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Monterroso, las tres junglas y el cuerno de África.

tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
editado agosto 2011 en Narrativa
MONTERROSO, LAS TRES JUNGLAS Y EL CUERNO DE ÁFRICA.

Artículo de opinión.

Dejar de ser mono
Augusto Monterroso



EL espíritu de investigación no tiene límites. En los Estados Unidos y en Europa han descubierto a últimas fechas que existe una especie de monos hispanoamericanos capaces de expresarse por escrito, réplicas quizá del mono diligente que a fuerza de teclear una máquina termina por escribir de nuevo, azarosamente, los sonetos de Shakespeare. Tal cosa, como es natural, llena estas buenas gentes de asombro, y no falta quien traduzca nuestros libros, ni, mucho menos, ociosos que los compren, como antes compraban las cabecitas reducidas de los jíbaros. Hace más de cuatro siglos que fray Bartolomé de las Casas pudo convencer a los europeos de que éramos humanos y de que teníamos un alma porque nos reíamos; ahora quieren convencerse de lo mismo porque escribimos.
FIN

La jungla de Tarzán.


Siempre tuve la inquietud de conocer el origen de la almibarada felicidad que me producía el asistir, como espectador, a una buena sesión filmográfica. Cavilando, encontré en mi lejana niñez, el génesis de esta afición.
Las tres veces coronada Ciudad de los Reyes, la Lima antañona, es una de las urbes hispanoamericanas, que más iglesias congregan en su seno. Solamente en el viejo damero de Pizarro y más allá en las adyacencias del criollo Barrios Altos-con sabor a valsecito de punta y taco macerado en tufo aguardentoso-la vieja matrona cobija alrededor de más de veinte iglesias. En una de ellas, en La Iglesia de Nuestra Señora de Cocharcas, fue el lugar donde se inició mi dependencia cinéfila. Pues, sí señor, créanlo o no. Así fue. Y si quieren más luces; allá va la explicación.
La citada parroquia tenía en una de sus naves laterales un auditorio de usos múltiple. Los días viernes y sábado solían pasar en funciones de matiné, viejas películas en blanco y negro. La tecnología del cinemascope y del cine a todo color ya se había afincado, con el beneplácito de sus seguidores. Pero… “¡siempre tiene que haber un pero!”, la propina de papá no me alcanzaba para disfrutar de las películas de cartelera. Las de la parroquia en mención, eran gratuitas y por supuesto, no le quepan la menor duda, que pa’ allá me fui.
En ella fue que conocí, al inefable Carlitos Chaplin, con sus diminutos bigotitos y su sombrerito bombín. Al Gordo y el Flaco, a los Tres Chiflados y por supuesto, disfruté a más o poder, de los interminables seriales del antiguo oeste americano. Seriales, en las que los gringos mataban sin ton ni son y por las puras vergas, a los “salvajes” Pieles Rojas. Fue tan desquiciante el lavado de cerebro que nos dieron, en ese entonces los gringos putañeros, que avergonzado, hoy reconozco, haberle agarrado un asqueroso odio falaz, a esos “repulsivos animalejos” de caras pintarrajeadas. Pero, de todas ellas, una de las aventuras fílmicas que más regocijo me producía era, sin lugar a dudas, las aventuras de Tarzán el hombre mono con su protagonista (el mejor de todos), el gigante de origen austriaco Johnny Weissmüller. Así fue que semana a semana fui descubriendo los más mínimos secretos de la indomable y exuberante jungla africana. Ubérrimo territorio, cuya abigarrada abundancia me era desconocida, hasta ese entonces. El negror, que me mostraba la pantalla (no puedo decir verdor, porque eran filmes en blanco y negro), mi cerebro los compilaba en un sucedáneo de interminables matices de verdes que abrumaban mi razón. Y que les digo del azul de los ríos y lagos en los que retozaban Tarzán, Jane, Boy y la manada de elefantes guiados por Simba, su padrote. Peces de todos los colores, tamaños y sabores. Mamíferos, aves, reptiles y todo bicho viviente que se movieran en dos o en mil patas. ¿Vegetales?, las que apeteciera el más exquisito y exigente gusto sibarita. En suma, una superabundancia de recursos naturales, que en mis cortos ocho años me era difícil asimilar. De todo ello, al final de cuentas, lo que me quedó fue una culposa envidia por los negritos africanos, de piel brillante como el ébano, caras redonditas y ojos negrísimos y fulgurantes como una centella estival.

Comentarios

  • tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    La jungla del Tío Sam.


    ¿Cuándo fue que mi uso de razón decidió, mi profesión futura? Creo que fue, en el umbral de mis diez años. Sí, iba a ser doctor, y no por una querencia casi apostólica por mis congéneres humanos. No. Mentiría si les afirmara que esa fue la razón. ¿Cuál fue? (la razón). Pues me avergüenzo de confesarlo hoy. Fue por el vulgar “billullo”. Sí, por el manido apego al “asqueroso” dinero. Aunque, no fue tan tajante mi fallo. El honesto oficio de taquillero de cine, también me deslumbraba. Mi cerebro, en ese entonces del tamaño de una habichuela, se regocijaba cuando Tiburcio, manejaba esa “ingente” cantidad de billetes, en la función de matiné del cine Sucre. Yo creía, que Tiburcio el boletero, era un magnate de los mil carajos.
    El tío Melquiades, era médico y el único miembro rico de la familia. Y como tal, la imagen y ejemplo a seguir de todos los párvulos de aquella cepa. Cuando yo crecí (y mi cerebro también), obvio que mi “decisión” fue la de seguir la carrera de medicina. Fue irrecusable mi “escogencia”.
    Un sabio adagio popular dice: “el hombre propone, Dios dispone… viene el diablo y lo descompone”… No sé si fue obra del cachudo o de Dios, pero lo cierto es que terminé estudiando la carrera de ingeniería y no la de medicina.
    Ya en la universidad, mi afectación por el dinero (o por todo lo relacionado con él), era casi obsesivo. Claro que para ese entonces, no tenía ni un puto real en el bolsillo. Más, aquello no era óbice para que mi obsesión creciera en forma exponencial e inversamente proporcional, comparada con la magnitud de mis escuálidos ahorros. Tenía una obcecación obtusa por todo lo verde. Y no era por el verdor de las selvas africanas de mi temprana infancia. No. En esos tiempos me engatusaba el verde musgoso del dólar americano.
    En mis dos primeros años de universidad, fui presa de una monomanía terrible y castrante por todo lo relacionado con el dinero. Me conocía la vida de todos los ricos y famosos de aquel entonces. Las revistas rosa (que de rosa no tienen ni la tapa), era mi literatura predilecta. Me enteraba de la vida de todos los reyes, príncipes, duques, marqueses y “pirimangüeses” de la vieja, y la nueva Europa; así como, la de los nuevos reyes de la burguesía en ascenso: deportistas, faranduleros, actrices, actores, cantantes y bailarines. Sin olvidarme de los estilistas y grandes diseñadores que vestían y hermoseaba a esa pléyade de intocables. Por supuesto, y como no tenía un duro para solventarme la agencia de esas exclusivas revistas, las leía en el quiosco del tío Simón, que tenía uno, y bien equipado, en pleno centro del Jirón de La Unión. Ya me veía acicalado y en cruceros, codeándome con lo más granado de la nobleza europea y los más notables figurines del mundo del espectáculo. “Navegaba” viento en popa en El Cristina, yate privado de mí “compadre” espirituoso, el armador griego; Aristóteles Onassis. ¿Qué, cuál eran nuestros destinos?, pues: el Mediterráneo, el mar Egeo, La Costa Azul y por supuesto la isla Eskorpios, propiedad de mí carnal: “Aristotelacho”.
    Mi fantasía y mi vagabundería no tenían límites. Largas horas de ocio las dedicaba a escudriñar, en forma analítica, las biografías de los hombres más poderosos de la historia antigua; y de la reciente: El rey Salomón, el general Marco Licinio Craso de la gran Roma, el zar Nicolás II de Rusia, el petrolero John Rockefeller, el comodoro Cornelius Vanderbilt, el Nisam Osman Ali Khan y por supuesto, mi preferido y favorito de todos ellos, el tío del pato Donald: el archimillonario, Don Rico Mac Pato. Me extasiaba pensando en las inmensurables y supermillonarias arcas que manejaban dichos personajes en sus respectivas épocas. Al cambio actual las cifras alcanzaban ribetes escandalosos. Mi cerebro, que había evolucionado del tamaño de una habichuela al de una nuez, era incapaz de asimilar semejante barbaridad. Y tampoco, el de preguntarse ¡qué carajo!, podría hacer uno de esos “bichos” con diez billones de dólares metidos en sus bolsillos. Se imaginan semejante despropósito. ¡Una cosa de locos! Pues, créamelo Usted Monsieur, en esa época mi mollera no servía ni pa’ tirarse un pedo.
  • tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    La Jungla Negra y el Cuerno de África.


    La hambruna, es una de las calamidades más recurrentes, que azota al género humano. En diferentes épocas de la historia, ha extendido su pestilente hedor a azufre, asolando a pueblos enteros. Asia, Europa, América y África, han sido víctimas, de su lacerante flagelo.
    El veinte de julio, Naciones Unidas declaró en forma oficial la hambruna en dos regiones del sur de Somalia. El tres de agosto incluyó; a tres más. Eso no es todo. Se espera que esta plaga, casi bíblica, disemine su hambre voraz en la totalidad del sur de este país africano, llegando hasta Etiopía, e inclusive, a Kenia. Yibuti, Sudan, Sudan del sur y partes de Uganda, ya están siendo afectadas por tan repulsiva crisis. ¿Se imaginan, el estimado de vidas humanas que sucumbirían por esta terrible hambruna? Pues, un millón; y de estas, 800 mil serían de críos. ¡Se figuran, semejante holocausto! Y esto, es solo el botón de la muestra. ¡Sí, tan solo el botón! Las muertes por este tipo de hambruna y por guerras, es solo el diez por ciento de la totalidad de los seres humanos que mueren por hambre en el planeta. La mayoría de muertes por hambre se deben a la desnutrición crónica. ¡Sí, Señor! ¡Por falta de papa! La FAO estima que unos 925 millones de personas sufren de hambre y desnutrición crónica, en el mundo. Y… ¿por qué? Sencillísimo, mis queridos Watsons: porque son víctimas de una de las más siniestras lacras de la sociedad contemporánea: la extrema pobreza. Mi cerebro, que gracias a Dios, ya evolucionó al tamaño promedio del homo sapiens moderno, es incapaz de entender semejante barbaridad. Negro horizonte a la que han involucionado, las polícromas fantasías de mis sueños infantiles.
    La semana pasada, me topé en un diario, con una imagen de un niño Somalí en brazos de su madre. Que… ¿qué me dio? Pues, fueron sentimientos encontrados… Indefinibles: ¿pesadumbre?, ¿dolor?, ¿aflicción?, ¿asombro?, ¿terror?, ¿impotencia?, ¿asco (por nosotros, no por ellos)?, ¿ira?... Sí, creo que el sentimiento más fuerte, fue el de la ira. Ira, para conmigo; para con ustedes; para con todos nosotros los seres “humanos”, que hemos sufrido una regresión brutal, a una sociedad sin sentimientos, sin alma y sin corazón. ¿Qué perverso germen infecto ha corroído nuestra naturaleza? ¿El materialismo rampante? ¿El individualismo reptante?
    Solamente para que se me terminara de reventar el hígado, ojeé ayer, la última edición de la revista Forbes, con sus veinte “ranqueados” del 2011. ¿Saben a cuánto suman sus ingresos? Nada más y nada menos que a la enclenque cifrita de 700 mil millones de dólares verdosos. Me hice la misma pregunta (con mi cerebro estrenado), que hace años, mi mollera (del tamaño de una nuez), no se pudo cuestionar: ¿Qué carajo hacen esos compadritos con esa abominable cantidad de dolarcillos? ¡Por las mil putas! ¡Dónde está Dios! ¿En un velero, con Carlos Slim? Es, que en estos momentos, me vuelvo blasfemo y dudo de mi fe y de la existencia de un Dios benevolente, (<<siento que la bilis ya achicharra mi glotis>>). Sigo. El gasto militar del tío Sam en el 2010, ascendió a la elucubrante cifra de 623 mil millones de machacantes (dólares). La del resto del mundo, en este mismo rubro, fue de 500 mil millones. Si sumamos todas las asquerosas cantidades antes mencionadas, sin lugar a dudas, nos encontramos frente a una aberración del tamaño de esas mismas bolsas. Sí, una aberración tan brutal que dudo que ningún cerebro, actual ni del futuro, lo pudiera asimilar.
    Resumiendo, no solo hay cuernos en el Oriente de África. Los hay, muchos, diseminados en toda la esfera terrestre. Sí, monos africanos, asiáticos, americanos y hasta europeos; que como los del cuento de Monterroso, claman por ser reconocidos como seres humanos.
    No los olvidemos. Quizás, tú tengas alguno de ellos, a tu lado.
    Discúlpenme, pero me voy al baño. Tengo una urgencia vomitiva brutal.
  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado agosto 2011
    Hola Tigre

    Hace unos días leí el texto pero lo leí "al vuelo" como quien dice. Y no tuve el tiempo necesario para decir algo.

    Lo de Monterroso, lo escribió a raíz del "boom latinoamericano". Aunque desde esa época (60-70) no ha cambiado mucho el panorama aquí en Latinoamérica.

    Lo de los cines, mis primeras experiencias cinéfilas no están referidas a lo que se podría llamar sétimo arte. Recuerdo un cine por las primeras cuadras de Grau, donde proyectaban todo el año “Seka la erotica”. El cine se llamaba “Alameda”.

    No fui un asiduo cinéfilo, pero en alguna oportunidad con compañeros del colegio asistimos a dicho cine en un horario inusual (nueve de la mañana de un día viernes a ver dicha cinta).

    Tuve mucha, mucha suerte ya que nunca me “pescó la batida”, cosa que si ocurría hubiese sido memorable. Ya que la policía, iba llamando por teléfono a la casa de cada menor de edad para que vayan sus padres a recogerlo. Y de imaginarme el encuentro con mi progenitor hasta ahora se me escarapela el cuerpo.

    Muy buena tu reseña “cinematográfica”.

    Un abrazo
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado agosto 2011
    Buenísima como todas las que escribes, en mi época se utilizaba el cine para ir con el noviecito a escondidas de los padres y allí aprovechar para algún arrumaco, que no se podía hacer a la luz del día:eek::rolleyes::)

    Y que no te de bilis por lo que no podemos solucionar, al fin que siempre es el pan de cada día, los ricos más ricos y los pobres igual;)
  • ShaiantiShaianti Fray Luis de León XVI
    editado agosto 2011
    La realidad supera siempre a la ficción...
    Lo malo es que esas imágenes que ahora vemos en nuestras pantallas caseras, y que a pesar de ellas seguimos comiendo nuestros calóricos almuerzos, no son ficción.
    Y mientras la Iglesia se ha preocupado hasta ahora de catequizarlos (a los "negritos", sigue oponiéndose y callando sobre el tema de los anticonceptivos, que ya serían un buen comienzo para solucionar parte del problema de sobrepoblación.
    Luego está el tema de la distribución de la riqueza y de los alimentos, pero ese ya sabemos de qué va.
  • tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    juancho escribió : »
    Hola Tigre

    Hace unos días leí el texto pero lo leí "al vuelo" como quien dice. Y no tuve el tiempo necesario para decir algo.

    Lo de Monterroso, lo escribió a raíz del "boom latinoamericano". Aunque desde esa época (60-70) no ha cambiado mucho el panorama aquí en Latinoamérica.

    Lo de los cines, mis primeras experiencias cinéfilas no están referidas a lo que se podría llamar sétimo arte. Recuerdo un cine por las primeras cuadras de Grau, donde proyectaban todo el año “Seka la erotica”. El cine se llamaba “Alameda”.

    No fui un asiduo cinéfilo, pero en alguna oportunidad con compañeros del colegio asistimos a dicho cine en un horario inusual (nueve de la mañana de un día viernes a ver dicha cinta).

    Tuve mucha, mucha suerte ya que nunca me “pescó la batida”, cosa que si ocurría hubiese sido memorable. Ya que la policía, iba llamando por teléfono a la casa de cada menor de edad para que vayan sus padres a recogerlo. Y de imaginarme el encuentro con mi progenitor hasta ahora se me escarapela el cuerpo.

    Muy buena tu reseña “cinematográfica”.

    Un abrazo
    ¿El viejo cine Alameda? Sí, también lo frecuenté. Aún recuerdo no solo las películas que “especté”, sino a los piojos y pulgas que pincharon toda mi humanidad, amén de las ratas que correteaban por mis pies en pos de las palomitas de maíz que caían al piso. Yo no tuve tanta suerte como tú: a mí sí me “pescó” la "batida". A Dios gracias no trascendió. El tío Froilán, “pata” mío, me salvó al sacarme del bote, sin enterar a mis viejos.
    Gracias por tu comentario. Muy oportuno.
    Un abrazo de tigre a lagarto (Juancho)
  • tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    amparo bonilla escribió : »
    Buenísima como todas las que escribes, en mi época se utilizaba el cine para ir con el noviecito a escondidas de los padres y allí aprovechar para algún arrumaco, que no se podía hacer a la luz del día:eek::rolleyes::)

    Y que no te de bilis por lo que no podemos solucionar, al fin que siempre es el pan de cada día, los ricos más ricos y los pobres igual;)

    Amparito: gracias por tu comentario tan emotivo. Siempre muy refrescante. ¿Los arrumacos en el cine? Sí, yo también pasé por eso. Fue allí que conocí el “ojo de la perdiz”. Bueno…, tú sabes; como todo buen explorador, y eso que no fui boy scout. ¿La bilis?... Que te puedo decir de esto. Hice mis estudios universitarios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima. Esta universidad, no solo me parió como ingeniero, sino que me dio una formación ética, moral y social; de la que estoy profundamente agradecido. Te hablo de los finales de la década de los 70. Eran épocas convulsas Y no solo me refiero a la formación que me dieron los profesores, maestros y catedráticos. No. En ella involucro a los otros entes que hacían vida en la universidad: estudiantes y trabajadores. De todos ellos, me quedó no la bilis, sino una sensibilidad social que a veces hace bilis. Fue una necesidad escribir lo que escribí. Un compromiso conmigo mismo, que no pude eludir.
    Un abrazo y un beso, preciosa.
  • tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    Shaianti escribió : »
    La realidad supera siempre a la ficción...
    Lo malo es que esas imágenes que ahora vemos en nuestras pantallas caseras, y que a pesar de ellas seguimos comiendo nuestros calóricos almuerzos, no son ficción.
    Y mientras la Iglesia se ha preocupado hasta ahora de catequizarlos (a los "negritos", sigue oponiéndose y callando sobre el tema de los anticonceptivos, que ya serían un buen comienzo para solucionar parte del problema de sobrepoblación.
    Luego está el tema de la distribución de la riqueza y de los alimentos, pero ese ya sabemos de qué va.

    Buenas, apreciada Shaianti. Compartimos los mismos… ¿pesares? Yo lo llamaría de otra manera, pero, dejémoslo así. No creo que exista persona normal, en este mundo, que no se horrorice ante este espectáculo: grosero, crudo e hiriente, que hoy nos ofrece el (siglo) XXI. Dudé mucho en publicar estas reflexiones. Y también donde (publicarlas). Opté por el sitio de “Narrativa”. Quizás el más correcto hubiera sido el (sitio) de “Otros”. Hecho está. Coincidimos con Sinrima (Quemaduras) y Harry (Evolución); con temas símiles. Pura casualidad. No tengo la plasticidad y el ritmo grácil que impregna Sinrima a sus relatos. Tampoco los volatines sesudos; de Harry. No. Yo soy crudo y hasta cierto punto; bruto. Lo que es negro; lo digo negro. Lo rojo; rojo. Lo asqueroso; asqueroso. Y si es necesario blasfemar de mi Dios o de los mil dioses, que hacen vida en nuestras mentes y espíritus; lo hago. Es un grito por los que no pueden gritar. Por los olvidados que ya mueren de inanición. Me disculpo si herí alguna susceptibilidad atávica. Pero de ninguna manera me retracto de lo que “dije”. Los prejuicios hace mucho tiempo que los desterré de mi conciencia. ¿La Iglesia? ¿Una píldora para los negritos? ¡No! ¿Píldoras? ¡Sí!, y muchas, para las mentes de los jerarcas trasnochados de la Iglesia, que todavía están en las catacumbas de la antigua Roma. Aunque, particularmente yo, no creo que sea un problema de natalidad, y tampoco de distribución de riqueza; es un problema de humanidad, o más bien de humanismo. ¿Qué será eso? Alguno… ¿lo sabe?...
    Un fuerte abrazo.
  • DragonDragon Lope de Vega s.XVII
    editado agosto 2011
    Hayyy tigrecito,cuanta razón tienes en cuanto a los dólares de algunos!!Me han gustado tus reflexiones.Mi primera experiencia cinéfila ,( que yo recuerde claro ),fue de la mano de mi madre con mi hermano y mis tias para ver " Los 101 Dálmatas ",jejeje.No os riáis,era una cria,no daba para más en esa época,jeje,pero em fascinó ver a Cruela de Vill y su abrigo blanco con lunares negros y decidí que sería de imperiosa necesidad,tener un dálmata en casa.No recuerdo que edad tendría,acaso unos cuatro o cinco años,pero la cosa és que tanta lata di en casa con el tema del dálmata,que terminaron por regalarme uno por mi cumpleaños,al que por supuesto,le puse de nombre " Pongo ".
    En cuanto al tema de la hambruna....sólo decir lo que dijo Silvio en una de sus letras....." Al borde de una laguna,tres brujas montan caldero y baten un mundo espeso...",con eso,creo que ya lo he dicho todo.Un besote enorme,viejito adorable y no me cambies nunca.Saludos desde el sur.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado agosto 2011
    Que te va a cambiar, él nos es fiel hasta el final:):):p:p:p;)
  • SinrimaSinrima Miguel de Cervantes s.XVII
    editado agosto 2011
    Me has emocionado con tu relato y la fuerza con la que trasmites tus sentimientos de indignación, de ira, de asco de esta sociedad que constata en cifras el hambre y las muertes de los pobres, pero no hace nada por remediarla.

    Muy extraordinario el recorrido evolutivo de tu mente.Todo el "lavado de cerebro" al que nos sometieron;pero no siempre se salen con la suya.Hombres como tú, recobraron su lucidez y vieron la realidad al desnudo.Y gritas -y te acompaño en el grito- contra la injusticia y vomitas todos los cuentos que te contaron para ocultar esas muertes por hambre.

    La parte cinéfila me ha gustado mucho. Por aquí también era así, no creas que volamos muy alto.Lo explicas con mucha gracia.

    Eres un extraordinario narrador,y te siento una extraordinaria persona.Me gustas, tigre.

    Gracias por nombrarme en la respuesta a Shaianti.Tú sabes,mejor que yo, trasmitir la cruda realidad.
    Mi enhorabuena.
    Un fuerte abrazo.
  • tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    Dragon escribió : »
    Hayyy tigrecito,cuanta razón tienes en cuanto a los dólares de algunos!!Me han gustado tus reflexiones.Mi primera experiencia cinéfila ,( que yo recuerde claro ),fue de la mano de mi madre con mi hermano y mis tias para ver " Los 101 Dálmatas ",jejeje.No os riáis,era una cria,no daba para más en esa época,jeje,pero em fascinó ver a Cruela de Vill y su abrigo blanco con lunares negros y decidí que sería de imperiosa necesidad,tener un dálmata en casa.No recuerdo que edad tendría,acaso unos cuatro o cinco años,pero la cosa és que tanta lata di en casa con el tema del dálmata,que terminaron por regalarme uno por mi cumpleaños,al que por supuesto,le puse de nombre " Pongo ".
    En cuanto al tema de la hambruna....sólo decir lo que dijo Silvio en una de sus letras....." Al borde de una laguna,tres brujas montan caldero y baten un mundo espeso...",con eso,creo que ya lo he dicho todo.Un besote enorme,viejito adorable y no me cambies nunca.Saludos desde el sur.
    ¡Pero sí todavía eres una cría, mi niña! Un poco más crecidita, quizás y muy “ricotona”, además; pero una cría, al fin. Yo también vi “Los 101 Dálmatas” (ya adulto). Y gocé como tú. A veces resulta dichoso tener el cerebro del tamaño de una nuez. ¿No crees?
    Pues sí, mi querida Dragoncita, a Silvio: le creció su laguna, se le multiplicaron sus brujas, le rebozaron sus calderos y se le está fermentando su sancocho de mundo espeso. ¡Ay que horizonte mi niña! Creo que el caldero no da pa’ más.
    Gracias por tus comentarios, preciosa. Siempre un placer sentirte. Si, sentirte, porque eres puro sentimiento.
    Un abrazo.
  • tigre1950tigre1950 Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2011
    Sinrima escribió : »
    Me has emocionado con tu relato y la fuerza con la que trasmites tus sentimientos de indignación, de ira, de asco de esta sociedad que constata en cifras el hambre y las muertes de los pobres, pero no hace nada por remediarla.

    La parte cinéfila me ha gustado mucho. Por aquí también era así, no creas que volamos muy alto.Lo explicas con mucha gracia.

    Eres un extraordinario narrador,y te siento una extraordinaria persona.Me gustas, tigre.

    Gracias por nombrarme en la respuesta a Shaianti.Tú sabes,mejor que yo, trasmitir la cruda realidad.
    Mi enhorabuena.
    Un fuerte abrazo.

    Gracias por tus palabras, querida Sinrima. Estas amplifican su valor por venir de una dama con sentimientos, como los tuyos.
    Como lo “dije” en otro hilo: fue una necesidad y un compromiso para conmigo, escribir, lo que escribí. Difícil hacerlo. A nadie le gusta hablar de la muerte. Este es un mundo de los vivos y para los vivos. Evitamos y evadimos el hociqueo de la inmunda parca, que es nuestro vigilante perpetuo. Pero ella está siempre allí, acechante. De vez en cuando es necesario mirarla a los ojos. Yo lo hice “hoy”, y vi mi muerte cabalgando junto con más de uno de nuestros congéneres olvidados. ¿Masoquismo? ¿Idiotez? ¿Locura? ¿Solidaridad? Que cada quien juzgue según su razón. Y bien juzgado estará.
    Un fuerte abrazo.
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