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La Eutanasia

antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


La Eutanasia

Hablan de la Eutanasia, hablan de si es justa o no, hablan de si las personas tienen el derecho a decidir por sí mismas suicidarse, pero de una forma indolora y segura; hablan de las implicaciones legales, hablan de ese doble filo de la práctica médica: Eutanasia indirecta, casi un suicidio, y de nuevo un vacío legal sobre el asunto. Porque esto es una cosa complicada. Se hace, pero sin que sea evidente, o se hace legalmente y el médico se lava las manos, como un Pilatos cualquiera.

De nuevo la cuestión de las responsabilidades, tan huidizas. De nuevo la cuestión del probable sufrimiento del moribundo. De nuevo la cuestión de los temidos efectos colaterales. De nuevo la cuestión de los sedantes. De nuevo la cuestión de los suicidios encubiertos…

¿Cuál es en realidad el precio de la vida?

¿Debemos vivir todo el tiempo que nos sea posible?

Los médicos hablan de una virulencia terapéutica, porque la dignidad de la vida depende más de las condiciones, y no del tiempo. Hay veces que algún familiar directo de la persona que va a sufrir la Eutanasia, y el médico, pero de una manera clandestina, e incluso con miles de ojos en alerta, deciden dar por acabada la vida del paciente. El médico está dispuesto y decidido a colaborar, pero exige todas las garantías para él salir libre de toda culpa. 

Y, ahora, yo (dice un enfermo terminal), con una enfermedad irreversible sobre mis hombros, me encuentro con la espada contra la pared; porque, por un lado, me da igual todo. Total, ya no me queda mucho de vida.

Y sigue diciendo el enfermo terminal…

¿Debo hacer lo que hacen los médicos, sin que nada se note, y, en forma encubierta, irme poco a poco suicidando a base de diferentes calmantes que me quiten todo sufrimiento? Porque, desde luego, tengo derecho a seguir viviendo dignamente, o como a mí me venga en ganas.  ¡Faltaría más!

Toda la vida me ha aburrido sobremanera hacer siempre lo correcto, aunque me critiquen y miren mal desde la otra parte, porque la otra parte es realmente pobre y siempre está empequeñecida por algunas que otras minucias cotidianas, por los placeres asequibles y poco controlados, por las sempiternas dudas de cómo hacer lo que se debe hacer, pero sin renunciar a disfrutar a tope la vida.

Detesto los deportes de riesgo, las Matemáticas y, en general, todo lo que se supone que es bueno para la salud, o para el intelecto. Detesto todo lo que hace todo el mundo, aunque cada cual haga algo diferente.

Ciñéndome a la realidad, las cosas cambian muy poco; pero, cuanto más cambian, cuanto más afán y más empeño ponen en diferenciarse, más se equivocan, a la vez que se hunden en una inmundicia suprema, que es como si se viviese con los ojos cerrados.

Es decir….

La batalla de cada uno contra el resto. Esta es la cuestión, la única verdad, la pura verdad, y sólo a ella me atengo. No me queda de otra. Que Dios Ejerza en mi cuerpo y en mi alma Su Ultima Voluntad.




Comentarios

  • Llega un punto en que la medicina es perversa y la eutanasia se vuelve un acto de humanidad.
    Cuando no se puede hablar de calidad de vida, sino de extender la agonía; y el enfermo no es ya una persona, sino una especie de Filoctetes, sacado de una tragedia de Sófocles, entonces podemos decir que ese punto ha llegado.
    ¿Por qué se habla de responsabilidades si se está decidiendo sobre la propia vida? ¿Por qué la voluntad de Estado prevalece sobre la voluntad propia?
    Claro que los gritos de Filoctetes no llegan a oídos del Estado, sólo quedan como un grito sordo en la solitaria isla de Lemnos.
    Llega un punto en que la medicina es insuficiente y hasta el más agnóstico termina rezando a Dios que todo termine pronto. Porque cuando la perversidad del Estado se empeña en mantenernos con "vida", aunque no sea una vida digna de ser vivida, a lo único que podemos apelar es a la misericordia divina.
    Yo no sé si la eutanasia está bien o mal, o si es justa o injusta. No soy quién para opinar de las decisiones de las personas. Pero me parece que cuando el encargado de mantener el bienestar de los individuos, se esfuerza por mantener el dolor y la agonía, la discusión ya no es moral, ni política, sino económica.
    ¿Por qué genera tanta discusión la eutanasia y no lo hace el hecho de sacrificar un animal que está sufriendo?
    La medicina puede, hoy en día, ayudar a morir a una persona sin que pierda la dignidad en el camino. Y una persona debería poder elegir el modo en que quiere morir, sin que se interpongan intereses morales, religiosos, políticos o económicos. Al fin y al cabo, ¿no es la muerte el fin seguro para quien ha nacido?, parafraseando a Krishna, en el Bhagavad-gita.
    ¿No es la razón y el discernimiento lo que nos diferencia de los animales? Entonces debería ser prerrogativa innata de todo ser humano elegir hasta cuándo quiere luchar y decidir cómo quiere morir.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    rho dijo:
    Llega un punto en que la medicina es perversa y la eutanasia se vuelve un acto de humanidad.
    Cuando no se puede hablar de calidad de vida, sino de extender la agonía; y el enfermo no es ya una persona, sino una especie de Filoctetes, sacado de una tragedia de Sófocles, entonces podemos decir que ese punto ha llegado.
    ¿Por qué se habla de responsabilidades si se está decidiendo sobre la propia vida? ¿Por qué la voluntad de Estado prevalece sobre la voluntad propia?
    Claro que los gritos de Filoctetes no llegan a oídos del Estado, sólo quedan como un grito sordo en la solitaria isla de Lemnos.
    Llega un punto en que la medicina es insuficiente y hasta el más agnóstico termina rezando a Dios que todo termine pronto. Porque cuando la perversidad del Estado se empeña en mantenernos con "vida", aunque no sea una vida digna de ser vivida, a lo único que podemos apelar es a la misericordia divina.
    Yo no sé si la eutanasia está bien o mal, o si es justa o injusta. No soy quién para opinar de las decisiones de las personas. Pero me parece que cuando el encargado de mantener el bienestar de los individuos, se esfuerza por mantener el dolor y la agonía, la discusión ya no es moral, ni política, sino económica.

    ¿Por qué genera tanta discusión la eutanasia y no lo hace el hecho de sacrificar un animal que está sufriendo?

    La medicina puede, hoy en día, ayudar a morir a una persona sin que pierda la dignidad en el camino. Y una persona debería poder elegir el modo en que quiere morir, sin que se interpongan intereses morales, religiosos, políticos o económicos. Al fin y al cabo, ¿no es la muerte el fin seguro para quien ha nacido?, parafraseando a Krishna, en el Bhagavad-gita.
    ¿No es la razón y el discernimiento lo que nos diferencia de los animales? Entonces debería ser prerrogativa innata de todo ser humano elegir hasta cuándo quiere luchar y decidir cómo quiere morir.

    Anexo interesante el tuyo a mi escrito acerca de la Eutanasia.

    Eso que destaco en negrilla, pienso que no merece reflexión. Todavía (y creo que será siempre), los animales racionales, lo seres humanos, estamos muy por encima de los animales irracionales, aunque a veces éstos nos dan lecciones de cariño y solidaridad.

    Los agnósticos y los ateos terminan rezando cuando va cayendo el avión.

    Gracias por colaborar


  • "Los agnósticos y los ateos terminan rezando cuando va cayendo el avión."

    Jajaja, seguro. Aunque yo, siendo agnóstico, me siento en la necesidad de aclarar que no todos lo agnósticos nos negamos al placer culpable de rezar. Aunque tengamos dudas, una parte de nuestras consciencias nos dice que si hay un Ser Superior que vela por su creación, en formas que quizás nunca lleguemos a entender.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    "Los agnósticos y los ateos terminan rezando cuando va cayendo el avión."

    Jajaja, seguro. Aunque yo, siendo agnóstico, me siento en la necesidad de aclarar que no todos lo agnósticos nos negamos al placer culpable de rezar. Aunque tengamos dudas, una parte de nuestras consciencias nos dice que si hay un Ser Superior que vela por su creación, en formas que quizás nunca lleguemos a entender.

    Yo creo en Dios, pero no creo en la iglesia. Las diferentes jerarquías de la misma se han ido encargando, en el transcurso de la historia, de que muchos cristianos hayamos abandonando nuestra fe en ella. Y no sólo por los clérigos o los sacerdotes "rasos", sino también, y más todavía, por las altas esferas; es decir, obispos, arzobispos y cardenales. No me atrevo a inmiscuir a los Papas porque no tengo datos de que ninguno de ellos esté "pringao".

    Numerosos son los casos de pederastia, que el argentino Francisco quiere, o pretende, erradicar. Trabajito le está costando al bueno de Paco I.

    Para mí y desde que tengo uso de razón, los mejores regidores de El Vaticano han sido, Juan XXIII y Juan Pablo II, ambos de una bondad infalible, sobre todo el segundo que cito, un polaco y cuyo nombre real es Karol Józef Wojtyla, al cual tuve la ocasión de verle a 20 metros de mí durante su visita a Sevilla en el año 1993 con motivo de la clausura de la Exposición (Expo) Universal.

    Según la Historia Sagrada, que de niños aprendimos en el colegio (en mi caso, Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad, de Sevilla), Cristo nació, vivió y murió pobre, y hacía sus peregrinaciones montado en un simple borrico de mala muerte, resucitando Lázaros, multiplicado panes y peces, convirtiendo en mujer decente a la adúltera María Magdalena y otros milagros que ahora no recuerdo ¿A qué entonces tanto lujo y tanto despilfarro de la iglesia?





  • editado agosto 2020
    cehi dijo:
    "Los agnósticos y los ateos terminan rezando cuando va cayendo el avión."

    Jajaja, seguro. Aunque yo, siendo agnóstico, me siento en la necesidad de aclarar que no todos lo agnósticos nos negamos al placer culpable de rezar. Aunque tengamos dudas, una parte de nuestras consciencias nos dice que si hay un Ser Superior que vela por su creación, en formas que quizás nunca lleguemos a entender.

    Yo creo en Dios, pero no creo en la iglesia. Las diferentes jerarquías de la misma se han ido encargando, en el transcurso de la historia, de que muchos cristianos hayamos abandonando nuestra fe en ella. Y no sólo por los clérigos o los sacerdotes "rasos", sino también, y más todavía, por las altas esferas; es decir, obispos, arzobispos y cardenales. No me atrevo a inmiscuir a los Papas porque no tengo datos de que ninguno de ellos esté "pringao".

    Numerosos son los casos de pederastia, que el argentino Francisco quiere, o pretende, erradicar. Trabajito le está costando al bueno de Paco I.

    Para mí y desde que tengo uso de razón, los mejores regidores de El Vaticano han sido, Juan XXIII y Juan Pablo II, ambos de una bondad infalible, sobre todo el segundo que cito, un polaco y cuyo nombre real es Karol Józef Wojtyla, al cual tuve la ocasión de verle a 20 metros de mí durante su visita a Sevilla en el año 1993 con motivo de la clausura de la Exposición (Expo) Universal.

    Según la Historia Sagrada, que de niños aprendimos en el colegio (en mi caso, Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad, de Sevilla), Cristo nació, vivió y murió pobre, y hacía sus peregrinaciones montado en un simple borrico de mala muerte, resucitando Lázaros, multiplicado panes y peces, convirtiendo en mujer decente a la adúltera María Magdalena y otros milagros que ahora no recuerdo ¿A qué entonces tanto lujo y tanto despilfarro de la iglesia?





    Cosas como esas nos indignan. Yo nací católico, pero es que tras ver la historia y darme cuenta de las atrocidades que se han cometido en nombre de la religión, decidí apartarme de todo eso. Y encima vienen las dudas sobre si existe o no Dios. Yo soy de los que cree que sí (especialmente cuando me han pasado cosas que me hacen pensar que, a estas alturas, yo debería estar muerto), pero una parte de mí dice que todo está en mi imaginación.

    Más allá de todo eso, eres muy afortunado al haber tenido la oportunidad de ver al gran Juan Pablo II (amargamente recordado por los comunistas, por haber inspirado a los pueblos de Europa del Este a rebelarse contra sus líderes). Él llegó a Barranquilla, pero para esa época (creo que fue en 1985), yo ni siquiera había nacido. 
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    cehi dijo:
    "Los agnósticos y los ateos terminan rezando cuando va cayendo el avión."

    Jajaja, seguro. Aunque yo, siendo agnóstico, me siento en la necesidad de aclarar que no todos lo agnósticos nos negamos al placer culpable de rezar. Aunque tengamos dudas, una parte de nuestras consciencias nos dice que si hay un Ser Superior que vela por su creación, en formas que quizás nunca lleguemos a entender.

    Yo creo en Dios, pero no creo en la iglesia. Las diferentes jerarquías de la misma se han ido encargando, en el transcurso de la historia, de que muchos cristianos hayamos abandonando nuestra fe en ella. Y no sólo por los clérigos o los sacerdotes "rasos", sino también, y más todavía, por las altas esferas; es decir, obispos, arzobispos y cardenales. No me atrevo a inmiscuir a los Papas porque no tengo datos de que ninguno de ellos esté "pringao".

    Numerosos son los casos de pederastia, que el argentino Francisco quiere, o pretende, erradicar. Trabajito le está costando al bueno de Paco I.

    Para mí y desde que tengo uso de razón, los mejores regidores de El Vaticano han sido, Juan XXIII y Juan Pablo II, ambos de una bondad infalible, sobre todo el segundo que cito, un polaco y cuyo nombre real es Karol Józef Wojtyla, al cual tuve la ocasión de verle a 20 metros de mí durante su visita a Sevilla en el año 1993 con motivo de la clausura de la Exposición (Expo) Universal.

    Según la Historia Sagrada, que de niños aprendimos en el colegio (en mi caso, Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad, de Sevilla), Cristo nació, vivió y murió pobre, y hacía sus peregrinaciones montado en un simple borrico de mala muerte, resucitando Lázaros, multiplicado panes y peces, convirtiendo en mujer decente a la adúltera María Magdalena y otros milagros que ahora no recuerdo ¿A qué entonces tanto lujo y tanto despilfarro de la iglesia?





    Cosas como esas nos indignan. Yo nací católico, pero es que tras ver la historia y darme cuenta de las atrocidades que se han cometido en nombre de la religión, decidí apartarme de todo eso. Y encima vienen las dudas sobre si existe o no Dios. Yo soy de los que cree que sí (especialmente cuando me han pasado cosas que me hacen pensar que, a estas alturas, yo debería estar muerto), pero una parte de mí dice que todo está en mi imaginación.

    Más allá de todo eso, eres muy afortunado al haber tenido la oportunidad de ver al gran Juan Pablo II (amargamente recordado por los comunistas, por haber inspirado a los pueblos de Europa del Este a rebelarse contra sus líderes). Él llegó a Barranquilla, pero para esa época (creo que fue en 1985), yo ni siquiera había nacido. 


    Poco a poco y de una forma sutil voy adivinando tu edad. Si naciste después del 1985 quiere decir que tienes menos de 35 años, que, en realidad, tu foto del foro casi delata que eres un chaval.

    No sé por qué regla de tres, en los foros y en las redes sociales casi todos ocultan su verdadero nombre y su edad; bueno, sí sé por qué..., o me lo imagino... Yo, en cambio, tanto en Facebook como en Twitter  y en los foros privados y públicos en los que estoy inscrito rezo con mi nombre y apellidos de pila e incluso con una fotografía que voy actualizando. No censuro a nadie que haga lo contrario, pero mejor sería para todos que nos identifiquemos con nuestras propias señas. Digo yo...

    Claro que dentro de un anonimato (que se salve quien quiera y pueda) decimos cosas que no nos atreveríamos a decir con nuestro nombre real... Esto es así, invariablemente.

    "La osadía del valiente sería más intimidatoria si se mostrase con su firma".


    (Por cierto, una hija mía, de 46 años de edad y de dos dispares profesiones: filóloga y psicóloga, que durante 6 años ha vivido en Nueva York y ahora reside temporalmente en Argentina, ha rechazado una suculenta oferta de un Gabinete Técnico de Psicología de Bogotá, por causa de la avalancha de contagios del Covid que azota severamente a la capital de Colombia)


  • editado agosto 2020
    cehi dijo:

    Poco a poco y de una forma sutil voy adivinando tu edad. Si naciste después del 1985 quiere decir que tienes menos de 35 años, que, en realidad, tu foto del foro casi delata que eres un chaval.

    No sé por qué regla de tres, en los foros y en las redes sociales casi todos ocultan su verdadero nombre y su edad; bueno, sí sé por qué..., o me lo imagino... Yo, en cambio, tanto en Facebook como en Twitter  y en los foros privados y públicos en los que estoy inscrito rezo con mi nombre y apellidos de pila e incluso con una fotografía que voy actualizando. No censuro a nadie que haga lo contrario, pero mejor sería para todos que nos identifiquemos con nuestras propias señas. Digo yo...

    Claro que dentro de un anonimato (que se salve quien quiera y pueda) decimos cosas que no nos atreveríamos a decir con nuestro nombre real... Esto es así, invariablemente.

    "La osadía del valiente sería más intimidatoria si se mostrase con su firma".


    (Por cierto, una hija mía, de 46 años de edad y de dos dispares profesiones: filóloga y psicóloga, que durante 6 años ha vivido en Nueva York y ahora reside temporalmente en Argentina, ha rechazado una suculenta oferta de un Gabinete Técnico de Psicología de Bogotá, por causa de la avalancha de contagios del Covid que azota severamente a la capital de Colombia)


    Jejeje, bueno, yo tengo 33 años (creo que lo mencioné antes en este foro; si no lo hice, pues ahora lo hago). Y el hecho que me vea más joven de lo que realmente soy, es cuestión de familia. Mi madre, que tiene 56 años, parece que tuviera 20 años menos. 

    Yo inicialmente usaba ese hexagrama unicursal en este foro, para que fuese más fácil localizarme (es una imagen que uso en todas mis redes sociales), ya que yo me dedico a hacer trabajos escritos y cuando alguien ve el hexagrama con la "G", ya saben que es el muchacho que hace trabajos escritos, y no un tipo que solo usa esa imagen para parecer genial. :D

    Por otro lado, es una pena lo de tu hija. Yo por mi parte, tampoco he podido ir allá (ciudad a donde planeaba mudarme), precisamente porque Bogotá es actualmente, el epicentro de la pandemia en Colombia.
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