Un pensamiento colectivo, fundamentado por los actos human os en el mundo, donde predomina la subjetividad sobre una sociedad idílica o corrompida ¿Habrá entonces, algo más allá que el raciocinio personal para alterar nuestra naturaleza humana?
Si bien podría ser algo interno, existen factores exógenos que influyen en nuestro pensamiento y actitudes. La sociedad y la educación son cruciales para el desarrollo de un individuo, y depende netamente de cada persona su desenvolvimiento en esta.
Como pensaba Jean-Jacques Rousseau que “el hombre es bueno por naturaleza” y que es la sociedad la que lo corrompe, o para el filósofo inglés Thomas Hobbes, cuyo planteamiento era de que el hombre es malo por naturaleza, egoísta y antisocial; impulsado por un “perpetuo e incansable deseo de poder que cesa sólo con la muerte”. Entonces, ¿qué nos hace pensar así? ¿Somos realmente buenos o malos por naturaleza?
La respuesta nace en nosotros mismos, en nuestros valores y enseñanzas desde temprana edad. El hombre nace desprovisto de conocimiento, de experiencias y culturas; nace en la penuria de intensiones buenas o malignas. He allí la importancia de una educación en su desarrollo, para poder inculcar los buenos valores, lo ético y moral, lo bueno y lo malo. De ser así, ¿qué papel juega la sociedad en ello?
Pues es simple. Vivimos en una sociedad compuesta en su mayoría por personas con ansias de poder y dinero, donde se premia al que se esfuerza y castiga al que no. Esto conforma una sociedad capitalista, cuyos designios yacen en el mantener su jerarquía y proteger sus privilegios y bienes; arraigando así sentimientos de avaricia, odio y recelo entre los demás. Como el propio Karl Marx afirmaba: “la esencia humana es, en su realidad, el conjunto de relaciones sociales”.
Sin embargo, no todas las personas son guiadas por el egoísmo. Muchos son guiados por sus ideales, por seguir lo correcto y altruista; que valoran a las demás personas sin importar sus estratos sociales.
Es lógico pensar que las personas se mueven por su individualismo, por sus intereses y ambiciones; sin embargo, es a medida en que crecemos cuando nuestro aprendizaje y propia voluntad se unen para determinar nuestra calidad de conducta, la cual definirá ante los demás si somos buenos o no; lo que radique entre nuestra grandeza o nuestra ruina.
“El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado” – Jean-Jacques Rousseau.
Comentarios
"La respuesta nace en nosotros mismos" (Jhoan T)
Gracias por el comentario. Realmente mantengo mi punto de vista de la importancia (lo cual considero crucial) del desarrollo ético y moral de la persona desde su crianza por medio de la enseñanza; algo en lo cual a futuro, por mucho que se pueda ver "corrompido" o alterado por ciertas situaciones, es cuando esos valores y enseñanzas surgen para que la persona pueda aferrarse a ellos y superar tales adversidades.
Un ejemplo de ello es un gran amigo de mi papá al que llamo tío. A pesar de que la gran mayoría de su familia (primos y tíos) eran "malandros" (delincuentes, como decimos en Venezuela) y haberse criado en un barrio peligroso de Caracas, se mantuvo fiel en sus enseñanzas y no aceptó las propuestas de robos o drogas que le propusieron (distinto de que, a pesar de haber recibido una crianza igual a la de sus hermanos, algunos si llevaron esta vida); siendo hoy en día un excelente juez y recién ascendido capitán del ejército.