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Ruedas y recuerdos.

ritarita Anónimo s.XI
editado diciembre 2014 en Narrativa
Amanece. No me había percatado de ello hasta que los primeros rayos del sol se han reflejado en la foto que sostenía en ese momento entre las manos. He pasado desvelado toda la noche, quizá sea porque hoy he montado de nuevo. No ha sido con la 650 que me lleva cada día de un lado a otro. Ha sido con otra, aquella que me sedujo con sus curvas y que tímidamente me permitió conocer los secretos del monte hace ya unos años. Entonces, desmelenado al viento, mirando con desprecio cada curva, derrapando en ellas con inquina, en más de una ocasión llegué a casa con un arrastrón y los dientes en la mano tras desafiar a la gravedad en ellas. Con aquella cabalgadura aprendí que la cadena se engrasa o se rompe, y lo hace en el desfiladero más inhóspito y lejano, también el más bello. Que el cambio no va duro, necesita aceite. Su mantenimiento se convirtió en un encanto añadido más a los que ya tenía.
Hoy he vuelto a sentir su tacto entre mis dedos, su pequeño rugido ha complacido mi oído, el mismo que le arranqué la primera vez que subido a ella empujé el pedal con celo. Con ella pude subir al risco más alto, desde donde contemplaba el atardecer en verano. Hasta allí llegaba furtivo y libre, con su motor renqueante y ardiente, para divisar un valle poblado de árboles, verdecido por ellos y recorrido por un río hasta donde alcanzaba la vista, ayudado por su caballo de potencia. Aquel equino, más pollino que corcel, aunque a mí me pareciera entonces lo contrario, ha logrado emocionarme de nuevo; y hoy, arrancar y sonreír ha sido uno. Ha resultado ser mi Grial. ¡He rejuvenecido! He disfrutado de la misma sensación que me aceleró el pulso cuando aún tenía rizos que mesarse al viento; cuando en pie sobre esa moto, que renovaba la RD y que sería precursora de la Senda, vibraba al ritmo que imponían los diez piñones de su ataque. Fue una Derbi FD, blanca y azul, la que me envenenó la sangre en plena adolescencia y hasta hoy dura. Aquella heroína toleró en aquel momento mis abusos y excesos, y ahora, gracias a sus indulgencias, satisface mis recuerdos al devolverme a los días en que entregada materializaba mis sueños. Infiel me siento a la que hasta ahora me proveía de placeres, he retornado a los originales, aquellos que mi primera juventud me permitió conocer, y que me han hecho posible deleitarme hoy en una segunda pubertad. Me aguardaban todos escondidos bajo una lona arrinconada. Allí los he encontrado de nuevo, intactos, tal como los dejé el día en que hube de renunciar a ellos por otros deberes tan mundanos como poco apetecibles. Así os lo digo, con la ilusión dibujada en los labios, y la memoria repasando la plétora de situaciones en que me acompañó esa FD.

Comentarios

  • torrejuelastorrejuelas Juan Boscán s.XVI
    editado diciembre 2014
    Creo que ese es nuestro sueño frustrado... haber sido libres, libres, sobre el asfalto infinito... pero ya toda la arena se deslizó sin maldad ni mala intención y ya esta claro que no hay segunda oportunidad... ¿qué le vamos a hacer? Nada. Muuuuuy bueno, felicitaciones Rita.
  • BLADERUNNERBLADERUNNER Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado diciembre 2014
    Muy evocador, muy bien narrado, buena dosis de vocabulario. He sentido la llamada de emociones pasadas, de esos recuerdos que vienen y van a su libre albedrío. Saludos
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