Esta historia es verídica le sucedió a unos padres aficionados al esquí. Cuando su primer hijo alcanzó la edad de cuatro años compraron unos esquís, bonitos de verdad, para el niño.
Fueron a las pistas, los padres sabían que allí existía un pequeño desnivel creían que sería fácil de superar. Dejaron al niño y bajo a mayor velocidad que la que obtienen en verano los corredores que van con jersey y pantalón blanco bajando la calle Estafeta delante de un Miura. Los resultados fueron horribles, el niño cayó. Fracturándose la tibia y el peroné izquierdo. Con un solo día la temporada de nieve llegó a su fin. Por suerte, en el colegio una escayola y unas muletas le dieron fama al niño.
Los años pasaron, el tiempo transcurrió. Hubo un segundo hermano ya con cinco años. Un día la ciudad se levantó blanca, una capa considerable de nieve la cubría. Los padres decidieron que el niño podía tener contacto con la nieve en un parque de la ciudad. Dejaron al niño con los esquís en una muy suave pendiente, un desnivel casi inexistente. El niño empezó el descenso, se desequilibró, cayó y empezó a llorar. La madre lo cogió en brazos y lo trasladó a un hospital. Allí le comunicaron que se había fracturado la tibia derecha.
Al llegar a casa el padre tomó los esquís y los fue a dejar al lado de un contenedor de otro barrio. «Que otro niño los disfrute, los míos no».
Los años pasaron y ese matrimonio tuvo un tercer niño. La madre estaba ilusionada por comprar unos esquís para el niño pequeño. El día que los estrenó sus hermanos mayores lo esperaban al final del desnivel. No le deseaban nada malo, pero no querían que rompiera la tradición familiar, la de fracturarse una pierna el primer día. El niño realizó el recorrido, sus padres respiraron aliviados, los hermanos lo miraron con desprecio.
—¡Bien! No me ha sucedido nada. No me he roto nada. Sois unos exagerados.
ALD
Se que es sábado, pero si te aburres puedes comentar, rectificar, descuartizar... el relato.
Comentarios
Por cierto, noto una mejora considerable en tu forma de redactar. Enhorabuena
He pensado en escribir una autobiografica respecto patines. Fractura y fisura de radio izquierdo, entre una cosa y otra los patines estuvieron un año en el armario. La fisura tiene jugo, si me animo lo escribo.
Por cierto, ahora doy mis patines de línea. Elimino trastos por una reforma.
Recuerdo que cuando mi primo era pequeño me venía con una sonrisa y yo le decía: lo que estás pensando no lo haremos. Necesitamos el permiso de un adulto responsable. Durante unos años fui "la prima irresponsable". A los cuarenta soy la TATA.