Buenas noches desde Colombia.
Aquí les traigo una nueva entrega del lore de mi historia "El Precio de la Libertad", cuyos capítulos pueden encontrar no más entran a mi perfil.
Antes de leer, recuerden que este trabajo es una ucronía, o sea, historia alternativa, por lo que habrán elementos que no existen en nuestra realidad, pero que si son reales en esta.
Sin más, aquí empiezo:

Líbano es un país único. Si bien se encuentra en el turbulento Medio Oriente, ha logrado prosperar, convirtiéndose en uno de los principales centros bancarios del mundo. No por nada, es conocida como "la Suiza del Medio Oriente". Al mismo tiempo, su aspecto más llamativo es su religión: a diferencia de los demás países árabes, Líbano no es un país musulmán, sino que sigue la religión del arxorismo.
Contrario al islam, el arxorismo es una religión politeísta, con un panteón de cuatro dioses que gobiernan cada fenómeno del universo, desde la luz de las estrellas, hasta la gravedad. En tiempos antiguos, esta religión fue seguida por buena parte del mundo antiguo, pero las religiones monoteístas del cristianismo y el islam le fueron arrebatando espacios, pero nunca desapareció, siendo el Líbano, el país donde más tiempo resistió, ya que esta era la religión ha estado en el país desde la era Fenicia y se sabe que en Cartago también se adoraban a los dioses arxoristas, más específicamente a Mitaos'tarái, la Diosa de la Energía. Ni siquiera con las invasiones musulmanas, el arxorismo perdió su popularidad, ya que los libaneses ven a su religión como parte de su identidad cultural. Además, ayuda mucho que Líbano es el país donde surgió esta religión y los principales sitios de peregrinaje arxoristas se encuentran en este país.
Aunque esto ha hecho que actualmente sus vecinos vean al Líbano como un país hereje, esto no siempre fue así. Durante la Guerra Fría, tuvo una relación cercana con la Unión Soviética, así como con muchos países árabes. Su estatus como centro bancario internacional, sirvió para que grupos armados afines a Moscú como la OLP, la Fracción del Ejército Rojo, la ETA y las guerrillas marxistas de América Latina, guardasen su dinero en este país. Incluso, llegó un tiempo en que la propia OLP se refugió en el Líbano en 1970, trayendo además a cientos de miles de refugiados palestinos consigo, cambiando la composición étnico-religiosa del país.
Líbano sobrevive a la caída del bloque soviético, ya que los antiguos países comunistas mantuvieron sus reservas internacionales en el pequeño país, que de inmediato adoptó una política exterior neutral. No obstante, el asesinato del líder de la OLP en 1992 en las calles de Beirut, permitió el ascenso de un nuevo liderazgo, que buscó aprovechar la gran población palestina para tomar el control del país (para ese año, los palestinos formaban el 35% de la población libanesa) y acabar con el dominio arxorista. Ese fue el origen de la Guerra Civil Libanesa, entre facciones musulmanas y el gobierno arxorista.
Debido al apoyo que recibieron los musulmanes de muchas partes del mundo islámico, éstos lograron derrocar a los arxoristas en 1995 y durante 10 años, la élite palestina se dedicó a reprimir a los arxoristas y a destruir sus lugares santos, en un intento de convertir al Líbano en un país musulmán, razón por la cual acordaron con Israel trasladar a sus compatriotas en Tierra Santa hasta su nuevo país, agregando más musulmanes al país. Sin embargo, el mal manejo de la economía por parte de los palestinos, sumado al profundo descontento de los arxoristas, hizo que estos últimos se alzaran en armas en el año 2000, hasta que en el año 2005, lograron recuperar su país, decretando la expulsión de todos los palestinos que apoyaron activamente al régimen islámico; muchos fueron expulsados, pero algunos se quedaran allá, aunque ahora como una minoría (para 2045, los palestinos constituyen solo un 5% de la población del Líbano). Es bien sabido que cada vez más palestinos libaneses se convierten a la religión arxorista, principalmente porque esta religión no exige un código de conducta tan estricto como el islam (los arxoristas pueden beber alcohol, comer cualquier cosa y no existe una discriminación hacia la mujer) , lo cual hace que los jóvenes se sientan cada vez más atraídos a esta religión.
Desde entonces y tras una década de recuperación económica, en la que entre otras cosas, se reconstruyeron los lugares sagrados arxoristas, el Líbano recuperó su estatus dentro del mundo desarrollado, lo cual coincidió con la creación de un ejército muy poderoso, con el cual pudiesen defenderse de sus vecinos musulmanes, deseosos de eliminar a la "nación hereje" de la faz de la Tierra.
Algunos analistas comentan la curiosa y estrecha relación entre este país y el Brasil, ya que el ascenso del país sudamericano al sitial de las potencias mundiales, coincide con un aumento inusitado de las relaciones comerciales entre ambos (Brasil es actualmente, el principal socio comercial del Líbano), así como la entrada masiva de capitales libaneses en la economía brasileña, que llegaron al país tras el golpe de estado del 2021, el cual llevó al poder al gobierno responsable del "Milagro Brasileño".
De hecho, se sabe que todo el sistema bancario brasileño está copado por inversores libaneses, siendo los más importantes el clan Lusinyan, una familia de origen armenio (y de religión arxorista) que ha vivido en el Líbano desde la era otomana y una de las familias más ricas del mundo. Su poder es tal, que desde 2042, una de los suyos, Anahí I de Lusiñan, es reina de España, el aliado más fiel del Brasil en el hemisferio occidental.
Todo esto ha hecho que se formule una teoría conspirativa muy popular entre sectores de la extrema derecha, que aseguran que el poder detrás del trono del Brasil y sus países aliados como España, se encuentra en el Líbano, con los Lusinyan como una de las cabezas visibles de esta "élite mundial".
Comentarios