Kane
Quiero, sobre todas las cosas, volver a mi tierra natal; escuché a los visitantes decir que soy del Congo.
Tengo que irme pronto, porque ya me parece respirar esquirlas, porque el espacio se me hizo pequeño, o yo tan grande que podría decirse tanto como dos mundos, y porque aquí todo me molesta.
Urdiré un plan para ser libre. Un plan nada ambicioso comparado con el de conquistar La Tierra o extraer un cacahuete de un tubo imposible.
Lo más difícil sería llegar al Congo. Ni siquiera sé dónde está, quizá lejos, pero en primer lugar debo salir de aquí. Mi tierra natal me llama, la escucho rugir mi nombre, si es que es cierto que me llamo Kane. Igual mis padres me llamaron de otra forma, no lo sé. A veces, sueño que no me llamo nada.
Algunos días viene el hombre del ojo mecánico. Le esquivo todo lo que puedo, hasta la insolencia, porque imagino que podría captar mis pensamientos. Al final, por quedarme solo, poso, aunque intento disimular mis adentros adoptando un aire inocente, mientras masco, suavemente, el tallo de cualquier tierna florecilla.
Pero pienso mientras me dispara, mientras los niños aporrean los cristales que me enjaulan, y mientras la mujer de alguna parte urde sus propios planes con una florecilla en la boca.
Pienso a todas horas: pienso por las mañanas, cuando el lugar está vacío y es cuando menos selvático parece; por las tardes, que de tanto ruido podría decirse que me vuelvo loco, y cuando todos duermen, y no hay luz, ni hay nada.
Urdiendo un plan paso los días.
La mujer de alguna parte vino hoy a verme. Dio tres golpecitos en mi cristal, manchado de tantas manos que podría decirse que las manos estaban manchadas de mi cristal, y lo que trajo dolió tanto como un verdadero disparo.
- Kane, comprendo tus sueños de mandril hacinado, pero debo decirte que ya estás en tu tierra natal.
Lo dijo con pena, como si a ella, también hoy, la hubieran atrapado.
Comentarios
Pobre Kane, al final del relato la mujer lo dejó planchado. Sus pensamientos, soñadores, tienen tintes de nostalgia y de desconcierto. Los relatos cortos, por lo general, me dejan con ganas de más, pero este tuyo me ha saciado. Muy bueno. Saludos
Espero que todo esté en orden allá donde estés. Gracias por pasar.