo, para que negarlo.

    Pues no te voi a engañar Capitan Hadock, llamadme morboso, pero yo habria picado;de hecho seguro le hechare un vistazo al libro y si me pongo tonto me lo leo.
  • Jack LondonJack London Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2010
    Hola Negu. Gracias. ;)

    Me alegro de leer eso. Y sí, efectivamente la acción se desarrolla en Francia. Ignacio Morel llegó a ese país a los dos años de edad, junto a sus padres, exiliados españoles.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado noviembre 2010
    ´´Amanece en París´´ de Paloma Sanz ¡Qué bien escribe la tía! :D
  • MalubeMalube San juan de la Cruz XVI
    editado noviembre 2010
    Menzies escribió : »
    Una duda, colegas... Ha llegado un momento en el que no veo la diferencia práctica entre los hilos "¿Qué lees?" y "¿Qué estás leyendo?". ¿Soy el único? ¿Qué tal unir ambos, si es posible, o cerrar uno de ellos para no saturar el Foro? :P
    Menzies, tienes toda la razón. Pero para eso tendría que haber alguien aquí que se preocupara por el foro, y no lo hay. Solo interesa que suban los comentarios y el número de foreros, que es lo que debe cotizar, y el resto no importa. Por eso se ha eliminado la opción de editar ¿Ves a alguien uniendo hilos, ordenando temas, cambiándolos de sección... algo, lo que sea? :( En fin, una pena...
  • unaiunai Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2010
    Malube escribió : »
    Menzies, tienes toda la razón. Pero para eso tendría que haber alguien aquí que se preocupara por el foro, y no lo hay. Solo interesa que suban los comentarios y el número de foreros, que es lo que debe cotizar, y el resto no importa. Por eso se ha eliminado la opción de editar ¿Ves a alguien uniendo hilos, ordenando temas, cambiándolos de sección... algo, lo que sea? :( En fin, una pena...

    Estuve el otro día hablando con algunos foreros que nos gustaria reactivar el taller de prosa y nos dimos cuenta de que no sabiamos quienes eran los administradores.

    Alguien puede ayudarnos?
  • NeguNegu Fray Luis de León XVI
    editado noviembre 2010
    Buenos días.
    ¿No hay administradores? :confused:
  • unaiunai Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2010
    egun on neskato!

    Pues si los hay yo no se quienes son y tampoco les veo moderando...
  • NeguNegu Fray Luis de León XVI
    editado noviembre 2010
    Egunon :)

    Pues es una pena. Un foro hay que mantenerlo, cuidarlo, actualizarlo,....
  • MenziesMenzies San juan de la Cruz XVI
    editado noviembre 2010
    Los administradores no existen: son los padres.
  • unaiunai Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2010
    Los administradores son una paradoja temporal, k al alterar el delicado ciclo del continuo espacio-tiempo,dilata el hipotetico tejido real y crea una brecha imaginaria dando lugar ala filosofica situacionalidad de: No-adimistrador.
  • NeguNegu Fray Luis de León XVI
    editado noviembre 2010
    :confused:

    No entiendo.

    Imagino que será una larga historia :rolleyes:,..... pero me resulta difícil comprender cómo un foro puede actualizarse sin administrador.
  • unaiunai Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2010
    Me parece que si que existen,mira cada vez que te metes en un subforo,al principio suele haber posts de recomendaciones y normas que estan escritas por "Bibliotecarios" (Administradores).
    De todos modos he investigau un poco y me parece que hace mucho que no se meten.
    De todas formas los foreros mas veteranos recordaran como iva esto,en "Aquellos tiempos..." en los que aun habia administradores.
  • Jack LondonJack London Garcilaso de la Vega XVI
    editado noviembre 2010
    El problema que tiene el foro es que no tiene mucha actividad en los últimos tiempos y foreros veteranos apenas entran, por distintos motivos.

    En el caso concreto de los moderadores, sí que es cierto que apenas aparecen por aquí. Y, si no aparecen ellos, es lógico que al resto de usuarios les apetezca menos participar, porque, en efecto, a veces esto parece un "pueblo fantasma".
  • MalubeMalube San juan de la Cruz XVI
    editado noviembre 2010
    Sí que hay un administrador. Llegó no hace mucho y se presentó: Apolo.
    Los Bibliotecarios han ido despareciendo. No eran administradores, sino moderadores con pocas atribuciones. En general foreros que se ofrecieron con buena voluntad pero volaron cada uno por sus razones.
    Los intereses de Apolo por este lugar parecen ser ajenos al contenido. Es como un barco con el piloto automático puesto y nadie que lo pilote. Lo que interesa es que siga navegando aunque no se sepa hacia donde, y que vaya recogiendo naufragos de la red.
    Al menos así lo veo yo.
    Y eso nos desmotiva a todos, que terminamos por entrar de uvas a peras cuando no por desaparecer por completo.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado noviembre 2010
    Pues yo si veo los moderadores hace poco uno elimino todos sus mensajes, dejando al foro jodido con algunos temas interesantes que se borraron porque amaneció con ganas de joder a alguien (sus motivos tuvo, pero ni lo dijo, solo se fue y se llevo consigo hasta lo que nosotros habíamos escrito), otro saco del juego a Regísima y nunca apareció a decir ¿por qué?, entonces si esos son los moderadores que hay mejor sigamos como estamos, la verdad.

    Yo acabo de hacer una solicitud y Apolo ha hecho la gestión al instante, creo que todo depende de para qué necesitamos moderadores, si es para que nos escuchen nuestras quejas, nos diga que hacer y en qué participar, para que nos controle, en definitiva ¿qué es lo que quieren de un moderador?
  • MalubeMalube San juan de la Cruz XVI
    editado noviembre 2010
    dimiga escribió : »
    Pues yo si veo los moderadores hace poco uno elimino todos sus mensajes, dejando al foro jodido con algunos temas interesantes que se borraron porque amaneció con ganas de joder a alguien (sus motivos tuvo, pero ni lo dijo, solo se fue y se llevo consigo hasta lo que nosotros habíamos escrito), otro saco del juego a Regísima y nunca apareció a decir ¿por qué?, entonces si esos son los moderadores que hay mejor sigamos como estamos, la verdad.

    Yo acabo de hacer una solicitud y Apolo ha hecho la gestión al instante, creo que todo depende de para qué necesitamos moderadores, si es para que nos escuchen nuestras quejas, nos diga que hacer y en qué participar, para que nos controle, en definitiva ¿qué es lo que quieren de un moderador?
    La moderadora que se fue no quería joder, como tu dices, a nadie. Cualquiera está en su derecho (o lo estaba) de abandonar el foro si está a disgusto y llevarse las maletas. Borró sus mensajes de forma autómatica e ignoraba que al hacerlo se fueran a borrar los de otros. Si contesto por ella es porque ahora ella no está aquí y no puede hacerlo, y me parece que haces suposiciones incorrectas. Decir eso es conocer muy poco a Odmaldi, que estuvo aquí un par de años y se ganó el aprecio de muchos.
    En cuanto a Regísima, creo que ya no está baneada.
    Y en cuanto a Apolo, yo le he escrito preguntándole la razón de que no se puedan editar mensajes, y hasta hoy. Se han hecho sugerencias para mejorar el taller de poesia, y hasta hoy. Y así suma y sigue.
    Me alegra que al menos a ti te haga caso.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado noviembre 2010
    Bueno, yo nunca veo nada, más despistada no hay, sólo entro a lo que me gusta y a merodear por ahi, a ver que se ve, pero me imagino que los que estan hace más rato si notan las diferencias, yo estoy en lo que me gusta, con un grupo pequeño comentando libros, hasta el momento la estoy pasando rebien, espero que sigamos en tan buena convivencia, por que no me gustan las cosas malucas ni los insultos entre nosotros mismos, si nos respetamos podremos convivir mucho tiempo.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado noviembre 2010
    Malube,

    Lamento si no te gusta mi punto de vista con lo que paso con Olmadi, pero la verdad si llevaba tantos años como dices por aquí, sabía que si borraba un mensaje que había creado se iba todo el hilo, lo sé yo que llevo unos meses, ahora alguien que lleva "años" y que no lo sepa me parece que entonces no ha aprendido nada y más siendo moderadora. Me parece genial que la defiendas a mi me caía muy bien y me dio mucho pesar cuando se fue, pero más pesar me dio que se hubiese llevado MIS conversaciones y las de otras personas con ella, porque eran nuestras no de ella y yo, personalmente, las quería en el foro, si eso no es joderme, no sé qué otra palabra utilizar.

    Lo de Regísima se solucionó, pero la cosa es que el moderador que la baneo nunca dijo nada, (¿fue algo personal, no le caía bien?, seguramente, porque sino nos hubiese dicho el motivo, más cuando se hizo una petición públicamente) así como la bannearon la desbannearon y no sabemos si es algo automático o fue que Apolo llego y la volvió a activar. Lo que si sabemos es que Regisima no ha vuelto y le doy toda la razón :o

    Espero que pronto respondan a tus solicitudes, entiendo tú punto y no sé si fue suerte que me respondiera tan rápido o es que lo mío era más sencillo que lo que ustedes están pidiendo :eek:
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado noviembre 2010
    Bueno, nos estamos saliendo del tema, yo leo en este momento: La escritura o la vida, de Jorge Semprún, si alguien sabe algo de este libro, me gustaria escuchar algún comentario, apenas lo empecé.
  • NeguNegu Fray Luis de León XVI
    editado noviembre 2010
    amparo bonilla escribió : »
    Bueno, nos estamos saliendo del tema, yo leo en este momento: La escritura o la vida, de Jorge Semprún, si alguien sabe algo de este libro, me gustaria escuchar algún comentario, apenas lo empecé.

    Amparo; he estado buscando por ahí reseñas sobre el libro de Semprún que mencionas y me he quedado muy impactada. Espero que nos cuentes cómo te ha resultado su lectura.

    Me ha llamado la atención esta crítica, que oculto porque no quisiera fastidiarte la historia, aunque sinceramene creo que es muy aclaratoria y plantea unos puntos de vista y unas justificaciones muy interesantes, muy reveladoras.

    [ocultar]
    La escritura o la vida
    Jorge Semprún
    Tusquets Editores
    330 páginas
    Barcelona, 2002.



    El 12 de abril de 1945, tres oficiales aliados se aproximaron a los portones de Buchenwald y se enfrentaron con un espectro. Jorge Semprún, calzando botas nuevas, vestido en los harapos de interno del campo, -un prisionero insólitamente armado con una metralleta- se defendía como un aparecido y no como un sobreviviente; un ser hambriento y escuálido, con la cabeza rapada, que no pedía comida sino que preguntaba sobre las últimas novedades del mundo literario de París. Tantas contradicciones no podían generar otra cosa que estupefacción en sus liberadores.

    Semprún no nos ahorra un testimonio del horror al que no nos podemos acostumbrar pese a la lectura de muchos testimonios de sobrevivientes. Testimonios que, nos parece, cumplen más con el propósito obsesivo de sus autores de comprender lo incomprensible que les ha sucedido, antes que con el de informar, alertar o sensibilizar al mundo. En esto ha consistido la obra literaria del autor, porque su vida ha sido una lucha para asimilar lo inasimilable.

    Hace muchos años escuché en Buenos Aires una conferencia de un psiquiatra argentino de ascendencia germana, asesor de una agencia gubernamental alemana que se encargaba de las indemnizaciones a antiguas víctimas de los campos. Lo que más lo impresionaba, dijo, era la sensación de estar hablando con gente desvitalizada. Algo sucedía en los campos que los sobrevivientes no podían superar. No era la pena ni el duelo por los desaparecidos, ni el sentimiento de culpa por haber sobrevivido a sus seres queridos o a sus amigos.

    Suponemos que inmersos en tanta muerte, y ante la expectativa de morir de una manera o de otra, hubiesen aceptado la muerte a priori para no vivir acosados por el terror ni aniquilados por la angustia. Quien se considera muerto ya no padece del temor a la muerte.

    ¿Pero qué le sucede a una persona que ha aceptado la muerte cuando sobrevive, es decir, cuando las condiciones externas de su existencia se modifican y la constante amenaza desaparece? ¿Cómo recupera la vida?

    Semprún se remite a Wittgenstein. En el postulado 6º del Tractatus Logicus Philosophicus dice: "La muerte no es un evento en la vida. La muerte no se experiencia". Colegimos que los sobrevivientes no han vivido la experiencia de la muerte sino como testigos de la muerte ajena. En cambio, han vivido la experiencia de la aceptación irreductible de la muerte propia, y esto parece ser un paso sin retorno que no es la muerte sino una manera de estar vivo. Una manera espectral de estar vivo que no contiene ni esperanza, ni pasión, ni alegría, ni deseo; y que con demasiada frecuencia conduce a completar el designio. Son demasiadas las víctimas del suicidio que no pudieron tolerar este sin sentido.

    La vida así, suspendida entre dos estados -demanda biológica y muerte existencial- es demasiado angustiosa, y Semprún trata de volver a la vida a través del trabajo, la lectura, la militancia política, los amoríos; en fin, del olvido. Pero perseguido siempre por el Mal, el Mal radical que Kant define como la carencia de valores en la conducta del hombre. En estas condiciones el hombre mata sin escozores de conciencia, vive sin compasión. Acaso muere indiferente porque si la vida ajena no tiene valor, la propia tampoco la tiene.

    Sin embargo, el olvido tiene un precio; porque el olvido de Semprún implica negarse a escribir. La escritura nace de la propia entraña y la entraña no olvida su condición espectral. La paradoja se pone en evidencia: vivir es la alienación de la propia existencia, pero escribir es la ascesis de la existencia propia. Es volcar en el papel, no la descripción testimonial, sino el horror que aún pervive en el propio ser. Es, en fin, el compromiso consigo mismo que no se logra con el artificio del olvido que impone su lógica de una militancia sin compromiso, o de amoríos que llegan a su culminación en el sexo como expresión estética dejando el Ser al margen. Ambas están condenadas al fracaso.

    Es así como encuentra en la militancia clandestina un único goce: el compañerismo de sus correligionarios -de la misma manera que gozaba del encuentro con otros internos en la letrina del campo-. La militancia, siempre urgida por el peligro; y el sujeto acosado por el adversario, marginado socialmente y de sí mismo en una existencia sin siquiera un nombre propio, porque las exigencias de la clandestinidad así lo demandan, nos parece una continuidad de la vida del campo. Pero, en el largo plazo, debió renegar de la ideología que reconoce como asimilada a la que lo persiguió a él. El nazismo y el comunismo son la misma cosa a tal punto que Buchenwald siguió prestando servicios al totalitarismo comunista de Alemania Oriental como antes lo hizo al totalitarismo nazi.

    Y es así, también, como sus amores parecen frustros y sin continuidad. Ama una mirada, la suavidad de una piel, la curva de una cadera cuando una mujer es para departir intelectualmente y otra es para la cama. Admira en Kafka el edificio literario en su relación con Milena, pero que lo es …de un amor estéril…que se alimenta exclusivamente de la ausencia, de la distancia, de la carencia; que se deshace triste, miserablemente, a cada encuentro real, a cada instante de presencia física. Y arremete contra la mujeres que tienen la funesta manía de desvalorizar el placer carnal, de considerarlo como subalterno…para exaltar, a cambio, el placer espiritual de una relación intensa pero dolorosa trascendida por la turbia beatitud del fracaso y del incumplimiento; y de todos aquellos embobados que han tomado por amor verdadero este ejercicio o exorcismo literario, tomando como ejemplo sublime esta pasión desencarnada, locamente narcisista, brutalmente indiferente al otro: a la mirada, al rostro, al placer, a la propia vida del otro… Es decir ajenas a la realidad existencial del otro en un descompromiso esencial. ¿Es una falta de respeto preguntar de quién está hablando?

    Semprún escribe en clave existencialista, derrochando una retórica que nos atrapa por su sencillez y que se luce por la intensidad de su contenido. Se escurre por los meandros de la asociación hacia tiempos pasados y futuros jugando diestramente con el tiempo; pero siempre vuelve al eje de su discurso, donde lo banal y lo tremendo se entremezclan para crear un clima creíble -aquello que los mismos internos temían no poder hacer cuando contaran al mundo lo que habían vivido.

    Semprún lo ha hecho superlativamente bien.

    Donald Mathews [/ocultar]
  • AladasAladas Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2010
    Estoy leyendo De amor y de sombra, de Isabel Allende...
  • Capitan HaddockCapitan Haddock Pedro Abad s.XII
    editado noviembre 2010
    Ahora estoy leyendo "Mil soles explendidos" de Khaled Hosseini, el autor de "Cometas en el cielo".

    Todo foro necesita algún moderador implicado. En este foro no me parece que pueda haber muchas broncas ni mal rollo pero alguien tendrá que unir o suprimir hilos duplicados (como éste, ya lo comenté yo también por ahí) o para estar atento por si aperece un troll de vez en cuando. Estoy de acuerdo con Malube, me ha gustado mucho lo del barco pescando naufragos.

    Un saludo.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado noviembre 2010
    Negu escribió : »
    Amparo; he estado buscando por ahí reseñas sobre el libro de Semprún que mencionas y me he quedado muy impactada. Espero que nos cuentes cómo te ha resultado su lectura.

    Me ha llamado la atención esta crítica, que oculto porque no quisiera fastidiarte la historia, aunque sinceramene creo que es muy aclaratoria y plantea unos puntos de vista y unas justificaciones muy interesantes, muy reveladoras.

    [ocultar]
    La escritura o la vida
    Jorge Semprún
    Tusquets Editores
    330 páginas
    Barcelona, 2002.



    El 12 de abril de 1945, tres oficiales aliados se aproximaron a los portones de Buchenwald y se enfrentaron con un espectro. Jorge Semprún, calzando botas nuevas, vestido en los harapos de interno del campo, -un prisionero insólitamente armado con una metralleta- se defendía como un aparecido y no como un sobreviviente; un ser hambriento y escuálido, con la cabeza rapada, que no pedía comida sino que preguntaba sobre las últimas novedades del mundo literario de París. Tantas contradicciones no podían generar otra cosa que estupefacción en sus liberadores.

    Semprún no nos ahorra un testimonio del horror al que no nos podemos acostumbrar pese a la lectura de muchos testimonios de sobrevivientes. Testimonios que, nos parece, cumplen más con el propósito obsesivo de sus autores de comprender lo incomprensible que les ha sucedido, antes que con el de informar, alertar o sensibilizar al mundo. En esto ha consistido la obra literaria del autor, porque su vida ha sido una lucha para asimilar lo inasimilable.

    Hace muchos años escuché en Buenos Aires una conferencia de un psiquiatra argentino de ascendencia germana, asesor de una agencia gubernamental alemana que se encargaba de las indemnizaciones a antiguas víctimas de los campos. Lo que más lo impresionaba, dijo, era la sensación de estar hablando con gente desvitalizada. Algo sucedía en los campos que los sobrevivientes no podían superar. No era la pena ni el duelo por los desaparecidos, ni el sentimiento de culpa por haber sobrevivido a sus seres queridos o a sus amigos.

    Suponemos que inmersos en tanta muerte, y ante la expectativa de morir de una manera o de otra, hubiesen aceptado la muerte a priori para no vivir acosados por el terror ni aniquilados por la angustia. Quien se considera muerto ya no padece del temor a la muerte.

    ¿Pero qué le sucede a una persona que ha aceptado la muerte cuando sobrevive, es decir, cuando las condiciones externas de su existencia se modifican y la constante amenaza desaparece? ¿Cómo recupera la vida?

    Semprún se remite a Wittgenstein. En el postulado 6º del Tractatus Logicus Philosophicus dice: "La muerte no es un evento en la vida. La muerte no se experiencia". Colegimos que los sobrevivientes no han vivido la experiencia de la muerte sino como testigos de la muerte ajena. En cambio, han vivido la experiencia de la aceptación irreductible de la muerte propia, y esto parece ser un paso sin retorno que no es la muerte sino una manera de estar vivo. Una manera espectral de estar vivo que no contiene ni esperanza, ni pasión, ni alegría, ni deseo; y que con demasiada frecuencia conduce a completar el designio. Son demasiadas las víctimas del suicidio que no pudieron tolerar este sin sentido.

    La vida así, suspendida entre dos estados -demanda biológica y muerte existencial- es demasiado angustiosa, y Semprún trata de volver a la vida a través del trabajo, la lectura, la militancia política, los amoríos; en fin, del olvido. Pero perseguido siempre por el Mal, el Mal radical que Kant define como la carencia de valores en la conducta del hombre. En estas condiciones el hombre mata sin escozores de conciencia, vive sin compasión. Acaso muere indiferente porque si la vida ajena no tiene valor, la propia tampoco la tiene.

    Sin embargo, el olvido tiene un precio; porque el olvido de Semprún implica negarse a escribir. La escritura nace de la propia entraña y la entraña no olvida su condición espectral. La paradoja se pone en evidencia: vivir es la alienación de la propia existencia, pero escribir es la ascesis de la existencia propia. Es volcar en el papel, no la descripción testimonial, sino el horror que aún pervive en el propio ser. Es, en fin, el compromiso consigo mismo que no se logra con el artificio del olvido que impone su lógica de una militancia sin compromiso, o de amoríos que llegan a su culminación en el sexo como expresión estética dejando el Ser al margen. Ambas están condenadas al fracaso.

    Es así como encuentra en la militancia clandestina un único goce: el compañerismo de sus correligionarios -de la misma manera que gozaba del encuentro con otros internos en la letrina del campo-. La militancia, siempre urgida por el peligro; y el sujeto acosado por el adversario, marginado socialmente y de sí mismo en una existencia sin siquiera un nombre propio, porque las exigencias de la clandestinidad así lo demandan, nos parece una continuidad de la vida del campo. Pero, en el largo plazo, debió renegar de la ideología que reconoce como asimilada a la que lo persiguió a él. El nazismo y el comunismo son la misma cosa a tal punto que Buchenwald siguió prestando servicios al totalitarismo comunista de Alemania Oriental como antes lo hizo al totalitarismo nazi.

    Y es así, también, como sus amores parecen frustros y sin continuidad. Ama una mirada, la suavidad de una piel, la curva de una cadera cuando una mujer es para departir intelectualmente y otra es para la cama. Admira en Kafka el edificio literario en su relación con Milena, pero que lo es …de un amor estéril…que se alimenta exclusivamente de la ausencia, de la distancia, de la carencia; que se deshace triste, miserablemente, a cada encuentro real, a cada instante de presencia física. Y arremete contra la mujeres que tienen la funesta manía de desvalorizar el placer carnal, de considerarlo como subalterno…para exaltar, a cambio, el placer espiritual de una relación intensa pero dolorosa trascendida por la turbia beatitud del fracaso y del incumplimiento; y de todos aquellos embobados que han tomado por amor verdadero este ejercicio o exorcismo literario, tomando como ejemplo sublime esta pasión desencarnada, locamente narcisista, brutalmente indiferente al otro: a la mirada, al rostro, al placer, a la propia vida del otro… Es decir ajenas a la realidad existencial del otro en un descompromiso esencial. ¿Es una falta de respeto preguntar de quién está hablando?

    Semprún escribe en clave existencialista, derrochando una retórica que nos atrapa por su sencillez y que se luce por la intensidad de su contenido. Se escurre por los meandros de la asociación hacia tiempos pasados y futuros jugando diestramente con el tiempo; pero siempre vuelve al eje de su discurso, donde lo banal y lo tremendo se entremezclan para crear un clima creíble -aquello que los mismos internos temían no poder hacer cuando contaran al mundo lo que habían vivido.

    Semprún lo ha hecho superlativamente bien.

    Donald Mathews [/ocultar]


    Gracias Negu, la historia me gusta, como está escrita también, hasta el momento lo que llevo leido, voy bien, pues es chevere leer algo de alguien que ha pasado por una situación como la del protagonista, donde la vida no tiene importancia, de tanto que se vio en medio de la muerte, seguire leyendo a ver que más cosas interesantes tiene.
  • BohrBohr Fernando de Rojas s.XV
    editado noviembre 2010
    Ya están fusionados los hilos "¿Qué lees?" y "¿Qué estás leyendo?". He preferido mantener como hilo principal el "¿Qué lees?" porque parece que es éste el que más utilizáis.

    Sigamos a la deriva.
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com