LA PISTA DE BAILE
Bajo las máscaras todos somos uno, acólitos del misterio que buscan su destino reflejado en una mirada de deseo, ribeteada de oropeles, purpurina y plumíferos ornatos venecianos.
En la pista de baile lucimos esplendorosos nuestras mejores galas: danzamos, reímos, fingimos descaro y divertimento. Nos solazamos con alegrías que nos son indiferentes, que nos son ajenas, y embadurnamos de empatía el más hondo aburrimiento. En la pista de baile la moneda de cambio es la sonrisa la fanfarronería y la impostura.
Liberamos desbocado nuestro ego y le llevamos de la mano a las praderas de la infancia. En la pista de baile, con una copa de champán en los labios, mis miedos se disipan y los complejos se repliegan cohibidos bajo los faldones de mi máscara veneciana. Todo es posible; se rinde pleitesía a la inverecundia, la gazmoñería queda prohibida. Este es m coto de caza y mis presas, dóciles víctimas del influjo gaseoso de las áureas burbujas de una copa de champán y una mascarada de fraudulencia en la pista de baile.