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La Curia
Con uno de los oficios, o con una buena parte de sus integrantes que me siento especialmente crítico es con la Curia, y es por esto que voy a intentar ponerla verde con mis dardos envenenados, y a ver si consigo que reaccione de una puñetera vez.
La curia es una banda perfectamente organizada que desarma a todo lo que se enfrente a ella, por muy al loro que esté y por más en sobreaviso que quiera estar.
Y comienzo por clasificarla en dos especies; bueno…, clases, que tampoco es cuestión de ponerme a su altura. Por tanto, hablaré de dos clases, pero me temo que tanto la una como la otra son las mayores lacras de nuestra sociedad. A saber:
La Curia Eclesiástica
La componen el cura, el sacerdote, el obispo, el arzobispo, el cardenal y El Papa, que Éste se autodefine como el Representante de Cristo en la Tierra, aunque mi menda prefiera a Cristo, esté donde quiera estar.
La Curia Jurídica
Entiéndase el abogado, el procurador, el fiscal y el juez, y añado el notario por ser casi del mismo lote y por manejar iguales Tomos. Sí, el notario: ‘ese ceremoniosísimo y escrupulosísimo semidiós que si nos da por pedirle fe, nos cuesta un huevo, la yema del otro, las tetas de tu mujer y… ya vale'.
Empiezo con la Curia Eclesiástica. Voy a retratarla con mi óptica particular; pero seguro que tendré que velar más de un carrete, por estas cosas de la susceptibilidad, pero no dejaré de hacerlo echando mano de una realidad patente y con la máxima crudeza que estas circunstancias me permitan. Y también, como debe ser, con mis formas controladas y con una obligada distensión, pensando en que los lectores se lo pasen pipa.
Parto de la base esencial de que todos sus integrantes hombres son como otros hombres, aunque es sabido que hay ‘demasiadas excepciones’. Y sin más preámbulos, voy a enjuiciarlos como lo que son, seres humanos, que no dioses. Hasta aquí, todo es normal. Pero un buen porcentaje de ellos, dependiendo de la religión que profese, está atado al voto de castidad: ‘el celibato de los cojones’, que es una tapadera para cubrir, o, rectifico, para descubrir sus deslices contra la Pureza. Pero existe un sector, por día más numeroso, que no puede soportar una situación de culpa permanente en la que está inmerso, y solicita a El Vaticano algo así como 'una excedencia laboral temporal, pero sin código de caducidad'.
Desde la era de mis abuelos, y más adelante con la dictadura del General Franco, que se autoproclamó Generalísimo: mediocre estratega y pésimo estadista, anterior a la aún adolescente democracia, quien no encontraba un trabajo 'se metía', como antes se decía, a cura o a guardia civil, siendo éstas las dos únicas salidas para buscarse la vida, sin la necesidad de tener que emigrar, como lo hacían bastantes criaturas, y no precisamente para hacer turismo o para retirarse a un dorado exilio. (De ésas criaturas, y sólo por política y por supuesto sin exilio dorado, habían unas pocas de miles que si no se iban de España, el talego era su dulce hogar).
Antes de seguir con mi relato sobre la Curia eclesiástica, quiero dejar claro que no hay en mí aversión contra el Cuerpo de la Guardia Civil. Todo lo contrario. Mi admiración y respeto hacia todos sus integrantes, que una inmensa mayoría es ejemplo de abnegación, honradez y profesionalidad, y más aún en los tiempos que ahora corren de terrorismo, drogadicción, maltratos y pederastia, que arriesga y hasta pierde su vida en defensa del pueblo, sin más objetivo que lograr un sueldo normal para llevar adelante a su familia. Además, posee la particularidad de que es una profesión muy visceral, lo que significa una entrega especial, quizás mayor a cualquiera otra profesión. ¡Chapó por los picoletos!
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He dejado reflejado esto anterior porque es justo, pero no por ello quiero callar lo que ocurría en la España de entonces, en cuanto a la carencia de trabajo. Pero también es importante añadir que algunos números de la Guardia Civil cometen ‘torpezas’, un hecho que viene a confirmar la regla, dando respuestas la justicia con sumarios, algo que no interesa ahora, ya que para lo único que serviría es para extrapolarme.
Y ahora retomo la Curia Eclesiástica...
Los curas hacen bueno ese dicho de: ‘haz lo que yo te diga y no lo que yo haga’. ¡Y hasta lo consiguen! Pero, vamos a ver, si su doctrina está basada en La Vida, Ejemplo y Milagros de Nuestro Señor Jesucristo, milagro sería que hiciesen las cosas bien hechas, pues, obviamente, no son los mejores imitadores.
Tampoco ahora quiero seguir sin antes significar que mi disconformidad se debe a mi nulo convencimiento de la presencia masiva de tanto clero. Pero que quede cristalino que no haré ningún giro negativo que pueda empañar mi fe en Dios y en su Santísima Madre. Conste.
Luego de ésa, también obligada aclaración, prosigo...
Entornos y consecuencias del clero
Empiezo por el lujo de la iglesia ¿No es cuánto menos chocante que todas las iglesias sean tan pomposas? ¿No es una contradicción con el hambre y las necesidades que sufre una buena parte de la humanidad? Por eso, no tiene ningún sentido que el clero pregone a viva voz que practica el voto de pobreza, viviendo en palacios. Y como es cierto lo de la pomposidad y nadie se cree lo del voto de pobreza, ¿no es también verdad que de niño, de la Historia Sagrada, nos enseñaron que Cristo nació y vivió pobre, a la vida viniendo en un mísero pesebre, con hambre y con frío, y que todo su afán era peregrinar, de un lugar a otro, hasta quedar extasiado en pro de los pobres, enfermos y necesitados? ¿Entonces a qué se debe semejante atrocidad? ¿Y por qué rara regla de tres el clero es por día más prepotente que ni repara en las críticas exteriores, incluso de católicos practicantes?
Y si hablo del Vaticano, 'la casita de El Papa', la cosa tiene más mandanga ¡Buenooo, buenoo, bueno con El Vaticano! Una espectacular mansión de una preponderancia insultante ¡Cuánto derroche, cuánta riqueza, cuánto lujo, cuánto infundio contra la humanidad! Y hasta tiene Banco: el Banco Vaticano, y además su propia moneda, 'la Santa Lira Vaticana', y seguro que buenos dividendos, y esto sin contar una parafernalia desmesurada. ¡Qué descrédito para la cristiandad y para los que somos y nos sentimos cristianos!
¿Y qué me dicen de los constantes viajes de El Papa? Desproporcionados, costosísimos, innecesarios. Qué Papa éste tan viajero. Y no sólo por lo que cuestan, sino también por la que se origina. Seamos juiciosos. ¿No viajaba Jesús, kilómetros y kilómetros en un asno, sin temor a nadie y nada? ¿Por qué entonces El Papa circula en auto blindado y no sé cuántas cosas más? Y no admito que me digan que eran otros tiempos porque ahora todo eso se puede hacer sin despilfarrar, que es lo que en definitiva provoca perder la fe en la Iglesia, en el clero e incluso en Dios. Y no es justo que pague Un Justo por tantos pecadores.
Si El Sumo Pontífice quiere propagar en el mundo entero el cristianismo, a su santa disposición tiene el mejor medio: la omnipotente y omnipresente televisión llega a todos los rincones del globo, sin la necesidad de originar tanto lastre, que Dios sabe de dónde sale ese dinero. Todo lo relacionado con el clero es alucinante, impresionante, increíble, la hostia, nunca mejor dicho. No me extrañaría que el Mismísimo Dios esté super cabreado (con perdón) por tanta barbaridad junta, cometida aquí abajo en la Tierra. Y el día menos pensado nos vamos a enterar de lo que vale un peine. Pero me da que mi reflexión no hará reaccionar a esos caraduras con sotana.
De los curas y de toda su jerarquía lo critico todo. Parto de la base de que hablo del sacerdote, pero también del hombre. Es mezquino, desde toda perspectiva, que les importen un ripio los desastres mundiales existentes, para cuya misión, de lo contrario (luchar contra los desastres), les suponía más entregados. Pero no. En lo único que se proliferan es en… pues no sé, o no lo quiero saber, pero sus comportamientos se prestan a infinidad de zozobras, y ninguna de ellas ha sido aclarada.
Si pudiese persuadir a la gente, para que se crease su propio jurado, y así definiese a estos ocupas, nos percataríamos de que mi crítica no va muy desencaminada. Pasa que nos acomodamos a ciertas conveniencias y nos falta co…raje para denunciar lo que siempre ha sido tabú. Pero la verdad llama a la Catedral.
En vista de estas circunstancias, sugiero que ‘La Máxima Figura de Cristo en la Tierra’ promulgue una encíclica que autorice a los curas católicos a formar una familia, que se puedan casar, que vivan en sus casas con sus esposas e hijos, como todiós, y en sus tiempos libres y bien organizados que ejerzan sus vidas pastorales procurando que no se les desvíe un alma. Veríamos entonces como la cosa iría a mejor, e incluso para ellos mismos. Pero como ahora está montado el tinglado… kk. Empero, como los curitas son gente avispada, lo que acabo de decir no lo aceptarán, y es por esto que convendría que se les impusiese y así aunarían méritos para empezar a recuperar la perdida confianza. Que es mucha.
Pero debo añadir que también hay un clero serio y disciplinado, aunque oscurecido y vilipendiado por una ola vanguardista, que es la que fulmina las reglas del juego, creando confusionismo en los tradicionales creyentes Es obvio que estamos atravesando una era transgresora, pero hay normas que deben ser perennes, sobre todo porque las creó El Creador.
Bueno, ya me despaché a mi gusto con los curas, que, si me leen, espero reaccionen. No obstante la actitud que adopten, me acojo al dicho: 'quien avisa no es traidor' y en todo caso sé a ciencia cierta cuáles son los errores que podrían subsanar, por supuesto con trabajo, fe y ahínco.
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¿Y ésta rata quién la mata?
En este oscuro oficio se prolifera un grupo en permanente acecho de sus víctimas. Me explico. Entre ellos existe un mugriento sector que aboga por determinados delitos que no deberían ser defendibles: crimen, terrorismo, pederastia, violación, maltrato, droga… Pero hay letrados que se prestan, ‘interesadamente’ a actuar como defensores; bien por querer figurar para salir del anonimato, bien por una sabrosa bolsa, o bien porque es legal en las leyes españolas, que en su apartado correspondiente dice:
No se exime a nadie de defensa, sea cual sea el delito. Y todos somos inocentes hasta que no se demuestre lo contrario
Si su fuero va por eso, están disculpados por ser de obligación, pero sería necesario que endureciesen la ley para casos extremos. De todas formas, hay abogados que se dan fervorosamente y, aparte del lucro económico, tendrán que sobrellevar de por vida una carga moral. Pues el pueblo sano y llano, que es mayoría, no ve con buenos ojos a abogado sin escrúpulos. Yo desde mi óptica, no exenta de cordura, les veo como socios solidarios de sus defendidos. Y podría citar el nombre de algunos que están en esta picota y seguro que son la injuria del colectivo, y tan culpables como los propios culpables. Pero si tienen un poco de conciencia, que lo dudo, les hostigará permanentemente.
Yo pertenezco a ese grupo que cree a pies juntillas que es más gratificante tener paz de conciencia que riqueza material.
En la Abogacía, sálvese quien pueda y deba, existen profesionales que, al igual que en la Medicina, no aplican tarifa clara y definida por sus servicios prestados, aun reglada estando. Es decir: según sea el cliente, su grado de ingenuidad, sus disponibilidades monetarias, su coeficiente intelectual, y demás rasgos de esta índole, así minutan. Además, igual que los políticos, y de esta corrupta plebe no se libra ni el apuntador, nos toman por gilis, y nuestras opiniones no cuentan, ellos mismos y solos se bastan y se sobran para liar todo lo liable y desliar todo lo desliable; pero, mientras tanto, jeje, siguen corriendo el fórmula uno de sus 'taxímetros'. ¡Partida de…!
Siempre he dicho que los abogados son unos tunos: defienden nuestros intereses de nuestros enemigos para ellos quedárselos, los intereses, claro. Y gracias al Paro no todos están en ejercicio, porque para el Paro no hay excepciones. Bueno, en realidad no quisiera que hubiese Paro para nadie. Sólo lo hago constar como apoyo, aunque irónico, a mis comentarios.
Ciertos abogados son unos siniestros personajes que abusan de su cliente porque tienen un buen conocimiento de las leyes, pero sobre todo por el temor, por parte del cliente, a una sentencia negativa. Y como huelan que tiene ‘pasta’ le exprimen hasta el último céntimo sin piedad, y con suerte podría el cliente de turno lograr un buen resultado. Además, hay casos en que intentan meter a su ingenua y cándida víctima en un círculo fatídico de especialistas: penalista, fiscalista, criminalista... Y todo este manojo de rufianes es un clan perfectamente sincronizado, sin que ningún bulón se salga de su pistón, y seguro que harán intercambios de comisiones ‘por endosos’. O sea, del dinero que tanto sudor les cuesta a los sufridores que caen en las garras de esta mafia con toga.
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¡Y pobre de quien entre en esta cadena perniciosa!, porque no es sólo el dinero, que tampoco es moco de pavo, es que lesa la salud del más sano, importándoles bien poco a sus verdugos lo que le ocurra, si ya cobraron sus sabrosas minutas. Y ese manojo astuto y con vista de lince sabe elegir; apenas ve un caso fácil en el que no pueda minutar pingües beneficios, lo rechaza olímpicamente. Y hay algo aún peor. ¿Peor? Sí, peor: que es que se entrega con más o menos velocidad en función de la bencina que vaya recibiendo. Y nadie me aterriza del burro de mi convencimiento. Además, tengo la mala experiencia de haberlo sufrido en propias carnes. Pero no quisiera que por mi vivencia se autentificase esto, sólo bastaría con darse una vuelta por esos juzgados del diablo, y estar al loro de las charlas que mantienen letrados y clientes, y enseguida se ve in situ la amplia gama de subterfugios que usan, con la particularidad de cómo se las arreglan para defender sus minutas, e incluso in extremis, a pocos minutos de entrar en la sala de juicios, y así actuar en consecuencia.
Qué sí, que es verdad, que le ha pasado a gente que conozco, que puede contar su caso con pelos y señales de nombres, datos 'y otras cosas'. Pero a todo ello, los picapleitos harán oídos sordos, porque sólo buscan pasta gansa y 'candelabromazagatos' ¿Cómo podría erradicarse a esa gentuza? Porque es necesario y urgente un exterminio fulminante.
Sé, y no me pesa, que todo lo expuesto sobre los abogados es duro, pero más lo es sus imperecederas artimañas. Aunque la salvedad de que hayan buenos profesionales del Derecho, que se comporten y se conduzcan con total honestidad, confirma la regla por excepción de la misma. Conste.
De este sector de este oficio que censuro, muchos de sus defendidos son capaces de soportar sentencias, o abonar fuertes fianzas, antes que tener que someterse de nuevo al yugo de un suplicio diario (más minutas, más mentiras, más cambios repentinos) de quienes se suponía que abogarían en su favor. Lamentable. Verdaderamente lamentable.
Y más de lo mismo ocurre con los Procuradores
El procurador consigue dejarte el bolsillo vacío en el menor tiempo posible, además de ser la pionera inventora del ínclito ritual de entrega de ‘pasta’ a cuenta para ir aviando el papeleo. 'Provisión de Fondos le llaman, y que no por muy elevado lo entregado, devuelve nada. Al contrario. Pide más, alegando no sé qué y con la amenaza de que si no recibe lo pedido, para el proceso. Y tan pancho. ¡Pero, ¿en manos de quién estamos?! ¡Cuánta impotencia! ¡¿Todo debe ser así?! ¡¿No hay solución?! ¡¿Por qué se venda el Gobierno?! ¡¿Por qué siempre ganan los mismos y pierden los mismos?! Cuidadín, cuidadín con esto, que hay gente muy violenta por ahí…
Ya casi acabo...
De sus Señorías los jueces, no quiero hablar. Lo único que puedo hacer es discurrir sobre cómo pueden impartir una justicia justa sin que influya su estado de ánimo a la hora de la sentencia. ¡Es que también son humanos y pueden errar! No es de recibo, importante pero no decisivo, que se lean y relean los sumarios, las veces quieran, porque intuyo algo, de cuyo no tengo certeza. Y como sé lo delicado que es este asunto, lo dejo quieto. No quiero complicarme tontamente.
Pero dentro de la Curia Jurídica, a los jueces son a los que menos culpo, aún siendo los decisorios, porque pienso, quimera aparte, que sin ellos es cuando realmente no habría ninguna justicia. Pero no debemos olvidar, como ya dije antes, que son humanos, y sus errores…
Y termino ya...
Los fiscales
He preferido dejar para el último lugar a la fiscalía: los Fiscales. Y con ellos me ocurre igual que con los jueces, que no opino. Porque, si no yerro, los fiscales son esos que fiscalizan y… no vaya a ser que lleguen a sus manos mis papeles y les dé por abrirme un sumario. Pero si esto llegase a ocurrir, me acogería a la tan cacareada ‘libertad de expresión'.
LOS CURAS NO SON DE FIAR.
TAMPOCO LOS ABOGADOS.
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD?