Siento en mi mejilla la frialdad del cristal. Miles de gotas se resbalan y se unen en un reguero que, al llegar a la cornisa, ya es un río en miniatura. Cientos, miles de ríos caen a la calle sobre los paraguas que, borrosos, veo transitar por la calle.
Llueve sobre mi corazón,
como llueve sobre la ciudad...
El cielo, piadoso, ha ocultado el brillo que parecería ofensivo a mi dolor. Siento que nunca más saldrá el sol para mí y que viviré bajo esta persistente borrasca.
Llueve sobre mi corazón,
como llueve sobre la ciudad...
Un blando silencio me ensordece. Alcanzo apenas a distinguir el movimiento de unos labios que sin duda me hablan silenciados por el murmullo de la lluvia.
Llueve sobre mi corazón,
como llueve sobre la ciudad...
Ellos contemplan una máscara. Una autómata responde a los requerimientos de la vida diaria. En mi interior sólo hay lluvia.
Comentarios
Que cosas..