La Columnata se perdía entre las altas y anchas hojas del Manto de Eva,
la Cola de Zorillo, , los helechos, las fucsias y el chilco. Una pátina amarillenta aún dejaba ver ricos tallados y gráciles arabescos que la madreselva y otras enredaderas hacían más intríncados.
La ví cuando con el rostro apoyado en la más alta de las columnas contemplaba la entrada. La mirada melancólica mientras sus delgados y largos dedos se deslizaban acariciantes por el frío decorado. Con recogimiento escurríalos por entre el enjambre vegetal descubriendo con un casi imperceptible estremecimiento la continuación de la historia allí grabada. Ya cerraba los ojos presa de gran inquietud o arreglaba sus cabellos humedecidos por el rocío matutino.
Yo estaba sentada en una gran piedra instalada en la cima de la loma, desde allí tenía una visión privilegiada sobre el Valle de la Luna y sus senderos entre piedras volcánicas, Laguna Verde aterciopelada entre su séquito de tepas, robles y mañíos, tres caminos que se perfilaban hasta la distancia en distintas direcciones, uno saeteando un bosque nativo, el otro hasta llegar a los márgenes del río de deshielos y el otro pugnándo por alzarse entre los matorrales ,las zarzas y los hierbajos hasta llegar hasta este sitio. Sierra Nevada cerraba el paisaje con la magnífica estampa de sus formas.
Extasiada en la contemplación de tan agreste paisaje la olvidé hasta que la ligera tela de sus vestidos chocó contra mi costado, exhalaba un delicado aroma y me miró. En un impulso irrefrenable me puse de pie y la abracé, abatió su cuerpo contra el mío y lloró. Lloró y lloró largo rato, supuse que debía guardar silencio aún cuando despegándose de mí se volvió a esconder entre la vegetación sin decir adiós, sin mirar atrás.
Comentarios
Agrego, ademàs, la laegrìa de leer nombres de plantas nativas, como el chilco o el mañio.
Gracias, ha sido un placer, aunque desconcertante. (con gusto a poco)
Un abrazo
He paseado por ese ambiente que con tanta belleza reflejaste, he percibido los olores, hasta la más leve ráfaga con la que el aire pudo jugar. Y he sentido el placer de leerte.
Muchas gracias por compartir.
Un saludo.
Tu seudònimo me sabe a buenaventura, por lo tanto, te la deseo...:)
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