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Julio Cortázar: Clases de literatura

Pollito JuanPollito Juan Anónimo s.XI
editado enero 2014 en Mundo literario
Hola amigos, comparto con el foro la reseña que escribí para mi blog del último libro publicado sobre Julio Cortázar: Clases de literatura. Una auténtica joyita.

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Julio Cortázar duró como profesor de instituto lo mismo que la Segunda Guerra Mundial: de 1939 a 1945. En esta etapa, el aspirante a poeta compaginó el garrapateo de versos que a nadie interesaron con la enseñanza, en dos pequeños pueblos argentinos, de asuntos como “los procedimientos para votar” o “lo que se puede y lo que no se puede hacer en una sociedad llamada democrática”. Según confesaría en su famosa entrevista de TVE, en aquellos años no se divirtió demasiado y “ni mucho menos” se sintió satisfecho. Poco podría sospechar el cronopio que cuarenta años después de Bolívar y Chivilcoy, las clases las daría en la universidad de Berkeley, California, ante más de un centenar de alumnos. Y la asignatura no sería otra que él mismo, Julio Cortázar, y su prosa.

Aún con los Papeles inesperados y los cinco volúmenes de correspondencia privada frescos, Alfaguara publica el ¿último? round de la obra póstuma del padre de Rayuela. Novela que, por cierto, ha cumplido este año medio siglo. En total, 15 horas de un Cortázar inédito, íntimo, humilde, sincero y maestro. Que no profesor. Aquí no hay ningún profesor.

Porque esto no son lecciones. Son charlas de tú a tú. Las Lecciones de literatura de Vladimir Nabokov sirven para aprender literatura. Las de Cortázar sirven para aprender Cortázar. Es paradójico que el ruso, escritor vanidoso como pocos, se sirviese en sus clases de trabajos de Franz Kafka, Jane Austen, James Joyce o Marcel Proust, mientras que el argentino, (“estas clases las estoy improvisando” “no soy un teórico”, “no soy un filósofo”, “no soy un politólogo”) centrase la practica totalidad de sus enseñanzas en su propia obra. Y con prisas.

Víctima de la premura de las apenas ocho clases, el cronopio ofrece un recorrido a vuelapluma por su bibliografía y explica los cómos y porqués de sus novelas y de algunos cuentos (la charla sobre La autopista del sur es lo mejor del libro), con especial atención a Rayuela y a Libro de Manuel. Nabokov, que en el aula optó por “zambullirse y bañarse en el libro en lugar de vadearlo” recetó normas y prescripciones, sentencias irrebatibles de “así sí-así no”. Mientras que Cortázar, tan humano que asusta, reconoce que lo que sale por la boca “no es teoría literaria” sino “hipótesis, botellitas al mar que podemos ir tirando y ustedes pueden a su vez discutir y criticar”.

Aunque no todo son elucubraciones. Si hay algo digno de mención, algo que flota en el ambiente desde la primera a la última página de este hermoso libro, es la “obligación” y el “deber” de ser un escritor comprometido. En 1961, dos años después del triunfo de la Revolución cubana, Cortázar visitó un par de meses la isla de los barbudos. Al volver a París, aseguraría que en Cuba experimentó una “revelación” (y añade que “la palabra no es exagerada”). Cualquier conocedor de su obra sabrá que su última etapa estuvo marcada por una fuerte carga social e ideológica, lejos de las dos fases anteriores, las cuáles denomina en sus clases como estética (fijación en la palabra, la sintaxis y sus posibilidades de juego) y metafísica (Rayuela, búsqueda de respuestas, Horacio Oliveira: todo interrogantes existenciales).

Independientemente de lo de acuerdo o en desacuerdo que pueda estar con esta deriva de escritor-agitador batidora de conciencias, tengo que confesar que me da rabia que Cortázar esperase hasta tan tarde para decidirse a impartir clases magistrales. Todo el libro rezuma idealismo. Plena convicción de que la literatura puramente estética ya no basta: ”A nosotros, los escritores, si algo nos está dado -dentro de lo poco que nos está dado- es colaborar en lo que podemos llamar la revolución de adentro hacia afuera; es decir, dándole al lector el máximo de posibilidades de multiplicar su información…” Cortázar aceptó estas clases en los Estados Unidos imperialistas, que diría él, para contentar a su amigo, el escritor, historiador peruano y profesor en Berkeley Pepe Durand. Ese mismo año, por carta: “El departamento de español lamentará siempre haberme invitado; les dejé una imagen de rojo tal como la que se puede tener en los ambientes académicos de los USA…”

Pero no todo el libro es política.

También es pura confesión. El testimonio de un sexagenario que, a cuatro años de la muerte, trata como buenamente puede de compartir lo aprendido, pasar el testigo, las herramientas, a una generación venidera de la que espera, dice “que salgan muchos escritores”. Siento la extensión de la cita. Pero es que ni se me ocurre la idea de quitarle una coma:

“Todo esto, como ven, es una penosa tentativa por explicar algo en el fondo inexplicable para mí. Lo que puedo decir como actor, como alguien que vive la experiencia de escribir es que en determinados momentos de la narración no me basta lo que me dan las posibilidades sintácticas de la prosa y del idioma; no me basta explicar y decir: tengo que decirlo de una cierta manera que viene ya un poco dicha no en mi pensamiento sino en mi intuición, muchas veces de una manera imperfecta e incorrecta desde el punto de vista de la sintaxis, de una manera que por ejemplo me lleva a no poner una come donde cualquiera que conozca bien la sintaxis y la prosodia la pondría porque es necesaria. Ni se me ocurre la idea de la coma, no la pongo”.

Honestidad brutal, que diría su paisano. Sinceridad, también presente en la contestación a las preguntas, benditas preguntas, con las que los alumnos escarban un poco en la coraza de este hombre capaz de sonrojarse hasta por firmar un cuento: “Aunque lo crean una paradoja, les digo que me da vergüenza firmar mis cuentos porque tengo la impresión de que me los han dictado, de que no soy el verdadero autor. No voy a venir aquí con una mesita de tres patas, pero a veces tengo la impresión de que soy un poco médium que transmite o recibe cosas”, responde, para explicar que su cuento La noche boca arriba ”es casi un sueño” que tuvo en los días de “semidelirio” del hospital parisino en el que estuvo ingresado tras un accidente de motocicleta en 1953. Si no lo conocen y no han pulsado el enlace para leerlo, por favor.

No soy amigo de juntar en un mismo paquete al escritor y a la persona; a la obra y al ser humano, pero me parece ridículo, esta vez, silenciar la idea: la lectura de este libro, al igual que con su correspondencia, me ha vuelto a hundir en una rara tristeza. Julio Cortázar fue un ser tan hermoso, tan excepcional. Y la reseña se detiene, abrupta. Es bello como pocos y creo que sólo debería ser leído por amantes del cronopio. ¿Para qué seguir? Si lo aman, lo amarán.

Comentarios

  • EduArdoREduArdoR San juan de la Cruz XVI
    editado diciembre 2013
    Hola, amigo.

    Tu texto, como reseña, me ha parecido demasiado larga. Tal vez un libro así sea un poco más difícil de reseñar que una novela, por ejemplo. Pero la extensión nunca debe ser tan grande entiendo yo. (También hago reseñas en un blog y una web, y mis reseñas son, por lo general, entre 3 y 4 veces más cortas)

    No sólo la extensión me ha parecido su único defecto, sino que, a consecuencia de una reseña tan larga, los pasajes del texto que se dedican a "vender" la novela, (qué es un poco de lo que se trata una reseña), son más bien cortos, y parecen adornados con palabras que se alejan aún más del contenido del libro. A mí, después de haber leído la reseña, me queda mucho más claro el pensamiento ideológico de Cortázar (que ya conocía, y que todo aficionado a la literatura conoce), que qué es lo que me voy a encontrar en este libro póstumo del argentino.

    Es mi manera de ver. No existe la verdad absoluta en nada. Te he hecho una crítica negativa, pero espero que sea constructiva, y quién sabe, tal vez puedas sacar algo bueno de ella. Un saludo.
  • LedhariusLedharius Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado diciembre 2013
    Yo lo quiero!!! :(-(
  • Pollito JuanPollito Juan Anónimo s.XI
    editado diciembre 2013
    EduArdoR escribió : »
    Hola, amigo.

    Tu texto, como reseña, me ha parecido demasiado larga. Tal vez un libro así sea un poco más difícil de reseñar que una novela, por ejemplo. Pero la extensión nunca debe ser tan grande entiendo yo. (También hago reseñas en un blog y una web, y mis reseñas son, por lo general, entre 3 y 4 veces más cortas)

    No sólo la extensión me ha parecido su único defecto, sino que, a consecuencia de una reseña tan larga, los pasajes del texto que se dedican a "vender" la novela, (qué es un poco de lo que se trata una reseña), son más bien cortos, y parecen adornados con palabras que se alejan aún más del contenido del libro. A mí, después de haber leído la reseña, me queda mucho más claro el pensamiento ideológico de Cortázar (que ya conocía, y que todo aficionado a la literatura conoce), que qué es lo que me voy a encontrar en este libro póstumo del argentino.

    Es mi manera de ver. No existe la verdad absoluta en nada. Te he hecho una crítica negativa, pero espero que sea constructiva, y quién sabe, tal vez puedas sacar algo bueno de ella. Un saludo.

    Eduardo, las críticas que más agradezco son las cosntructivas. Entre todos crecemos. Muchas gracias por leer y por la honestidad.
  • ZaratrastoZaratrasto Anónimo s.XI
    editado diciembre 2013
    Hola,

    me alegro de que hables de este libro, porque hace poco me enteré de su existencia y me apetece mucho.

    Tengo que confesarte que no estoy de acuerdo en el comentario que haces de Navokov, pues ese libro que mencionas me pareció muy interesante, aprendí cosas. Creo que este sería un buen tema para otro tema: cómo vemos a los escritores y por qué.

    Para acabar decir que estoy leyendo las 'seis propuestas para el próximo milenio' de Italo Calvino. Una delicia.

    En cuanto a la manera de reseñar, pues ahí no tengo experiencia y no puedo ayudarte. Sí es un poco larga y quizás, yo evitaría poner cosas negativas de otros escritores y me limitaría a resaltar las positivas de Cortázar.

    Un saludo
  • MedinaArturoFabianMedinaArturoFabian Anónimo s.XI
    editado diciembre 2013
    Gracias por compartir tu reseña, quizás es cierto que es un poco largo, pero creo que cumple satisfactoriamente con su objetivo.

    Por otro lado creo que si Cortázar no se propuso dejarnos sus conocimientos antes fue porque simplemente los buenos escritores nunca están satisfechos con su obra. Y enseñar desde la insatisfacción no debe ser tarea fácil. Ya todos sabes que para aprender a escribir, primero tenemos que sabernos dignos de sacarle jugo al sufrimiento, el amor, la vida.

    Nuevamente, gracias por compartir tu reseña. Saludos! :)
  • AfrodriguezAfrodriguez Fernando de Rojas s.XV
    editado enero 2014
    Gracias, Juan, por la información. Como reseña es verdad que puede ser un poco larga, pero a amí me ha encantado. Me parece un buen texto, inteigente y muy bien escrito.

    Tengo el libro en cola de espera y espero tener un hueco para leerlo pronto.

    Gracias.

    Salud libros.

    Antonio F. Rodríguez.
    URL="http://laantiguabiblos.blogspot.com.es"]La antigua Biblos[/URL
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