EL C O L O R
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Todavía lo recordábamos sonriéndonos en la despedida. Su figura altiva conservaba sobriedad, a pesar de esa sonrisa.
Al alejarnos se apartaban sus paisajes, pero él continuaba iluminando el horizonte que lo iba ocultando de nosotros. Y lo recordábamos por el camino, imborrable en imagen, cuando ya la visión se hizo imposible.
Mas tarde llegamos. Extendimos nuestros colores en el nuevo escenario y dispusimos el terreno donde vaciamos el sentimiento.
Entonces se irguió él.
Trayendo su antigua sobriedad, su eterna altivez y volvimos a guardar nuestro sentimiento. Recogimos los colores dejando uno solo sobre el terreno y él pintó con él, fragmentándolo en otros varios, para luego volver a dejarnos muy lejos de sus paisajes.
Tomamos los pigmentos que nos brindara y al hacerlo, un nuevo elemento se integró a nosotros. Desde entonces no volvimos a verlo. Su imagen se ha desdibujado de nuestro recuerdo y nos preguntamos hoy día, si realmente lo hemos conocido.
Dudamos.
Pero ante las ideas renovantes que transmiten sus múltiples colores, nacidos a partir de uno sólo, vuelve hacia nosotros el recuerdo de aquella sonrisa de su despedida...
Y ella nos infunde un anhelo imperioso de renovación, cual llama viva que quedase cautiva, bajo el sortilegio de un Genio dispensador de ilusiones.
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Alejandra Correas Vázquez
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Comentarios
Gracias y saludos,
Shai
Mi enhorabuena Alejandra, fantástico!!
Un abrazo,
Max
Podría decirse el Duende del Arte que se avista al comenzar a pintar, componer, al comienzo de una novela... luego te deja solo pero sigues con él
Alejandra
¡Qué bella idea de la Trinidad!
gracias Alejandra
Pero bueno, últimamente parece que de mi boca sólo salen estupideces, así que intentaré un poco más comedido a la hora de expresarme. Aunque me siga pareciendo hermoso…
Un saludo,
Max
has profunidizado mucho sobre mi tema, lo elevas
Alejandra
Un saludo,
Max