Ayer como hoy, sigue mi cuerpo insepulto, allí tirado, inmóvil, han terminado de llevarse la ultima víscera.
Son los pájaros, que juegan con mis despojos, mi olor podrido los divierte, se pelean por cada pedazo de mis carnes, son la compañía de mi velorio sin humanos que se encuentra allí, demasiado lejos para cualquiera.
Yo feliz, de ser el plato principal del festín, en esta fiesta de mi partida, en estas noches de letargo. Ruedan bajo las piedras endurecidas las bolillas de mis ojos claros, y yo feliz aun veo, solo veo, a los pájaros negros, mis últimos compañeros.
Comentarios
A mi si, tienen su belleza. Es extraña y macabra, no lo niego, pero como todo animal tiene su encanto, aunque sea diminuto.