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Word/Sword

editado 7 de febrero en Narrativa
Nunca le digas a tu hijo que da asco. No se lo repitas.
Nunca le digas a tu hijo que da asco por estar llorando. Crecerá avergonzado toda su vida. Cada vez que no pueda evitar expresar un sentimiento, se querrá morir. Se odiará por no tener palabras cuando más las necesite. Se retirará de la vida, se obligará al silencio. Y cuando todo se acabe, cuando el vacío llegue y no tenga palabras, sólo será capaz de llorar a solas. El dolor reinará.

A veces el verbo hiere demasiado. El verbo y el nombre; todos los nombres de dios cuando pones a dios en lugares inciertos y oscuros. La voz del alma se automutila para siempre y enmudece.

A veces uno cree que se ha curado, que se ha recompuesto, que ha regresado por fin a casa, pero no lo ha hecho.

La palabra hiere. La palabra mata incluso al Ave Fénix del reino interior. 

El hijo cree que ha encontrado una vía alternativa: la de hablar con las manos sin contárselo a nadie, sin decirle a nadie que ese dolor es suyo. Pero estará lo bastante herido y cansado como para quedarse sin aire cada vez que cuenta una historia propia (de otro). No será capaz de llevar a término un embarazo de letras vivas. No podrá sino balbucear colores en oclusiva gama de grises.

No sé si compartir dolor es un capricho o una necesidad. La brújula se me ha roto y no puedo volver a casa. A mis cuarenta y cinco años estoy llorando todas las lágrimas que me han cabido dentro desde que nací, y necesito que pare. El nudo en la garganta se volvió tenaza y mariposas muertas.

En el fondo de mi corazón hay una novela no escrita para aliviar, curar y acompañar a todos los niños perdidos, heridos y solos; los muertos que sobrevivieron y caminan en este asqueroso lienzo primermundista (así lo llaman: primer mundo; ha de haber aquí siete infiernos dantescos o más), disfrazados de amigos o enemigos (da lo mismo). No hay culpables. ¿Los hay?

Me pasan los años. Me asfixia, me aterra que viví para decirte que no estás solo y nunca fui capaz de escribírtelo. Incluso tengo un miedo mayor: asustarte con apenas dos párrafos, crearte padecimiento de cualquier clase, porque siento vergüenza y culpa cada vez que lloro, por mucho que mi cabeza "sabe" ahora que llorar no está mal. Cómo voy a darte la mano para ayudarte a que te levantes si yo estoy en el suelo. Cómo escribir sobre la cura si yo mismo no me he curado.

La agonía a tiempos sobreviene y no hay modo de sacarla de mi. Vivo entre retazos crueles de memoria y sangre y piel; cómo tener voz en las manos desde la oscuridad, si ni siquiera puedo salir a la calle.

A veces duele el nombre y el nombre es el verbo: duelo. Qué asco de criatura he sido siempre en sus palabras, en su maldita inflexión.

No puedo escribir significado. Pocahontas se fue al cielo en un zorrito alado. No tengo palabras cuando más necesitaría entenderte y hacerme entender; te escucharía y nunca sabrás que quiero hacerlo. El alma es un zombi de cuencas vacías y mirada quisquillosa, irónica por encima del hombro. El espíritu, una espiral de dolor muy próxima al narcisismo. Mentiras. 

Estoy demasiado cansado, y menos mal.
Shhh. El dolor se ha dormido en mis manos por un rato.

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Comentarios

  • Una sola palabra tiene el poder de dar la vida o para quitarla.
    Una palabra torpe, dicha en el momento equivocado, puede hasta quitar una vida.
    Una palabra benigna, exacta, en el momento justo, puede cambiar una vida para bien.
    En nuestra lengua hay bendición y maldición. Lo que digamos es porque eso tenemos en el corazón. Nuestras palabras marcarán el rumbo de nuestra vida y la de los demás.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    La palabra hiere. La palabra mata incluso al Ave Fénix del reino interior. 

    Cierto. A veces, la palabra es indomable, confusa. Y si la pronunciamos en un momento de ira, en un calentón, puede herir e incluso matar o dejarte turulato.

    Me ha gustado tu relato, como todos los que has escrito. Tus textos tienen vida.

    Saludos

     :) 



  • La palabra hiere. La palabra mata incluso al Ave Fénix del reino interior. 

    Cierto. A veces, la palabra es indomable, confusa. Y si la pronunciamos en un momento de ira, en un calentón, puede herir e incluso matar o dejarte turulato.

    Me ha gustado tu relato, como todos los que has escrito. Tus textos tienen vida.

    Saludos

     :) 

    Tú les das la vida al leerlos, muchísimas gracias.

    Fue terapéutico escribir ese texto esta mañana. Compartir es un regalo demasiado grande, de verdad, gracias.
  • Una sola palabra tiene el poder de dar la vida o para quitarla.
    Una palabra torpe, dicha en el momento equivocado, puede hasta quitar una vida.
    Una palabra benigna, exacta, en el momento justo, puede cambiar una vida para bien.
    En nuestra lengua hay bendición y maldición. Lo que digamos es porque eso tenemos en el corazón. Nuestras palabras marcarán el rumbo de nuestra vida y la de los demás.
    Gracias, Charly. Es verdad, para mí al menos, que en general los humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor.
  • Siempre hay qué sacar lo mejor de nosotros mismos y no dejarnos vencer por nuestros fantasmas internos.
  • Word/Sword (cuaderno de Godofredo Quebrado, alias Quebrantahuesos).

    He estado pensando que en el mejor de los casos me quedan 55 años sufriendo lo mismo, y que cualquiera en esa tesitura preferiría no seguir. Nada más despertar hay dos certezas en mi cabeza: una es esa, y la otra es que ya no voy a volver a sonreír nunca más.

  • Siempre hay qué tener una actitud positiva, ya que no sabemos cuantos años nos quedan de vida, mi amiga, y lo importante es vivirlos lo mejor que podamos.
  • Como no quiero spammear el foro con hilos tontos sobre mi vida y otras cosas, he pensado que podría usar este Word/Sword como cajón desastre para todo aquello que necesito o tengo ganas de escribir sin spammear el foro (seguro que lo estoy escribiendo mal el spammear, spammmmmmear?).

    La siguiente entrada será: "De cómo me lio Gonzalo, el señor del CBD, y las pesadillas subsiguientes que acontecieron gracias a la marihuana". 
  • Adelante, me agradará leerte.
  • y mas si se le dice a un niño, los adultos a veces no pensamos al hablar y las palabras no se las lleva el viento como quisiéramos creer B)
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV

    Es como si a esas edades, cuando somos niños, jóvenes, estuviéramos hechos de arcilla, de un material muy dúctil; y el daño nos moldeara o nos deformara para siempre. Y las palabras, que curan con mucha más dificultad, en cambio se nos graban a fuego cuando son violentas.

    Todo lo que escribes tiene como una crudeza lumniosa que traspasa, duele y alivia a la vez, Reyes.

    "A veces el verbo hiere demasiado. El verbo y el nombre; todos los nombres de dios cuando pones a dios en lugares inciertos y oscuros" 

    "A veces uno cree que se ha curado, que se ha recompuesto, que ha regresado por fin a casa, pero no lo ha hecho


    No sé qué más decirte, de verdad. Sólo que me ha emocionado. 


  • Adelante, me agradará leerte.
    jajajajaj Charly;;; me ha hecho reír que gratamente leerías algo con ese título xd
    Un fuerte abrazo y gracias de corazón <3
  • editado 11 de febrero
    Sarasvati dijo:

    Es como si a esas edades, cuando somos niños, jóvenes, estuviéramos hechos de arcilla, de un material muy dúctil; y el daño nos moldeara o nos deformara para siempre. Y las palabras, que curan con mucha más dificultad, en cambio se nos graban a fuego cuando son violentas.

    Todo lo que escribes tiene como una crudeza lumniosa que traspasa, duele y alivia a la vez, Reyes.

    "A veces el verbo hiere demasiado. El verbo y el nombre; todos los nombres de dios cuando pones a dios en lugares inciertos y oscuros" 

    "A veces uno cree que se ha curado, que se ha recompuesto, que ha regresado por fin a casa, pero no lo ha hecho


    No sé qué más decirte, de verdad. Sólo que me ha emocionado. 


    Gracias, Sarasvati... me ha costado "materializar" este "cajón" pero necesitaba hacerlo. Quizá a muchas personas nos da miedo expresar dolor al pensar en ser juzgados por ello...? No lo sé, eso sería algo horrible, ni al peor enemigo le desearía que se sintiera así, se me hace cruel porque el final del cuento sería: "y así fue cómo en el planeta Alberto nadie expresó dolor nunca más"... 

    Te acuerdas que hablábamos de miedos atávicos/ancestrales...? No he encontrado referencias al temor en concreto de "exponer la garganta" a otros seres, pero me resultaría lógico que estuviera latente (o activo) en el adn igual que los otros.  Gracias por cierto porque es increíble conversar sobre estas cosas...

    Gracias por leer y no juzgar, por escuchar y por alentar... todo me llega muchísimo, Gracias.

    Siento que estoy aprendiendo mucho gracias a todo aquello que, como ser humano, no comprendo aún en mí. Como mucha gente, sin darme cuenta caigo en rechazar lo que no entiendo y me molesta (y aquí no existe separación entre "dentro" y "fuera" de mí, porque si está fuera es porque está dentro). Quiero interferir en esa tendencia primaria de rechazo. Quizá si elijo no caer en ello podría amar y amarme a pesar del desacuerdo que pudiera existir.

     Siento que el amor que uno da es el que uno experimenta y me pregunto si se podrá sentir de verdad el amor en su estado más tranquilo, estable y depurado posible. Es curioso que hay oraciones (para rezar) que hablan de esto. No quiero que amar me dé miedo nunca más, nunca más, nunca más 🐦‍⬛.

    Muchas gracias por todo <3



  • y mas si se le dice a un niño, los adultos a veces no pensamos al hablar y las palabras no se las lleva el viento como quisiéramos creer B)
    Amparo <3 , es verdad. Gracias.
  • No sé si el amor incondicional será una fantasía.

    "Te amo si no me fallas" esta es la expresión del amor condicional. Curioso pensar en qué pasa cuando practica uno esto con los demás y consigo mismo (en cierto sentido, lo que haces a los demás es lo que te haces a ti). Yo he "aprendido" a "amar" de esta forma (con condiciones), porque así me enseñaron; así viví y experimenté ser amada, es lo que más normalizado estaba y está. Nadie ama a un traidor, ¿verdad? Entonces, ¿qué sucede cuando el traidor eres tú mismo? ¿Cómo gestionas "eso" sin volverte loco? Sublimando la ausencia de amor, lo cual ni siquiera sería aceptarla, sino que se parece al acto estúpido de intentar enterrar aquello que aflorará siempre.

    "Te amo aunque falles".
    "Te amo aunque yo crea que fallas", porque tengo comprobado que me equivoco mucho detectando y señalando supuestos errores en otros y en mí. Yo qué sé si es erróneo lo que en mi planeta parece un error. Como dijo el poeta, hay veces que alguien coloca una piedra en lugar equivocado y vemos al mirarla el lugar verdadero.

    Quisiera enseñar con paciencia a mi mente; enseñarla a que entienda poco a poco el lenguaje del corazón. En mi cabeza hay un cuadro abstracto en el que aparecen muchas mentes separadas parloteando monólogos, y un corazón único que nos conecta a todos, que habla el mismo idioma preciso en todos cada vez que transmite pulso vital. No sé cómo he podido caminar durante tanto tiempo a ciegas sin entender este lenguaje, y eso que aun tengo todo por aprender, pero ya no me resulta ajeno. Creo que hay algún tipo de presión social que impulsa a temer que "el mal ajeno" deje de ser ajeno... cuando lo que siento más peligroso es precisamente eso, que sea ajeno por definición.

    Pues nada, desvaríos. Suena de coña eso de coger a la mente de la mano como si fuera un niño pequeño al que tienes que decirle: "lo que tienes almacenado ya no te sirve, quizá nunca te ha servido, es irreal. Vámonos por este otro camino, porque quizá lo que has estado almacenando, procesando y "aprendiendo" ni siquiera tiene que ver contigo, con la verdad que tú elegirías (ni con la de nadie)". Es una imagen un tanto impactante, pero es un gran recurso. Respecto a mi propia mente, tengo que admitir que me va mejor desde que decidí tratarla como un marcianito disfuncional y sufriente con quien puedo empatizar. Desde que le quité la corona. También se me había enseñado a sobrevalorar la morralla en la mochila.
  • editado 12 de febrero
    La vida nos ha enseñado que muchas veces el amor no es correspondido.
    No basta con querer a la persona, entregarse a ella, procurar su bienestar y su felicidad, ya que hace falta que esa persona corresponda de la misma manera.
    Y no siempre es así. es por ello que vienen las decepciones, las canciones melancólicas y el desahogo de los pesares detrás del vaso cristalino de un trago de vino.
    y al reves. Hay quienes se entusiasman por nosotros, pero quizá pensamos que no es la persona a la que queremos y provocamos ese mismo efecto en ella.
    El amor es como la noria (la rueda de la fortuna) de los parques de diversiones.
    A veces estamos en la cima y a veces en el fondo. Somos las víctimas de un amor no correspondido, o quizas los victimarios de un amor que no hemos comprendido.
    Todos pasamos por esas etapas a lo largo de nuestras vidas. Es por ello que amar y querer no es igual. Amar es sufrir, querer es gozar.


  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Reyes & Carlos

    No sé si le servirá de algo a vuestras argumentaciones un pensamiento que a mí me sobrecoge: "el amor no correspondido es la única clase amor que prevalece".

     :)
     
  • Tienes razón, Antonio, por muy cruel que esto suene.



  • Reyes & Carlos

    No sé si le servirá de algo a vuestras argumentaciones un pensamiento que a mí me sobrecoge: "el amor no correspondido es la única clase amor que prevalece".

     :)
     
    Gracias por estos ratos y por conversaciones así.

    Sí, a mí me produce calma pensar esto que dices, Antonio. Porque aunque pueda ser doloroso, me siento más validada (no sé qué palabra usar si no) en mis sentimientos, al darme cuenta de que lo que siento no tiene que ver con lo que hace el otro, no depende de si el otro hace lo que yo espero o no; lo que siento no está ahí por lo que el otro hace, sino porque yo así lo siento. Para mí hay un valor grande en eso, un núcleo de verdad y de respeto (hacia los propios sentimientos de uno, y también hacia los de otras personas) en esto.

    Y hasta igual es inevitable sentir así... si pudiera evitarse no existiría el despecho o el "orgullo"; si el amor puede negarse (si uno se lacera diciendo "ya no lo siento") es porque sentirlo es inevitable y duele si no se acepta.
  • editado 12 de febrero
    Hay una canción muy viejita, como de los años cincuenta, creo, que escuchaba mi papá y que cantaba Daniel Santos, en cuya letra dice una frase que es una gran verdad:
    'Que saben de la vida, los que no han sufrido, los que nunca han sentido una pena de amor'.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    Hay una canción muy viejita, como de los años cincuenta, creo, que escuchaba mi papá y que cantaba Daniel Santos, en cuya letra dice una frase que es una gran verdad:
    'Que saben de la vida, los que no han sufrido, los que nunca han sentido una pena de amor'.

    Sentir penas de Amor es necesario para cualquiera en la vida, porque esas penas son las que precisamente te van haciendo más fuerte y más precavido a la vez en el Amor.

     :) 

  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado 12 de febrero
    Bumblebee dijo:


    Reyes & Carlos

    No sé si le servirá de algo a vuestras argumentaciones un pensamiento que a mí me sobrecoge: "el amor no correspondido es la única clase amor que prevalece".

     :)
     
    Gracias por estos ratos y por conversaciones así.

    Sí, a mí me produce calma pensar esto que dices, Antonio. Porque aunque pueda ser doloroso, me siento más validada (no sé qué palabra usar si no) en mis sentimientos, al darme cuenta de que lo que siento no tiene que ver con lo que hace el otro, no depende de si el otro hace lo que yo espero o no; lo que siento no está ahí por lo que el otro hace, sino porque yo así lo siento. Para mí hay un valor grande en eso, un núcleo de verdad y de respeto (hacia los propios sentimientos de uno, y también hacia los de otras personas) en esto.

    Y hasta igual es inevitable sentir así... si pudiera evitarse no existiría el despecho o el "orgullo"; si el amor puede negarse (si uno se lacera diciendo "ya no lo siento") es porque sentirlo es inevitable y duele si no se acepta.

    Sí, Reyes, es doloroso, muy doloroso. Pero para que nos vayamos curtiendo en el difícil caminar por la vida, es necesario que haya de todo, como en las boticas antiguas.

    Si un hijo es excesivamente protegido durante su niñez, su adolescencia e incluso en parte de su adultez (aun ya casado) por sus progenitores, cuando estos faltan, se encuentra desorientado. Los padres tenemos la obligación de inculcar a nuestros hijos los verdaderos valores, y no pintarle la vida de rosa; al contrario, hacerles ver los muchos obstáculos que hallará y que tendrá que salvar.

    Te expresas de maravilla, da gusto leerte.

     :)
     
  • Yo fuí un hijo muy protegido y tuve todo en mi niñez y en mi adolescencia en charola de plata.
    Cuando al cabo de una década perdí a mis dos abuelos y a mis padres y me quedé solo (mi hermano me abandonó también), fue un golpe muy duro para mi.
    Me enfrenté a la vida completamente solo y a base de tropiezos y caídas al final pude salir adelante.
  • Muchas gracias, Antonio, de veras me alivia que digas lo de la expresión porque suelo pensar que me explico fatal!!

    Sí... no sé, yo no soy madre, no sé qué tipo de madre sería pero es verdad que ante la tesitura de ambos extremos prefiero por ejemplo una madre sobreprotectora a una madre negligente... imagino que la "virtud" está en ese punto medio tan esquivo e inconquistable para muchos (para muchos entre los que me incluyo, viendo cómo me conduzco en mi vida en general).

    Charly, lamento mucho que te sucediera eso. La pérdida duele terrible, y la herida del abandono es profunda.
  • Lo importante es levantarse y seguir adelante. Gracias a Dios logré triunfar en la vida y ahora llevo una existencia tranquila y trabajo en lo que más me gusta.
  • editado 12 de febrero

    Putanieves y los siete decibelios


    “En aquellos tiempos, cuando Nieves tenía dieciséis, internet no era aún la consagrada puerta que llevaba al más allá del mundo propio. No existían foros pro-Ana y pro-Mía. Uno no podía, de ninguna manera, bichear en redes y encontrarse con una cuenta de un poeta muerto sin pretenderlo; uno no podía dar con frases o máximas alentadoras del tipo: “Me culpaste por mi reacción, sin tener en cuenta todo lo anterior que me llevó a reaccionar”. En aquellos tiempos de oscuridad cibernética humana, uno estaba solo con sus bichos devoradores del alma, aislado del padecimiento común y del alivio que causa el entendimiento anónimo entre líneas. Bueno, cierto es que Nieves no estaba sola del todo, porque tenía libros a su alrededor, y algunas veces había elegido el adecuado. También tenía a Alfonso: algo más que un simple vecino de la urbanización, y bastante menos que un novio a la fuga. Es decir: un amigo con derecho a roce que, a saber por qué, se resistía a abandonarla a pesar de todo. Y, por supuesto, también tenía a su piano y a sus setenta decibelios de mezzo forte. 


    Nieves somatizaba, sin saberlo, todo dolor emocional. Quizá parte de la intensidad en lo sentido (gran parte) penetraba de alguna manera el tejido del cuerpo, o tal vez era el cuerpo mismo el epicentro reflejo del terremoto, solo por haber cedido a una especie de impulso empático instintivo y ancestral. Solo por haber entendido el dolor del alma como un mensaje al que debiera responder y adaptarse por coherencia, por compañía, por defender ante la amenaza que sólo para la mente era real. Pero claro, ¿cómo localizar un estímulo que no es detectado por las vías sensoriales? ¡El cuerpo duele errático de un lado para otro, tensando músculos y preparándose pero sin saber hacia dónde saltar, de qué monstruos se defiende ni dónde están, ni qué es lo que tiene que hacer o cómo debería actuar! (¿huir? ¿Atacar? ¿Enfrentarse? ¿Esquivar?...). 


     Y así, la ausencia de contacto y abrazos, por ejemplo, causaba dolor en la piel. Dolor espeluznante de desnudez y de desgarro al estar vivo, casi como si a uno le estuvieran desollando lentamente en su capa más íntima, delicada e interior.  Igual que el águila devorando las tripas de Prometeo. El amor, por contra, era una cueva oscura y cálida; la guarida donde dormir una noche fría. El sexo, una fruta prohibida, parecida al cariño -o por lo menos igual de inaccesible- pero exótica, jugosa como ninguna al romperse en otra boca.


     Por supuesto, la falta de afecto volvía hambriento al cuerpo. Hambriento, reactivo, hipersensible. Literalmente, el cuerpo de Nieves se comía lo que fuera por cualquiera de sus bocas. Y la desgracia es que, por mucho que el cuerpo se saciara de forma temporal (siempre la satisfacción física termina en algún momento), el alma seguía en falta. El alma seguía siendo la habitación de las ausencias, cerrada durante demasiado tiempo. Pero el cuerpo… el cuerpo de Nieves era INCANSABLE en su empeño de defenderla a ella del dolor fantasma, así que después de quebrarse siempre volvía a recomponerse para seguir intentándolo una y otra vez, una y otra vez. 


    Las personas que viven angustiadas de forma permanente son la prueba de que alguien puede tener una resistencia sobrehumana, llevando dentro un veneno que no tolera (la angustia) mientras intenta vivir con normalidad día a día. A Nieves se le envenenó la vida con una manzana saludable y tumefacta. La misma manzana que antaño fue clásica discordia. El cuerpo enloquecía mientras el corazón sólo podía latir y mantenerse cuerdo. Los actos más irracionales estaban, en secreto, siendo impulsados por la máxima cordura. (...)"


    (esto es un fragmento de algo que me está costando terminar. Me queda la parte más difícil).


  • Este proyecto va muy bien. Nieves y su falta de afecto es algo que tiene de dónde sacar madera. La resiliencia es grande en muchas ocasiones, pero cuando encuentra su lado más delgado, el hilo se rompe y es cuando vienen las crisis más duras de la vida.
  • Gracias por leerlo, Charly <3
    Verdad que ahora se escucha y se lee mucho sobre "resiliencia". En los tiempos de Nieves esa palabra no hacía presencia ni ruido.
    Un beso.
  • Besos para ti, mi querida amiga. Me reconforta leerte.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Bumblebee

    Sí... no sé, yo no soy madre, no sé qué tipo de madre sería pero es verdad que ante la tesitura de ambos extremos prefiero por ejemplo una madre sobreprotectora a una madre negligente... imagino que la "virtud" está en ese punto medio tan esquivo e inconquistable para muchos (para muchos entre los que me incluyo, viendo cómo me conduzco en mi vida en general).

    No, Reyes, no te confundas. Yo no hablo de "madre negligente", hablo de madre menos protectora. Aunque pueda parecer una incongruencia, un exceso de protección puede hacerle mal al protegido o la protegida. Es vital para un bebé que su madre lo proteja las veinticuatro y los trescientos sesenta y cinco, pero a medida que vaya creciendo, debe ir decreciendo la protección; sobre todo por el bien del hijo, para que vaya aprendiendo a afrontar la vida.

     :) 

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