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pessoapessoa Gonzalo de Berceo s.XIII
Ya he escrito una novela decente. Mundo literario debe ir de autores y novelas y poesía y teatro, ¿no? Pues me gustaría hablar de Galdós, que es el genio de la narrativa por excelencia en España. Leedlo. Ya veréis qué moderno y progresista resulta  a la luz de la historia y d ela literatura mundial.

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    Hola, cuando leeremos tu libro, aprovechanos  que andamos desparchados.
  • pessoapessoa Gonzalo de Berceo s.XIII

    Como en una cueva oscura, sin luz alguna, temiendo por la vida en todo momento, además de estar entumecido constantemente por una humedad viva y sintiendo un temeroso fragor de agua por todos los sitios que le hacía saber que dependía de la disposición de un ser vivo impredecible y monstruoso para él, prisionero de la ballena, donde le metió Dios, Jonás nunca conjeturó a lo largo de su vida que iba a vivir atrapado dentro de semejante ser sintiendo después la angustia cierta de morir dentro de él.

    Como en una lucha constante por la supervivencia marcada por el Poderoso, a cada mala noticia sucedía otra peor, cuando la propia carne estaba invadida por la lepra y se habían perdido los seres queridos para estar solo ante la ruina de su casa y de su cuerpo. Job nunca creyó que las disposiciones divinas le iban a dejar en tan deplorable estado que llegara a desear morir aun cuando seguía rezando a Dios.

    Todos somos Jonás y todos somos Job.

    Nadie piensa en lo que le va a suceder hasta que su vida se enfanga en asuntos penosos como la tristeza, la enfermedad o la desesperanza. El destino es incierto porque vive en el futuro y el futuro no siempre nos espera con los brazos abiertos y una hoja de laurel con que coronarnos la cabeza. El destino, aunque ignorado por los incautos mortales que somos, se cumple siempre y si es la muerte la que espera agazapada tras él, el zarpazo de la Parca nos llevará de este mundo tras el anticipo angustioso de una enfermedad o en el instante fatal de un accidente. Esto lo corroboramos todos los días tras oír el telediario.

    Los desastres creados por nosotros los hombres, como las guerras, ya traen desgracia suficiente para que no tengamos más que hacer que luchar por la supervivencia en lo que duren y, a decir verdad, por la necedad del hombre parece que nunca estaremos libres de ellas.

    Lo que se ve, lo que nuestros ojos saben, sin embargo, es que hay personas que llevan una vida regular que los hace cumplir un año tras otro y mueren en paz incluso abrazados al éxito, cumplida la edad y en connivencia con un vivir plácido. Todos nos decimos hola y adiós hoy y dentro de unos meses para que el corazón no se tambalee de tal manera que no podamos estrechar el día que amanece con las manos ingenuas del que ama la vida.

    Por ello se dice que no hay una sabiduría más cierta que aquella que hace que la felicidad esté siempre a nuestro lado. La vida es un regalo y no una maldición de la que defenderse siempre, sin ningún respiro, pero ese regalo ha de ser agradecido de algún modo. No es un regalo que se adquiere con el nacimiento y tal cual se va disfrutando. Es caro nacer y caro vivir.

    El pan se gana con sudor, pero también la salud, los amigos y el amor requieren un esfuerzo.

    Todo cuesta en esta vida en la que hay que agotar recursos, disponer inteligencia útil, poner la vida en el tablero para que el ejercicio de vivir, desnudo y fatal desde el primer día de vida, llegue a ser satisfactorio para cuando vayamos cumpliendo años.

    Cumpliendo años conocemos a los demás. Los rostros de nuestros padres se inclinaron
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