Debería estar dormido...

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Elijo despreciar lo que tengo entre las manos para llorar anhelando aquello que no alcanzo. Una consecuencia más de la definición de ser humano como ser racional, denótese el tono sarcástico de tal absurda afirmación.

El reloj marca las 3:30 de la noche, debería estar dormido, quizás soñando. Pero la oscuridad me quema: mi mente cabalgando a sus anchas sin distracción, los ojos abiertos marcando puntos en lo negro, ruidos callados e inspiradores se asoman tras la ventana, el colchón es una firme y lisa roca con sabanas que se ciñen a cada movimiento que la ansiedad me sugiere…debería estar dormido, quizás soñando. Soñando contigo y no pensando en ti.

Ahora son las 4:30 y vuelvo a coger el puto folio. Me gustaría coger el movil y llamarte, llamarte ahora y despertarte, que me tomases por loco cuando te pidiese que no colgases, que te convenciese de ello con alguna excusa convincente. Que espabilaras y charláramos hasta el amanecer. No es la primera vez, te diría, no es la primera vez escucharías y te reirías. Te conocí en una postal, aquel amanecer en el piso 14. Todo cabría menos silencios incómodos, esos indisciplinados que nunca acunamos. ¿Sabes? Pensaba en ti…!qué tontería¡ ¿Verdad?

Cómo explicar que cualquier detalle fue una anécdota, que cada momento fue una escena, cada noche una película y nuestra historia una vida alimentada con anécdotas en escenas de película. Cómo explicar cuando me clavaste las uñas en altamar, el surco de tus rodillas en la arena o la resaca de una graduación en mi colchón…este mismo colchón que ya nunca te olvidará ya que cada noche me ocuparé de recordarle quien eres.

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Anoche, que no pude dormir...