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Darío y su mejor amigo, Balú

antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
editado 4 de enero en Narrativa

Darío y su mejor amigo, Balú

La complicidad entre este hombre, Darío, y su mascota, Balú, era única. La muerte de su colega canino afectó a su dueño de una forma desgarradora.

Inseparables durante más de una década. Balú no era sólo una mascota para Darío; era su confidente, su fuente de alegría y su consuelo en tiempos difíciles. Balú estaba ahí en los momentos importantes de la vida de Darío: las alegrías, las tristezas, los triunfos y los fracasos.

Cuando Balú enfermó gravemente del corazón, Darío se sumió en una depresión. Hizo todo lo posible por salvar a su mejor amigo, llevándolo a veterinarios, buscando tratamientos y cuidándolo con un amor inquebrantable. Pero, a pesar de todos sus esfuerzos, Balú se fue en los brazos de su amo y protector.

El fallecimiento de Balú dejó un vacío abrumador en la vida de Darío. Tamaña pérdida fue más allá de la ausencia de un animal; era como perder a un miembro de su familia, con una tristeza y sensación insoportables. Abrumado se hallaba Darío por una melancolía que afectaba a todos los aspectos de su vida.

Sin Balú, la vivienda de Darío estaba como vacía y silenciosa. Las rutinas diarias se convirtieron en un recordatorio doloroso de la ausencia de su siempre leal amigo. La complicidad que compartían era tan especial que ahora Darío se enfrentaba a una sensación de pérdida y soledad angustiosas.

La ida de Balú dejó un impacto indeleble en la vida de Darío. Su tristeza y dolor eran evidentes. Buscó apoyo en amigos, en familiares y en grupos de apoyo que entendían la magnitud de su dolor.

La muerte de Darío tras la pérdida de su perro es un testimonio de la conexión emocional entre un humanos y su mascota. Dejó un vacío imposible de llenar y que llevó a Darío a hallar consuelo en la memoria y el amor eterno que había compartido con su fiel compañero.


A Chávez López
Sevilla ene 2024

 :)
 

Comentarios

  • Me gustó tu relato. Todos tenemos un 'Balú' en nuestras vidas.
    En mi caso fue una tarántula llamada Cleo. Era del tamaño de la mano de un hombre adulto y la tuve cuando yo tenía diecinueve años de edad.

  • Darío y su mejor amigo, Balú

    La complicidad entre este hombre, Darío, y su mascota, Balú, era única. La muerte de su colega canino afectó a su dueño de una forma desgarradora.

    Inseparables durante más de una década. Balú no era sólo una mascota para Darío; era su confidente, su fuente de alegría y su consuelo en tiempos difíciles. Balú estaba ahí en los momentos importantes de la vida de Darío: las alegrías, las tristezas, los triunfos y los fracasos.

    Cuando Balú enfermó gravemente del corazón, Darío se sumió en una depresión. Hizo todo lo posible por salvar a su mejor amigo, llevándolo a veterinarios, buscando tratamientos y cuidándolo con un amor inquebrantable. Pero, a pesar de todos sus esfuerzos, Balú se fue en los brazos de su amo y protector.

    El fallecimiento de Balú dejó un vacío abrumador en la vida de Darío. Tamaña pérdida fue más allá de la ausencia de un animal; era como perder a un miembro de su familia, con una tristeza y sensación insoportables. Abrumado se hallaba Darío por una melancolía que afectaba a todos los aspectos de su vida.

    Sin Balú, la vivienda de Darío estaba como vacía y silenciosa. Las rutinas diarias se convirtieron en un recordatorio doloroso de la ausencia de su siempre leal amigo. La complicidad que compartían era tan especial que ahora Darío se enfrentaba a una sensación de pérdida y soledad angustiosas.

    La ida de Balú dejó un impacto indeleble en la vida de Darío. Su tristeza y dolor eran evidentes. Buscó apoyo en amigos, en familiares y en grupos de apoyo que entendían la magnitud de su dolor.

    La muerte de Darío tras la pérdida de su perro es un testimonio de la conexión emocional entre un humanos y su mascota. Dejó un vacío imposible de llenar y que llevó a Darío a hallar consuelo en la memoria y el amor eterno que había compartido con su fiel compañero.


    A Chávez López
    Sevilla ene 2024

     :)
     

    Muy bonito, como bien dices, el vacío que dejan es inmenso... Un abrazo! :)
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado 14 de enero
    Me gustó tu relato. Todos tenemos un 'Balú' en nuestras vidas.
    En mi caso fue una tarántula llamada Cleo. Era del tamaño de la mano de un hombre adulto y la tuve cuando yo tenía diecinueve años de edad.

    Gracias, Carlos. Te leí en Literanoicos, aunque no puse ningún comentario.

    Saludos

     :) 

  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado 14 de enero
    PaulaBG dijo:

    Darío y su mejor amigo, Balú

    La complicidad entre este hombre, Darío, y su mascota, Balú, era única. La muerte de su colega canino afectó a su dueño de una forma desgarradora.

    Inseparables durante más de una década. Balú no era sólo una mascota para Darío; era su confidente, su fuente de alegría y su consuelo en tiempos difíciles. Balú estaba ahí en los momentos importantes de la vida de Darío: las alegrías, las tristezas, los triunfos y los fracasos.

    Cuando Balú enfermó gravemente del corazón, Darío se sumió en una depresión. Hizo todo lo posible por salvar a su mejor amigo, llevándolo a veterinarios, buscando tratamientos y cuidándolo con un amor inquebrantable. Pero, a pesar de todos sus esfuerzos, Balú se fue en los brazos de su amo y protector.

    El fallecimiento de Balú dejó un vacío abrumador en la vida de Darío. Tamaña pérdida fue más allá de la ausencia de un animal; era como perder a un miembro de su familia, con una tristeza y sensación insoportables. Abrumado se hallaba Darío por una melancolía que afectaba a todos los aspectos de su vida.

    Sin Balú, la vivienda de Darío estaba como vacía y silenciosa. Las rutinas diarias se convirtieron en un recordatorio doloroso de la ausencia de su siempre leal amigo. La complicidad que compartían era tan especial que ahora Darío se enfrentaba a una sensación de pérdida y soledad angustiosas.

    La ida de Balú dejó un impacto indeleble en la vida de Darío. Su tristeza y dolor eran evidentes. Buscó apoyo en amigos, en familiares y en grupos de apoyo que entendían la magnitud de su dolor.

    La muerte de Darío tras la pérdida de su perro es un testimonio de la conexión emocional entre un humanos y su mascota. Dejó un vacío imposible de llenar y que llevó a Darío a hallar consuelo en la memoria y el amor eterno que había compartido con su fiel compañero.


    A Chávez López
    Sevilla ene 2024

     :)
     

    Muy bonito, como bien dices, el vacío que dejan es inmenso... Un abrazo! :)

    Gracias, Paula. Te leí en Literanoicos, aunque no puse comentarios.

    Otro abrazo para ti

     :)
     
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV


    Tamaña pérdida fue más allá de la ausencia de un animal; era como perder a un miembro de su familia, con una tristeza y sensación insoportables.


    Hay quien llega a caer en la depresión tras la pérdida de un animal, porque es realmente perder a un ser querido; al menos, si se les estima en lo que valen. 

    Me he acordado de la mía, que se fue el año pasado, con dieciséis años (crecí con ella). Se va mucho con ellos.

    Un relato bonito, emotivo y sencillo.


  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado 14 de enero
    Sarasvati dijo:


    Tamaña pérdida fue más allá de la ausencia de un animal; era como perder a un miembro de su familia, con una tristeza y sensación insoportables.


    Hay quien llega a caer en la depresión tras la pérdida de un animal, porque es realmente perder a un ser querido; al menos, si se les estima en lo que valen. 

    Me he acordado de la mía, que se fue el año pasado, con dieciséis años (crecí con ella). Se va mucho con ellos.

    Un relato bonito, emotivo y sencillo.



    Gracias, murcianica. Yo también tuve un chuchito llamado Balú. Por eso he bautizado al canino de este relato con el mismo nombre. Lo mató un coche en mi calle de Sevilla, Iba con una de mis hijas, con cadena, pero no sé cómo se desató del control de mi hija, salió corriendo, asfalto a través, y... El conductor ni siquiera detuvo su coche. Mi hija llegó a casa llorando y llena de sangre, con Balú en sus brazos. Le costó recuperarse. De esto hace 29 años, exactamente el 25 de mayo de 1995.

    Un abrazo

    :)
     
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Este es mi hijo Julio (ahora tiene 30 años), con el desaparecido Balú



     :)
     
  • SarasvatiSarasvati Fernando de Rojas s.XV


    Este es mi hijo Julio (ahora tiene 30 años), con el desaparecido Balú



     :)
     



    Qué foto tan bonita... siento lo de Balú, Antonio; era un animal precioso. 
    Entiendo que es mucho más duro cuando se los pierde así.


    Un beso y un abrazo 


  • editado 24 de enero
    Cuando yo era niño, tuvimos un perro llamado Nerón, el cual duró una semana solamente.
    Nerón era tan inquieto que rompió un cojín de la sala de mi abuela y ella tomó un periódico, lo hizo rollo y como si fuera una tabla le dio una paliza.
    Al día siguiente Nerón rompió una sábana que estaba en el tendedero y mi abuela le exigió a uno de mis tíos que se deshiciera de ese animal y quien sabe dónde lo fue a llevar que jamás lo volvimos a ver.
    Hasta la fecha, solo he tenido una tarántula (Cleo) y ahora mi familia tiene una tortuga.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    Cuando yo era niño, tuvimos un perro llamado Nerón, el cual duró una semana solamente.
    Nerón era tan inquieto que rompió un cojín de la sala de mi abuela y ella tomó un periódico, lo hizo rollo y como si fuera una tabla le dio una paliza.
    Al día siguiente Nerón rompió una sábana que estaba en el tendedero y mi abuela le exigió a uno de mis tíos que se deshiciera de ese animal y quien sabe dónde lo fue a llevar que jamás lo volvimos a ver.
    Hasta la fecha, solo he tenido una tarántula (Cleo) y ahora mi familia tiene una tortuga.

    Pienso que es bueno tener un animal doméstico en casa, como compañía, En mi caso, desde que murió Balú, no he querido más porque me quedan todavía secuelas, y ahora pienso en lo peor. Y mi chuchito Balú, prácticamente se suicidó. Llevaba con nosotros desde que nació. Se lo regalaron a una hija mía.

     :)
     
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