El maestro
Compartimos asiento en el bus que va a Pedrafita; pronto entablamos conversación. Me cuenta que fue maestro en el Courel. Llegó allí con veintitantos años, justo después de aprobar la oposición. Su primer destino fue Visuña, a donde nadie quería ir.
“
Visuña era un pobo moi illado”*.
En Visuña tuvo que encargarse de una escuela de poco más de veinte alumnos; los chavales eran
“moi bos pero brutos como arados”*. Chutaban la pelota contra la ladera de la montaña, a ver quién llegaba más arriba. Para llegar al pueblo había que dejar el coche en Ferramulín y caminar cinco kilómetros por un sendero:
“algúns invernos quedabamos incomunicados dúas ou tres semanas”***.
Pronto se acostumbró a su nueva vida; todos le tomaron gran aprecio:
“eu decidín quedar, mentres que outros mestres marcharon”****. El lugar ofrecía pocas comodidades: a Visuña todavía no había llegado ni el tendido eléctrico. Por la noche los vecinos se reunían en la cantina, intercambiando historias alrededor de la
lareira.
“
Recordo que había un veciño namorado dunha monxa; cada vez ela lle falaba, el sorría coma un neno. Chamábase Antonia, pero el dicíalle Sisara. Non era home estudado, pero tiña alma de poeta”*****.
Adivino en su mirada cierta melancolía; la carretera circunda las estribaciones de las montañas. Parece que Visuña, con todas sus carencias, tenía algo que ya solo queda en su recuerdo.
* “Visuña era un pueblo muy aislado”.
** “muy buenos pero brutos como arados”.
*** “algunos inviernos quedabamos incomunicados dos o tres semanas”.
**** “yo decidí quedarme, mientras que otros maestros se marcharon”.
***** “Recuerdo que había un vecino enamorado de una monja; cada vez que ella le hablaba, él sonreía como un niño. Se nombre era Antonia, pero el la llamaba Sisara. No era hombre estudiado, pero tenía alma de poeta”.
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Comentarios
Bueno, muy bien el relato. Saludos.
Si te gusta caminar te recomiendo una ruta que sigue el curso del Río Lor; son unos tres días de caminata.
Me ha recordado tu relato a un curso como maestra rural en la serranía de Ronda. Era duro llevar una Escuela Unitaria para una maestrita de 22 años, eso que te hablo de finales de los 80.
También me ha recordado a una odisea vivida con mi familia buscando el castro de Coaña por unas carreteras perdidas de Dios ( Coaña es Asturiano, pero linda con Galicia).