“Algunas noches es como si ya hubiéramos muerto”, me dijo Livia en un susurro. “Se siente la oscuridad como algo aparte, las sombras recuerdan demasiado a un sudario...”
Se estaba poniendo trágica, su voz sonaba extraña, distinta.
La tomé de la mano y fuimos juntos. La casa entera a oscuras. En la otra punta del pasillo, emboscada en las sombras, una figura pálida, brillante. “Es ella”, dijo Livia, y noté el choque eléctrico entre ambas, como una especie de cuenta pendiente. ”Ella, quién”, pregunté. No contestó. Soltó mi mano y avanzó unos pasos. La figura seguía allí, quieta, alerta. Observé alejarse a Livia y algo me retuvo. No fui tras ella. La vi fundirse con la figura de luz, en una sola. Y luego nada. Oscuridad otra vez.
Y estaba solo.
Comentarios
Saludos.
...me ha encantado,
un saludo
:-D