El paciente
Estamos en la sala de espera del médico; es temprano en la mañana, el frío del otoño entra por una ventana entreabierta. En el centro de la habitación hay un mesita, y sobre ella un periódico. A raíz de los titulares de la portada comenzamos a charlar.
“
Outra vez hai folga de maestros”; “¿que ti tamén es profesor?; “ten que se un traballo ben bonito”; “algúns cativos deben dar moito que aturar”(1). Parece interesado por mis respuestas, quizá la de profesor sea una vocación que nunca pudo realizar.
“
Recordo cando era cativo e ía a escola; que ben mo pasaba!”(2). Es oriundo de un pueblo de la Terra Chá, donde antaño hubo una escuela unitaria; sólo tenían un maestro para una clase de más de cuarenta alumnos, muchos de ellos de edades diferentes.
“Moitas lle facíamos ó pobre profesor; iso si, el logo repartía unha leña de carallo”(3).
Me cuenta cómo una vez, escondidos al borde de un camino, él y otros compañeros agitaron un avispero justo cuando el maestro pasaba por delante. El plan no funcionó y las avispas se fueron contra ellos,
“a un púxoselle a cara tan inchada polas picaduras que case non se lle vían os ollos; o demo me trague!”(4). En otra ocasión, aprovechando que el profesor era cojo y tenía que ayudarse de las manos para pasar sobre un cercado
“collimos bosta de vaca e untamos as chantas de merda. O home baixou un xuramento que case abre o ceo”(5); niega levemente con la cabeza;
“mira que eramos trastes...”.(6)
Me río con sus historias, poco solidario con mi viejo compañero de profesión. Él parece disfrutar contándolas; se ha erguido sobre el asiento, insuflado por una repentina vitalidad. Está a punto de empezar de nuevo cuando la puerta del médico se abre; una enfermera lee su nombre.
“Bueno, xa me chaman; moito gusto”(7). Recoge su boina y arrastra los pies hacia la puerta.
1. "Otra vez hay huelga de maestros"; ¿que tú también eres profesor?; "debe de ser un trabajo muy bonito"; "algunos muchachos deben ser difíciles de soportar".
2. "Recuerdo cuando era un niño e iba a la escuela; ¡qué bien me lo pasaba!
3. Muchas le hacíamos al pobre profesor; eso sí, el luego repartía unas leches de espanto".
4. "a uno se le puso la cara tan hinchada por las picaduras que casi no se le veían los ojos; ¡qué barbaridad!".
5. "cogimos bosta de vaca y untamos las chantas (un cercado de piedras) con mierda. El hombre bajó un juramento que casi abre el cielo".
6. "mira que éramos traviesos".
7. "Bueno, ya me llaman; mucho gusto".
Comentarios
Gracias por tus textos, Alantar.
Como bien dices, creo que esos recuerdos suelen estar teñidos por la nostalgia de un tiempo ya pasado, juzgándolos como inocentes (como probablemente lo fueron en su momento) y llenos de encanto.
Saludos
Casi podría haber un foro solo para travesuras
Saludos
Emilio