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¿Qué hacer?

Alhaken IIAlhaken II Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado marzo 2013 en Narrativa
Ha vuelto a ocurrir. Como anunciaran los sinópticos, “se ha instalado en el lugar santo el ídolo abominable y devastador...”; ha prendido en nuestro espíritu el hedor de podredumbre financiera, la asquerosidad del pervertido comercio sexual, las aguas corruptas del ejercicio del poder mundano, lacras abominables que devastan el Gran Mensaje.

Y vuelve a tener vigencia la frase indignada que escribieron Isaías y Jeremías y los evangelistas pusieron en boca del Nazareno: “Mi casa es de oración para todos los pueblos y vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones.” Es preciso hacer de nuevo un látigo de cuerdas para arrojar de nuestro interior sagrado a los que emporquecen su esencia. Es absolutamente necesario que “al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar”, porque buena es la sal del mensajero, pero “si la sal se vuelve insípida, ¿con qué daríais sabor?”

Como el Nazareno, en la vital encrucijada, su actual representante también ha dicho “me encuentro profundamente abatido”; ambos se cuestionaron “pero, ¿qué es lo que puedo decir? ¿Padre, salvame de lo que me viene encima en esta hora?”, más sus actitudes fueron diferentes, Aquel dijo: “De ningún modo; porque he venido precisamente para aceptar esta hora”. Y añadió “Padre, si quieres aleja de mí esta copa de amargura; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. La misma voluntad que le llevó a arengar: “Ahora, el que tenga bolsa que la tome, y lo mismo el que tenga alforja; y el que no tenga espada, que venda su manto y se la compre. Porque os digo que debe cumplirse en mí lo que está escrito: Lo contaron entre los malhechores. Porque cuanto a mí se refiere toca a su fin.” Éste, en cambio, ha abandonado.

Es verdad que éste no es Dios, que aduce una supuesta incapacidad humana que pudiera justificar el rechazo sacrificial, pero, más que nadie, debiera haber contado con la advertencia del Padre y el auxilio de su fe: “Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como al trigo. Pero he rogado por ti para que tu fe no decaiga”. Otro antes que él aceptó el cáliz de amargura, con su débil biología llevó su cruz hasta el final; subió a su calvario ante la mirada atónita de justificadores conformistas, apuró los últimos resuellos de su precaria existencia para mostrar la prevalencia del mandato divino, soportó con sus restos de entereza el salvaje escupitajo de una cruel enfermedad, y, mostrando los estertores de su cuerpo maltrecho crucificado allá arriba, en la ventana vaticana, exhibió la grandeza de su fe.

Sin embargo, este Pedro de ahora no ha esperado a que cante el gallo para negarla tres veces, ha sido con las últimas luces vespertinas de un día frío de finales de febrero cuando la ha abandonado haciendo, esta vez, su propia razonada y comprensible voluntad.

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado marzo 2013
    Lo que todos deberíamos de hacer, aceptar que no somos capás con algo, cuando es tiempo:rolleyes:
  • Sandra PantocratorSandra Pantocrator Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2013
    Vivimos tiempos locos donde los pontífices abdican y los políticos se eternizan xD Pero en fin, respeto su ida puesto que puede evitar males mayores. Después de todo no creo que sea Dios quien disponga los cargos de su tan ancestral Iglesia, y si existe, desde luego espero que no se enfade por tal acto.
  • SinrimaSinrima Miguel de Cervantes s.XVII
    editado marzo 2013
    Alhaken II escribió : »
    Ha vuelto a ocurrir. Como anunciaran los sinópticos, “se ha instalado en el lugar santo el ídolo abominable y devastador...”; ha prendido en nuestro espíritu el hedor de podredumbre financiera, la asquerosidad del pervertido comercio sexual, las aguas corruptas del ejercicio del poder mundano, lacras abominables que devastan el Gran Mensaje.

    Y vuelve a tener vigencia la frase indignada que escribieron Isaías y Jeremías y los evangelistas pusieron en boca del Nazareno: “Mi casa es de oración para todos los pueblos y vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones.” Es preciso hacer de nuevo un látigo de cuerdas para arrojar de nuestro interior sagrado a los que emporquecen su esencia. Es absolutamente necesario que “al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar”, porque buena es la sal del mensajero, pero “si la sal se vuelve insípida, ¿con qué daríais sabor?”

    Como el Nazareno, en la vital encrucijada, su actual representante también ha dicho “me encuentro profundamente abatido”; ambos se cuestionaron “pero, ¿qué es lo que puedo decir? ¿Padre, salvame de lo que me viene encima en esta hora?”, más sus actitudes fueron diferentes, Aquel dijo: “De ningún modo; porque he venido precisamente para aceptar esta hora”. Y añadió “Padre, si quieres aleja de mí esta copa de amargura; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. La misma voluntad que le llevó a arengar: “Ahora, el que tenga bolsa que la tome, y lo mismo el que tenga alforja; y el que no tenga espada, que venda su manto y se la compre. Porque os digo que debe cumplirse en mí lo que está escrito: Lo contaron entre los malhechores. Porque cuanto a mí se refiere toca a su fin.” Éste, en cambio, ha abandonado.

    Es verdad que éste no es Dios, que aduce una supuesta incapacidad humana que pudiera justificar el rechazo sacrificial, pero, más que nadie, debiera haber contado con la advertencia del Padre y el auxilio de su fe: “Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como al trigo. Pero he rogado por ti para que tu fe no decaiga”. Otro antes que él aceptó el cáliz de amargura, con su débil biología llevó su cruz hasta el final; subió a su calvario ante la mirada atónita de justificadores conformistas, apuró los últimos resuellos de su precaria existencia para mostrar la prevalencia del mandato divino, soportó con sus restos de entereza el salvaje escupitajo de una cruel enfermedad, y, mostrando los estertores de su cuerpo maltrecho crucificado allá arriba, en la ventana vaticana, exhibió la grandeza de su fe.

    Sin embargo, este Pedro de ahora no ha esperado a que cante el gallo para negarla tres veces, ha sido con las últimas luces vespertinas de un día frío de finales de febrero cuando la ha abandonado haciendo, esta vez, su propia razonada y comprensible voluntad.

    Un buen texto para reflexionar sobre esta corrompida institución.

    ¿”Qué hacer” con una institución corrompida, que concentra en sus manos un poder económico,político y espiritual absoluto en beneficio propio?

    ¿Qué hacer con esas altas jerarquías eclesiáticas pervertidas, que manipulan y explotan las conciencias?.

    ¿Qué puedo hacer con un Papa que tiene un cómodo y lujoso retiro asegurado a cambio de ocultar la porquería que sabe que existe bajo las alfombras del Vaticano?.

    ¿Qué hacer?. Apostatar. Renegar de esa iglesia oficial de banqueros, de manipuladores de conciencias,de pervertidos pederastas… Si no hubiera fieles, no habría Iglesia.

    Sería necesario que,mundialmente, se luchara por que las iglesias dependientes del Vaticano no reciban subvenciones de los gobiernos y que los delitos cometidos por los clérigos sean juzgados por lo civil como los de cualquier ciudadano.

    Me ha gustado tu crítica, pero no tanto las citas evangélicas que no son más que literatura religiosa utilizada por el Vaticano como máscara para ocultar su verdadera naturaleza.

    Un beso.
  • LeosLeos Fernando de Rojas s.XV
    editado marzo 2013
    ¡Hace tanto tiempo que no rengo preocupaciones religiosas, que este texto me resulta curioso!

    Es evidente que el Vaticano y sus iglesias filiales,tienen intereses propios ajenos a lo puramente espiritual, pero tú te has molestado en citar frases evangélicas que confirman la desviación de la Iglesia respecto a lo que predica a sus fieles.
    Como dice Sinrima, es literatura religiosa para atraer a gente de buena fe que necesita creer en un pastor que la guíe.

    Saludos.
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