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15 - TRES FRENTES

Año 2049. Mediodía.

En el fondo del río Magdalena, Xitlali reflexiona sobre el porqué, a pesar de ser considerada por el propio Protogion, como una candidata viable a ser Jinete de la Guerra, está perdiendo la batalla contra un enemigo que ni siquiera debería tener magia:

—A ver, Misael fue criado para ser un político de renombre, no para ser hechicero. ¿Por qué ahora tiene poderes mágicos?

Ella recuerda que todos en la Casa Velásquez son criados desde pequeños para cumplir una función, ya sea en la manutención del dominio de Axtreion sobre América Central, ya sea como miembros de la élite gobernante de la región, o como sus ejecutores. Mientras ella fue seleccionada por sus padres para pelear, Misael fue criado para ser parte de la clase política de Nicaragua. Estos roles son inamovibles y es inadmisible cambiarlos; solo Axtreion tiene el poder de cambiar el destino de uno de sus descendientes y, considerando el hecho de que ella asesinó a los Velásquez más importantes en Cancún, el nephilim debió considerar que Misael le era más útil como sicario que como político.

»Ahora bien, ¿cómo obtuvo sus poderes? ¿Y desde cuando él tiene ese instinto asesino? Si mal no recuerdo, ese chavalo les tenía miedo a los ratones.

Ella analiza las palabras de Misael y recuerda que dijo que Axtreion había hecho modificaciones en él; del mismo modo que la convirtió a ella en su asesina cibernética, con la diferencia de que no lo transformó en una máquina sin emociones, sino en el vengador de la casa Velásquez.

Pero aún hay más dudas que resolver:

»¿Qué estrategia voy a usar para vencerlo?

Ciertamente, Misael ha demostrado ser un hechicero muy poderoso. Su magia basada en la Fuerza Nuclear Fuerte es capaz de desintegrar todo lo que tiene en su arsenal, aunque ha demostrado que esta puede ser contrarrestada. Aun así, no es suficiente para vencerlo. Debe usar otra estrategia. Pero ¿cuál?

»Un momento…

Xitlali recuerda que aún posee el báculo que recibió de El Barón y, si sus cálculos son correctos, debe tener suficientes zombis para contrarrestar a Misael y a cualquier miliciano que se una a la batalla. Pero debe usarlos sabiamente, o su enemigo los destruirá y con ellos, su última posibilidad de ganar la batalla. Además, ella tiene algo que su enemigo no posee: experiencia en batalla.

»Ya se cómo voy a ganar. Segunda ronda.

La nicaragüense invoca a su báculo, acumula mitegia en su cuerpo y se impulsa por los aires hasta ubicarse en el espacio aéreo de Mompox, desde donde puede apreciar como Misael ha empezado a ayudar a las milicias de la Legión de Cristo a diezmar a su horda zombi. Si no interviene rápido, perderá todas sus tropas y tendrá que marchar sola hasta Cartagena.

En vez de lanzarse hacia su enemigo, Xitlali se mantiene a más de cien metros de altura y, aprovechando la gran humedad del ambiente, además de usar su báculo como ayuda, acumula cantidades astronómicas de agua sobre su cabeza hasta formar una esfera líquida de diez metros de diámetro. Con un movimiento de su báculo, docenas de lanzas de agua surgen de la esfera, masacrando a los milicianos y paramilitares al ensartarlos mortalmente, como si recibieran una lluvia de lanzas, lanzadas a tal velocidad que ninguno tiene siquiera tiempo de reaccionar para salvar su vida.

Misael, al ser un cíborg con sentidos mejorados, logra lo que sus camaradas no, creando un aura explosiva que lo protege de una docena de lanzas líquidas que seguramente habrían acabado con su vida. Mira hacia arriba y observa a su enemiga ensañándose contra los milicianos, hasta que se da cuenta que él ha posado su mirada en ella.

Los nicaragüenses cruzan miradas asesinas. Si el vínculo de sangre que los unía ya era débil, ahora definitivamente ha desaparecido. Misael Velásquez y Xitlali J-30 son enemigos acérrimos que se odian a muerte. Y no descansarán hasta que uno de los dos muera en este día.

El cruce de miradas sirvió para que Xitlali ordenase disimuladamente a sus zombis a que atacasen a Misael. Ya que algunos de ellos están armados con rifles de asalto arrebatados a los milicianos, estos le lanzan fuertes ráfagas de rayos láser, acribillando al cíborg que, a pesar de todo el castigo recibido, sonríe alocadamente:

—¡Mueran de una vez!

Misael acumula grandes cantidades de mitegia rojo en sus manos y se abalanzarse contra los tiradores, destruyéndolos uno a uno, sin importarle los sucesivos disparos que recibe, hasta que los doce zombis han quedado destruidos por sus puños explosivos.

Ahora está furioso:

Cuando estaba listo para lanzarse sobre Xitlali, más zombis se acumularon alrededor de Misael, quien ya se halla maltrecho por los disparos de hace unos instantes y, al ser atacado por los muertos vivientes, es obligado a entrar en combate contra ellos.

Él queda sorprendido al ver que, a diferencia de la horda anterior, estos ahora exhiben un mejor dominio del combate cuerpo a cuerpo. Al ver sus uniformes, se da cuenta que estos muertos vivientes son los milicianos de la Legión de Cristo y los paramilitares que fueron asesinados por las lanzas líquidas de Xitlali y ella revivió para que lucharan a su lado, lo cual desconcierta a Misael, ya que no sabía que ella podía usar nigromancia, pero mientras se le hace cada vez más difícil luchar contra los zombis y su magia se hace más débil, nota un detalle:

—¡Es un Báculo de Nigromante! Cada persona que mate con un hechizo invocado con esa cosa regresará a la vida como un muerto viviente controlado por ella. Maldita sea, quién iba a pensar que tendría tan mala suerte.

Los Báculos de Nigromantes son armas mágicas usadas principalmente por unidades de fuerzas especiales del ejército brasileño, que tienen la particularidad de que dejan un poco de mitegia en los cadáveres de las víctimas de los hechizos invocados con éste. Por ello, a pesar de que Xitlali no tiene entrenamiento formal con la nigromancia, puede regresar a sus víctimas de la muerte y hacerlos pelear a su lado.

La nicaragüense percibe que los movimientos de su enemigo son cada vez más lentos y débiles. Sus explosiones apenas cubren unos pocos centímetros y solo sirven para alejar a los zombis más cercanos, mientras que los que no son alcanzados por la onda expansiva castigan sin piedad a Misael, quien después de lanzar una patada lateral a un zombi y hacerlo estallar en mil pedazos, recibe una lanza líquida directo a su corazón.

—Te tengo —dice Xitali mientras sonríe con malicia.

Tras ordenar a sus zombis que se alejen a toda prisa de Misael, totalmente inmovilizado por la lanza y los ataques de los muertos vivientes que dañaron sus sistemas, desata una descarga eléctrica descomunal, desde la esfera hasta la lanza y, finalmente, hasta él, quien es castigado por corrientes de más de un millón de voltios:

—¡AAAGH!

Las colosales descargas, tan fuertes que todo Mompox cree que está cayendo una tormenta eléctrica, desgarran y queman los músculos artificiales de Misael. Sus huesos metálicos empiezan a fundirse por la electricidad que recorre su cuerpo. Él intenta acumular mitegia para contrarrestar la magia de su enemiga, pero esto solo acelera su final:

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