Aprendí de mi padre a no quejarme. Mi pobre papá aguantó como pudo la segunda guerra, sufrió hambre, tortura y penurias. Y por ello, cada vez que escuchaba que alguien se quejaba por una tontería (unos kilos demás, aumento del precio de los coches 0 km, no poder ir de vacaciones al Caribe y contentarse con la Costa Brava) se enfurecía hasta lo indecible.
Ese aprendizaje de no quejarme 'por quejarme' me ha transformado en una persona humilde, sencilla y sin pretensiones; hasta diría que soy conformista. El otro día un amigo me dijo que 'no llegué más alto' por no tener ambición. Mejor así.
Aprendí de mi padre a no quejarme. Mi pobre papá aguantó como pudo la segunda guerra, sufrió hambre, tortura y penurias. Y por ello, cada vez que escuchaba que alguien se quejaba por una tontería (unos kilos demás, aumento del precio de los coches 0 km, no poder ir de vacaciones al Caribe y contentarse con la Costa Brava) se enfurecía hasta lo indecible.
Ese aprendizaje de no quejarme 'por quejarme' me ha transformado en una persona humilde, sencilla y sin pretensiones; hasta diría que soy conformista. El otro día un amigo me dijo que 'no llegué más alto' por no tener ambición. Mejor así.
Hombre, la humildad te lleva directamente a la grandeza; y la ambición, si es sana y positiva (sin perjudicar a tus semejantes, por supuesto), representa una palmaria inercia hacia una existencia mejor para ti y para los tuyos. Esta es mi óptica.
Quiero saludar a mi Madre, porque decidió que nazca y decidió darme su amor que es infinito.
Quiero saludar a mi esposa, porque me soporta y esa es la mejor manera de demostrarme su amor.
Quiero saludar a mi hija, porque todos los días me da un amor inconmensurable y es una de las razones que tengo para sonreírle a la vida tan áspera a veces.
Quiero saludar a mi abuela que debe estar en el cielo, porque ella me enseño de niño un mundo en el cual había caballos, fiestas, “cristianos buenos” y “cristianos malos”.
Quiero saludar a las Madres, a las “Madres y Padres”, a las hermanas mayores que cuidan a sus hermanos, a las tías solteras que cuidan a sus sobrinos.
A las mujeres que trabajan en casa, que es el trabajo más difícil. A las mujeres que trabajan en la oficina. A las que trabajan en la calle que son tantas.
Me olvidaba un saludo a mi suegra y a todas las que son suegras.
Pienso que no sé si podré salir este año de nazareno en la cofradía de La Macarena. Ya me pesan los años, y este año me pesarán más después de las dos operaciones quirúrgicas que me hicieron el pasado año (que, evidentemente no pude salir) Pero es que La Macarena es La Macarena, y yo ya estoy medio restablecido y, además, soy hermano de la Hermandad de La Macarena desde hace un porrón de años. Bueno... si finalmente me decido procuraré hacer el camino entero, pero como veo eso durillo, al menos desde la basílica de la Virgen hasta el centro de la ciudad. 'Ojalá tuviese tantas fuerzas como ilusión!
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Mi pobre papá aguantó como pudo la segunda guerra, sufrió hambre, tortura y penurias.
Y por ello, cada vez que escuchaba que alguien se quejaba por una tontería (unos kilos demás, aumento del precio de los coches 0 km, no poder ir de vacaciones al Caribe y contentarse con la Costa Brava) se enfurecía hasta lo indecible.
Ese aprendizaje de no quejarme 'por quejarme' me ha transformado en una persona humilde, sencilla y sin pretensiones; hasta diría que soy conformista. El otro día un amigo me dijo que 'no llegué más alto' por no tener ambición.
Mejor así.
Hombre, la humildad te lleva directamente a la grandeza; y la ambición, si es sana y positiva (sin perjudicar a tus semejantes, por supuesto), representa una palmaria inercia hacia una existencia mejor para ti y para los tuyos. Esta es mi óptica.
Saludos
Estoy pensando que no quiero pensar en nada, pero si no quiero pensar en nada, ya estoy pensando en algo.
Pienso que no sé si podré salir este año de nazareno en la cofradía de La Macarena. Ya me pesan los años, y este año me pesarán más después de las dos operaciones quirúrgicas que me hicieron el pasado año (que, evidentemente no pude salir) Pero es que La Macarena es La Macarena, y yo ya estoy medio restablecido y, además, soy hermano de la Hermandad de La Macarena desde hace un porrón de años. Bueno... si finalmente me decido procuraré hacer el camino entero, pero como veo eso durillo, al menos desde la basílica de la Virgen hasta el centro de la ciudad. 'Ojalá tuviese tantas fuerzas como ilusión!