Débil,
no como tus palabras sólidas
y tu razón de metal,
inmunes a los ataques de mis apáticos resúmenes.
Débil,
aunque grite próxima a tu oído,
a tus estribos de granito,
que me hacen perder los míos.
Débil ,
de piel fina y pálida,
púrpura mañana si hoy tus dedos la halagan
acostumbrados a escribir sobre inhumano papel.
Por poseer un corazón sensible
localizado en la garganta,
que hace brotar mis perlas de ostra aburrida,
también débil.
Débil mi cabello de errado color rojizo,
creyéndose vivo.
Y con toda la debilidad que prometo
sobrevivo,
indestructible,
disfrazada de cocodrilo.
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