Nos dijeron que éramos libres, pero nos engañaron.
Algunos urdieron: “Hagamos un dios a nuestra imagen y semejanza” y añadieron “nosotros lo interpretaremos y seremos poderosos”,
e inventaron la religión.
Otros pensaron “hagamos el pueblo; nosotros lo representaremos y nuestro será el poder”,
y nació la democracia.
Pelearon seis días.
El séptimo acordaron repartirse el mundo y descansaron.
Nos libramos de la bestia, pero ahora somos presos de nuestra estupidez.
Y la aplaudimos como necios.
Comentarios
Hola.
Lamento no poder compartir contigo el contenido de esta prosa, a pesar de estar extraordinariamente bien escrita. He pasado por las comisarías franquistas en mi adolescencia (no por la carcel, afortunadamente) y he vivido en carne propia la represión de la dictadura. También perdí algún que otro amigo, por el exceso de celo de algún que otro pistolero fascista con carnet de policia.
Creo que la democracia es lo que nos permite escribir en este foro sin censura, criticar a la iglesia (con mayor o menor razón), indignarnos y gritar contra la injusticia, así como tener unas garantías legales, mejores o peores, pero garantías, al fin y al cabo.
Creo que no debemos confundir democracia con capitalismo. Si atacamos lo primero, estamos abriendo el camino a la bestia, de la que nunca nos hemos librado. Esta ahí esperando, vestida de negro con dos eses tatuadas en la frnte o con una hoz y un martillos tatuados en el corazón.
Tengamos cuidado. La democracia no es la bestia, es lo que nos protege de ella.
Un saludo.
Si lees detenidamente verás que, implícitamente, es un canto desesperado a la libertad, concepto distinto —y, a veces, distante— de la democracia. Tanto el "gobierno del pueblo", que es lo que significa, como el dogmatismo dictatorial religioso, son dos formas de ejercer un poder que, en nombre del miedo al más allá y a la necesidad de vivir en sociedad, secuestran impunemente nuestro patrimonio individual más preciado: la libertad; ése que permite que tu y yo expresemos lo que pensamos y deseamos de distinta forma.
Recibe, también tú, mi saludo más cordial.