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Al Norte

JenofonteJenofonte Fernando de Rojas s.XV
editado febrero 2012 en Narrativa
Sintió crujir la capa de sal que cubría el suelo, bajo el peso de sus botas, y supo que se había salido del rastro dejado por los que iban adelante. Lo confirmó una voz áspera, extraña:
--¡A la fila!
Le costaba al sargento sacarle palabras a su boca reseca, pero estaba atento.
Siguió caminando, ¿cuánto tiempo llevaban de camino?, no había manera de saberlo, perdida la noción del tiempo en esa marcha monótona, interminable. Pero los labios partidos daban fe de que hacía mucho ya que habían sacado la última gota de agua de las caramayolas.
Uno de los que iban adelante cayó pesadamente al costado, al parecer alguien hizo ademán de ayudar, porque el teniente dijo con voz firme:
--¡Nadie salga de la fila!, izquierda, derecha, izquierda, derecha, ¡marchen!
Atrás se fue quedando el cuerpo del caído, mientras la columna continuaba la marcha con su ritmo cansino.
De algo servía el entrenamiento, el cuerpo entero gritaba ¡basta, quiero descansar!, pero las piernas, desconectadas del cerebro, seguían obedeciendo la orden –izquierda, derecha, izquierda, derecha.
Miró al costado y vio como se proyectaba la sombra de la columna y pensó: Vamos hacia el norte, al norte.
--¡Nos vamos al norte, niños, nos vamos al norte! Era el grito que alborozados lanzaban mientras se embarcaban en el vapor que los llevaría a la guerra.
Y el vapor, cumpliendo sus deseos, los llevó al norte atravesando el desierto de agua, para dejarlos allí, en ese mar de arena donde ahora caminaban, siempre al norte.
Sus piernas se estremecieron, pero sintió que lo sostenían de las correas de la mochila
-- No afloje compadre, que ya falta poco.
El teniente debió escucharlo, porque dijo con voz serena, tal vez intentaba también engañarse un poco a si mismo:
-- ¡Adelante niños, que ya falta poco, adelante!
La columna siguió su marcha, los labios resecos, los ojos ardiendo, las ampollas de los pies hace rato convertidas en llagas, dejando además, como tributo al desierto, uno que otro cuerpo dormido sobre la sábana de sal.
De pronto, de la cabeza de la columna surgió un rumor, el rumor subió de tono y corrió como un reguero de pólvora a lo largo de la columna convirtiéndose de pronto en mágicas palabras
--¡el agua!, ¡el agua!
Adelante, bajo un improvisado toldo de lona, esperando, se veían las cuadradas figuras de dos carretas cargadas con barriles de agua.
La columna perdió su forma, los oficiales intentaron mantener el orden
-- ¡Tranquilos, niños, si alcanza para todos!
Pero ya la columna se había transformado en un círculo de brazos que rodeaba las carretas, los vasos de las caramayolas en alto esperando el agua que los conmovidos arrieros se apresuraban a repartir.
Cuando al rato, saciada la sed, descansaba recostado en una piedra, vio venir a un subteniente,
-- Voluntarios para ir a buscar a los rezagados.
Sintió que una mano se posaba en su hombro,
-- Vamos compadre, vamos.
Se levantó trabajosamente y escuchó su propia voz decir, con un tono extrañamente alegre,
-- Vamos compadre, vamos al sur ahora, para variar un poco.

Jenofonte

Comentarios

  • claudineclaudine Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado octubre 2011
    Un relato impactante. Me gusta como escribes, leerte, además de un placer, me resulta muy interesante.
    Un saludo, Jenofonte.
  • JenofonteJenofonte Fernando de Rojas s.XV
    editado octubre 2011
    Gracias, Claudine, por tus palabras, la verdad es que lo publiqué con mucha aprensión y me alegra mucho que te guste a pesar que es tan diferente de tu estilo.
  • ArroyoArroyo Juan Boscán s.XVI
    editado octubre 2011
    Jenofonte, leyendo tu magnífico relato, se siente el salitre pegado a la piel y a la garganta;el calor y el polvo...Describes con realismo esas marchas agotadoras de jóvenes reclutas,hacia el matadero que es toda guerra.

    Espero nuevos relatos tuyos. Si has sabido trasmitir la angustia, la sed, y el abatimiento de esta columna militar, no dudo de tu capacidad literaria.

    Saludos.
  • claudineclaudine Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado octubre 2011
    Jenofonte escribió : »
    Gracias, Claudine, por tus palabras, la verdad es que lo publiqué con mucha aprensión y me alegra mucho que te guste a pesar que es tan diferente de tu estilo.

    Hola Jenofonte, a pesar de ser diferente a mi estilo de escritura, no se aparta de los estilos que componen mis lecturas, pues me muevo en la amplitud y no suelo desechar o ser afin a géneros ni estilos concretos, sino a aquellas lecturas que me llenan. De veras, me ha encantado, tienes alma de poeta y de excelente narrador.
    Mis más cordiales saludos.
  • SinrimaSinrima Miguel de Cervantes s.XVII
    editado octubre 2011
    Jenofonte,te felicito por este excelente relato, lleno de realismo.Describes tan bien las penurias y el ambiente de esos muchachos, a los que llevan a la guerra, que me estremezco. Por la forma en que está escrita la escena,la visualizo como si fuera de una película de guerra.Tienes una narrativa cinematográfica.
    No dejes de escribir nuevos relatos.Te animo a seguir.

    ¡¡Mi enhorabuena !!

    Saludos
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado octubre 2011
    El relato me hizo recordar las novelas de corte histórico de Guillermo Thorndike referidos a dicho episodio tan aciago de la historia de mi país.
    Buen relato.
    Un abrazo
  • Harry HallerHarry Haller Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado octubre 2011
    genial, creo que es lo primero que leo de ti, Jenofonte, me gusta lo breve y bueno, como tu relato.
  • JenofonteJenofonte Fernando de Rojas s.XV
    editado octubre 2011
    Es lo primero que lees, Harry Haller, porque es lo primero que escribo. Gracias.
  • AnorgiAnorgi Pedro Abad s.XII
    editado octubre 2011
    Me ha gustado tu relato. Veo en él un canto a la disciplina y otro a la abnegación. A esta ultima le llaman “Espíritu de Cuerpo”
    El “Voluntarios para ir a buscar a los rezagados” es algo digno de esculpir en una lapida conmemorativa.
  • JenofonteJenofonte Fernando de Rojas s.XV
    editado octubre 2011
    Gracias a todos los que han apreciado este cuento, el que lo hayan encontrado bueno me hace sentirme bien.
  • CielitoDeMiPiezaCielitoDeMiPieza San juan de la Cruz XVI
    editado febrero 2012
    ¿Como decirlo?... quizás el relato se asemeja a una postal, una postal que contiene una imagen de una guerra...bien narrado y por sobretodo entretenido.

    .
    ..
    .
  • NewarmagedonNewarmagedon Pedro Abad s.XII
    editado febrero 2012
    Me ha gustado mucho, veo que sabes envolver al personaje principal en un ambiente ideal, solo un consejo:
    Solo en mi opinion particular (y porque estoy algo acostumbrado XD) te aconsejo que hagas algo como:

    -¡El agua, el agua! -gritó, estaba muy angustiada

    Algo así, como dando una explicación
    En fin, me encantaría leer mas cosas hechas por tí
    Un saludo
  • JenofonteJenofonte Fernando de Rojas s.XV
    editado febrero 2012
    Gracias, Newarmagedon, por el consejo, pero ¿quién estaba muy angustiada? ¿la columna?, no, no creo que sea necesario explicar la situación.

    La continuación está en http://www.forodeliteratura.com/showthread.php?t=19053
  • SinrimaSinrima Miguel de Cervantes s.XVII
    editado febrero 2012
    Cielito me alegro de que hayas leído este relato para que conozcas mejor lo que escribe Jenofonte.Pero este relato queda incompleto si no se lee el segundo, cuyo enlace está ahí, en la respuesta de Jeno y en la que te di el otro día.
    Saludos.
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