Si eres un autor novel y te estás viendo inmerso en las dificultades del proceso editorial para publicar, no desesperes. ¡Hay opciones!
Una de ellas ya la conocerás, seguro: la autopublicación.
Pero lo que seguramente no conoces todavía es que hay dos formas de encarar esa alternativa.
En este guest post de Sergio Melich, autor del blog La Vida es Fluir y de varios libros autopublicados, te contamos lo que puedes esperar de ambas y te ayudamos a decidir la que más te beneficie en este momento.
¡Manos a la obra! Le cedemos la palabra a Sergio.
¡Hola! Como estoy en casa ajena, procedo a presentarme.
Soy Sergio, un bloguero y creador de comunidades online veterano. Mis temas principales son identidad, estilo de vida, relaciones, sexualidad, y emprender online.
Desde que comencé a tomarme en serio esta faceta en 2005, he tenido la ocasión de publicar muchos contenidos. Llegó un momento en que varios de mis seguidores me plantearon escribir un libro, así que acepté el reto.
Y sucede que escribirlo no fue tan complicado como poder distribuirlo, para mi sorpresa.
Al principio recurrí a soluciones de andar por casa.
Por ejemplo: vendí documentos en PDF a través de mi web. Pero con el tiempo me supo a poco, y quise tener mis libros en papel.
Cometí varios errores a la hora de dar ese paso, y quiero avisarte de ellos para que puedas saltar directamente a la parte de la colaboración sana y mutuamente beneficiosa.
En resumidas cuentas: puedes autopublicarte a coste cero de dinero, aunque no de trabajo, con la ayuda de mil opciones (como Amazon, la más famosa hoy en día); o bien contratar los servicios de empresas como Mirahadas.
Y por si este resumen no te aclara nada, te cuento mis aventuras y desventuras.
Ojalá te ofrezcan respuestas claras y directas a tus dudas.
¿Me acompañas? ¡Pues vamos a ello!
Una opción es la forma Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como.
Con el auge de plataformas como Kindle Direct Publishing, Tagus y WattPad, y sus distintos casos de éxito, seguro que alguien te ha mencionado ya esa opción…
O que has llegado a ella por tus propios medios.
Y si es el caso, sabrás que en tal caso te toca hacerlo TODO a ti. Y todo significa…
- Redactar el cuerpo de la obra y elaborar el 100% de sus contenidos.
- Correcciones ortotipográficas y de estilo.
- Maquetación del contenido.
- Creación de la portada.
- Y lo más importante: distribución y promoción.
Mi primer intento fue con una plataforma llamada Lulu en 2010.
Por algo más de 700€ (que mi familia hubiera preferido tener en el banco) transformó uno de mis antiguos manuscritos en crudo en una versión impresa de 200 ejemplares…
Eso sí, ¡sin revisar ni corregir una coma, y en tamaño A4!
Y eso me produjo tal desencanto que durante mucho tiempo no volví a apostar por esta opción, hasta que Amazon lanzó su plataforma.
El motivo fue que en ella incluyó un manual para realizar tú mismo las correcciones a la maqueta.
Cuando esto sucedió, saqué el borrador de la obra que le mandé a Lulu, lo pulí con ayuda del manual de Amazon, y hoy por hoy está publicado allí con el título Vivir la Vida: Seduciendo al Natural.
En cuanto a las copias que encargué a Lulu y me salieron mal, las conservo como manuales de prácticas para mis talleres en vivo y las regalo como reliquias.
- Ten esto en cuenta: si acudes a este tipo de alternativas, la plataforma actúa como distribuidor y se lleva una parte de los beneficios que generes con tu obra.
También puedes, desde tiempos recientes, contratar a través de ellos servicios profesionales para las correcciones, maquetaciones y diseños.
Claro que eso nos acerca a la segunda forma: servirte de empresas de edición.
En la última década, los autores ya publicados y también los aspirantes a publicar nuestras obras nos hemos tenido que avisar unos a los otros porque había (y aún hay) empresas que se promocionan como editoriales sin serlo realmente.
Eran casas editoriales, que es algo muy distinto.
Una editorial firma un contrato con el autor en el que, habitualmente, se adquieren los derechos de la obra en cuestión para su reproducción.
En el contrato de edición se estipula tanto los requisitos para ambas partes, como las obligaciones.
Por ejemplo:
- ¿La cesión del autor es exclusiva para esa editorial?,
- ¿Cuál es el ámbito territorial del contrato de edición?,
- ¿Cómo se distribuirá la obra, y en qué formatos?,
- ¿En cuántos idiomas distintos?,
- ¿Cuántos ejemplares se imprimirán como mínimo y como máximo en cada edición?,
- ¿Cómo será el reparto de beneficios y cómo se remunera al autor? ¿Y qué ocurrirá en caso de que haya que modificar la obra, destruirla o vender ejemplares a saldo?,
- ¿Cuántos ejemplares gratuitos recibirá el autor para su uso personal, no lucrativo? ¿Y cuántos estarán reservados a la crítica y la promoción, o a la reposición de ejemplares defectuosos?
- Y lo más importante: ¿cuáles serían los motivos para que el autor pueda ejercer la resolución o rescisión del contrato?
Aparte, una de las características típicas de una editorial es que ellos asumen todo el coste de los trabajos que requiera la obra y suelen ofrecer una compensación por adelantado a los autores que queda recogida en el propio contrato, además del reparto de beneficios.
En cambio, a las empresas de co-edición (como se hacen llamar muchas) tú tienes que abonarles el coste de los servicios que requiera tu obra para ser publicada.
Y así es como algunas empresas nos engañan: al hacerse pasar por editoriales serias, cuando en realidad ofrecen servicios de corrección, maquetación, diseño e impresión.
Es normal que quieran prosperar viendo que cada vez más personas tratan de acceder al mercado con sus obras, pero no todo vale para ello.
Así pues, aquí te dejo mis dos consejos fundamentales para reconocer este timo:
- Normalmente su táctica es ofrecerte sacar tu obra al mercado con una primera tirada de 50 o 100 ejemplares.
Te indican que tendrás que venderlos todos durante la presentación de tu obra (y adquirir tú los que sobren si no se vende por completo).
A partir de ahí, dan por válida la obra y cumplen con el resto del proceso editorial (es decir, la inscriben en los canales de distribución física y digital).
- Además, en estos casos verás que el reparto de beneficios es muy desfavorable para ti.
Para no mentir: te llevas una proporción similar a la de una editorial seria (entre el 10% y el 15% de los ingresos, solo que sin anticipos de ninguna clase), te informan del rendimiento de tu obra una única vez al año…
Y tendrás suerte si te pagan a tiempo, o si te pagan siquiera.
Yo tuve que pelear con una de esas “editoriales” durante meses y escindir el contrato por incumplimiento de sus obligaciones.
Sin embargo, a una amiga mía que también publicó con ellos le fue bastante mejor que a mí.
Por eso, te aconsejo trabajar siempre con quien te deje las cosas claras.
Además de tener claro tú también lo que haces.
Para empezar, y por pura precaución, no envíes tus manuscritos de buenas a primeras.
Incluso te aconsejaría que, en vez de mandar un manuscrito, envíes una propuesta editorial.
Y si vas a enviar un manuscrito, asegúrate de hacer el registro de la propiedad intelectual antes.
Aunque la forma final que tenga tu libro al salir publicado sea distinta, te servirá para cubrirte un poco las espaldas en caso de plagios y usos desleales de tu obra.
En el mejor de los casos, y con un poco (o un mucho) de suerte… Tal vez si tu obra es lo bastante interesante puede llamar la atención de los “exploradores” que algunas empresas serias envían al registro de la propiedad intelectual a descubrir joyas enterradas que pulir y sacar a la luz.
Y por supuesto, mantente bien lejos de las “editoriales” que no lo son en realidad.
Hay empresas, como es el caso de Mirahadas (una opción muy potente para quienes quieran publicar en España y América Latina) o de Círculo Rojo, que no se disfrazan.
Lo que tienen en común estas empresas o profesionales autónomos de la autoedición es la claridad con lo que ofrecen, y su afán de brindar siempre nuevas opciones a los autores que confían en sus servicios.
Con ellos sabes que:
- Pagas por un paquete de servicios editoriales: lectura, maquetación, correcciones, diseño, distribución y promoción, obras de cortesía para el autor.
- El autor conserva el 100% de los derechos de su obra. Es decir: puedes trabajar con otras empresas y editoriales si lo deseas… Y si alcanzas la fama, venderle los derechos para cine y televisión a quien tú quieras.
- Los royalties (comisiones por los beneficios de tu obra) son sensiblemente mayores a los de una editorial seria: como mínimo del 35%. El máximo depende del tipo de contrato y de los canales de distribución.
- Eso sí, debido a los dos puntos anteriores por lo general no hay anticipos económicos para el autor.
¡Esto es todo lo que tengo que decir por el momento!
Si has llegado hasta aquí, te lo agradezco. Son casi 1.500 palabras.
No podía destinar menos a una cuestión que para mí (y para ti también) es muy importante.
Por eso, si te quedaron dudas que no están resueltas en este texto, te invito a contactarme directamente a través de mi web y redes sociales. Si no puedo ayudarte personalmente, sabré con quién ponerte en contacto.
Imagen de StartupStockPhotos en Pixabay
Pamela Itazayana dice
Me parece muy interesante y útil esta información pues me ha ayudado mucho para aclarar algunas metas que tengo estrellas otra cosas
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Foro de Literatura dice
Genial Pamela, nos alegra mucho que esta información te haya ayudado. Cualquier duda por aquí estaremos 🙂
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