Resulta más que evidente, que el punto ideal lo encontramos, cuando una novela relata una historia que nos cautiva, y además de ello, está escrita con un lenguaje esteticista. Y aún y así, ambas cuestiones van a gustos, pues lo que a mi me atrae, o me emociona; a otra persona puede dejarle totalmente fría. Pero al margen de todo ello, olvidando los miles de matices, que obviamente existen.
En principio que prefieres: ¿El argumento o las bellas palabras que lo envuelven? ¿Puede una historia vulgar, estar tan bien contada que resulte de tu agrado?
Comentarios
Es evidente que trato de elegir novelas que cumplan con ambos requisitos (por desgracia no siempre acierto ) pero, mientras que creo que un buen argumento desarrollado con un lenguaje simplemente correcto puede ser entretenido siempre y cuando se cumpla con unos mínimos, me da la sensación de que lo contrario no se sostiene.
Me pasa lo mismo con el cine: creo que un mal director puede tumbar un buen guión, pero no creo que nadie sea capaz de levantar un guión malo.
Ahora... se podría hablar mucho sobre lo que es para cada uno de nosotros un buen argumento o un buen guión, porque no me refiero a la típica novela de intriga-histórico-esotérica-medio-misteriosa sino a otra cosa... je, je.
A veces, lo contrario. Pero yo diría que ocurre sólo con esas novelas que llamamos "de entretenimiento", con la que sólo buscamos distraernos. Novelas de acción, o los típicos bestsellers. Tienen argumentos llamativos(que no necesariamente buenos argumentos) que nos hacen olvidar un estilo descuidado, o que ayuda poco.
Yo creo que la buena literatura debería tener un poco de ambas cosas, o en todo caso tanto de una que compensara con creces las carencias respecto a la otra.
Saludos.
Odie Hamlet y seguiré odiando al Quijote.
Leyendo tu respuesta he caído en la cuenta de que, muchas veces, estilo y contenido no son más que dos caras de una misma moneda. La historia de McEwan no cae en el cliché porque logra enfocar a sus personajes de un modo especial y contarnos algo nuevo sobre ellos, algo que no hemos leído mil veces a pesar de que la situación de fondo sí que sea muy común (argumento), y ese enfoque se ve reforzado por su valiosa prosa (estilo).
Va a ser difícil quedarse sólo con una de las dos cosas... ja, ja...
Con el modo en que has jugado con la mera anécdota: Mientras freía las croquetas, para dar un enfoque literario a tu argumentación, avalas totalmente tu respuesta.
Podías haber respondido sin más, pero lo has adornado con palabras. Las cuales, me han trasladado a tu cocina, me han permitido conocer tu churretosa freidora -todas lo son-, y he llegado a sentir el aroma de la comida casera, que desprendían tus deliciosas croquetas. No he dudado un instante en engullirlas contigo.
El sentido del humor del último párrafo, personificando y exonerando de culpabilidad al hambre, también me ha gustado.
No hay nada como freír croquetas para que te venga la iluminación, pero yo todavía estoy más receptiva después de fritas y zampadas(porque también las hay de alfalfa)
Nací en un bullicioso puchero. Mi infancia fue un baile entre garbanzos, zanahorias, patatas, huesos de jamón, de espinazo, pavo y un entrañable tocino que dedicó su último aliento a explicarme qué tenía que ver realmente con la velocidad, secreto que juré llevarme al otro mundo.
Tuve una juventud breve y tormentosa. Me mezclé con leches, harinas, aceites, perejiles y cebollas, y un tenedor que nos batía en orgías interminables.
Pero, ay, los pecados se pagan y pronto llegó mi castigo, la condena a ser abrasada en esa freidora churretosa donde un aceite cruelmente sobrecalentado me hizo estallar y derramar mis entrañas cremosas.
Reconozco que mi vida fue breve; a vuestros ojos, incluso anodina, sí. Pero... permitidme que me indigne y manifieste el dolor en mi alma de bechamel al sentir que insinuáis que la historia de mi vida fue vulgar.
Nunca más vuestra,
La Croqueta de Ignoria.
Un beso, y gracias por tu presencia.
Leyendo a esta susceptible bolita de carne se me han abierto los apetitos, el guloso y el literario.
No son horas, pero lo mismo me bajo a la cocina a freírme unas croquetas...o alguna bajoca murciana, en su defecto
Una croqueta joven y alocada
Bailaba en el aceite descocada
Preparada con carne de matanza.
Puso fin cocinada a tanta danza
Reclinose en el plato más pausada,
Y ardía su mejilla acalorada
Oyendo exageradas alabanzas.
Tras ello sin espera ni reposo
Se vio atrapada en la boca hermosa
Mordida en silencio fervoroso.
Navega la croqueta deliciosa
Ajena al porvenir excrementoso
Que le dará su dueña licenciosa.
.
A esas horas mejor bajoca murciana. Sin duda.
Después de unos cuantos segundos de suspención intelectual, encontré de lo que se hablaba.Entre calada y calada, pienso y repienso que me gusta más el argumento de la novela.Pero eso dá que pensar, pues si el argumento no me llena, ya puede tener todas las florituras verbales habidas y por haber, que no me engancha ni con pegamento.O también se ha dado el caso que está escrito de una manera la mar de sencilla y me ha gustado más el libro.Nunca me había planteado esa cuestión, entre el argumento o la estética.Como leo de todo, nunca le di mayor importancia a ello.Y ahora me he liado yo, porque ya ni sé que me gusta más.Si se unen las dos, mejor que mejor, si no hay cabida para las dos, sigo con el argumento y la estética, para el post mortem.
(Delcat.-val. bajoca).
1. f.Mur. Judía verde.
Ignorante no eres. ¡Pero perezosa....! ¿Para que está el diccionario?
Aunque ya sé que me vas a responder:
- ¿Para que te tengo a tí Sr. Dumas? :mad:
Saludos.