Mis senos,
caramelos a tu boca,
cántaros de miel
que se derraman
en las yemas de tus dedos.
Copas de helado grande
en bochas,
en la
punta una cereza frágil.
Explosión de placer
para mí,
son estos regalos
del Supremo
para mi deleite
y el tuyo.
No creo
que a la selección natural
darwiniana,
el bocho
le haya dado
para hacerlos.
¡ Aleluya por mis senos pues!
De ellos no te olvides,
cuando a otra vida
estén nutriendo.
Comentarios
H.D.
Me gustó, felicitaciones, Carolina.
Eso sí que es tener amor por una parte del cuerpo. Yo, en cambio, no le tengo ningún cariño a ninguna parte de mi cuerpo; y a la parte que menos le tengo es a mi cabeza, que es la parte de mi cuerpo que menos utilizo...
De verdad, me gustó tu poesía.
Un saludo.
Ah, y si tienes alguna otra parte de tu cuerpo a la que quieras mucho mucho, por favor, háznolo saber.
Hasta pronto.