Hace unos momentos sin quererlo pensé en ti. Es extraño, pero ahora que
me pongo a ordenar los recuerdos llenos de polvo arrojados en un
rincón de mi cabeza, pude darme cuenta que no sé absolutamente nada de ti desde el día en que te fuiste y, lo que es peor, jamás intenté averiguarlo. No, no vayas a pensar que no te amé. Todo lo
contrario. Fuiste única para mí. Eras el afán con que mis extremidades
se movían y el calorcillo que necesitaba para no morir agripado en
medio de esta garúa limeña. Te repito que sí te amé y si algo podrías
reprocharme es, tan sólo, que jamás haya vuelto a pensar en tí desde
que te marchaste. Pero de qué hubiera servido tener tu recuerdo
presente en mis mañanas o en mis crepúsculos a solas y de pie. Pues de
nada, pues ha pasado el tiempo y ya ves, todo sigue igual al mismo día
en que te marchaste. ¿Te das cuenta? Sólo ahora que te marchaste no
pienso en tí y ni siquiera tienes el derecho a reprochármelo pues,
ahora que me lo pienso bien, ya no te amo...
Comentarios
Abrazos y besos
Me ha impresionado lo sencillo y directo que resulta. Enorabuena
SALUDOS
me parece muy bonito...y me alegro de que esté de nuevo por aquí.
un beso.
Sin embargo es corto. Mantener esta intensidad durante más de un folio es complicado, así mismo tampoco sería conveniente para un relato.
Perdón por ver tu escrito con la frialdad de ese ser querido que algún día amamos y desaparece, pero a veces hay que poner algo de cordura entre el sentimiento y nuestras letras, sobre todo para hacer literatura.
Abrazos.
Abrazo!
Comparto tu opinión acerca de la cortedad del relato, pero era inevitable para transmitir el nexo. Tampoco es fácil, en unas cuantas palabras, transmitir algo tan intenso. Creo que la cordura no es requisito indispensable para hacer literatura, la literatura va mucho más allá...
Un gran saludo Sesio
Hola Papu. Transmitir sentimientos es difícil: amor, tristeza, alegría, paz...
no sé si lo habré logrado. Al menos sé que en tí sí logré ese efecto y eso es mucho para mí.
Un abrazo