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Rugido de sombras interpuestas
confesión dolida y oculta, maravilla rota y abierta
el mar resuena con lamento infinito
en la búsqueda de tu propia y única locura
que arde arrancándote tu propio fuego.
Es abrir el corazon y romperlo
bajo la fiera herida que se lamenta,
ciego laberinto envenena las sedas
las horas, alzando roto y torpe vuelo.
Has vuelto del oscuro precipicio
cuando la noche ha llenado tu mirada
cuando has pagado con tu sangre tu tributo
limpio.
Naufragio incesante y eterno
aniquilada ascesis invertida
sangre lamiendo la sed de su veneno.
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Un saludo.