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Literatura en la «modernidad líquida»

Ariel GarcíaAriel García Gonzalo de Berceo s.XIII
El beneficio que la literatura aporta a los receptores suele asociarse con el desarrollo integral y se percibe como resultado de un ejercicio paciente y progresivo. En sociedades donde los logros personales se miden exclusivamente por el progreso económico, la literatura se ve obligada a enfrentar fuertes impactos y deserciones.

El filósofo Zygmunt Bauman desarrolló el concepto de la «modernidad líquida» en la década de 1980. Actuamos en una sociedad consumista donde todo tiende a volverse «flexible», incluso las personas y sus posturas. La «modernidad líquida» es un tiempo sin certezas. Lo «líquido» fluye libremente, se desplaza y filtra de manera momentánea, sin ocupar siempre un lugar concreto o se adapta a la forma del recipiente. Lo que tenemos o percibimos como «nuestro» es cambiante, temporal e inestable, incluso el amor. La metáfora de la «liquidez» busca contrastar con las generaciones anteriores, que se desenvolvían en estructuras fijas y patrones más «sólidos».

Las redes sociales, en el mundo líquido, juegan un papel esencial, porque producen un «sustituto de comunidad». En ellas, puedo «fluir» a mi antojo, compartir un texto, borrar, editar, ignorar, ocultar, actuar, mandar al carajo y desaparecer… Al final, «la red me pertenece»; la comunidad real, en cambio, no: «Yo pertenezco a ella». En este contexto, y tomando como referencia a Bauman, es lícito preguntarse cómo debiéramos ver nuestras obras y las ajenas: ¿mientras se están creando o mientras se están descomponiendo?

Ariel García

Comentarios

  • Interesante reflexión, yo me siento propietario mientras escribo, luego siento la pérdida, cuando la lanzo al mundo se descompone en mil opiniones y puntos de vista diferentes para dejar de ser lo que yo escribí para convertirse en lo que vosotros leéis. Se descompone. Creo que me llenan los dos estados, no veo la obra en uno solo de ellos.
  • editado 30 de enero
    Las mismas palabras en espejos diferentes... Como lectora me pregunto: los libros de cabecera, esos que he leído mil veces, esos que me han rescatado, consolado o abierto los ojos, ¿los he hecho míos? No sé si tiene el mismo significado para mí que para el autor aquello que él escribió, pero el caso es que esas letras (que las escribió esa persona, el libro es hijo suyo) me hicieron sentir feliz, triste, acompañada, identificada y de mil maneras. Entonces esos libros los he metabolizado e incorporado a mi vida... a través del único instrumento posible que es por donde han entrado: la percepción propia.

    Como autora, si algo escrito por mí provoca sentimientos en otra persona, los que sean, ya me siento feliz. Aunque fuera algo distinto a lo que yo siento o sentí al escribirlo.

    Siento que un libro es un regalo mutuo de corazón. Es como el amor: es un regalo, pero, aunque le digan "propio" a veces, no pertenece. La obra entonces, para mí, es del escritor y es del lector una vez el autor la suelta. Quizá se crea y se destruye para volver a crearse como ciclo interminable, y por eso cada vez que repetimos lectura de un mismo libro podemos desdoblar significados diferentes, sentir impactos en otros rincones de nosotros, o darnos cuenta de detalles que en franja de tiempo anterior nos pasaron inadvertidos al leer... porque las personas crecemos, cambiamos, y "ayer" éramos "otros".  Esto se parece más a "fluido" que a líquido, y desde luego se aleja de la "liquidez"... Esto suena como a mecánica de fluidos y a equilibrio dinámico en constante movimiento.

    Por otra parte, no siento que un escrito se fragmente por pasar a otras manos; no siento que la esencia se pierda aunque todo se perciba de otra forma. Quizás es que la esencia de algo siempre será parecida y no igual de humano a humano, es decir: distinta, quizá a veces similar pero distinta, en resonancia con la historia de vida de cada cual, con la forma de entender de cada cual.

    Ariel, me encantan tus aportes. Siento que aprendo mucho cada vez que te leo. Muchas gracias.
     Proceso tus posts despacito; aún estoy integrando la polifonía. Besos.
  • Ariel GarcíaAriel García Gonzalo de Berceo s.XIII

    ¡Gracias por la lectura y las reflexiones, Nacho y Reyes! También yo aprendo mucho con sus aportaciones, compañeros.

    ¡Saludo cordial!


  • El beneficio que la literatura aporta a los receptores suele asociarse con el desarrollo integral y se percibe como resultado de un ejercicio paciente y progresivo. En sociedades donde los logros personales se miden exclusivamente por el progreso económico, la literatura se ve obligada a enfrentar fuertes impactos y deserciones.

    El filósofo Zygmunt Bauman desarrolló el concepto de la «modernidad líquida» en la década de 1980. Actuamos en una sociedad consumista donde todo tiende a volverse «flexible», incluso las personas y sus posturas. La «modernidad líquida» es un tiempo sin certezas. Lo «líquido» fluye libremente, se desplaza y filtra de manera momentánea, sin ocupar siempre un lugar concreto o se adapta a la forma del recipiente. Lo que tenemos o percibimos como «nuestro» es cambiante, temporal e inestable, incluso el amor. La metáfora de la «liquidez» busca contrastar con las generaciones anteriores, que se desenvolvían en estructuras fijas y patrones más «sólidos».

    Las redes sociales, en el mundo líquido, juegan un papel esencial, porque producen un «sustituto de comunidad». En ellas, puedo «fluir» a mi antojo, compartir un texto, borrar, editar, ignorar, ocultar, actuar, mandar al carajo y desaparecer… Al final, «la red me pertenece»; la comunidad real, en cambio, no: «Yo pertenezco a ella». En este contexto, y tomando como referencia a Bauman, es lícito preguntarse cómo debiéramos ver nuestras obras y las ajenas: ¿mientras se están creando o mientras se están descomponiendo?

    Ariel García

    Creo que las obras deberían apreciarse en su proceso integral.
    Porque a fin de cuentas, son ciclos.

    Saludos.
  • Pues yo veo la obra en si estable, es la percepción personal del que la ve y las circunstancias sociales. económicas, etc del momento en que la lee las que cambian la percepción, eso sí lo considero cíclico.
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV

    Hola, Ariel.
    Yo siempre he pensado - no sé si esto es demasiado simplista -, que lo que caracteriza a la literatura (o es, por lo menos, uno de sus valores potenciales) es la capacidad de crear o posibilitar formas de intersubjetividad, de establecer una comunicación, una comprensión comunes. No esa subjetividad fragmentaria, desconectada, casi solipsista, que plantea la ruptura entre el autor y el lector, de algunas teorías de la posmodernidad... En este contexto, yo creo que aquello que el autor decide conscientemente publicar, cuando lo ha creado bajo esa premisa, tiene una coherencia y una solidez mínimas propias.

    Creo que un libro difícilmente tiene un número indefinido de interpretaciones posibles; múltiples, arbitrarias, absolutamente personales o completamente divergentes entre sí. 
    Hay consensos (no incuestionables) sobre ciertos libros, por eso existen los clásicos; y no es sólo porque se hayan impuesto criterios de valor caducos o concepciones puristas de la literatura. 

    Mi duda es si lo que ahora se define como una subjetividad o libre interpretación que predomina y debe predominar sobre cualquier criterio estable, en una sociedad que cada vez lee menos (o lee peor), no es en el fondo dar por buena la ausencia precisamente de un criterio propio, y por supuesto de la capacidad de sentido crítico; cuando estos no llegan a formarse porque no se consideran necesarios.

    Marina Garcés (escritora y filósofa) define la sociedad posmoderna como una "sociedad póstuma", que se caracteriza no tanto por la crítica de la modernidad que conduce a su superación y a una mayor libertad, sino por un escepticismo o un nihilismo en el que se disuelve la misma capacidad crítica.
    Y se imponen el mercado, el gusto superficial y el consumismo rápido como únicas medidas de valor.

    Espero no haberme embarullado ni ido demasiado por las ramas... Un saludo, Ariel.


  • Ariel GarcíaAriel García Gonzalo de Berceo s.XIII
    ¡Gracias, MrBones y Nacho, por sus siempre valiosas reflexiones.

    Cordial saludo, compañeros.
  • Ariel GarcíaAriel García Gonzalo de Berceo s.XIII

    ¡Hola, Sarasvati! Estoy completamente de acuerdo con tu visión sobre la literatura y su importancia en la creación de formas de intersubjetividad y comunicación entre autor y lector. No considero que sea un pensamiento simplista en absoluto. Coincido plenamente en que, aunque hay múltiples formas de comprender un libro, existen límites en la validez de esas comprensiones. Rechazo la idea de que las interpretaciones puedan ser totalmente arbitrarias o divergentes entre sí, aunque entiendo que las historias que contamos escaparán de nuestra intención o deseo de significación y estoy con Barthes, quien apelando al sentido figurado, expresa: «El nacimiento del lector se paga con la muerte del “autor”».

    En mi opinión, la tendencia hacia una interpretación libre y subjetiva puede ser beneficiosa al fomentar la creatividad, la diversidad de perspectivas y la participación activa del lector en la construcción del significado de una obra. Sin embargo, cuando esta interpretación libre se convierte en una excusa para la falta de criterio propio o de sentido crítico, puede resultar problemática y conducir a una comprensión superficial o sesgada de las obras literarias.

    Estamos de acuerdo en que en una sociedad donde la lectura está en declive, o se lleva a cabo de manera pasiva, las oportunidades de desarrollar habilidades de análisis, evaluación y reflexión necesarias para una interpretación literaria sólida se ven disminuidas.

    Aunque desconozco si Marina Garcés sugiere que la sociedad posmoderna es «póstuma» debido a la pérdida de vitalidad que caracterizaba a la modernidad, coincido con ella en que en esta sociedad prevalecen los valores del mercado, el gusto superficial y el consumismo rápido como medidas de valor. Esto implica que las decisiones individuales y colectivas están cada vez más influenciadas por consideraciones comerciales y de consumo, en detrimento de otros aspectos fundamentales como la reflexión crítica, la autenticidad y la profundidad intelectual.

    Aprecio tus comentarios, estimada Sarasvati. ¡Gracias!


  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV

    En mi opinión, la tendencia hacia una interpretación libre y subjetiva puede ser beneficiosa al fomentar la creatividad, la diversidad de perspectivas y la participación activa del lector en la construcción del significado de una obra. Sin embargo, cuando esta interpretación libre se convierte en una excusa para la falta de criterio propio o de sentido crítico, puede resultar problemática y conducir a una comprensión superficial o sesgada de las obras literarias.

    Estamos de acuerdo en que en una sociedad donde la lectura está en declive, o se lleva a cabo de manera pasiva, las oportunidades de desarrollar habilidades de análisis, evaluación y reflexión necesarias para una interpretación literaria sólida se ven disminuidas.



    Sí, completamente de acuerdo. Gracias a ti, Ariel :) 

  • Buenos dias, tengo un ratito  y bueno decidi entrar a aprender algo mas, Ariel muchas gracias siempre aprendo contigo. He leido todo atentamente, ya conocia a Bauman desde hace mas de diez años, por algun sitio anduve leyendo sus ideas. 
    Creo que la critica a lo superficial extendida a las redes, es cierta, pero en si misma lo considero " la excusa" para dar sentido precisamente a esa falta de autenticidad. 
    Se extiende a las relaciones personales y a los hábitos, desde la perdida de la cultura gastronomica y la propia elaboración de los alimentos, el disfrute en coleccionar algo y detener tu tiempo para aprender y clasificarlos, en las " quedadas de 30 minutos" por no disponer mas tiempo, en los mensages de constante " no me da la vida".... no hay concreción en lo rápido, ni tampoco constancia, lo dice la reina que no acaba nunca nada. 
    Hay una idea que subyace en todo esto y he estado leyendo un articulo fantástico de Johan Hari, y para romper con la rapidez, estoy coleccionando ( llevo solo dos) una revista Ethic, que ya esta en papel, para volver a las antiguas costumbres que me ha enamorado la idea del tiempo de espera trimestral y el papel entre las manos, pues bien, después de este apunte personal, estableceria una idea de conexión entre Bauman y Hari que hace un discurso lógico y que todos podemos palpar, sobre la falta de atención. 
    Basicamente lo superficial podria desaparecer si se potenciara la atención, si lo llevamos a la literatura, acabaria desarrollando lecturas profundas y escrituras mas lentas pero de mejor calidad. Si nos detuvieramos lo suficiente para todo, todo seria diferente. 
    Evidentemente este " paron" en las actividades, o este freno en la intención de: " acabar rápido y a otra cosa", encierra en si mismo tal vez una angustia por todo lo que no se hace al dejar de hacerlo, y el tiempo perdido que se nos va y nos lleva hasta la muerte. 
    Valoro que toda una estructura social mundial como la que estamos viviendo, no puedo solo estar sustentada en " modas" sino que hay calado más profundo que nos esta cegando. Yo abogo por una transformación en las creencias, o en los miedos internos, tal vez , en la obligación de ser feliz a toda costa y en todo momento a traves de todas las actividades posible que podamos hacer. Por algun sitio tengo un texto sobre los lutos perdidos... porque ya ni para velar a los muertos y llorarlos nos permitimos el tiempo necesario para transitar por la pena.
    Asi que realmente no estamos faltos de tiempo, sino llenos de miedos, miedo a la muerte, y miedo a la vida. Y entre uno y otro el capitalismo nos ahoga, porque nunca es suficiente, pero el ser humano si es finito. 
    Los libros de las librerias tambiene estan dentro de un mercado capitalista, y por extensión supeditados a las exigencias del mercado y a la demanda de la mayoria que no tiene que ser la visión más atenta. 
    Como ejemplo practico de la rapidez, comparemos los dibujitos de la Abeja maya original, o los pitufos, o cualquier otro y los actuales. La música invita a un " corre corre" y los dialogos son histericos, pisados, rápidos y volatiles. Tambien en el cine. 

    Una amante de las sobremesas largas que se juntan con la merienda. 

  • Amen a esas sobremesas Diodama, incluso si las juntamos con la cena.
  • calla, que los findes me lo tomo con tanta tranquilidad, queno se si si el desayuno es el almuerzo, hemos hecho un almuerzo-miriena-cena,  y la siesta si es de sobremesa, o la de borrego, despues de desayunar y antes de comer. En cualquier caso, da igual, ya estamos aprisonados por horarios de lunes a viernes, ya me conocen en el cole por llegar tarde y mi escritura rapida : ¿ motivo? - ¿ motivo por llegar tarde y entrar por secretaria porqu ela puerta del patio esta cerrada ya? ... - lo he resuelto con un enigma para la secretaria: 
    - Logistica. 

    que puede ser por mil cosas claro, 
  • Ariel GarcíaAriel García Gonzalo de Berceo s.XIII
    ¡Gracias por la aportación, Diodama! Muy interesante tu escrito, compañera.
  • gracias a ti que siempre me pones en marcha para escribir con tus ideas. 
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