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Octubre

LostLost Anónimo s.XI
editado enero 2011 en Romántica
<Miércoles 13 de octubre:>
Estamos tratando una niña de cuatro años con una infección respiratoria importante. La UVI pediátrica del hospital 12 de octubre está llena del trajín de los enfermeros, médicos y auxiliares que supervisan el estado de los monitores que marcan las constantes vitales de los niños. Por todas partes resuenan los pitos de las máquinas y las conversaciones de los sanitarios.
Dan y yo terminamos el tratamiento junto con nuestra profesora, y dejamos la UVI, pero antes de salir cruzo la mirada con una auxiliar que hay en un box. Debe de rondar los 22-23 años. Pelo negro azabache, ojos oscuros y expresivos, bajita, y de movimientos llamativos. Lleva una mascarilla y por eso no veo su sonrisa, pero juraría que debe ser perfecta.
Le doy un codazo a mi compañero y le pregunto si se ha fijado en ella.
-La he fichado al entrar –me asegura-. Está muy buena.

<Lunes 18 de octubre:>
Pasan los días. Ambos pasaremos un total de trece días en la rotación de infantil de nuestras prácticas. He vuelto a verla en otras dos ocasiones. La segunda vez no llevaba mascarilla. Tiene una nariz graciosa, algo respingona, pero que encaja bien en sus facciones. Los labios se curvan en una preciosa sonrisa cuando hace alguna broma con sus compañeras. Quedan pocos días para que dejemos el edificio materno infantil, y en mí nace una duda: ¿Y si…?

<Jueves 21 de octubre:>
Una tarde soleada de finales de octubre, quedamos tres compañeros de la universidad para charlar y hacer un poco el ganso. Tras dejar la casa de uno de ellos, el otro y yo volvemos en metro por la línea 9.
Mi amigo tiene que resolver una situación delicada con su novia, pero confío en él y sé que lo conseguirá. Yo, al fin expreso en voz alta esa idea que ronda desde hace diez días mi cabeza:
-Tío… voy a intentarlo, voy a dejar de mirar desde la barrera, ya va siendo hora de pasar a la acción en esta vida. No voy a quedarme siempre en “¿qué pudo ser?”.
-El que no arriesga no gana, Carlos. Me parece muy bien.

<Viernes 22 de octubre:>
Al día siguiente, viernes, entro en la UVI de nuevo… pero, ya no está. Y es mi último día. Supongo que era lo lógico, las ideas descabelladas, nunca se sostienen. Quizás sea mejor así.
No obstante, a última hora, la profesora nos dice:
-Al final, los dos os quedáis hasta el miércoles.
“Aún hay esperanzas”.

<Lunes 25 de octubre:>
Por una coincidencia, somos siete alumnos, y la profesora nos divide por grupos. A mí me va a enviar a planta, pero con rapidez manipulo la situación, y al final iré a la UVI.
Entramos tres alumnos y la profesora. Mi compañera Sara está conmigo, y será fundamental en el final de esta historia. “Ahí está”. Hace una cama, e intuba a un niño.
Nuestro tratamiento es más rápido de lo normal, y la chica no sale del box. Puede que hoy tampoco sea mi día…
Pero entonces, una carambola hace que la suerte se ponga de mi parte
Los técnicos de rayos tienen que hacer una prueba al niño que tratamos. Aplazamos el tratamiento, y pongo a Sara al corriente. Necesito que me cubra mientras hago la locura, para que nuestra profesora no se dé cuenta de que desaparezco. Decide ayudarme.
Reanudamos la fisioterapia respiratoria, y entonces ella sale del box con unas sábanas y viene hacia mí. Una brutal descarga de adrenalina recorre todo mi cuerpo. “¿Seré capaz?” “Has estado en un bosque a oscuras una noche, otra vez estuviste ante una escopeta que llevaba un tío chiflado, ¿qué miedo te puede dar esto?” me respondo a mí mismo. Tengo el corazón a doscientas pulsaciones, y para entonces ella está a escasos pasos.
Me cruzo en su camino.
-Perdona… ¿tienes un segundo?
-…C-claro…-responde sorprendida-.
-Te llevo viendo varios días, y si no te lo digo estallo; eres la chica más guapa que he conocido.
-Me acabas de alegrar el día –responde con una risa encantadora-.
-¿Te puedo pedir un favor? –pregunto con menos miedo ya-.
-Si me lo pides así… -sonríe-.
-¿Me darías tu e-mail?
-¡Claro! ¡Qué vergüenza!
Tenía un año menos que yo, la escribí, y todo parecía ir bien, pero al final, me di cuenta de que sólo le hice gracia. No obstante, y pese a lo deprimido que llegué a estar, ahora comprendo que fue una decisión excelente, y un momento brillante en mi corta vida.

http://thelostzone.wordpress.com/
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