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¿deterror o de risa?

PauPau Pedro Abad s.XII
editado agosto 2008 en Humorística
¿De terror o de risa?

Al descubrir el cadáver completamente deformado con las entrañas por fuera, pegué un grito estruendoso, un llanto histérico me invadió, no podía creer lo que miraba…Esa repugnante sensación no logro borrármela de la mente, un escalofrío me recorre todo el cuerpo al pensar en ello.
Sonó mi despertador, hora de iniciar la rutina diaria, me levanté como resorte y me alisté para ir al trabajo, tomé una taza de café y salí corriendo de mi casa, ya llevaba diez minutos de atraso, en el camino no pensaba más que en llegar a tiempo a mis labores, para ese entonces ya empezaba a percibir una extraña incomodidad, aun no me percataba exactamente de que era aquello que me molestaba, entre corriendo a mi oficina, nada espectacular para relatar, que tan interesante puede ser manejar números en un dependencia contable, a esas horas ya sabía exactamente lo que me molestaba, era un dolor sordo en el pie derecho, seguramente un golpe antiguo, o claro, estos zapatos que hace tanto no usaba, los había encontrado olvidados en el fondo del closet, ayer los redescubrí a asombrado, sonreí, iban perfectos con mi nueva camisa, si que me alegró el día mi pequeño hallazgo. Hoy mientras me vestía elegí cuidadosamente todo mi atuendo, al mirarme al espejo me sentí satisfecho, todos se asombrarían al verme tan combinadito.
Retomando mi fastidio, ya para la hora del almuerzo se había hecho insoportable, deseaba fervientemente quitarme los zapatos, me abstuve de hacerlo o mejor dicho no se presentó un momento propio para ello, así que continué aguantando a mi problemático pie derecho, siempre el derecho, el de los callos, las ampollas, los tropezones, es tan sensible a todo, todo le molesta y estorba y hoy no sería la excepción, el izquierdo es más noble… en fin, por momentos el agitado trabajo me hacia olvidar mi inquietud pero ante un breve tiempo desocupado, un extraño calambre me recorría la espina dorsal al percibir nuevamente esa sensación que poco a poco se volvía insoportable, al fin al marcar el reloj las cuatro de la tarde salí disparado hacia mi casa, en el camino no pensaba en nada más que en llegar y sacarme los zapatos.
al arribar a mi vivienda, abrí la puerta desesperado, me dirigí a mi habitación y ahí cual si fuera un ritual me retiré el calzado, noté una mancha parduzca en el calcetín no entendía de que se trataba, me lo quité rápidamente y tratando de descifrar su origen lo acerque a mi nariz, el olor era un tufillo a sangre vieja, me asusté, pero no noté herida alguna en mi pie, por reflejo tomé el zapato y lo embroqué, era pasmoso… al descubrir el cadáver completamente deformado con las entrañas por fuera, pegué un grito estruendoso, un llanto histérico me invadió, no podía creer lo que miraba… algo repulsivo, asqueroso, se me turbo la mente, náuseas y arcadas.
Un ratón había hecho su nido en el olvidado mocasín y mi pie le dio muerte al triturarlo.
En retrospectiva me causa risa y ha sido una anécdota muy jocosa para contar, pero un asquillo me ha quedado de por vida, esa repugnante sensación no logro borrármela de la mente, un escalofrío me recorre todo el cuerpo al pensar en ello.

Comentarios

  • editado julio 2008
    Está buena la idea, pero ¡qué impresión el final!

    Saludos.
  • mariaelenamariaelena Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2008
    Jajaj...me has sorprendido con ese final...

    pero no me sorprende lo bien que escribes amorosa Pau...

    jaja..que bueno!!


    mis saludos,
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