DN 15 Mahanidana Sutta – Gran discurso sobre el origen dependiente
4. Attasamanupassana - Presunción [sobre la existencia] del yo
[27] “¿Y de qué maneras, Ananda, alguien presume la existencia del yo? Asume que la sensación es el yo, diciendo: ‘La sensación es mi yo’, o ‘la sensación no es mi yo, mi yo está sin la experiencia de la sensación, no es consciente'; o asume: ‘La sensación no es mi yo, pero mi yo no es sin la experiencia de la sensación. Mi yo siente, por lo cual mi yo es el sujeto de la sensación’.
[28] “Ahora bien, Ananda, a alguien que asume que ‘la sensación es mi yo’ se debería decir: ‘He aquí, hay tres clases de sensaciones, amigo —sensaciones placenteras, sensaciones penosas y sensaciones ni placenteras ni penosas―. ¿Cuál de estas tres clases de sensaciones asumes como tu ser?’. En el momento, en el cual se siente la sensación placentera, no se puede sentir la sensación penosa, ni la sensación que no es placentera ni penosa. Solamente la sensación placentera se puede sentir en este momento. En otro momento, en el cual se siente la sensación penosa, no se puede sentir la sensación placentera, ni la sensación que no es placentera ni penosa. Solamente la sensación penosa se puede sentir en este momento. Y en otro momento, en el cual se siente la sensación que no es placentera ni penosa, no se puede sentir la sensación placentera ni la sensación penosa. Solamente la sensación que no es placentera ni penosa se puede sentir en este momento.
[29] “De modo que la sensación placentera es transitoria, condicionada, que surge de manera dependiente, es sujeta a desaparecer, a disolverse, a desvanecerse y cesar. También la sensación penosa es transitoria, condicionada, que surge de manera dependiente, es sujeta a desaparecer, a disolverse, a desvanecerse y cesar. Y también la sensación que no es placentera ni penosa es transitoria, condicionada, que surge de manera dependiente, es sujeta a desaparecer, a disolverse, a desvanecerse y cesar. Así que cualquiera que, habiendo sentido una sensación placentera, dice: ‘Éste es mi yo’, con el cese mismo de esta sensación placentera, debería perecer también su yo. De la misma manera, habiendo sentido una sensación penosa, dice: ‘Éste es mi yo’, con el cese mismo de esta sensación penosa, debería perecer también su yo. Y habiendo sentido una sensación que no es placentera ni penosa, dice: ‘Éste es mi yo’, con el cese mismo de esta sensación que no es placentera ni penosa, debería perecer también su yo.
“De esta manera, cuando alguien asume que ‘la sensación es mi yo’, está asumiendo también, en el presente inmediato, la transitoriedad del yo, enredado en placeres y penas, sujeto al surgimiento y la desaparición. Así, Ananda, no parece apropiado asumir que ‘la sensación es mi yo’.
[30] “Y en cuanto a alguien que asume que ‘la sensación no es mi yo, mi yo está sin la experiencia de la sensación, no es consciente’, se le debería preguntar: ‘Amigo, si no hay nada que pueda ser sentido, ¿podría existir la idea del «yo soy»?’”.
“No, Venerable Señor”.
Así, Ananda, no parece apropiado asumir que ‘la sensación no es mi yo, mi yo está sin la experiencia de la sensación; no es consciente’.
[31] “Y en cuanto a alguien que asume que ‘la sensación no es mi yo, pero mi yo no es sin la experiencia de la sensación. Mi yo siente, por lo cual mi yo es el sujeto de la sensación', se le debería preguntar: ‘Amigo, si las sensaciones deberían cesar por completo de cualquier manera y sin residuos, entonces, con el mismo cese de la sensación, ¿podría existir la idea del «yo soy»?’”.
“No, Venerable Señor”.
Así, Ananda, no parece apropiado asumir que ‘la sensación no es mi yo, pero mi yo no es sin la experiencia de la sensación. Mi yo siente, por lo cual mi yo es el sujeto de la sensación’.
[32] “Ahora bien, Ananda, cuando el monje no asume que la sensación es su yo, ni tampoco que la sensación no es su yo, que su yo está sin la experiencia de la sensación, ni tampoco asume esto: ‘La sensación no es mi yo, pero mi yo no es sin la experiencia de la sensación. Mi yo siente, por lo cual mi yo es el sujeto de la sensación’, entonces, al no hacer semejantes presunciones, no se apega a nada en el mundo. Sin apego, no se inmuta por nada. No agitado, alcanza el Nibbana por sí mismo. Entonces, discierne que ‘el nacimiento ha terminado, la vida santa ha sido vivida y la tarea ha sido hecha: he aquí, no quedan más futuros estados de existencia’.
“Y si alguien dijera a este monje, cuya mente ha sido liberada de esta forma, ‘el Tathagata existe después de la muerte’, semejante opinión le parecería incorrecta e inapropiada. También que ‘el Tathagata no existe después de la muerte’… que ‘el Tathagata tanto existe como no existe después de la muerte’… que ‘el Tathagata ni existe ni no existe después de la muerte’, semejante opinión le parecería incorrecta e inapropiada. ¿Por qué? Porque este monje ha conocido, Ananda, el alcance de la designación y el alcance de los objetos designados, el alcance de los conceptos y el alcance de los objetos conceptualizados, el alcance de la expresión y el alcance de los objetos expresados, el alcance de la descripción y el alcance de los objetos descritos, el alcance de la comprensión y el alcance de los objetos comprendidos, el alcance de este ciclo de interminables vueltas: y habiéndolo conocido directamente, ha sido liberado mediante este conocimiento especial. Y se ha dicho, que el monje que mantiene semejante libertad, no conoce ni ve lo que podría ser incorrecto o inapropiado.
FUENTE:
http://www.bosquetheravada.org/index.php?option=com_k2&view=item&layout=item&id=1036&Itemid=203#parte4
Comentarios
Le haré una relectura, tal como si Ananda abriera sus ojos.
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El budismo
Una perspectiva histórico-filosófica
Miguel Rodríguez de Peñaranda
Existen pocas historias sistemáticas del budismo y muy pocos análisis filosóficos rigurosos de sus conceptos centrales, más si se compara con la cantidad de libros de inspiración o ayuda espiritual. El budismo: una perspectiva histórico-filosófica viene a cubrir esta laguna en un momento en que esta religión o filosofía cobra cada vez más interés en las sociedades occidentales.
Tomando como punto de partida el concepto central del budismo, la originación dependiente, acuñado por el Buddha en el momento de su iluminación, el autor recorre los entresijos de su historia, repleta de continuidades y discontinuidades con su significado original. Aparte de una clarificación casi sin precedentes de la intención original de este concepto en el contexto de la filosofía y espiritualidad india del siglo V a.C., Miguel Rodríguez de Peñaranda recorre episodios poco conocidos o no siempre bien interpretados de la historia posterior: los primeros concilios y cismas, la Mūlamadhyamikākarikā de Nāgārjuna, el desarrollo del mahāyāna, etcétera.
La obra termina con unas reflexiones acerca del posible papel del budismo en nuestro tiempo a partir de las ideas de filósofos contemporáneos como Jürgen Habermas, Gustavo Bueno o Ken Wilber.
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Justamente de Ken Wilber sí tuve oportunidad de leer El proyecto Atman, o el Impulso hacia la Conciencia de la Unidad.
Es verdad que el budismo está cobrando sumo interés a este lado del planeta, y que no abunda bibliografía que recopile ideas sobre historia, conceptos, modus vivendi, etc., de esa religión-filosofía.
Recuerdo que hay otro pensador, británico, muy interesado él en bucear en filosofías de Oriente. Alan Watts. Que seguramente ya hayas explorado algo suyo.
¿Qué es lo que podemos dar por cierto? Nada. No hay nada mas que sensaciones. Surge el sufrimiento, se queda, y luego se va. Entonces la felicidad reemplaza al sufrimiento –sólo eso. Fuera de ello no hay nada. Sin embargo, somos personas perdidas corriendo y aferrándonos a las sensaciones continuamente. Las sensaciones no son reales, sólo los cambios.
En realidad, la felicidad es sufrimiento disfrazado, pero de una manera tan sutil que usted no lo ve. Si usted se aferra a la felicidad es lo mismo que si se aferrase al sufrimiento, pero no se da cuenta. Cuando se apega a la felicidad resulta imposible deshacerse del sufrimiento intrínseco. Son así de inseparables. Es así como el Buda nos enseñó a conocer al sufrimiento, a verlo como un daño inherente a la felicidad, a verlos equivalentes. Por lo tanto, ¡cuídese! Cuando aparezca la felicidad no se ponga demasiado contento ni se entusiasme. Cuando surja el sufrimiento no se desespere, no pierda la cabeza. Observe que ambos tienen idéntico valor.
FUENTE:http://www.bosquetheravada.org/index.php?option=com_k2&view=item&layout=item&id=983&Itemid=93
Muy ciertas estas palabras. La banalización del budismo es otra muestra más de que occidente, todo lo que toca lo destruye. La proliferación de libros de autoayuda es otro fenómeno comercial, como la farandulización que se ha hecho con Richard Gear y compañía, ¿qué estrella de la tv no hace yoga para relajarse?
Yo prefiero leer los textos sagrados como el Dhammapada, que no tiene mayor complejidad. El problema está en comprender el sentido profundo de la visión de mundo del budismo. No sé si nuestras mentes racionalistas y occidentales pueden hacerlo. Por otro lado, ¿cómo extirpar el deseo cuando se vive en una sociedad que se motoriza por el consumo, es decir, por la fabricación constante de "necesidades insatisfechas"? ¿Cómo matar este ego venenoso cuando la cultura que hemos mamado desde siempre hace un culto del sujeto, y no nos cansamos de decir "yo esto", "yo lo otro"? Yo no me canso de ver el fenómeno que se da en un espacio virtual como este foro: somos alias, fantasmistas de bits, es decir, seres anónimos hechos de pura textualidad, oportunidad ideal para aplacar el ego, y sin embargo cuánto ego sobredimensionado vemos desplegarse.
Yo confieso que quisiera practicar el budismo, pero no sé cómo meditar, ni tengo ningún maestro cerca que me enseñe y me guíe. Encaro el budismo desde la misma enfermedad con que encaro cualquier otro saber: la del intelectualismo, o incluso una más venenosa, la del enciclopedismo. Y el budismo hecho práctica es la meditación. Zen es zazen, dijo el maestro. Con el estudio no hago nada para acercarme a la budeidad, porque en el fondo hay muy poco que saber: no hay yo, el mundo es una fantasmagoría, no hay deseo porque no hay yo deseante. Puedo leerme todas las obras sobre el budismo y el orientalismo que hayan publicado, pero sé muy bien que llevarlo a la práctica es otra cosa, que se es budista porque se ejercita en la meditación cotidiana.
Me encantaría conocerte en persona, para: ¡Reventarte las costillas a patadas, hijo de la gran puta!:mad:
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ESO ES SUFRIMIENTO... ¿LO COMPRENDES?
:mad: =>
Y
=> :mad:
ENTONCES
= :mad:
Hummm... interesanrte. ¿Podrian extenderse más en este punto? Se dice que la filosofia nace del asombro... y este estallido de honestidad me causó eso... asombro...
Torrejuelas no existe como algo permanente; si el administrador del foro o un hacker borrasen todos los discos duros desaparecería, ¿verdad?
"TÚ" tampoco existe...
¿Pero cómo podrías pegarle a un fantasma?: ¡mis costillas están hechas de bits! Soy la calavera de un personaje famoso.
Es cierto, yo también me agoto de tanto ejercicio intelectual y a veces me dan ganas de reventar a trompadas a algún cagón como vos, que insulta a la distancia porque sabe que nunca va a pasar. ¿Sos mexicano? ¿"Chinga a tu madre" está bien dicho? Te fajaría simplemente por faltarle el respeto a Séneca. Aunque él, claro, reprobaría todos estos arrebatos de pasión.
Te mandaría un saludo pero aún no crearon un emoticon que haga fuckyou.
PD: En oriente no filosofan, imbécil, hacen algo bien distinto. La filosofía es un invento occidental.
La filosofía también nace de la honestidad. Y si no somos honestos acá, en el espacio virtual, ¿dónde lo podremos ser? Toda la filosofía del siglo XX se ha preocupado por desbancar al Sujeto de su pedestal. Desde que Kant separó la realidad entre un sujeto que percibe y un objeto percibido, le hombre ha avasallado la naturaleza, y la burguesía ha puesto en jaque la supervivencia del planeta.
El señor Buda nos ha enseñado que la realidad es una sola. Matar nuestra percepción de ser individuo, matar nuestro ego, borra la noción de identidad, es la liberación que nos falta.
Saludos
NO HAS COMPRENDIDO.
LO QUE SIENTES ES SUFRIMIENTO.... ACÉPTALO Y DESAPARECERÁ POR SÍ MISMO.
Quise usar lo que se llama un "medio hábil", estilo zen, pero no ha funcionado.
Algo llamado "Senequista" envia un conjunto de símbolos a algo llamado "Yorick" y viceversa: nada más.
"TU" NO ERES YORICK, "TU" NO EXISTES, "YO" NO EXISTO.
Yo soy Yorick: soy un personaje: no soy nada.
Podrías haber probado con un koan. Nunca me hubiera imaginado que los budistas zen se insultaran como "medio hábil" de comunicación.
trata de unir lo oriental y lo occidental
Torrejuelas,
No es una pérdida de tiempo, porque acertás en entender que el pensamiento nunca puede ser el insulto o la agresión. Esto cuenta Borges en "Qué es el Budismo":
Un insensato oyó que el Buddha predicaba que debemos devolver el bien por el mal y fue y lo insultó. El Buddha guardó silencio. Cuando el otro acabó de insultarlo, le preguntó: «Hijo mío, si un hombre rechazara un regalo, ¿de quién
sería el regalo?» El otro respondió: «De quién quiso ofrecerlo». «Hijo mío», replicó el Buddha, «me has insultado, pero yo rechazo tu insulto y éste queda contigo. ¿No será acaso un manantial de desventura para ti?» El insensato se alejó avergonzado, pero volvió para refugiarse en el Buddha.
Que alguien venga a decir que, en nombre del zen, insultando ayuda a pensar, es una imbecilidad y un agravio para la filosofía, esto es indudable. Estúpidos hay en todos lados, por qué no habría de haberlos aquí. Es inevitable.
Eres demasiado inteligente e intelectual para que un koan te sirva para comprender. He querido usar tus pasiones para que las transciendas... pero he descubierto que epistolarmente se puede adquirir conocimiento, mas no comprensión...
Practica meditación y quizá algún día te rías cuando te insulten.
NO TE MOLESTARÉ MÁS.
Un kōan (公案; Japonés: kōan, del Chino: gōng'àn) es, en la tradición zen, un problema que el maestro plantea al alumno para comprobar sus progresos. Muchas veces el 'kōan parece un problema absurdo, ilógico o banal. Para resolverlo el novicio debe desligarse del pensamiento racional y aumentar su nivel de conciencia para intuir lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras.
Quizá el kōan más famoso es aquel en el que el maestro hace un palmoteo y dice: "Este el sonido de dos manos, ¿cuál es el sonido de una sola mano?" (según tradición oral atribuida a Hakuin Ekaku, 1686-1769, considerado el recuperador de la tradición de los kōan en Japón). Este kōan también es famoso en la cultura occidental por habérsele dado un buen número de respuestas espurias o incorrectas tales como: chasquear los dedos, el silencio de mover una mano en el aire, darle una bofetada al profesor, poner la mano debajo de la axila para hacer ruidos obscenos, etc.
Hacé este experimento, ponelo en práctica mañana mismo: tratá de insultar a la mayor cantidad de la gente que te rodea, cara a cara, luego aclarales que es para liberarlos del yo. Pasado mañana contame cuántas risas y cuántos palos recibiste por respuesta.
¿PEGARÍAS A UN LORO QUE TE INSULTASE?
Piensa bien la respuesta...
No debieras reducirte a la condición de títere (Séneca enseñaba a ser uno mismo). En todo caso le pegaría al que le enseñó a repetir los insultos: detrás de toda marioneta hay una mente maestra.
Soy un títere.
Soy una marioneta.
No hay mente maestra.
Eso es la originación dependiente budista. Causa-efecto, nada más.
Un aplauso para los kōan.