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El metro

RufusExcaliburFfolkesRufusExcaliburFfolkes Anónimo s.XI
editado mayo 2011 en Humorística
Hola, buenas, os dejo este relato del cual me gustaría conocer vuestra opinión y las criticas que le podaís a hacer, ya que ello me puede ayudar a mejorar como escritor. Un saludo.

EL METRO

Xabier se subió en el vagón que había entrado en la estación. Observó, sorprendido, que casi no hacía falta moverse, los empujones de la gente te metían en el vagón. Dentro del vagón, Xabier descubrió que no podía bajar el brazo y que tendría que mantener esa posición hasta que el tren se vaciase.

Delante de el había un hombre de unos cincuentaytantos años, que le había pasado algo similar a Xabier, solo que con distinto brazo. Este hombre era un poco más bajo que Xabier, tenía abundante pelo canoso y exagerada barriga cervecera, en la mano que tenía libre llevaba el "Marca". Al lado de Xabier había un chico y una chica, ambos eran de la misma edad que él, el chico era un poco más bajo y llevaba una melenilla hasta los hombros, de gran nariz, y con algo de acné, la chica era mulata, llevaba gafas y un gorro a pesar del calor imperante tanto en la estación como en el vagón. Estaban hablando de exámenes, específicamente de exámenes de latín. Xabier miró el plano de metro de la Línea 6. Aun iban por Manuel Becerra. Xabier suspiró y miró su reloj, aun quedaba un rato.
Xabier estaba empezando a sudar, hacía mucho calor, notó con desagrado como alguien le estaba rozando, bueno, era un precio que tenía que pagar por desplazarse. El viejo que tenía delante había conseguido levantar el brazo y leía el "Marca" con gran satisfacción, pero, para disgusto de Xabier, de su sobaco provenía un ligero tufo. Estaban ya por Conde de Casal, solamente le quedaban nueve paradas hasta Carpetana, incluyendo la misma Carpetana. El vagón entró en la estación de Pacifico. De repente, paró, avanzó, volvió a parar, avanzó, paró... siguió este patrón durante casi diez minutos para desagrado de Xabier, que veía como llegaría más tarde de lo planeado a su casa.


La gente seguía entrando, y saliendo, Xabier estaba absorto, hacía mucho calor y se aburría mucho. Se concentraba en que estaba solo y que no había nadie más. Pero aun así, observaba por el rabillo del ojo a la gente. Había dos moros hablando, un tío con un mono estaba durmiendo y tenía la boca abierta. A su derecha, pegados a la puerta, había una pareja joven, el medía lo mismo que Xabier y tenía barba, llevaba una camiseta amarilla cubierta por un chaleco verde, hablaba con una chica, más baja. de pelo moreno que le llegaba hasta los hombros. Xabier no la había mirado fijamente, y no podía determinar si era guapa o fea, ella miraba fijamente a Xabier, y esto hacía que Xabier se pusiese derecho, que pensase que su cara tenía un "toque sartreriano", que empezase a ponerse rojo, nervioso y que sudase mucho, contribuyendo a la pesada atmósfera del vagón con su olor corporal. Afortunadamente, dicha pareja se bajó en Plaza Elíptica, para fortuna de Xabier, que volvió a su encorvamiento y a su pensamiento de "tengo cara de mala hostia". Observó como cada vez el vagón se aligeraba de pasajeros. Cuando llegó Oporto la gente bajó en estampida, haciendo que Xabier se pudiese sentar. No duró mucho sentado, pues en breve, concretamente 3 minutos después, se llegó a la parada en la que el se tenía que bajar. Se aproximó a la puerta y pulsó el botón, la puerta se abrió y bajo. Observó que el vagón quedaban tres personas. El tren arrancó y desapareció en la negrura del túnel. Xabier avanzó haciendo eses, se sentía mareado. Miró la hora. Había estado mas de media hora en el vagón. Observó que en la estación de Carpetana no había una sola persona, ni en su andén, ni en el de enfrente. En la cara de Xabier se dió una mueca que reunía desprecio, arrogancia y felicidad: "Sabían que vendría". Y se fue.

FIN
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