Las Flores del Mal es mi libro de poesía favorito, y Baudelaire mi poeta favorito. Sin dudas es un libro lleno de romanticismo, pero me parece que se te olvidó mencionar que es el primer libro de poesía simbolista, lo cual es importantísimo. Coincido en que hay que leerlo, es un genio, macabro, intenso, simbólico, mágico, Baudelaire.
A mí también me encantó este libro y me inspiró muchísimo para escribir. Es genial. Tengo que volver a leerlo, porque es de esos libros que necesitas memorizar casi enterito.
Recomiendo "Las Flores del Mal" de Charles Budelaire. Literatura romàntica con el toque obsesivo y macabro de Budelaire.
Si solo te quieres hacer publicidad mala y no te molestas ni en escribir el nombre BIEN (solo hay que mirar en internet) pues ya nos imaginamos como escribes: BURRO CON V y tu nombre con V de Vurro
Perdón a los demás pero es que tratar de colgarse una medalla y que se lean su enlace sin molestarse en escribir bien el nombre me parece in
nombrable.
Perdón a los demás pero es que tratar de colgarse una medalla y que se lean su enlace sin molestarse en escribir bien el nombre me parece in
nombrable.
Yo te perdono, porque no me importa. Si alguna vez tu crítica no contuviera una intención de insulto, quizás sí importaría. Aunque supongo que tu alivio merece la pena y por tanto, excusada quedas. Y de esta forma, exponiéndome a tu bienhacer, digo: algunos escribiendo correctamente también se hacen muy mala publicidad. Me pregunto quién merece más la V.
1.- No entiendo la alusión a la publicidad,cuando el enlace meramente te remite a una edición de "Las flores del Mal" de Baudelaire, de lectura altamente recomendable. 2.- Baudelaire, además de poeta, era crítico de arte. Pero sabía criticar bien, y además escribia perfectos poemas. 3.- "Son más hermosos los sueños de los locos que los del hombre sabio".
Justamente estoy leyendo el libro. Sé que se trata de un poemario y que, por lo tanto, el conjunto de poemas forma un corpus y tiene un sentido, pero descontextualizando el poema del resto, me llamó la atención el número XXX (según me edición, que no es muy buena). Se titula «Una carroña». Aborda la cuestión de la «vanitas», de nuestro fugaz paso por el mundo, pero sobre todo, hace hincapié en la podredumbre, en la corrupción de lo que alguna vez fue bello. Si me lo permiten, quisiera compartirlo.
XXX) Una carroña
Recuerda aquel objeto que vimos, alma mía, aquel día estival y soleado: al borde de un sendero, una carroña infame en suelo de piedras sembrado. Con las piernas al aire, como mujer lúbrica, abría de forma abandonada y cínica su vientre de exhalaciones lleno.
El sol brillaba sobre esa podredumbre como para cocinarla a punto, y devolver al céntuplo a la Naturaleza cuanto ella había puesto junto.
Y el cielo contemplaba la magnífica osamenta expandirse como si fuera una flor. Creíste caer desmayada sobre la hierba, tan fuerte era el hedor.
Las moscas bordeaban aquel vientre pútrido, del que salían batallones de larvas negras, que corrían como líquido espeso por esos vivos jirones.
Todo aquello bajaba, subía cual las olas, o se desprendía crujiendo; dijérase que el cuerpo, cubierto de un soplo vago, se multiplicaba viviendo.
Y todo sonaba con una extraña música; de agua o de viento era el sordo rumor, o de grano que con movimiento rítmico, agita y retorna el hachador.
Las formas se borraban, no era más que un sueño, un ligero esbozo confuso y lerdo en la tela olvidado, al que el artista acaba únicamente por el recuerdo.
Y detrás de las rocas, una perra intranquila nos observaba con ojo airado, acechando el instante de recobrar en la osamenta el sabroso bocado.
Y sin embargo, igual serás a esta basura, a toda esta horrible infección, lucero de mis ojos, sol de mi vida entera, ¡tú, mi ángel y mi pasión!
Sí, tal habrás de ser; oh reina de las gracias, luego de los últimos rezos, cuando bajo la hierba florida y lujuriante te enmohezcas entre los huesos.
¡Entonces, oh mi bella, diles a los gusanos que te devorarán a besos, que yo oculté la forma y la esencia divina de mis amores descompuestos!
Comentarios
Si solo te quieres hacer publicidad mala y no te molestas ni en escribir el nombre BIEN (solo hay que mirar en internet) pues ya nos imaginamos como escribes: BURRO CON V y tu nombre con V de Vurro
nombrable.
Aunque:
1.- No entiendo la alusión a la publicidad,cuando el enlace meramente te remite a una edición de "Las flores del Mal" de Baudelaire, de lectura altamente recomendable.
2.- Baudelaire, además de poeta, era crítico de arte. Pero sabía criticar bien, y además escribia perfectos poemas.
3.- "Son más hermosos los sueños de los locos que los del hombre sabio".
Saludos,
XXX) Una carroña
Recuerda aquel objeto que vimos, alma mía,
aquel día estival y soleado:
al borde de un sendero, una carroña infame
en suelo de piedras sembrado.
Con las piernas al aire, como mujer lúbrica,
abría de forma abandonada y cínica
su vientre de exhalaciones lleno.
El sol brillaba sobre esa podredumbre
como para cocinarla a punto,
y devolver al céntuplo a la Naturaleza
cuanto ella había puesto junto.
Y el cielo contemplaba la magnífica osamenta
expandirse como si fuera una flor.
Creíste caer desmayada sobre la hierba,
tan fuerte era el hedor.
Las moscas bordeaban aquel vientre pútrido,
del que salían batallones
de larvas negras, que corrían como líquido espeso
por esos vivos jirones.
Todo aquello bajaba, subía cual las olas,
o se desprendía crujiendo;
dijérase que el cuerpo, cubierto de un soplo vago,
se multiplicaba viviendo.
Y todo sonaba con una extraña música;
de agua o de viento era el sordo rumor,
o de grano que con movimiento rítmico,
agita y retorna el hachador.
Las formas se borraban, no era más que un sueño,
un ligero esbozo confuso y lerdo
en la tela olvidado, al que el artista acaba
únicamente por el recuerdo.
Y detrás de las rocas, una perra intranquila
nos observaba con ojo airado,
acechando el instante de recobrar en la osamenta
el sabroso bocado.
Y sin embargo, igual serás a esta basura,
a toda esta horrible infección,
lucero de mis ojos, sol de mi vida entera,
¡tú, mi ángel y mi pasión!
Sí, tal habrás de ser; oh reina de las gracias,
luego de los últimos rezos,
cuando bajo la hierba florida y lujuriante
te enmohezcas entre los huesos.
¡Entonces, oh mi bella, diles a los gusanos
que te devorarán a besos,
que yo oculté la forma y la esencia divina
de mis amores descompuestos!