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Nada es informe o real bajo el ácido sedimento
donde se oculta
el cincelado acecho de todas las palabras
mientras plenas de terca llama y empecinada sombra
sobrevuelan delusorias
con la rota ternura de todas las ficticias distancias.
El tiempo logró desaparecer
llevándose todos los horizontes
pero con oscura vesania insiste inútilmente
en sustraer las volutas olvidadas del perfumado turíbulo.
Ha de recorrer la noche su inverso anagrama
derrumbándose en la turbamulta de las diagonales
hasta que la aurora estremezca con una luz nueva
la sed inaccesible.
Hasta que desde el silencio,
sin voz alguna,
el volcánico magma estelar de la materia
rompa en pedazos la sima de oscuridad y mentira
que nos circunda y ciega.
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